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Dormir es mejor por Aminora Thens

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Notas del capitulo:

Kaiba siempre quiere matar a Joey x2

 

jejeje

- ¡Tranquilízate Kaiba! - trataba por todos los medios que el dragón blanco de ojos azules no le arrancara el uniforme nuevo que Surimi le había comprado.

 

- ¡¿Cómo esperas que me calme sabiendo que hablas con ese cantantucho a mis espaldas?!-

 

Kaiba sentía que estaba siendo traicionado por el rubio, eso estaba nublando por completo su juicio, miles de imágenes inundaban su perfecta mente, unas donde su cachorro era tocado por otro que no era él, por cada segundo que pasaba la furia se hacía presente.

 

- ¡No hablo con él a tus espaldas! - intentaba calmarlo, pero parecía imposible.

 

- ¡No sé cómo consiguió mi número, pero apenas ayer tuve contacto con él, no me culpes de algo que no hice ¡- como convencerlo de que no era cosa suya ese chico resulto ser más hábil de lo que todos pensaban y definitivamente lo había metido en un enorme problema.

 

Joey sabía perfectamente cuál era su posición en este momento, en su mente no había otra cosa que ayudar a Surimi, sin embargo, jamás se imaginó este tipo de situaciones, el hecho de haber conocido a Blair era una enorme y muy mala casualidad que solo le hacía más complicada la existencia y eso ya era mucho. Lo que no podía entender era la enorme desconfianza que Seto tenía respecto a él, que acaso aun no aceptaba el hecho de que jamás podría traicionarlo en ningún sentido, se sentía abatido y triste por la reacción de Kaiba pues realmente quería ser diferente al de antes.

 

 

-Piensa lo que quieras- dijo el rubio cabizbajo, si realmente Seto no podía confiar ni un poco en él era mejor que se mantuvieran lejos uno del otro.

 

-Si no puedes confiar en mí, no creo que esto funcione…- fue todo lo que dijo.

 

 

Seto se quedó callado ante las palabras del rubio, ¿Realmente le había dicho lo que había escuchado?, ¿Se daba por vencido? así de fácil sin luchar sin dar ninguna explicación, esa no era una actitud propia del ojimiel.

 

Tampoco es que le hubiera dado tiempo de dársela, los celos lo cegaban era algo que con el paso del tiempo controlaba cada vez menos, su personalidad perfecta se estaba derrumbando en minutos.

 

Se retiro de encima de su cachorro y cuando por fin iba a escuchar a Joey el teléfono sonó anunciando la llegada a la escuela. Era momento de que el rubio bajara de la limosina.

Joey abrió lo más rápido la puerta bajando a una increíble velocidad, se sentía aliviado y triste, definitivamente el y Kaiba nunca podrían llegar a confiar plenamente uno en el otro, eso era lo que su mente le manifestaba mientras se acomodaba el uniforme arrugado minutos antes, caminó tratando de concentrase lo más importante en este momento era Surimi, se decía a sí mismo.

 

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¡Maldito! Mil veces maldito, se repetía una y otra vez el Ceo en su mente, que listo resulto ser ese Axel, jamás se imaginó que tuviera tanta influencia como para conseguir así de fácil el numero privado de Joey, su mente analítica le mandaba un mensaje urgente de peligro cerca. Las cosas se salían de nuevo de su control, pero lo que realmente le enfurecía era saber que el rubio también se le iba de las manos se sentía frustrado ¿Qué pasaba con él?

 

Bajo del auto con su habitual aire frio y se dirigió directamente al salón de clases, al entrar miro que Joey se encontraba en el asiento que le había asignado en su primer día como socio de las empresas…

 

Socio… lo había olvidado por completo, Joey era solo un socio al que debía enseñar solo por capricho de Yukiro, no había nada especial en él. Sin embrago al mirar sus ojos se daba cuenta de lo equivocado que se encontraba, el rubio era más que un socio y lo sabía perfectamente.

 

Poco después de sentarse a su lado, de su maleta saco uno de sus tantos libros y comenzó con la habitual lectura como si nada hubiera pasado, Joey por el contario se encontraba revisando algunos de los ejercicios que tenían pendientes y de los cuales no estaba seguro, Kaiba lo miraba con cuidado.

 

- ¡Buenos días Joey! - saludaba alegremente Yugi junto con su faraón.

 

- ¡Buenos días Yugi, Yami! - Alegre se levantó del asiento para charlar un poco con sus amigos “sus verdaderos amigos” pensó.

