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El Hijo del Hombre por Ciel Phantom

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Notas del capitulo:

NO saben el gusto que me dio ver que tengo comentarios, mil gracias a esas tres personitas que me dejaron su opinion, mencion especial merece Michiru-chan quien me hizo reir a carcajadas con eso de, un fan fic decente. jajajajajajjajajajajajajaja eso fue genial.

bueno como recompensa aqui tienes el segundo cap. que espero cumpla con sus espectativas my Lady.

Atte: Ciel Phantomhive.

 

 

Cap. 2 De primavera a invierno.

 

Shion, como describir aquel jovencito de sonrisa angelical. Sin duda una tarea casi tan imposible como ganarse su corazón.

 

Hacía cuatro años que Lear Arlington llego al distrito No.6, siendo colocado en uno de los mejores centros educativos y un año más tarde fue  reclutado como científico en La Gota Lunar. Sentía su ego inflarse cual globo de helio, sintiéndose inalcanzable gracias al título de “miembro más joven”.

 

Todo su mundo se le vino abajo, dicho mote ya lo ostentaba cierto niño castaño un año más joven que él y seis meces veterano en el área de la investigación. Remilgo, mostro indignación y estuvo a punto de mandar todo por el desagüe, cuando aquellos ojos color caramelo lo miraron, luego esa suave mano de piel blanca le fue tendida en forma amistosa. Había caído como un idiota, ante la belleza que era Shion, no solo tenía el nombre de una flor, sino también su esencia y su perfume.

 

Dentro de su entorno, existían algunos más quienes competían para ganarse la atención del castaño.  Safu, sin duda era una de ellas, era bonita, no lo podía  negar, pero la chica simplemente no tenia brillo ni gracia, era como una piedra, gris, triste  y sin chiste, también estaba, Lily, de ella si abría que cuidarse, de carácter empalagoso y vivías, sin menospreciar su atractivo físico, y la lista seguiría. Sin embargo, él, Lear tenía más oportunidad, en primer lugar porque toleraba mejor a la indeseable mascota del chico en cuestión.

 

Shion siempre lleva en el hombro a Hamlet, un roedor de pelaje blanco y bastante territorial, si se lo preguntaban a él.

 

El animalito ya había tenido el atrevimiento de lanzársele a la cara el día en que casi estuvo a un palmo de besar a Shion. Solo Dios sabe cuántas veces en esa noche deseo la muerte al pobre animal. ¿Qué si lo odiaba? No que va, simplemente lo quería a cuarenta metros bajo el subsuelo y en estado de putrefacción.

 

Shion entro en el laboratorio, llevaba ese suéter color azul cielo que le hacía lucir increíblemente más joven, a sus dieciséis años el castaño ya se había colocado como jefe de investigación en La Gota Lunar, y los laboratorios a su mando mostraban un avance impecable.

 

—Es un placer para mi comunicarles los nombres del grupo que representara a No.6 en el próximo simposio de ciencia, son… —Todos estaban prestando atención. —Lear, Safu, Lily y Karan.  Todos los demás por favor vuelvan a sus laboratorios. Los nombrados por favor síganme.

 

El trayecto a la nueva sede fue silencioso, las instalaciones dispuestas para ellos serian nuevas y completamente equipadas. Una exclamación de sorpresa disipo la extraña atmosfera, los  ocho pares de ojos revisaban el complejo sin vergüenza alguna, Shion sonreía complacido con el terreno.

 

—¿De verdad este lugar es nuestro? —Pregunto Lily antes de sujetarse al castaño en forma efusiva ante la afirmación, tres gargantas mas carraspearon demostrando incomodidad.

 

En ese quinteto solo había un sujeto en disputa y este parecía estar papando moscas porque ni enterado.

 

—El proyecto a presentar en dos meces es el mismo en que he estado trabajando junto a Safu y Lear, ellos los pondrán al tanto, luego les daré los avances. —Dijo mostrando una encantadora sonrisa.

 

—Pero, no se supone que estábamos a la par…

 

—¡Oh! Disculpa no decírtelo, Lear, he estado haciendo horas extras durante este mes y bueno, he avanzado un poco.

