Honestamente, no soy una buena persona
Soy realmente un idiota
Yo, que no pude ser un hombre de verdad
Estoy así, ahora.
Daba vueltas por su habitación, se sentó en la cama, se levantó, caminó hasta la ventana y recargo las manos en el marco, mirando hacia afuera, el aire frio le helaba la cara, los ojos le lloraban ante el impacto del viento y que no parpadeaba. Se quedó ahí, estático.
Ya había pasado mucho tiempo y en verdad no había hecho nada más que esperar, era hora de actuar, si en verdad quería recuperarlo debía poner de su parte, demostrarle que en verdad lo ama. Pero ¿Cómo? De nuevo esa pregunta que no sabía cómo contestar, que le frenaba.
Era obvio que nadie quería ayudarle, claro ¿por qué lo harían? El mejor amigo, el novio del mejor amigo y el que siempre espero ser el amante.
Soltó un largo suspiro y dejó caer su cuerpo de rodillas al suelo aún sosteniéndose del marco de la ventana. Una llamada al celular no era suficiente, sabía que no le contestaría. Una visita a casa, jamás, ¿para que Uruha estuviera ahí escuchando todo? No gracias.
Se puso de pie y caminó hacia la mesita al lado de su cama, tomó sus lentes y se los puso, peinando después con las manos, su cabello, se giró, y salió de la recamara.
Nunca pude decirte que te amaba
Conozco el sentimiento como se de tu amor
Las palabras ‘vuelve a mi’
-Es difícil, Shima.
-Lo sé, pero no imposible ¿huh?
-Pero… ¿qué tal si soy feliz con él?
-¿En verdad crees que podrías ser feliz con Aoi? ¿En verdad sientes algo por él?
-A él le importo…
-Pero ¿y a ti? ¿Te importa él? Reita… no hagas una estupidez solo porque no te sientes bien.
Se quedó callado mirando al frente, los rayos de sol daban directamente a su rostro haciéndole entrecerrar los ojos, suspiró y volvió la mirada hacia él:
-¿Cómo te fue con Kai?
Uruha sonrió enrojeciéndose un poco –bien… La hemos pasado de maravilla, y… le conté todo.
-¿Todo?
-Lo de tu y yo… Yune, Aoi.
-Yune…-susurró el rubio e hizo puños la mano. Uruha al notarle bajó la mirada y curioso preguntó:
-¿Qué sucede con él?
-Nada… Sólo que… aún me parece increíble que ustedes dos…
-No traigamos eso ahora, ¿sí?
-¿Qué te ha dicho Kai por eso?
-Lo tomó muy bien, de hecho. Dijo que le alegraba que las cosas salieran así y que Aoi no podría lastimarlo contándole cosas de mi pasado.
-Que bien. Me alegro por ti, Shima. Oye, vamos a comer.
-Estaba esperando a que dijeras eso –sonrió poniéndose de pie, estiro la mano hacia Reita y éste le tomó para ponerse de pie también, caminaron por el parque hasta llegar al auto de Reita, poniéndose en marcha.
Sé que eres el mejor, Te conozco bien
Sé que eres mejor que los demás.
Encendió el auto y al dejar pasar un auto más, les siguió. Tenía los lentes puestos al igual que un gorro que le cubría todo el cabello, se quitó los anillos y brazaletes que pudieran identificarles y se cerró la chamarra hasta el cuello. El semáforo se puso en verde y los carros avanzaron, sin perderles la vista arranco el auto para seguirles, a una distancia razonable para no ser identificado.
Se fue así, por tres calles, pero la desesperación de tenerlo tan cerca y a la vez tan lejos, le carcomía por dentro y aceleró, rebasando al carro que tenía enfrente, quedó justo detrás de ellos dos. Más adelante otro semáforo se les presentó pero éste cambio su luz a rojo, no le prestaba atención a la calle, solo al auto de enfrente, no quería perderles de vista, al notar que habían frenado, piso rápidamente el freno, quedando a pocos centímetros de ellos.
