Changmin esperaba en el patio d la escuela que últimamente venia frecuentando cerca de la cancha de futbol donde algún encuentro se llevaba a cabo, cuando una voz algo aniñada lo saco de sus pensamientos
-Quiero que te alejes de Minho
-¿Qué? –aquel reclamo le sorprendió
-Dejalo
-¿Dejarlo? ¿Quién te crees para decirme que hacer? –el tono de voz que uso el ¿niño? Lo había molestado bastante
-Yo…lo amo
-¿Lo amas? ¿Sabes siquiera que es el amor?
-¡Tienes que dejarlo! –exigió el menor
-Jamás lo hare, jamás. Minho es mío –aclaro serio
-Te lo advierto…o sino… -esto se hacía demasiado molesto, que pretendía ese niñito rubio con lo que le decía
-O ¿qué?
-Hare que te odie
-¿Crees que le tengo miedo a lo que me diga un niño?
-No me conoces, no sabes de lo que soy capaz –dijo Taemin con un tono escalofriante alejándose del lugar, dejando a Changmin con muchas preguntas sin contestar
¿Quién era ese mocoso que reclamaba a Minho?
Acaso él… no, era imposible, su Minho no sería capaz de engañarlo, de salir con dos a la vez
Su hermosa ranita ¡no! Él menos que nadie lo haría sufrir.
Mientras se cuestionaba la posibilidad que había de que eso sucediera, no noto como un muchacho de cabello castaño se le acercaba rápidamente.
-Hola Max –esa voz entre juguetona y seductora lo devolvió al mundo, le encantaba como su novio podía sonar atrevido, y al ver esa hermosa sonrisa no pudo evitar suspirar sonoramente con una idea resonando en su mente
“Él sería incapaz de engañarme”
-¿Changmin por qué no me hablas? Dime algo –dijo el menor haciendo un puchero
-Mi Minho –suspiro sonriente- mi hermosa ranita –sin más abrazó aquel cuerpo a su disposición que solo se dejo hacer sintiendo la respiración del castaño sobre su cuello- ¿Nos vamos?
-Sí, hyung –contesto un sonriente y ruborizado Minho
Se fueron del lugar entre risas y comentarios sin notar aquel par de ojos que a lo lejos miraba fastidiado la escena. Taemin estaba por demás hastiado, como era posible que a Minho, “el amor de su vida”, le gustara esa jirafa andante de enormes orejas, no le había visto nada especial cuando hace unos momentos le habló para exigirle que se alejara de su amigo, porque aunque le doliera Minho solo lo veía así, pero como le había advertido o se alejaba o ya planearía algo para sacarlo de su camino.
-Hola Tae-Tae –dijo burlón una voz bastante conocida que lo saco de sus maquiavélicos pensamientos- ¿A quién espías?
-Yo no espió a nadie –dijo algo frio el más bajo
-¡Oh! Bueno… escondido tras un árbol, asomándote de rato a rato, además te pusiste una gorra…me preguntaba yo ¿qué hacías si no era espiar? –dijo bromista un pelinegro
-Eso a ti no te importa –la molestia se hizo notar en su voz
-Mi pequeño gatito ¿Por qué tan arisco? –quiso acariciar esos sedosos cabellos pero una mano se lo impidió propinándole un golpe
-¡Déjame en paz, kai! –dijo furioso el gatito
-Siempre me pregunto ¿a donde va a parar el tierno y dulce gatito que todos ven menos yo?
-Hártate si quieres, yo me largo –soltó el más bajo alejándose
-Pero así me encantas –susurro el pelinegro para sí.