 

El chico chasqueo la lengua con inconformidad. Aunque admitía que estaba enamorado de Shion aun no lograba que esa materia de intelecto quedara completamente en el olvido.

 

—Bien, entonces a trabajar. Escojan su escritorio y comiencen por leer los expedientes que les he dejado en la mesa.

 

El problema a resolver era asunto tanto ambiental como genética, hasta hace diecinueve años los niños nacían sin problemas, luego con los cambios climáticos y la planeación familiar, los alumbramientos fueron en deceso, pero la alarma salto el día en que ya no hubo más bebes. De eso hacía ya dieciséis años, podría decirse que Shion fue uno de los últimos afortunados en llegar a ese mundo.  En la actualidad no existían los niños y nadie de los actuales adolecentes conocía a un recién nacido.

 

La humanidad vería su término con esa generación si no podían encontrar la razón por la cual no había nacimientos.

 

Shion se había propuesto firmemente hallar la razón y la cura de ese mal que aquejaba a la especie humana. Lo primero era encontrar un sujeto de prueba, la misma Safu se propuso inmediatamente, claro que estaba seguro que de sacar alguna publicación, miles de mujeres se apuntarían, pero el punto aquí era que no podía ir por ahí experimentando con cuanto candidato se presentara.

 

Ahora bien, hasta donde lograba comprender, la genética humana había resultado tan dañada durante la última guerra que tanto los espermas como los óvulos eran completamente inservible, necesitaba a dos personas, un varón lo suficientemente sano y vigoroso que además hubiera estado lo menos posible en contacto con los tantos productos químicos que actualmente contenían los alimentos y a una mujer saludable con un sistema lo bastante resistente para albergar a otra vida en su interior.  Esto último era un punto indispensable debido a que en varios embarazos, la razón de un aborto o de incluso la poca sujeción del embrión al útero se debía a que el cuerpo de la fémina estaba demasiado débil. No contenía ni las proteínas ni los nutrientes necesarios para mantener a un neonato, cuanto menos a un ser ya formado.

 

Safu, como una de las candidatas se esmeraba en encontrar y consumir alimentos completamente naturales, muy costosos por supuesto, además de un ritmo controlado de ejercicio diario y ni con ello habían logrado que su constitución mejorase.

 

Por ende, ahora su última alternativa era crear “La semilla” como él la llamaba, aun estaba en su cabeza, pero tenía la firme esperanza de lógralo.

 

Su madre siempre hablaba de lo hermosamente divino que es el sentimiento de ser madre, como el amor llenaba cada parte de su cuerpo cuando sostenían por primera vez esa pequeña vida que hasta entonces solo podían sentir en su interior.

 

Shion estaba convencido y tozudo en que era su deber devolverle a las mujeres esa dicha, así como a los hombres la gran felicidad de escuchar por primera vez un, “papá”, e incluso podría ser que él, en algún momento tuviera la dicha de corretear en el jardín de su casa con algún parvulillo, fruto de un amor sincero y profundo. Porque así debía ser, los hijos se tienen como el reflejo del amor que se tiene hacia la pareja, es querer plasmar parte de aquella persona amada en algo que perecerá.

 

Su niño seria vigoroso, fuerte y tendría aquellos ojos afilados de color gris…

 

—Shion.   —El mencionado dio un salto, estaba tan metido en sus cavilaciones que no se dio cuenta que Lear había entrado en su oficina. —Te he asustado. —Sonrió el mayor mostrando su perfecta dentadura blanca, su cabello rubio caía graciosamente por sobre los hombros y esos ojos azules le escrutaban con algo de malicia.

 

—Estaba repasando mentalmente un componente, es todo. —Intento excusarse el castaño escondiendo la vergüenza de ser visto como un niño pequeño, ahí el superior en rango era él, por lo que debía mostrar compostura o no se ganaría  respeto.

 

—¿Por qué no te tomas el día libre? Digo aquí nos tomara un tiempo lograr que esos dos lleguen al punto cero. —Su mano intento llegar aquella cabellera castaña que se moría por acariciar. 