-Estuvo cerca…
Salieron de las calles de la ciudad entrando a carretera, a los lados sólo había montañas y árboles.
-¿A dónde lo llevas? – decía para sí. Estaba comenzando a verse sospechoso, era el único auto que venía en el camino después de ellos, el único que tomó la misma ruta que los otros dos; bajó la velocidad y se orillo, podía darles unos metros de distancia, era el único carro que venía por esa ruta y no había salida hasta bastantes kilómetros más adelante; apagó el auto esperando a que fuera conveniente volver al carril, no estaba seguro si lo habían visto, pero no podía arriesgare de esa forma, de todos modos, encontrarlos sería fácil.
Espero un par de minutos, cuando vio que el auto ya se había alejado lo suficiente se puso en marcha de nuevo, los veía a lo lejos, aún había mucha carretera sin desviaciones o salidas.
¿No ves que estoy llorando?
Uruha tomó su celular y comenzó a mandar mensajes de texto.
-Diré algo que quizá no quieres escuchar.
-¿Qué cosa? –preguntó Reita.
-Extraño un poco a los chicos. Quiero volver al estudio.
-¿Por qué no lo haces?
-Porque estoy contigo.
-Shima, no tienes que cuidarme todo el tiempo.
-Quiero hacerlo, hace mucho te prometí que siempre estaría a tu lado, y lo cumpliré, además no es ningún sacrificio… Sólo los extraño un poco. Puedes buscar una gasolinera, tengo que ir al baño…
-Wow que forma de matar tu nostalgia.
Ambos rieron y Reita aceleró el paso; el carro de atrás aumentó también la velocidad, pero ninguno de los dos notó que ya hacía tiempo que los venían siguiendo, en la primera salida que se les presentó, Reita dio vuelta ahí, avanzo unos kilómetros más y se encontró con una gasolinera, apagó el auto en el estacionamiento y Uruha bajó rápidamente.
-¿Te quedas aquí?
-Sí- encendió la radio y reclino hacia atrás el asiento, posando sus brazos tras su cabeza y cerró los ojos.
El carro negro logró alcanzarlos y se estaciono a un lado, bajó del auto y caminó hacia la ventana del conductor, tocando suavemente esta. Reita pegó un brinco al escuchar el sonido, miró hacia la ventana y entrecerró los ojos.
-¿Ruki?
El otro se quitó el gorro y los lentes, mirándole con media sonrisa en el rostro.
-Hola- dijo.
El rubio se talló los ojos con fuerza, ¿estaba soñando?
-¿Qué haces aquí?
-Yo… los seguí… necesito hablar contigo, Reita. En verdad necesito hacerlo.
Enderezó el asiento y le miró: -¿Qué quieres?
-¿Podemos hablar en otro lado?
-¿Qué tiene de malo éste?
-Que Uruha no creo que tarde mucho.
-Shima vino conmigo, te guste o no, él estará aquí.
-No quiero que…
-Detente ahí, tu eres quien quiere hablar conmigo, yo no quiero hablar contigo, pero te permitiré hacerlo, quiero que Shima esté presente y tu tendrás que aceptarlo. Ya no estoy para cumplirte tus caprichos.
-Akira…
-Reita. Para ti, Reita.
-¿Puedo subir al auto?
-No.
No tengo seguridad, no puedo borrarlo
Dime que es sólo una broma
Dime que es una broma
¿No puedes ver que estoy llorando?
-¿Ruki?- Uruha se paró detrás del chico, impresionado al verlo -¿Qué haces aquí?
-Quiero… quiero hablar con Reita… y tu no me lo vas a impedir –se giró hacia él.
-No creo que sea…
-¡No me importa lo que tu creas! Vine a hablar con Reita y eso haré. El problema es con él, no contigo.
-¿Qué problema?- preguntó el rubio.
