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Phone Call: Unknown Number por Glax Trancy

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Notas del fanfic:

Los personajes aquí mencionados, NO son míos.

Notas del capitulo:

Universo Alterno. Es sólo lo que sale del aburrimiento un dia viernes en el que Glaxx no tiene nada mejor que hacer.

 

 

 

 

Polos opuestos... se atraen.

 

 

 

 

Nadie, realmente nadie, le habría logrado convencer de lo que sus ojos estaban mirando. ¿Realmente ese ente desconocido que llevaba ya semanas rodando su cabeza estaba allí? ¿Cómo pudo ignorar su existencia por tanto tiempo? Gracias a que las duras palabras de Itachi al hablarle a su celular le obligaron a ir, no se había “preparado” bien para tal ocasión.

 

-Este bar no es sólo mío. Es nuestro. Si no estás aquí antes de las 2am, me encargaré de donarle tu parte a Deidara.— Fue todo lo que su hermano dijo antes de, luego de un suspiro, colgarle el teléfono de manera ruda y grosera. ¿Quién se pensaba que era?

 

Ah sí, su hermano y mayor accionista de todas las empresas y locales “Uchiha-Sharingan” de la ciudad, país e incluso lugares internacionales.

 

-¡¡Sasuke-kun!! ¡Espera! Escuchó esa suave y molesta voz a sus espaldas. De antemano sabía de quién se trataba, y es que no había necesidad de ser un genio.

 

-Ino.— Contestó más por monotonía, que cortesía. Ni 2 minutos de haber llegado, y ya esa rubia molesta le atormentaba la existencia.

 

-¿Harás hoy de Barman? Me encantaría un “Sexo en las rocas” acompañado por un Uchiha Sasuke.— ¿Qué era lo que más le molestaba de esa situación? A parte de la lujuriosa y mal disimulada sonrisa que la chica le estaba regalando. Ah sí, no le dejaba continuar con su camino.

 

-No. Sólo vengo por asuntos personales.

 

Y sin más, al darse la vuelta escuchó un bufido mientras empujaba la negra puerta del local “Sharingan” que sus antepasados (Padre y abuelo) se habían tomado la molestia de crear, y luego de “traspasar” a ellos.

 

Le buscó con la mirada entre los montones de personas que, a diario, llenaban el lugar. Su auto estaba fuera, lo sabía porque ya varias veces le había visto en él. Ahora sólo faltaba ver el objeto realmente importante que había ido a buscar: Él.

 

No le importaban mucho las amenazas de su hermano, en realidad estaba allí para mandar a su hermano, Deidara y a quién fuese necesario a la mierda. Pero al bajarse de su lujoso Roll Royce observó con enfado como un intruso estaba aparcado en el que era SU sitio.  Y no sólo un intruso… se trataba de ese endemoniado Jeep color vino donde ya le había visto antes. Así que una vez se deshizo de la molesta Ino, entró a todas prisas buscan ese punto distintivo entre toda la muchedumbre.

 

Y allí estaba.

 

Recargado sensualmente en la barra, hablando con alguien a quién no pudo distinguir puesto que su mirada se encontraba sólo y exclusivamente en los revoltosos y llamativos cabellos de esa persona que desde hace unos cuántos días le quitaba el sueño. Se acercó intentando ordenar sus pasos, un Uchiha jamás podía saberse presuroso en encontrar a alguien que no le significara un negocio multimillonario.

 

-Te estaba esperando, Sasuke.— Le llamó la atención la voz del barman y fue cuando allí, se dio cuenta que se trataba de su hermano. Qué suerte tan desgraciada poseía. Justo cuando se iba a acercar al chico de la barra, tenía que aparecer el estúpido Itachi. Sólo había algo que agradecía, y ese algo era que al ser nombrado, el susodicho que se encontraba sentado posiblemente entablando una conversación con su hermano había volteado a verle de reojo.

 

-¿Por qué tanta prisa en que viniera? Dejé varios asuntos pendientes en casa, si sabes a lo que me refiero.— Perfecto. Ya tenía una excusa perfecta, pues ahora que lo veía desde su punto de vista, llegar y atacar directamente al pobre chico no se vería nada bien para su imagen. Así que gracias a la repentina aparición de su hermano ya tenía una perfecta excusa para haber llegado directo hasta allá. “Hablar con su hermano”.

 

-Tu vida sexual no me interesa. Si has dejado 30 chicas esperándote en casa no es mi problema. Tienes trabajo y lo sabes.— Escuchó un suspiro de hastío por parte del otro chico y se sintió un poco tonto. Procedió a sentarse y pidió algo simple de tomar a su hermano para tener un tiempo a solas con la persona sentada a su lado.