 

-Joey ten por seguro que todo saldrá bien Yugi y yo te apoyaremos en todo, dile lo mismo a esa persona que decidió cuidarte- hablo Yami con un tono que le devolvió la alegría al rubio, empezaría con el pie derecho y se concentraría en lo que realmente era importante.

 

Minutos después era Tea, Tristán y Duke los que entraban en el aula, Tea escuchaba la riña que ambos chicos tenían pues peleaban por ver quién era el primero que invitaría a Serenity a una cita el sábado por la tarde, se sintió aliviada por no tener que escuchar más y se acercó al grupo de Yugi.

 

-Buenos días chicos, que bueno que los veo, ha sido un martirio estar al lado de estos dos cabezas huecas, que no tiene la más mínima sensibilidad para hablar frente a una chica- decía con una mueca de fastidio al ver como casi uno era ahorcado y el otro se quedaba sin un ojo.

 

-Vamos chicos, no creo que mi hermana quiera salir con un muerto, o con un tuerto- hablaba el oji miel interrumpiendo a los chicos.

 

-Además ¿Quién les dijo que podían invitar a mi hermana a salir? - ambos voltearon a verlo y en una sola voz.

 

- ¿¡QUIEN DIJO QUE NECESITAMOS DE TU PERMISO, NO TE METAS!?- una enorme vena apareció en la cabeza de Joey que se unió a la pelea segundos después.

 

Cosas como “¿¡Quienes se creen que son!? Y “Yo la invitare” salían de la nube de polvo que se formaba alrededor de los tres.

 

El aire se sentía como de costumbre y las cosas se veían como siempre, los alumnos entraban uno tras otro mirando la divertida escena de los tres chicos rodando y destrozando medio salón. Sin más el timbre sonó anunciando el segundo día de clases de Joey, la primera clase Biología, seguida de Matemáticas finalizando las tres primeras horas Historia.

 

El rubio jamás pensó lo interesante que podía ser la historia de toda una dinastía antigua, definitivamente pondría más atención a las historias de sus antepasados, ya tenía un poco de experiencia con Yami y con… Kaiba. Si lo estaba recordando el sacerdote del pasado llamado Seth que era el sirviente de Atem el nombre verdadero del antiguo faraón, sin embargo, nadie lo llamaba así, todos habían decidido dejarlo como Yami pues su vida en el antiguo Egipto había terminado, esta era una nueva era y él era una nueva persona.

 

El timbre para el receso acababa de sonar y todos los alumnos se estiraban y espabilaban de las horas anteriores era tiempo de descansar, muchos aprovechaban para revisar tareas pendientes o estudiar, Joey decidió salir un rato del salón tenía que pensar y mucho.

 

En su interior sabía que tenía que rechazar al cantante, pero no sabía por dónde empezar, se preguntaba ¿Qué es lo que había visto Blair en su persona?, no era muy guapo bueno si, pero no tanto, tampoco era famoso ni educado en el arte de la música. Realmente ¿Qué es lo que busca la gente rica de las demás personas? ¿Cuál era la característica que tendría que tener alguien para satisfacerlos?

 

Difícil pregunta y todavía imposible respuesta, él no pensaba como los ricos, no sabía nada de sus vidas ni de cómo eran sus costumbres, no es que tampoco se interesara en saberlo, por Kaiba siempre creyó que los que tenían dinero eran soberbios, ególatras y sin una pisca de amabilidad, pero cuando conoció a Surimi se dio cuenta de lo equivocado que estaba, no se puede juzgar a la gente por su forma de ser, ahora sabía que siempre había una historia detrás de cada comportamiento, un dolor, una herida abierta y una lagrima soportando la inmensa tristeza de cada momento doloroso.

 

¿Cuál era tu herida Kaiba? ¿Cuál es tu dolor?, sin darse cuenta el Dragón de ojos azules apareció en su mente, es que ni en el descanso dejaba de pensar en él, sus ojos se humedecieron pues se estaba dando cuenta que empezaba a quererle de una forma más que especial.

 

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Kaiba esperaba pensativo en el aula, había visto a Joey salir del salón sin decirle nada y aunque no lo hubiera querido lo mejor para calmar los ánimos era dejarlo ir, nada ganaría con una nueva riña por parte de ambos. 

