La primera vez que ingresó al grupo, que antes era mucho más grande por la presencia de otros chicos, sus ojos inmediatamente se enfocaron en un chico de mirada fría y cuerpo delgado. Más adelante, descubrió que se llamaba Ren, cuando los presentaron formalmente.
Ren era como una muñeca de porcelana que en cualquier momento podía levantarse y matarte, pero eso era lo que le atraía a Minhyun, el misterio tras personaje.
Hizo amigos, conoció a todos los miembros profundamente, pero Ren era tan frío que en un minuto decidió darse por vencido. Algunas cosas simplemente no estaban destinadas a suceder, pese a que con todo su corazón algunas noches deseó que ese chico le tomara atención y se enamorara de él.
Cuando debutaron, muchos chicos quedaron atrás, pero Ren fue uno de los afortunados en formar parte del quinteto. Él también tuvo la suerte, y pronto esa barrera de Ren se comenzó a disolver lentamente; aunque Minhyun comprendió que no había posibilidad alguna porque el chico, que ahora tenía el pelo rubio platinado, no parecía tener ojos para nadie más.
¿Cuántas noches no lloró y se preguntó qué había hecho mal? Era extraño, en toda su vida nadie lo había rechazado porque siempre había sido el más popular por su belleza y carisma, pero ahora todo eso no servía para conquistar a esa persona que más anhelaba.
El tiempo pasaba muy lento, más cuando aún estaba tratando de curar sus heridas y tenía al causante de ellas todos los días cerca suyo.
Ren parecía estar ciego frente a todas las atenciones y miradas de cariño que le proporcionaba Minhyun. Ren siempre recibía esas muestras de cariño con una gran sonrisa o con un empujón y una mirada de molestia. Las últimas reacciones dejaban a Minhyun sin saber que hacer, perplejo y atormentado.
Una tarde Minhyun decidió que ya era suficiente de estar cuidando y tratando de agradar a alguien que la verdad no tenía interés alguno en él. Y no se trataba solamente porque Ren no lo tomaba en cuenta de la forma amorosa, sino porque Ren era muy cambiante y algunas veces recibía y otras desechaba su amistad.
El cambio fue lento porque no quería que todos se dieran cuenta que ya no quería ser la sombra del rubio, así que decidió tomar el camino largo e ir interactuando de la misma forma con los otros miembros, hasta encontrar uno con el cual tener más afinidad o sentirse más cómodo, esto, con la claridad que no tenía ningún tipo de interés amoroso por ninguno de los otros y las posibilidades de sufrir serían mínimas.
Tenía la intención de que todo fuera natural y lento, pero no resultó así y pronto Ren se dio cuenta de ello, ladeando el rostro cada vez que Minhyun inventaba una excusa para no acompañarlo o no ceder frente a sus niñerías.
Un mes después, Ren se acercó y silenciosamente sacó a Minhyun de un grupo en el que se encontraba e hizo que lo siguiera hasta el balcón del gran departamento que ahora arrendaba el grupo.
—¿Sabes? realmente pensé que alguna vez te acercarías y me dirías qué es lo que realmente sientes, pero creo que eres demasiado orgulloso para ello.
—¿Y qué sabes tú?—respondió Minhyun un tanto desconcertado por las palabras del otro.
—Sé más de lo que tú crees que sé. No digamos que eres el más disimulado del grupo—apoyó el peso de sus codos sobre el balcón y miró a Minhyun con su típica expresión imperturbable, pero esta vez sus ojos estaban comunicando algo más.
Minhyun de pronto sintió sus mejillas enrojecer y volteó su rostro para otro lado, pensando que probablemente el rubio se refería a sus sentimientos.
Estaba tratando de olvidar, lo estaba intentando con mucho esfuerzo y dedicación. ¿Por qué ahora Ren tenía que venir a remover todo ese esfuerzo?
—¿No vas a decir nada?—golpeó con su cadera la cadera del otro de una forma juguetona, invitándolo a decir algo.—Si te hace sentir mejor, cada vez que me gusta alguien no suelo ser demasiado demostrativo y actúo como un tonto. Es extraño, empiezo a actuar contrario a todo lo que siento.