 

Éste ni siquiera le miró mientras Itachi no estuvo presente.

 

-Aquí tienes. En lo que el bar se vacíe, tú y yo tendremos una plática en mi oficina.— El mayor hizo entrega de la bebida mientras hablaba y cuando pudo (por fin) observar el ambiente incómodo que se había formado, decidió presentar a los menores. –Él es mi hermano.— Dijo dirigiéndose al menor de los tres. –Ustedes estudian en la misma Universidad, ¿cierto? Pensé que tal vez se conocían.

 

El menor de los Uchiha sonrió ante el comentario de su hermano, pues sabía que éste era igual a él de ególatra y le encantaba hacer sobresalir su apellido. –Mi nombre es sasuke.— Dijo por fin estirando su mano con una sonrisa aún más notable.

 

-La verdad es que no te conozco, quizás vamos a diferentes facultades.— Golpe bajo para el Uchiha. –Soy Sabaku No Gaara, estudio en la facultad de Psicología. Es un placer, ¿Sasuke?

 

-Sí, Sasuke.— Se sentía herido, humillado y muy molesto al ver la sonrisa de satisfacción por parte de su hermano. Estaba al 100% seguro de que lo había hecho a propósito. Y eso, le crispaba los nervios en demasía. –Así que estudias psicología… interesante. Dime, ¿qué se siente tener que lidiar con tantos locos a diario?— Si iba a terminar herido, procuraría no demostrarlo.

 

-Es algo fascinante. Principalmente porque yo comencé mi carrera siendo uno de esos locos pacientes.— Otro punto negativo para el Uchiha. Cada vez que hablaba, se hundía más. Y la presencia de su burlón hermano no ayudaba mucho. Pero claro, la cara de serenidad que poseía el pelirrojo aún sabiéndose insultado, era sin duda lo que más le molestaba.

 

-Vamos Sasuke, ¿es eso lo mejor que se te ha ocurrido?

 

-¿Acaso no tienes que estar atendiendo a otros clientes, Itachi?— El mayor asintió bufando y retirándose del lugar. Por mucho que le molestase que su hermano menor le diese órdenes, tenía algo de razón. El club se llenaba cada vez más, y las personas desesperaban al no obtener sus bebidas.

 

-Qué manera más sutil de echar a tu hermano.

 

-Pues sí. Es mejor que esté muy alejado de mí. ¿Quieres tomar algo?

 

Se sintió tonto al notar la mano de Gaara moviéndose burlona con una cerveza en la mano. Él ya sabía que estaba tomando algo, así como ya sabía que su nombre era Gaara, que tiene 19 años de edad y que tiene unos hermanos muy extraños. Sabía que ese Jeep era de él y que sólo lo usaba para él sólo. Sabía que era poco sociable y que sus facilidades con la psicología lo volvieron alguien frío, calculador y sarcástico. Sabía a la perfección con quién se estaba metiendo, pero al escuchar un –“Es imposible para ti, Sasuke. Déjalo… jamás ha tenido pareja y dudo que se gay.”-  proferido por la boca de su rubio ‘amigo’ Naruto, sus intereses en el chico  pelirrojo crecieron considerablemente.  Sasuke no era gay. No, el era un hombre y ya. Se caracterizaba por alardear que “lo metería en todo cuerpo que tuviese un hoyo penetrable”, sólo si esa persona era de su agrado visual o si estaba muy borracho y/o cachondo en el momento. Lo que ocurriese primero.

 

Luego de una corta plática sobre trivialidades forzadas por el Uchiha, se trasladaron a un cilindro cerrado un poco alejado de la barra, atravesando la pista de baile. Se sentaron uno lo suficientemente alejado del otro, y pidieron bebidas más fuertes a una camarera que pasó con una ceja levantada. Para el pelirrojo no se le hacía de buena gracia entrar a ese cilindro con Sasuke, y no sólo porque era Sasuke. No le hubiese gustado con nadie en particular, pues no se le hacía bien visto que dos hombres entraran en un cilindro de “privacidad” sólo para hablar.