 

Estaba un poco más tranquilo porque a pesar de todo lo sucedido Joey no había abandonado su nuevo lugar eso le daba un poco de calma, algo tenía que hacer para controlar esa manía que le provocaba el ojimiel, se daba cuenta que Axel era un rival y por lo que había visto era por demás fuerte e insistente, no dejaría ir al rubio tan fácil.

 

Tenía que pensar en algo, su orgullo, ego y celos no le permitirían a nadie quitarle lo que más deseaba en este mundo –Joey Wheeler- .

 

Axel aprendería por las malas que con Seto Kaiba nadie se mete y sale vivo, menos cuando de trataba del motivo de sus desvelos y celos compulsivos, se estaba volviendo adicto a la sonrisa de Joey, a sus mieles ojos y a esa enorme capacidad de darle paz en todo momento.

 

Lo mejor por ahora sería dejarlo, complacerle en todo y no presionarlo, había perdido mucho terreno ganado por sus palabras durante la mañana, había ofendido al rubio de una manera muy hiriente pues se había dado cuenta que Joey realmente se estaba esforzando por hacer las cosas bien, y no lo decía solo por las materias, si Yukiro hubiera escogido a otro nunca hubiera aceptado aunque esta oportunidad fuera las más importante de su vida, por naturaleza sabía que si otro estuviera en la posición de Joey se aprovecharía de la situación e incluso pudiera entrar la posibilidad de que intentara quedarse con las empresas y con todo el valor tan personal que significa tanto para él como para Yukiro.

 

Aunque odiaba aceptarlo, muy en sus adentros sabía que Joey era la persona perfecta para todo este conflicto, y también era la única persona que jamás lo traicionaría en ningún momento.

 

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Joey trato de calmarse, ahora no estaba en posición de flaquear, ni mucho menos de comportarse como una niña a la que le acababan de romper el corazón, saco de su maleta el desayuno tan delicioso que Nina le había preparado, se dispuso a comer su paladar se alegró al ver que debajo de la comida había un pastel de fresas escondido clandestinamente.

 

Al parecer la ama de llaves lo consentía y sabia de sus debilidades con las cosas dulces, eso le alegro el día y mira que un pastel es la mejor cosa que tu estomago puede recibir, faltaban cuarenta minutos para la hora de entrada, decidió relajarse, enredo y saco de su bolsa el celular, poniéndose los audífonos comenzó a escuchar una de sus canciones favoritas…

 

                                         -Wake me up, when September ends-

 

A pesar de que odiaba el Ingles una canción tan buena como esa nunca estaba de más entre su lista de favoritos, siempre le hacía olvidar los problemas. Aunque era una canción que narraba su vida eso no le producía tristeza o miedo, sino que más bien lo motivaba a salir adelante, seguir luchando, a sus 17 años, había visto más en su corta vida que muchos otros…

 

Cerró los ojos y dejo que la canción lo invadiera por todo su cuerpo calmando sus ansias, junto a ese sentimiento que estaba sintiendo por Kaiba.

 

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Sin quererlo Joey se había sentado en uno de los árboles que daban directo a la ventana del salón donde el oji azul se encontraba en este momento, quien ansioso e intranquilo había decidido levantarse de su asiento y respirar un poco de aire fresco, grande fue su sorpresa al ver a un rubio recostado en el pasto disfrutando de su descanso con los ojos cerrados mientras el viento delineaba su cara emanando una increíble paz, tanto para el rubio como para el Dragón.

 

Como preventivo Joey había puesto la alarma 10 minutos antes y así evitar llegar tarde al salón, donde por supuesto Kaiba le daría una buena reprimenda por estar haraganeando en momentos tan importantes.

 

Y si como si pasara un minuto solamente la alarma sonó avisando al rubio que hora de regresar a clase después de un descanso tan relajado, se levantó apago la música, y regreso más tranquilo al salón de clase.

 

La tarde paso, las materias continuaron y también la ayuda de Kaiba en todas las dudas que Joey tenía.

 

Al parecer el receso les había ayudado a relajarse tanto que Joey no temió preguntarle a Seto por cualquier cosa que no entendiera, y claro está que este le respondió a todo lo que quería saber, sin problemas ni discusiones ambos terminaron el segundo día de clase de Joey.

 

Al final de la clase Kaiba solo pudo decir “No te demores” y salió del aula.

 

-Joey- llamo el pequeño Yugi.

 

- ¿Qué pasa Yug? - pregunto terminando de guardar sus cosas.

