No tengo nada que hacer…estoy recostado en el sillón de mis tíos abuelos, afuera esta lloviendo…pueden escucharse las gotas caer en el techo.
- ¿Aburrido?
Mi primo segundo. No tengo una relación muy “profunda” con el.
- Sep…
- Pues déjame decirte que no te ves nada mal cada vez que cae un rayo.
Me sonrojé a más no poder, no podía creer que un hombre me haya dicho eso.
Su mano izquierda rodeo mi cintura al mismo tiempo que el se sentaba detrás de mi.
- Eres muy guapo - Me dijo.
No podía creerlo. ¿En verdad esto estaba pasando? Mi primo segundo, de mi misma edad, hombre como yo, diciéndome que soy guapo. No, tenia que ser un sueño.
Me voltee para verlo a los ojos.
- ¿De…de verdad crees eso?
- Claro que si - Se acercó a mí y besó mi mejilla. Sus labios aun seguían en mi piel cuando poco a poco fue bajando hasta mi cuello. Me abrazó con más fuerza, yo solo me dejé llevar por sus actos.
- Pueden vernos… - Mi voz era algo baja y cortada.
- Entonces vamos a mi cuarto…o a alguna de las habitaciones de arriba…es raro que alguien entre y además…las escaleras tienen seguro…
- No lo sé…
- Vamos… - Se acercó a mi oído - Y tengo protección.
En ese momento me dieron ganas de golpearlo por lo sonrojado que me había puesto.
Se quitó de encima de mí y fuimos a las escaleras. Los mayores estaban en la cocina, pasamos desapercibidos, como si no nos conociéramos. Primero subió el y luego yo, cerramos la entrada a las escaleras y subimos como si nada…de todas maneras… ¿quien sospecharía de dos primos hombres subiendo las escaleras?
Cuando llegamos a un pasillo de arriba, me puso contra la pared y me besó. Cerré los ojos lentamente disfrutando ese beso. Lo abracé y lo pegué mas a mi cuerpo, el también hizo lo mismo. Afuera se escuchaba la lluvia al compás de los movimientos de su lengua. Empezamos a respirar un poco mas agitadamente, queríamos mas, mucho mas. Sus cálidas manos acariciaban mi espalda por debajo de mi camiseta. Caminamos aun sin dejar de besarnos a la habitación más cercana con una cama.
Cuando llegamos a nuestro destino, me quitó la camiseta y me tiró a la cama. El se acostó encima de mí y yo lo recibí con los brazos abiertos, me volvió a besar, esta vez su lengua fue directamente a mi boca. Yo le quité la camiseta, pecho contra pecho, dos hombres besándose semi-desnudos en una noche lluviosa. Era el paraíso. Nada podía arruinar este momento.
De pronto, sentí que su mano se iba mas abajo, hacia mis pantalones, metió su mano dentro de estos y tocó mi parte mas sensible, yo solo sentí el contacto y me estremecí, nunca había sentido algo tan…placentero…
- ¿Pasa algo? - Dijo después de haber roto el beso - ¿Quieres que me detenga?
Yo le negué con la cabeza con algunas lagrimas en los ojos. Lo tomé de la nuca y lo volví a besar.
- No…no te detengas… - Suspiré y seguí besándolo.
Su mano libre desabrochó mi pantalón y los bajó junto con mi ropa interior, dejándome totalmente desnudo debajo de el. Yo traté de hacer lo mismo pero detuvo mi mano.
- Yo lo haré. Yo me encargaré de todo. Tu solo disfrútalo.
Yo me sorprendí por aquellas palabras. Adoraba el roce de su mano en mi miembro, y no quería que eso acabara.
Empezó a besar mi cuello, fue por mi pecho hasta llegar a mi torso.
- Disfrútalo… - Dijo él antes de meter mi miembro en su boca.
Abrí los ojos lo más grande que pude y traté de no gritar del placer tapando mi boca con mi mano.
- “¡No grites no grites no grites!” - Me repetía en mi mente - “¡Pueden escucharte!”
No lo contuve más y lanzaba pequeños gemidos.
- “¡Basta! ¡Grita! ¡Ya no me importa nada!”
Ya no pude más y empecé a gritar.
El placer que sentía era inmenso, ¿lo que estábamos haciendo era el sexo…o el amor…?
- E-Estoy apunto de-- - Alcancé a decir antes del orgasmo de mi vida, me erguí y lancé un grito que hasta un sordo podría escucharlo, grité su nombre y me recosté en la cama, cerré los ojos - Te…quiero…
El sacó mi miembro de su boca y se recostó junto a mí.
- No sabes mal… - Sonrió seductivamente.
- “Espero saborearte a ti…” - Bajé la cabeza.
- ¿Que tienes? ¿No te gustó? - Puso una cara de preocupación.
- Si…si me gustó, solo que… Yo no hice nada… Tú lo hiciste todo y…quiero compensártelo.
- No, no tienes que hacerlo…
- Pero yo quiero hacértelo - Lo tomé de las mejillas y lo besé.
En un abrir y cerrar de ojos, casi sin darme cuenta, estaba encima de él, acariciándole el pecho y besándolo. Le desabroché los pantalones y los bajé junto con su ropa interior, me sentía algo raro, nunca había hecho esto. Lo miré a los ojos, le abrí las piernas y lentamente lo penetré. El lanzó un pequeño quejido, lo penetré lo más profundo que pude y comencé a moverme de atrás hacia enfrente, miré que su miembro se empezaba a excitar, lo tomé con mis dos manos y empecé a masturbarlo al ritmo de mis penetraciones. Nunca lo había escuchado gritar y gemir tan placenteramente.
- “Espero que le esté gustando…”
Poco a poco fui acelerando el ritmo de las dos acciones y el aumentaba el volumen de sus gritos y gemidos.
Sentí gotas de sudor correr por mi frente, pero eso no me importó. En todo en lo que estaba enfocado es en provocarle el más placentero orgasmo que haya sentido.
El estiraba su cabeza hacia atrás, retorciéndose del placer debajo de mí. Sabía que estaba cerca.
- ¡¡No pare-e-es!!
Solo sonreí y le cumplí su deseo. No me iba a detener hasta que lo sienta.
- ¡¡¡Te-e q-quie-erooo!!!! ¡¡Ahh!!
- “Ya casi…”
- ¡¡¡Te-e a-amo-o!!! - Dijo con la mirada nublada de placer erguiéndose, apretando las sabanas con las manos y manchando mi mano de su líquido.
Se recostó, respiraba agitadamente. Saqué mi miembro de su interior y lamí mi mano con su líquido. Me recosté con él.
- Te…amo… - Me dijo.
Yo le sonreí.
- Yo también…