 

—Me lo estas sugiriendo o es una orden. —Los bonitos ojos caramelo lo estaban incitando con aquella mirada casi ladina.

 

—Era solo una sugerencia. —Dijo antes de que su mano fuera retirada de forma fugaz por la del castaño.

 

Shion sonrió al agradecer y marcharse. De verdad ese chico no estaba enterado de lo devastadoramente lindo que podía llegar a ser. Hamlet chillo a su espalda, como reprendiendo al rubio por intentar algo, luego salió disparado detrás de su amo.

 

—Maldita rata. —Siseo y salió de la oficina.

 

*******************

 

Eran las doce de la noche en punto. Todo el laboratorio estaba completamente silencioso y a oscuras. El primero en poner un pie dentro fue Hamlet, el ratoncito correteo por todo  la sala hasta que se detuvo en seco,  levanto el hocico y sus bigotes vibraron.

 

—¿Que sucede Hamlet?

 

Shion miro la puerta abrirse de forma estrepitosa y a cuatro hombres atravesar por ella. Dio un grito ahogado que termino perdiéndose en su garganta, uno de los sujetos había cubierto su boca y nariz con un pañuelo. 

 

El olor dulzón del anestésico le llego tan rápido como fue retirado de su rostro.  Shion tosió un par de veces en busca de alejar el mareo que se apoderaba de forma casi maniática de su cerebro.

 

—Shion levántate. —Escucho exclamar a su espalda, inmediatamente después el cuerpo sin vida de uno de sus atacantes caía a su lado.

 

El castaño se levanto del suelo mirando horrorizado el cadáver. Otro hombre se lanzaba en su contra, el puñal en su mano delataba las asesinas intenciones, el científico dio un salto de la impresión antes de correr a refugiarse en su oficina y cerrar la puerta con seguro. 

 

Sus manos removían todo con desesperación, debía encontrar aquello por lo que había regresado. Vacio todos los cajones de su escritorio, en ninguno estaba, dio una calada fuerte de aire para serenarse y pensar bien, apenas cerrar los ojos un segundo el recuerdo lo golpeo con fuerza, frenético corrió al mueble junto a la ventana,  en la rejilla para ampolletas se podía ver varios tubos de ensayo, pero a él solo le interesaba uno, tomo el de en medio, ese que era de un bello color dorado, para luego lanzar todos los  demás contra el suelo.

 

La puerta estaba siendo aporreada con mucha fuerza y pronto sedería, miro el líquido dorado, debatiéndose entre tirarlo, ingerirlo o de plano abandonarlo.

 

—No, si alguien más lo encuentra adiós  a mi “Semilla”. —meneo la cabeza con fuerza, debía tomar una decisión ya.

 

La puerta se abrió cediendo ante el ataque, dos hombre lo miraban con molestia al reconocer que en el lugar ya no había nada que pudiera serles útil, y reparando en la única muestra.

 

—Entrégame eso niño. —Dijo uno de los hombres intentando sonar lo más fiable posible. —Si me lo entregas te prometo que podrás irte.

 

Shion retrocedió unos pasos antes de ingerir el líquido por completo.

 

—¡¿Pero qué has hecho?! —Gimieron los dos atacantes sorprendidos.

 

Una patada muy eficiente desnuco al que se encontraba más cerca de la puerta y el otro solo lo miraba aterrado. Un disparo final y quedo tendido en el suelo.

 

Shion quedo estático, sin saber que le esperaba, la figura alta y cuadrada delataba que era un hombre quien se aproximaba.

 

—Le prometí que estaría a su lado cuando más lo necesitara, pero majestad, jamás pensé que tendría que salvarlo de un escuadrón de asalto.

 

Shion abrió grandes lo ojos, Hamlet había corrido trepando por las ropas de ese sujeto hasta su hombro.

 

—Ne… Nezumi… —Suspiro de alivio. E imitando al roedor blanco acorto las distancias estrechando entre sus brazos la espalda fuerte del peli oscuro.  Nezumi volvió a sentir como en aquel día de lluvia una calidez embriagadora, ese aroma florar que lo extasiaba, pero no debía dejarse llevar.