 

-Quería saber cuándo es que nos pondremos de acuerdo para lo de ya sabes- el amatista tenía que ser muy discreto y más porque sabía que ciertas orejas estaban tratando de escuchar todo lo que pudieran sobre este asunto.

 

- ¡Es cierto! - comento más animado Joey.

 

-Qué te parece si voy a tu casa esta tarde y vemos en que es lo que más necesito ayuda- pensó inocentemente el rubio sin imaginarse el alboroto que provocaría esa tarde en la casa del pequeño.

 

- ¡Claro!, será divertido, mi abuelito está de viaje así que podremos conversar libremente, sin ningún problema, ¿Está bien a las 5 de la tarde? - Comento el amatista.

 

- ¡Sí, se lo diré a Surimi! - despidiéndose salió rápido del salón pues Kaiba lo esperaba en la limosina y esperaba que estuviera no muy contento por su tardanza.

 

Dicho y hecho Seto lo esperaba en la limosina muy impaciente pues tenía cosas que hacer en la compañía.

 

Corrió lo más que pudo y entro en el auto, Ronald arranco llevándolos a ambos a la mansión de Surimi.

 

- ¿Se puede saber que te distrajo? - preguntaba un poco irritado el Ceo, pues había tardado bastante para su gusto.

 

-Lo siento es solo que Yugi me pidió que esta tarde fuera a su casa para ponernos de acuerdo con las materias en las que me va a ayudar- contesto el rubio buscando su celular en la mochila.

 

- ¿A qué hora tienes que ir? - pregunto Kaiba.

 

-A las 5 de la tarde- mientras trataba de alcanzar el celular que se encontraba en lo profundo de la mochila.

 

- ¿Piensas tardarte mucho? - seguía con el interrogatorio.

 

-Pues me imagino que sí, serán cuarenta minutos en el tranvía desde la casa hasta la de Yug, además todo de lo que tenemos que hacer por la tarde que es bastante y también el regreso, así que me imagino que vendría llegando no antes de las diez, es por eso que me apurare en acabar todos los deberes de la escuela antes de irme- contestaba sin mucho apuro el rubio sacando por fin el celular del fondo.

 

Realmente Joey era muy inocente pues no pensaba que algo fuera a ocurrirle si salía solo y a altas horas de la noche. Era una presa fácil como una pequeña niña que está a punto de perder un dulce. Kaiba sabía perfectamente que la vida del rubio estaba en juego, y que ese maniático no estaba dispuesto a perder una fortuna solo por un chico, así que eliminarlo le sería tan fácil como ser el malvado que le robaría el dulce a esa pequeña niña.

 

Sabía también que el poner a Wheeler sobre aviso lo llevaría al colapso nervioso y con lo rudo que es seguramente atacaría a cualquiera que se le quedara viendo hasta en la escuela, lo mejor era dejarlo alejado de todo este asunto.

 

Cuando llegaron a la mansión el rubio agradeció el haberlo llevado a casa y bajo sin esperar respuesta.

 

Las cosas no estaban bien con Kaiba y no quería discutir, tenía demasiadas cosas que hacer antes de ir a la casa de Yugi, Rau lo esperaba en la puerta para avisarle que el señor Yukiro se encontraba en Kaiba Corp. Pidiéndole que no lo esperara para comer.

 

Sin más Joey entro mientras la limosina de Seto arrancaba a toda velocidad.

 

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9 de la mañana – Mansión Yukiro

 

Hacía casi dos horas que Joey había salido de la casa rumbo a las escuela, Surimi se encontraba en el despacho revisaba el historial académico del rubio, se había dado cuenta que desde pequeño era muy listo, pues sus calificaciones de primaria habían sido sino excelentes muy buenas, al parecer su rendimiento bajo mucho por la época en la que su madre lo había dejado atrás llevándose a su hermana dejándolo solo, y a la intemperie a lado de su padre que al parecer solo le ocasiono problemas.

 

Surimi sentía un enorme nudo en la garganta pues había estado investigando algo de la vida antigua de Joey, en el reporte que le habían dado se daba cuenta que siendo solo un niño comenzó a trabajar en las calles para poder mantenerse a él y a su padre, quien no pudo superar la separación de su familia convirtiéndose en un hombre adicto al alcohol a cargo de un niño pequeño, jamás había buscado a su madre por lo que cuando su padre murió decidió enfrentar la vida solo con todos los riesgos que eso implicaba.