 

-Entonces… déjame ver si entendí. La filosofía, va de la mano con la psicología, ¿pero, de qué sirve todo eso?— Eran alrededor de las 4am, cuando el Uchiha ya sentía los efectos del licor colarse inapropiadamente por todo su ser. Estaba acostumbrado a salir con personas idiotas, habladoras e ignorantes, como su rubio amigo, Naruto. Con el cuál había pasado unas cuántas noches para matar la soledad. Pero al escuchar a Gaara hablarle con tales frases técnicas, que el rubio catalogaría como un rebusque de palabras difíciles, sentía varias punzadas recorrerle desde la espalda hasta el Uchiha Junior. ¿Por qué? Quizás se parecían bastante pero de maneras muy distintas.

 

-Cuando te des cuentas que tantos administradores de empresas corruptos, abogados, y políticos no son necesarios, en ese momento te diré para qué servimos.— Su entrecejo fruncido, sus ojeras producto de largas noches de trabajo con personas dementes, sus ojos claros, su cabello rojo, su piel blanca y su Kanji del amor. Todo, absolutamente todo le incitaba a querer empotrarlo contra la pared y hacerlo suyo así requiriese la fuerza bruta para ello. ¿Por qué? Pues porque eran tan distintamente parecidos que eso le causaba una fuerte sensación de malestar erótico en sus partes bajas.

 

Tal vez sin pensarlo mucho, o tal vez luego de pensarlo demasiado, se acercó tomando al pelirrojo de sus cabellos, atrayéndole bruscamente para plantarle un beso; luego dos y luego más.

 

-¿Qué crees que haces? Yo no soy gay.— A diferencia de lo que demostraba al corresponder ansiosamente el beso, sus palabras sonaban bastante seguras.

 

-¿No? Entonces no te ha de importar que te bese. Además me acabas de demostrar que los psicólogos son buenos para besar.

 

 

Besos, empujones, sonrisas mal fingidas por parte del azabache y un sentimiento de remordimiento por parte del pelirrojo fue lo que quedó luego de que esa noche, los besos que iban en aumento, terminaran siendo caricias y por último una alocada noche de sexo en el mismo cilindro donde todo comenzó.

 

¿Y las personas que se encontraban fuera? ¿Podrían escuchar los gemidos necesitados de Gaara cuando por un impulso de maldad propia del Uchiha, éste le penetraba hasta lo más hondo y luego sacaba su miembro completamente de él? ¿Les escucharían esa noche? Sinceramente no les importaba. Gaara no frecuentaba ese lugar, y para Sasuke, no era la primera vez que hacía algo de ese calibre. Así que… ¿qué importaba? Terminaron teniendo una segunda ronda de sexo incompleto en el departamento del Sabaku, incompleto, sí. Pues el pudor le llegó a su cerebro y a diferencia de lo que pensaba Sasuke que haría, Gaara se levantó y a empujones le obligó a salir de su residencia.

 

1 semana.

 

Una larga y malditamente aburrida semana había transcurrido, una semana en la cual el pelirrojo ignoró completamente al azabache en sus “repentinos y casuales” encuentros en la universidad. Una semana dónde el Uchiha acosaba seguidamente a Gaara hasta los baños y le llamaba consecutivamente al celular –el cual consiguió gracias a que Itachi conocía lo suficiente al pelirrojo-. Una semana en la que pasaba días pensando en porqué ese imbécil no le contestaba aún cuando tenía la “inteligencia” de ocultar su número para que Gaara no le reconociese.

 

¿Qué le pasaba a ese maldito loco? Tenían sexo de la mejor calidad, pues el factor de que Gaara fuese virgen por allá atrás y estuviese lo suficientemente borracho como para dejar las vergüenzas de lado, le había ayudado mucho. Esa sin duda, fue su mejor noche. Entonces… ¿por qué ese raro se empeñaba en ignorarle? Estaba seguro de que al Sabaku también le había gustado. ¿A quién no? Y ahora él, el gran Sasuke Uchiha de 22 años de edad se encontraba con ganas de repetir esa noche con un mocoso novato de 19 años. ¿Por qué? Porque no habían terminado de hacerlo.

 

Sólo eso.

 

No existía ninguna razón de por medio.

 

Ninguna otra.

 

 

Beep… beep… beep… “Hola, te has comunicado con Sabaku No Gaara, en este momento no puedo atender tu llamada. Deja un mensaje.”

 

Beep… beeep… beep… beep…  “Hola, te has comunicado con Sabaku No Gaara, en este momento no puedo atender tu llamada. Deja un mensaje.”

 

Molesto, lanzó el teléfono lejos de su alcance bajo la atenta mirada de unos individuos que pasaban a su alrededor. Era el séptimo intento de llamada que terminaba en un mensaje grabado con esa suave voz que tanto le había gustado desde que la escuchó por primera vez. Suspiró una, dos y tres veces antes de tomar de nuevo el celular del piso y marcó para luego pegar el aparato a su oído.