-El problema que me causa tu ausencia…- dijo en voz baja.
Reita y Uruha se quedaron callados, el bajista abrió la puerta del auto para bajar, empujando el cuerpo de Ruki con ella.
-Vamos…- dijo mirándole. –Ya vengo, Shima.
-Akira…
-Ya vengo…- hizo con la mano una seña a Ruki para que le siguiera, y caminó alejándose de Uruha, hacia la parte trasera de la gasolinera. Se recargó en una barda y se cruzó de brazos –Habla.
-Te seguí, me costó mucho trabajo encontrarlos pero cuando los vi, me decidí a seguirlos. Es la primera vez que lo hago… pero ya no puedo más… -llevó una de sus manos hasta su propio pecho- ya no puedo más… No puedo dormir en las noches, pensando en ti, y cuando por fin el sueño logra vencerme, sueño contigo… No puedo estar más sin ti…
-¿De nuevo hablaremos de esto?
-No… No será lo mismo, Se que soy un idiota que no mostró interés alguno, pero es algo que no puedo evitar, me cuesta trabajo decir las cosas, por eso escribo… tu sabes bien como me siento…
-Ruki… Yo acepté estar contigo, con todo lo que conllevaba tu carácter… pero me di cuenta que no puedo más con ello. No quiero que cambies… Pero tú y yo… no podemos estar juntos.
-Ya entendí… que necesitas que te diga las cosas… Y estas semanas he pensado tanto… Todo lo que he perdido por cerrarme al mundo, todo lo que he perdido por no querer mostrar quien en realidad soy… Te perdí a ti… quien me enseño a salir de esa burbuja…
-Ruki…
-No, por favor déjame hablar… -Reita solo se limitó a asentir –Cada día me es más difícil salir al mundo… Estoy desesperado… Me enseñaste algo muy importante que fue… salir de mi caparazón pero no me enseñaste a seguir adelante… No me enseñaste a vivir sin ti… Y no puedo estar ahora así, no puedo intentar seguir adelante, porque no quiero… porque lo que siento por ti aquí sigue y estoy seguro que lo que sientes por mí también… o ¿no es así? Dime, Reita… ¿Ya no me amas?
-…Si… Si te amo…- dijo muy bajo –Por eso tengo que dejarte ir… y tú tienes que dejarme ir… Porque por más que nos amemos… nos lastimamos…
Ruki se quedó callado, escuchar ese ‘si te amo’ fue como si hubieran pegado de nuevo una esfera de cristal, su cuerpo comenzó a sentir cierta calidez que sólo Reita le provocaba, era como si esas palabras hubieran tomado forma humana y le hubiesen dado un fuerte abrazo.
-No pienso dejarte ir… No quiero hacerlo… Y es por eso que estoy aquí… porque quiero estar contigo…
-Ruki…
-Te amo… Te amo Reita…
El rubio dio un paso hacia enfrente, tambaleándose; el más bajo, dudando, se lanzó hacia él, tomándole por las mejillas, atrapó con sus labios el inferior del otro, besándole suavemente, Reita en vez de quitarlo de encima, le tomó por la cadera pegándolo a su cuerpo, respondiendo de igual forma al beso, sus labios se fundían y la respiración de ambos comenzaba a agitarse.
Como un tonto, como un cobarde
No pude decirte que te amaba.
Le alejó un poco, soltándole después la cadera.
-No… Ruki… No hagamos esto…
-Solo démonos una oportunidad… una más…
-Takanori… Me ha costado tanto trabajo sacarte de mi vida… y vienes ahora pidiéndome regresar…
-Me duele escucharlo de esa forma… pero si, te pido que me dejes regresar… se que te decepcioné pero no solo a ti… también me decepcioné a mi mismo…
Si pudieras tomar mi mano de nuevo como si nada hubiera pasado
Quiero curar todas las heridas profundas de tu corazón
No puedo dejarte ir tan fácil