 

Ahora entendía porque es que Joey había sido un chico que gustaba de las peleas, pues desde niño tuvo que acostumbrarse a pelear para sobrevivir.

 

-Fue muy valiente, cualquiera hubiera sucumbido ante tal abandono- pensaba para sí Surimi.

 

Al parecer el comportamiento de Joey cambio cuando conoció a sus amigos, de una época a otra busco trabajos más estables y empezó a ponerse lo más que podía al corriente en sus clases, no cabe duda que la amistad siempre logra sacarte adelante si sabes escoger a esos que van a compartir su vida contigo, estaba contento pues se daba cuenta que él también había decidido correctamente al escoger al ojimiel como su nueva familia.

 

 

-Señor, ¿puedo pasar? - esa era Nina que traía algo para Surimi.

 

-Adelante, ¿sucedió algo con Joey? - pregunto intrigado.

 

Era muy raro que Nina interrumpiera a su señor cuando se encontraba en el despacho, se intrigo al verla.

 

-Han traído este mensaje desde China- dijo preocupada pues estaba al tanto de todo lo que estaba sucediendo no por nada era una de las fieles sirvientes del oji-morado.

 

Surimi se puso un poco pálido esperando que nada grave viniera dentro de ese mensaje. 

 

Un poco nervioso abrió el sobre y comenzó a leer la carta.

 

 

Hola, querido primo.

 

Te escribo este mensaje desde la cárcel,

un grato lugar en el que te recuerdo todos los días.

 

Me gustaría saber ¿Qué es lo que ha pasado con mi petición?

 

Sabes perfectamente que como miembro de la familia tengo derecho a asumir

la sociedad de la fusión de las corporaciones.

 

Sabes mis abogados se han estado moviendo muy rápido…

Y las pruebas que presentaste ante los jueces

puede y se anulen…

 

No espero con impaciencia ese momento pues sé que llegara muy

pronto.

 

Lo que sí puedo asegurarte es que más de nueve meses no estaré aquí,

lo sé yo también estoy ansioso por verte a ti

y a mi nueva empresa KAIBA CORP.

 

Saluda de mi parte a Seto Kaiba,

seguramente nos llevaremos muy bien.

 

Recuerda que estoy dispuesto a lo que sea para recuperar mi empresa

a la que tengo derecho por ser un Yukiro.

 

Sin más por decirte querido primo,

Espero verte pronto,

Muy pronto.

 

Yukiro Kay.

 

La cara de Surimi se volvió completamente pálida, a partir de aquí Joey solo tiene nueve meses…

 

Surimi se levantó de su asiento y salió de su despacho a gran velocidad, tenía solo nueve meses para establecerse en Kaiba Corp. Preparar a Joey y… proteger su vida.

Pues no estaba dispuesto a perder a su nueva familia, menos por un maniático.

 

Dio instrucciones a Nina de procurar a Joey mientras él no estaba, tomo su auto encargando la seguridad de la casa a Rau para que esperara a Joey en la puerta y le avisara que no lo esperara a comer. Rápidamente salió a toda velocidad hacia el único lugar donde podría vencer a su supuesto primo…

 

 La Corporación Kaiba.

 

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Durante el tiempo que estuvo esperando a Joey, Kaiba recibió una llamada nada tranquila de Surimi, es por eso que después de dejarlo en casa se dirigió a toda velocidad a la empresa pues el nuevo socio lo esperaba con muchas ansias.

 

Dio instrucciones a Ronald para que trajera su deportivo y se quedara cuidando a Mokuba.

 

Entro a la Corporación y se adentró en la oficina, Surimi estaba mirando la gran vista que daba la ventana.

 

- ¿Qué es lo que no puedes hablar en tu mansión? -, - Que tuvimos que vernos de urgencia en la empresa- pregunto sin rodeos, pues Surimi estaba serio muy serio.

 

-Esta mañana mi ama de llaves me llevo algo que puede no te agrade- dijo extendiendo el sobre donde se encontraba el motivo de su nerviosismo.

 

Kaiba saco la carta y con cada párrafo que leía, una vena saltaba de su sien, al parecer las cosas con ese tal Kay iban muy enserio, tanto que se atrevió a mencionarlo en una ridícula carta. Las cosas no estaban nada bien, y no lo decía solo por su imperio sino también por una de sus joyas más preciadas y hermosas…

 

Joey Wheeler…

 

-Espero que tu servicio sobre Joey no hayan sido solo palabras, pues esta vez estamos hablando en serio- comento Surimi con un semblante muy neutro, protegería su patrimonio y también a ese sol que ilumino su vida.