El corazón de Minhyun empezó a dar saltos y su rostro pasó de estar rojo intenso a blanco como un papel.
—Hey, hey—volvió a chocar su cadera contra la del mayor.—Esto es vergonzoso. No creí jamás que fuera yo el que tendría que dar este paso. Pensé honestamente que el príncipe azul vendría, me tomaria la mano y me diría que me quería—se cubrió los ojos con ambas manos como solía hacer la mayor parte de las veces cuando estaba avergonzado.
—No sé qué decir—contestó un tanto apaleado el otro.
¿Ren siempre había estado esperando que diera el paso y él jamás lo había notado?
—Tienes una extraña forma de demostrarle a los demás que los aprecias—tragó duro cuando Ren lo quedó viendo atentamente.—¿Puedes dejar de mirarme para que pueda terminar de decir lo que planeo?
—Lo siento.
—Siempre he sentido esto por ti, pero nunca vi que fuera correspondido. Yo—bajó el rostro—, había perdido la esperanza. Y no era que haya dejado de quererte, pero creí que era mejor alejarme de ti porque no solo no correspondías a mis sentimientos pero también te comportabas extraño—suspiró.—Estaba frustrado y...
—Eres un idiota—respondió Ren nuevamente poniendo su cara de nada.—Renunciar a algo antes de siquiera haberlo intentado. Ni siquiera quiero escucharte más de lo idiota que se oye todo.
—Wow, gracias.
—De nada—se sentó en el suelo y esperó que el otro hiciera lo mismo.—Eres tan estúpido—tiró de la manga de su polera y le hizo sentarse.
—¿Me estás insultando?—preguntó totalmente perplejo por la actitud del chico rubio.
—¿Por qué tengo que enamorarme de gente así?—miró hacia arriba y luego suspiró, tironeando el brazo de Minhyun para que se acercara un poco más.
¿Ahora qué? Tragó duro Minhyun y miró de reojos al otro que jugaba con ambas manos sobre su regazo.
El tiempo parecía hacerse eterno porque ambos estaban en completo silencio, contemplando la ventanilla que estaba media abierta pero con las cortinas cerradas dándoles la privacidad necesaria.
—¿Vas a besarme o algo?—preguntó de pronto Ren, viendo al otro con el rostro ladeado, estirando sus labios.
—Yo—miró hacia todos lados y suspiró dramáticamente—,jamás he besado.
—Pensé que lo habías dicho para enloquecer a las chicas aquella vez—se puso la mano en la barbilla pareciendo considerar sus propias palabras.—Eres demasiado atractivo para no haber besado. Tan atractivo que a veces me es difícil mirarte.
Lo siguiente que Minhyun sintió fueron los labios de Ren sobre los suyos en un dulce beso.
—Yo tampoco había besado antes—confesó Ren luego de que Minhyun no reaccionara luego de bastantes segundos del beso.
—Oh, Dios, esto es tan incómodo—se pasó las manos por la nuca.
—No tiene que ser incómodo si vuelves a ser el mismo chico atento y cariñoso de antes. Prometo que si vuelves a ser así, voy a premiarte con muchos besos y tal vez, solo tal vez...te de algo mayor—susurró esto último y le dio un guiño.
Minhyun quería replicar o pararse y esconderse tras una planta, pero pronto los labios de Ren estaban sobre los suyos nuevamente explorando, esta vez con más confianza, los suaves labios de su pequeño Minhyun orgulloso y torpe.
—Creo que puedo acostumbrarme a lo tonto que eres—concluyó el rubio una vez se separó del otro.—Solo no esperes que sea yo el que tenga que proponerte noviazgo o algo así—se lavantó, ordenándose un poco la ropa y su flequillo rebelde.
Antes de desaparecer por la puerta corrediza, se dio vuelta y miró seriamente a Minhyun.
—Estaré esperando tu proposición y un lindo detalle.
Minhyun abrió su boca como un pez, perplejo por la situación, pero más que feliz de saber que casi tenía un novio sin haber hecho tanto esfuerzo.
¿Quién sería el que mandaría en la relación?
Fin