 

—Los sentimentalismos para después, ahora debemos salir de aquí primero. —Dijo mas para sí que para el castaño.

 

Shion intentaba permanecer despierto, había hecho las cosas sin pensar, aquel líquido era el primer prototipo de su proyecto “Semilla” y en su afán de que nadie pudiera manipularlo y causar daño con él, se lo trago. Ahora no le parecía tan buena idea, después de todo no había sido probado y no sabía que efectos colaterales podría tener.

 

—Cuando te indique quiero que corras y no te detengas hasta que llegamos al final de la calle, ahí nos está esperando un automóvil, entra y cierra la puerta, no te detengas a mirara a nada ni a nadie, si ves que no te sigo no importa, tu continua, ya te alcanzare después. —Indicaba Nezumi sin quitar su mirada gris de la calle que debían cruzar. —Shion, ¿entendiste? Shion. —Lo miro preocupado hacia unos minutos que notaba raro a su acompañante.

 

—Sí, entendí. —Contesto lánguidamente

 

Nezumi dio la indicación casi en susurro, Shion comenzó a correr, sus pies estaban pesados y su respiración se hacía errática, su piel transpiraba a mares y estaba casi seguro que colapsaría en cualquier momento.

 

A unos metros logro ver el vehículo, había alguien en el asiento del piloto y la puerta de la parte trasera se encontraba abierta.  Shion con sus últimas fuerzas se forzó a lanzarse sobre el asiento, cerró la puerta segundos después que la camioneta arrancara de forma desesperada.

 

 —Esto no estaba en mi contrato, Nezumi. —Dijo la conductora esquivando una bala que paso rozando cerca de sus manos.

 

—Cállate y sácanos de aquí. —Contesto el pelinegro al tiempo en que cambiaba el cargador de su automática.

 

Shion quería saber a dónde lo llevaban, como había terminado de esa manera su rutinaria visita al laboratorio, pero por sobre todo quería saber si esta vez cuando despertara Nezumi seguiría ahí o ser iría. Los parpados se le cerraban y sin poder evitarlo perdió la conciencia.

 

Nezumi soltó tres disparos mas, con eso tenía que ser suficiente. Resoplo molesto, aquello no lo había contemplado.  Unos metros y saldrían de la periferia de No.6, ya luego podrían comenzar a indagar sobre lo  que aquellos sujetos buscaban.

 

—Por esto me deberás como veinte monedas más. —La chica pelinegra lo miraba de soslayo sonriendo ante la visión de su próximo pago.

 

—Está bien, solo conduce. —No se pondría a discutir en ese momento, ya luego le regatearía.

 

Nezumi sonrió ante la idea de engatusar a Inukayashi, le hacía gracias sortear la infranqueable cuota por sus servicio, no por nada ella era la mejor en cuanto a espionaje, casi la podía colocar en su rango.

 

—¿Tan importante es este chico? —Pregunto ella, jamás se imagino que él paquete que el llamado “roedor” quería recoger fuera ni por asomo una persona, cuanto menos un chiquillo como aquel.

 

Nezumi gruño como respuesta, no le apetecía estar contestando el interrogatorio que daría a partir de aquella simple pregunta. Y ahora que lo pensaba, el ingrato en cuestión no había dado ni las gracias.  Sonrio de forma sórdida, pensando en la manera más divertida para hacer que Shion se mostrar afligido y consternado.  Sin quitar aquella mueca miro hacia la parte de atrás, listo para soltar la primera frase sarcástica, su boca se seco y ninguna palabra salió.

 

—Shion. —Llamo algo asustado. —Shion. —repitió la acción zarandeando levemente el cuerpo del científico. —Inukayashi, acelera debemos llegar al CP lo antes posible. —Su tono no era exigente como comúnmente se dirigía a las personas, era una súplica total, por ello la cuidadora de perros piso el acelerador hasta el fondo.

 

—Shion, resiste. Resiste. —Recitaba una y otra vez Nezumi sin entender porque los cabellos de aquel chico que era una flor de primavera se volvían cada vez más blancos, como si de repente hubiera llegado el invierno.

 

Continuara…

Notas finales:

 Estare esperando por mas alavanzansas.


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