 

-Parece que no me conoces en lo absoluto Yukiro, no pienso perder mi empresa por nada ni por nadie- hablo con un tono verdaderamente frio.

 

Ambos estaban de acuerdo, pues tenían a un gran enemigo por delante pero aún más importante ese enemigo podría quitarles algo que ambos habían buscado desde hace mucho…

 

Una nueva familia.

 

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Joey se encontraba en la cocina robando un poco de chocolate a la cocinera que le preparaba un rico pastel, al parecer Surimi había salido a un asunto importante y él había aprovechado para asaltar la cocina pues el hambre lo invadía.

 

 

-Joven Wheeler, ¿necesita usted algo? - Nina lo había sorprendido con las manos en la masa, o mejor dicho en el chocolate.

 

Lo único que pudo hacer Joey fue esconder sus manos, pero de nada le sirvió al tener manchas en toda la cara que lo delataban en su delicioso crimen.

 

-Nada, solo buscaba un poco de agua- sus intentos de engañar al ama de llaves eran más que torpes pues era evidente que agua no había venido a buscar.

 

-Joven el pastel estará listo antes de que valla a la casa de su amigo, solo no sea tan impaciente…-mientras le daba un manotazo a Joey por querer seguir manoseando el chocolate.

 

-Lo sé- mientras hacia un pequeño puchero pues estaba ansioso.

 

-Nina, ¿sabes a qué hora volverá Surimi? Es que no lo vere hasta la noche y me gustaría al menos despedirme de él- el ama de llaves se volteo disimulando la preocupación por lo sucedido en la mañana, su señor le había pedido total discreción en este asunto con el rubio.

 

Lo que menos necesitaba Joey en este momento era enterarse que solo tenía 9 meses antes de que el maniático de su primo político quisiera apoderarse de las empresas más importantes de Asía, bastante tenía con el hecho de tener que aprender temas muy complejos en tan poco tiempo, también estaba el hecho de ser acosado por uno de los socios.

 

-No joven, el señor Surimi no dijo nada de su regreso, pero lo más seguro es que lo llame para saber cómo esta- si y es que ser una mujer que se encargaba de una mansión y de dos hombres la había echo una persona muy perspicaz, bueno además de que había sorprendido a Joey y Kaiba discutiendo en la sala el domingo por la mañana.

 

Al parecer al joven Kaiba no le agradaba nada la idea de que el pequeño rubio recibiera flores, y bueno que decir de esa manera de tocarlo y llamarlo.

 

De solo recordarlo le sacaba un pequeño sonrojo y también una risita, ese rubio de ojos miel era una caja de sorpresas y como negarlo había conquistado a dos empresarios en muy poco tiempo claro que de diferentes maneras.

 

Nina sabia lo solo que se sentía su señor, y el hecho de no poder confiar en nadie por solo ser una figura pública, estaba tan triste de que Surimi no sintiera ese calor de hogar, extrañaba tanto a sus padres y a su pequeño hermano al cual adoraba.

 

No podía evitar sentirse triste pues todos en la casa extrañaban a los señores, fue una verdadera bendición que Surimi no estuviera en casa en la época de ese terrible accidente.

 

Al mirar al rubio y sus ojos mieles le daban esa tranquilidad de saber que su señor estaba más que feliz y eso era algo que agradecía enormemente al ojimiel, pero por ahora su tarea además de cuidarlo era sacarlo de la cocina o si no acabaría con todo el chocolate del traste para el pastel.

 

-Joven, será mejor que se prepare y vaya a su habitación, la cocina estará cerrada hasta nuevo aviso-

 

Los ojos de Joey se humedecieron le habían cerrado la cocina, aunque esperaba que solo fuera por hoy, moriría si no pudiera robar un poco del pudin de vainilla del enorme refrigerador.

 

Sin más intentos, subió con decepción a su habitación, Nina tenía razón eran casi las 4 pronto seria hora para ir con Yugi.

 

-Veamos, ¿Qué es lo que necesito? -

 

De su buro saco algunos libros, “Español Lirico” “Matemáticas” “Literatura”.

 

Empezaría con esas materias, era con las que más había sufrido durante el año pasado.

 

Y muy a su pesar, eran en su boleta de calificaciones una verdadera vergüenza.

