Como dibujar con las yemas de los dedos en un cristal empañado
Me has dicho una verdad tan dolorosa, ha sido como un puñetazo
en el estómago
-No puedo… Lo siento pero no puedo…
-Reita… por favor… sólo una ¿sí? Tengamos una cita… sólo una…
-Debo hablarlo con Shima.
-No, no lo hables con Shima, quiero que tú seas quien me conteste, quiero que venga de ti, quiero escucharte a ti, no a Shima.
-Es que yo…
-Reita… Sólo una cita… Nada más…
-De acuerdo.
El rostro de Ruki se iluminó por completo, sonrió de una forma que hace semanas no lo había hecho, tembló un poco, quería abrazarlo, abrazarlo con fuerza pero al mismo tiempo le daba miedo, pues podría asustarse y alejarse.
-Gracias… Gracias Reita.
-Sólo no le digas a nadie.
Y de nuevo el cubetazo de agua fría, ¿qué? ¿No decirle a nadie? Pero… ¿por qué?
-Po… po… ¿por qué no?
-No quiero que nadie se entere que saldremos. Si me pregunta Shima, le diré que sólo hablamos.
-¿Qué?- Ah vaya, así se siente que te escondan, no es el mejor sentimiento del mundo, al contrario, duele, duele aunque sea con la mejor intención, pero Ruki no podía desperdiciar esa oportunidad de salir con Reita sólo porque le dolió que le prohibiera comentarlo con alguien.
-Esa es mi condición, tómala o déjala.
-De acuerdo. Lo acepto.
-Entonces te veo mañana- se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta su auto. Ruki se quedó ahí, se recargó en la pared y sonrió para sí mismo.
Eran días de felicidad cuando la vida era como una fruta dulce.
-¿Qué quería?
-Lo mismo de siempre, que volviera con él.
-¿Y qué le has dicho?
-Que me deje en paz.
-Me alegro –sonrió Uruha hacia él.
-Shima…
-¿mm?
-Vamos a comer ¿sí?
Ambos subieron al carro, Reita estaba seguro que en algún momento se le escaparía decirle a Uruha lo que había sucedido. En verdad su cerebro hacía lo posible por dejar de pensar en Ruki, pero el corazón lo traicionaba, quería estar con Ruki, es verdad, pero ahora también le llamaba mucho la atención salir con Aoi, y estar con Shima… bueno eso siempre le había gustado.
Entraron a un pequeño restaurante y se sentaron en una mesa al fondo, Uruha tomó el menú y pasaba las hojas rápidamente sin ver nada en realidad, Reita se quedó estático mirando fijamente los gestos de Uruha al pasar el menú. Al darse cuenta, el castaño levantó la mirada.
-¿Qué?- dijo un poco sonrojado.
-No nada, eres tan lindo.
-¿Ah?
-Digo… Oh Shima, eres lindo.
-Gracias –sonrió y volvió la mirada al menú.
-¿Crees que deba salir con Aoi?
-Pues, si tu quieres hacerlo… Adelante, yo no te voy a prohibir nada.
-Creo que quiero hacerlo, digo, no tendré nada con él, es mi amigo, y puedo salir una vez con el ¿huh?
-Si tu quieres- la mesera se acercó para tomar la orden de ambos, Uruha pidió una cerveza fría y el rubio le imitó, para comer, una orden de takoyaki era suficiente. –Si quieres salir con Aoi hazlo, solo fíjate en las cosas que haces, sabes de antemano que él siente algo por ti.
-Lo sé, y prometo no hacer nada estúpido. Te lo prometo.
-No me lo prometas a mí. No hay porque hacerlo.
-Le llamaré a Aoi. Bueno, le enviare un mensaje…
-Llámale, puedo ir a lavarme las manos o algo así para darte privacidad.
-Shima… Tú no quieres que lo haga ¿verdad?
-Ambos sabemos cómo es Aoi… Pero al final tú eres quien tomará la decisión. –se puso de pie y caminó hacia los baños.
Es verdad, ambos sabían lo pesado que Aoi podía ser, sabían también que estuvo a punto de contarle a Kai que ellos dos llegaron a tener una relación, sólo para hacer quedar mal a Uruha, pero… en estos momentos, estar con Aoi parecía bastante excitante. Tomó su celular y rápidamente marcó el número del pelirosa, su corazón comenzó a acelerarse, estaba nervioso… pero… ¿nervioso por qué?
-¿Hola?
-Ao… ¿Yuu?
-haha, ¿Akira? Qué propio ahora hablándome por mi nombre.
-¿Quieres salir conmigo?
-¿Qué?
-No lo voy a repetir, sólo contesta.
-Sí, sí quiero.
-Bien. Mañana no es un buen día pero ¿qué te parece pasado mañana?
-De acuerdo. ¿Dónde te veo?
-Yo paso por ti.
-Eres todo un caballero- rio bajo.
-Lo sé. Te veo luego- y colgó
Le dije a mi corazón que no importaba cuanto sufriera yo
porque solo quería verle sonreír.
Ruki llegó a su casa, se tiró en el sillón y tomó su celular, comenzó a leer cada uno de los mensajes que alguna vez Reita le había enviado, con una sonrisa en el rostro, veía cada uno de ellos, leyéndolos en su mente con la voz de su amado. Le había dado una oportunidad, una oportunidad de salir con él y con eso era suficiente para poder conquistarlo, sabía que podría, sabía que volverían a estar juntos.
Todo el día se la pasó en su casa, recorriéndola de arriba abajo ¿qué iba a usar? ¿A qué hora debía comenzar a arreglarse? Si por él fuera ya estaría listo desde ese mismo momento.
No pudo dormir en toda la noche, estaba emocionado, era ese sentimiento como la primera cita, nervios, ansias, lo único que quería era ver a Reita, abrazarlo, besarlo y volver por la noche a casa… O quién sabe, quizá no volver y quedarse a dormir en casa de él.
¿Soy el único que sigue llevando aquel collar que nos unía?
¿Quién te escribe, ahora que no soy yo quien lo hace?