 

Beep… beep…

 

-¿Quién habla?— Fue lo que escuchó al otro lado de la línea. Por fin se había dignado a atenderle.

 

-Es Sasuke. ¿Podemos hablar?

 

-No entiendo para qué ocultas el número. ¿De qué deseas hablar?

 

-Abre la puerta, estoy abajo.

 

Colgó la llamada y el pelirrojo un tanto confundido, apretó el botón destinado al portón principal. Luego de un zumbido emitido por el timbre, esperó unos 2 minutos aproximadamente antes de que las figuras en puntas del cabello azabache hiciesen aparición en el portal de su departamento.

 

-¿Qué quieres, Uchiha?

 

-Sólo pasaba a saludarte. Y estuve pensando… si no quieres tener nada conmigo, al menos ten esto. Es una réplica exacta del mío.

 

Le dio un beso en los labios y se retiró sin decir nada más. El pelirrojo por su parte, confundido y sonrojado casi se cae para atrás al descubrir que esa replica “exacta” era una verdaderamente exacta del miembro del azabache. Hasta en color había acertado.

 

-Idiota sin escrúpulos...— Suspiró y se aventó al mueble. Estaba cansado y confundido, él jamás había reparado en la presencia de Sasuke desde que comenzó a estudiar en esa estúpida universidad. Pero gracias al otro Uchiha, terminó siendo acosado por el menor de los azabaches.

 

¿Qué ganaba Sasuke con todo eso? Cuando coincidían en los pasillos, baños u otros lugares de la universidad no se dirigían palabra alguna. ¿Entonces cuál era el empeño de ese idiota en buscarle de igual forma? Hasta chocolates había encontrado en su asiento un día de examen. “Suerte. S.U.” decía la pequeña nota que venía con los dulces. En general, a él no le desagradaba Sasuke, al contrario. Cuando lo vio llegar ese día al bar, se dio cuenta de lo estúpidamente atractivo que podía llegar a ser el Uchiha. Pero, él, y su larga lista de fracasos amorosos, más su amada psicología le habían enseñado a cerrarse al mundo. Todas las personas buscaban lo mismo, y por ende, él no dudaba que Sasuke sólo buscara sexo con él. Las personas se obsesionaban tanto con el sexo, que dejaban de lado las emociones. Y éstas, las clasificaban de amor cuando el sexo era bueno.

 

Suspiró y se acomodó en el sofá intentando distraer su mente. Comenzó a leer uno de los tantos libros que ya se había acabado al menos 6 veces cada uno, cuando su celular comenzó a vibrar en su pantaló.

 

“Llamada entrante: Número Desconocido.”

 

Ya lo sabía. Sabía que era él. Desde hace ya varios días que estaba recibiendo llamadas de ese dichoso remitente desconocido y sabía que era él. Dejó que sonara 3 veces y luego, deslizando su dedo por la pantalla táctil de su móvil, hizo uso del botón verde y habló por fin.

 

 

-¿Qué quieres?

 

-Revivir ese momento incompleto que me diste. ¿No es obvio?

 

-Escucha muy bien, Sasuke; lo que pasó ese día fue un error y no se debe repetir.

 

-¿Quién lo dice? Porque según lo que yo recuerdo, eras tú quién no paraba de gemir esa noche por ese “error” que cometíamos.

 

-Esa noche… hoy es un día diferente. ¿Podrías dejar de llamarme de números desconocidos? Es molesto, y siempre voy a saber que eres tú.

 

-¿Entonces? ¿Estás dispuesto a tener sexo por teléfono? Estoy seguro que lo deseas tanto, o más que yo. ¿Has usado el ‘juguetito’ que te he regalado? –

 

-Sasuke, ya déjalo. No lo he usado y no lo usaré.

 

-¿Por qué no? Tiene el mismo color que el mío real. ¿No te gusta?

 

-¿Quieres dejar de tontear conmigo? Esto es vergonzoso. –

 

-No estoy tonteando. Sólo quiero que me pagues lo que me debes.

 

-Si lo que quieres es sexo, busca a otra persona que te ayude.  Soy estudiante de psicología, no prostituto.

 

-Nunca dije que lo fueras. Aunque lo haces como uno… ¿seguro que no eres gay? Porque mientras te penetraba lucías como si lo estuviese disfrutando bastante.— Y era cierto. Lo disfrutó bastante, aunque fue su primera vez así tenía gran resistencia al dolor físico y emocional, además de que un poco de dolor, le causaba más placer.