 

Sabia por Kaiba que los profesores le darían varias oportunidades de enmendar sus calificaciones, estaba más que agradecido, aunque imagino que las amenazas por parte del Dragon habían surtido un efecto especial en los educadores.

 

“Sera mejor que lo ayuden a pasar o estarán acabados”

 

Una gota caía por su cabeza, pues la imagen le parecía dramática y aterradora para los pobres profesores, que nada tenían que ver con su falta de interés en las clases.

 

Miro el reloj 4:20 si no se daba prisa no llegaría a la casa de Yugi a tiempo.

 

Llego al recibidor donde Nina lo esperaba, con el enorme pastel que llevaría al pequeño amatista en forma de agradecimiento por su ayuda en este camino.

 

Salió rápidamente de la mansión mientras se despedía de la ama de llaves.

 

En la puerta se encontraba Rau quien cuidaba con cautela la entrada de la mansión, algo que extraño a Joey.

 

-Hola Rau, ¿Esperas a Surimi? - mientras miraba afuera pues no había visto a nadie pasar en la gran calle.

 

-Joven Wheeler- lo miraba llevaba una pequeña mochila y en la mano un enorme pastel, al parecer pensaba salir, sin la compañía de absolutamente nadie.

 

- ¿Tiene pensado salir? -

 

-Si, iré a la casa de un amigo me ayudara a estudiar algunas materias- mientras empezaba a salir del portón.

 

La cara de Rau palideció, realmente Joey saldría y sin ninguna compañía. Estaba atado de manos, pues no podía dejar la mansión Yukiro, las ordenes de Surimi eran más que claras, no dejes por nada la mansión, vigila la casa pues cualquier cosa incluso la más pequeña podría ser un indicio de peligro…

 

¿Qué haría? no podía dejar la casa, pero dejar ir al rubio seria aún más peligroso, sin embargo, cuando estaba decidiendo abandonar las órdenes para su mala suerte el ojimiel había desaparecido de entre las calles ni un solo cabello rubio se veía a lo lejos.

 

Era muy tarde, ahora la única opción era llamar al señor Yukiro, lo cual sería un grave problema pues se daba cuenta que cuando se trataba de Joey su señor se estresaba más de lo que era considerado normal.

 

Saco su teléfono celular esperando que contestara rápido sin embargo…

 

Numero apagado”

 

Fue la respuesta del operador, sí que era malo Surimi tenía apagado el celular al parecer esto sería más grave de lo pensado.

 

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Joey había salido de la mansión quedando pensativo sobre la actitud del guardaespaldas. Estaba un poco intranquilo sentía que algo pasaba, pero no se imaginaba que, sacudió su cabeza tal vez eran solo figuraciones suyas no quería ponerse más nervioso no era bueno para su salud.

 

Escucho su celular.

 

Un mensaje de Yugi.

 

“Hola Joey, tenemos un cambio de planes

Yami pregunta ¿si podemos ir al centro comercial?

Dice que será más relajado para ti

Me gustaría saber qué piensas.

 

Si estás de acuerdo te vere en la entrada del cine.

 

Yugi…

 

El rubio lo pensó un momento y no le pareció mala idea, era bueno salir a refrescar un poco la mente y que mejor con unos cuantos amigos que te alegraban la tarde.

 

Sentía que esta salida le devolvía un poco de la normalidad que quería sentir.

 

“Está bien Yug. ¡Te vere ahí!”

 

 

Emocionado esperaría la hora de bajar, sin duda esta sería una tarde inolvidable. Eso era lo que pensaba y valla que tendría razón.

 

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Rau entro hecho un manojo de nervios a la cocina, buscaba a Nina con la esperanza de que le pudiera proporcionar un dato sobre el lugar a donde había salido Joey.

 

- ¡Nina, Nina, Nina! - Hablaba con gran intranquilidad.

 

- ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto? - pregunto el ama de llaves pues le había dado un buen susto.

 

- ¿Sabes a donde salió el joven Wheeler? -

 

- ¿A dónde? ¿Qué no iría contigo? - al parecer Nina estaba más que convencida que Rau llevaría a Joey con su amigo, pero vio su equivocación al tener al hombre de negro enfrente con una gran mueca de preocupación.

 

- ¿Llamaste al señor? – fue todo lo que pudo decir.

 

-Si, pero su celular se encuentra apagado y aun no tengo el número de Kaiba Corp.-

 

Nina corrió rápidamente al despacho, sabía que Surimi tenía una agenda de contactos donde seguramente se encontraría el numero tanto de Seto como de Joey.

 

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5:00 pm. Joey había llegado justo a tiempo al centro comercial, miraba hacia los lados buscando a Yugi tardo un poco pero alcanzo a ver un par de cabelleras tricolor entre la multitud.

 

Estaba por saludarlos, pero prefirió esperar a que ambos terminaran de separar su boca una de la otra.

 

-Buenas tardes chicos, espero no interrumpir- mientras sonreía apenado pues la escena era bastante extraña a sus ojos, era la primera vez que veía un beso tan apasionado entre sus amigos.

 

-Hola, no para nada- contesto nervioso el pequeño, le había pedido a Yami que se tranquilizara enfrente de Joey, pero a veces era un poco difícil controlar su instinto.

 

-Buenas tardes Joey, veo que vienes preparado y no lo digo solo por la mochila- el mayor de los tricolores trato de desviar el tema mencionando el enorme pastel que llevaba el rubio en las manos.

 

-Esto, así lo traje como agradecimiento a su ayuda chicos- olvidando lo sucedido entraron al edificio para comenzar con las clases.

 

Entre tanta gente buscaron una mesa lo bastante grande para poder colocar todo el material que pudieran.

 

-Me parece bien que empieces con estas materias Joey, apenas si alcanzaste a pasarlas- Yugi había tomado los libros mientras les daba unas hojeadas para recordar lo más esencial que le ayudaría al rubio a no revolverse con tanto tema.

 

-Lo sé, no es algo de lo que este orgulloso, pero eso es pasado ahora me enfocare en mis estudios todo lo que pueda-

 

Estrellitas aparecían en sus ojos pues estaba más que emocionado de empezar.

 

Le callaría la boca a Seto Kaiba y le demostraría que era confiable, aunque su cerebro muriera en el intento.

 

Algunas horas pasaron mientras empezaban con los temas de matemáticas seguido del español lirico.

 

El reloj marcaba las 8:00 pm era un poco tarde y comenzaba a oscurecer, Yugi decidió dar por terminada la sesión pues habían hablado un poco de todo, estaba satisfecho con la introducción que habían dado el y Yami al rubio y más cuando vieron el interés de Joey realmente estaba atento a cada palabra y anotaba lo que creía era lo más importante.

 

-Bueno creo que es todo por ahora, que te parece si vamos a mi casa Joey está a 30 minutos de aquí, sería bueno comer ese rico pastel mientras nos relajamos-

 

-Si tienes razón Yug, muero de ganas de probarlo además me dará tiempo de regresar a casa temprano-

 

Se levantaron de la mesa y comenzaron a salir del centro comercial, caminaban tranquilos por la cuidad mientras veían el hermoso paisaje, hacían algunas bromas sobre los chicos, sus peleas por la hermana de Joey y como Tea se aburria de solo escucharlos.

 

-Jajaja no amigo no creo que mi hermana quiera salir con alguno de esos maniáticos, son demasiado revoltosos y torpes-

 

-Tal vez tengas razón, tu hermana tendría demasiados problemas y muchos dolores de cabeza-

 

Yugi reía e imaginaba la cara de la pobre Serenity al tratar de evitar que Tristán y Duke se mataran cuando ambos la invitaran a salir al mismo tiempo.

 

Estaban tan absortos en la plática que no se dieron cuenta cuando habían llegado a la casa del más pequeño.

 

Entraron a la pequeña sala, Yugi tomo algunos platos y algo de leche para disfrutar el delicioso pastel del rubio.

 

Pasaron un buen rato hablando, riendo y comiendo. Algo que Joey amaba.

 

El sonido del teléfono sonó sacándolos de sus risas.

 

-Hola, es Yugi Moto- nunca imagino la voz detrás del parlante.

 

- ¿Wheeler está contigo? - Seto Kaiba.

 

-Si, ¿pasa algo? - pero no le dio tiempo pues el castaño ya había colgado.

 

Mientras colgaba en la puerta se escuchó un fuerte golpe, Joey se levantó de su asiento para abrir, grande fue su sorpresa al encontrarse a un Dragon de ojos azules completamente furioso, por su mirada era más que obvio que el Ceo estaba a punto de matarlo.

 

 

Notas finales:

Si como dije, Kaiba siempre quiere matar a Joey...

 

Besos.


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