 

-Eres un idiota…

 

-Dime que no te gustó cuando sometí contra la mesa del cilindro… dime que no te gustó que te lamiera completamente. Y finalmente si me dices que no te gustó como te hice el amor esa noche, cesaré y no sabrás nada de mí nuevamente.

 

-¡Ya basta! ¡Sí, sí me gustó! Ahora cállate… me estás excitando.

 

-Ya sabes que hacer...— Escuchó la risita burlona del otro lado de la línea e instintivamente sus ojos se fueron directamente a la caja que contenía el Uchiha de plástico e inmediatamente se sintió sucio, depravado, pero sobre todo; muy excitado. Suspiró hondamente a lo que recibió una nueva risilla del azabache y apretando la pantalla donde decía “altavoz” dejó el celular sobre el sofá y se dispuso a sacar ese objeto tan realista.

 

-Esto no se va a quedar así Uchiha, me las vas a pagar...— Tomó el objeto y dudando, bajó sus pantalones sólo necesario. Se acomodó quedando con el pecho pegado al sofá y sus caderas al aire, mientras todo sonido emitido caía directamente en la bocina del  aparato telefónico.  Bajó con su mano disponibl lo que le quedaba puesto del pantalón y comenzó a rozarse lentamente con la punta del aparato, soltando un suave suspiro.

 

Sasuke al otro lado de la línea había cerrado sus ojos para tener mayor audición y deslizándose por la pared, quedó sentado con el Uchiha Junior presionando desde los adentros de su pantalón azul. Comenzó a acariciarse por encima de la tela, intentando no dejar caer su celular.

 

-Gaara… quiero que te lo introduzcas todo.— Exclamó luego de un rato en silencio por ambas partes. Sabía de buena fe lo que el pelirrojo hacía, y el quería imaginárselo a la perfección.

 

-Cállate Uchiha… esto es vergonzoso...— Tenía dudas al respecto, pero al recordar lo que sucedió en aquel cilindro, y lo que no pudieron terminar en ese mismo departamento, sintió una oleada recorrerle todo el cuerpo y sin preparación alguna hundió el objeto de plástico en lo más profundo de sus adentros. Jadeó de dolor, pero poco le importó. Si el se excitaba, el otro bastardo también tendría que hacerlo.

 

-Quiero que te penetres lento.— Dijo autoritariamente el Uchiha aguantando él mismo las ganas de tocarse. –Ni se te ocurra acabar aún.— Ignoró olímpicamente las miradas reprobatorias que le daban algunas personas que pasaban a su lado y continuó escuchando los leves gemidos del otro.

 

-Ya, Sasuke, en serio no puedo. Esto es incómodo y me siento realmente estúpido. Voy a parar…

 

-Está bien, pero entonces ven y ábreme la puerta, tus vecinos comienzan a verme raro. –

 

-¿Qué?— Sacó rápidamente el vibrador de su entrada y se dirigió hasta la puerta. ¿Sasuke realmente estaba allí?  Quería simplemente ignorarlo e ir a masturbarse en la tina así que por curiosidad puso un ojo en la mirilla de la puerta que daba hacia el pasillo, y al no divisar nada, bufó molesto y colgó la llamada. Fue hasta el baño y abrió la llave de agua caliente, dejando que la tina se llenara lentamente. Se quitó toda la ropa y cuando estuvo a punto de meter un pie al agua, el timbré sonó descolocándole totalmente. Furioso y aún empalmado se dirigió a la puerta esperando que no fuera ninguno de sus hermanos, o a ambos les asesinaría dolorosamente. Tomó la perilla dispuesto a insultar a quién le dañaba ese preciado momento.

 

-¿Por qué me colgaste? En serio, tus vecinos me estaban mirando feo.

 

Lo que cruzó por su mirada al abrir la puerta, fue la imagen de Sasuke recostado en el umbral con la camisa desordenada, una mirada lujuriosa y un enorme bulto haciendo acto de presencia entre su pantalón.

 

 

Quizás a fin de cuentas, sí disfrutaría ese tina caliente.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Esto estaba pautado para ser un Twoshot. Pero... no sé. Todo depende de la aceptación que tenga...

 

¿Les ha gustado?

 

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¿No les ha gustado?

 

Pueden quejarse mediante un review. Si hay algo que no les agrade, me lo pueden hacer saber c: 

 

Gracias por leer, nos veremos pronto.


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