Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El ángel que bajó a los infiernos por Daenerys_Targaryen

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mi primer fic de Gravitation, espero que les guste :D La historia narrada no tiene nada que ver con lo que pasa en la serie o el manga, es una cosa completamente nueva y ficticia :)

Shuichi se encontraba sentado en el gran recibidor del colegio al que iba mientras veía pasar a los otros chicos de su edad alegremente delante de él. Aquel día el profesor de historia había faltado a clase por motivos personales y, gracias a las nuevas normas del instituto, se les permitía a los alumnos de último año volver a casa si en alguna hora electiva no hacían clase por falta de asistencia del profesor. Teniendo en cuenta que después de la clase de historia no había ninguna otra, Shuichi había decidido avisar a sus dos guardaespaldas para que le pasaran a recoger de inmediato.

 

El pequeño niño miraba con aburrimiento como los últimos alumnos cruzaban la puerta de la salida mientras él se quedaba en ese pasillo silencioso esperando que pronto vinieran a recogerle. Muchas veces Shuichi maldecía su mala suerte. Sabía que no debía quejarse con la vida que le había tocado vivir, era conocedor de las penurias que pasaban algunas personas en el mundo. Pero la vida de Shuichi era, según su punto de vista, opresora. Cansado de esperar, una idea serpenteó rápidamente por su cerebro. Sería divertido. Shuichi se puso de pie de un salto y caminó hacia la salida, el cielo era de color gris y no había duda de que empezaría a llover de un momento a otro.

 

Con su cartera en la espalda y algunos libros en la mano derecha, el niño empezó a caminar fuera del recinto escolar. Cuando los guardaespaldas de su padre llegaran al instituto y observaran que Shuichi no estaba en él seguramente empezarían a buscarle rápidamente y con preocupación. Puede que tal vez llamaran a su padre y este se preocupara, aunque solo fueran unos cuantos minutos, por él. Sabía que lo que hacía estaba mal. Pero no había otra cosa que le regocijara más que su padre dejara de prestar atención a la cuantiosa mar de papeles que tenía encima de la mesa y se fijara en él, igualmente que solo fuera para conversar unos pocos minutos de lo mal que había obrado o simplemente para pedirle educadamente que saliera de su despacho.

 

Después de haber caminado durante un largo rato, Shuichi cayó en la idea de que él jamás había vuelto a casa solo desde el instituto y las calles desde el interior del coche se veían muy diferentes a cuando uno estaba metido entre ellas. En un primer momento, supo identificar las pequeñas señales o tiendas que veía detrás de la ventana opaca del BMW, pero ahora todas las calles le parecían igual y hasta tuvo la sensación de estar andando en círculos.

 

 

 

- Maldita sea- musitó el niño mientras giraba en una avenida y caminaba todo recto por una calle ancha pero solitaria. Shuichi sacó su teléfono móvil dispuesto a llamar a uno de sus dos guardaespaldas pero el suave parpadeo de las letras Batería Baja en la pantalla del celular le impidió realizar la llamada.- Estupendo- dijo Shuichi en voz alta para sí mismo.- ¿Qué más me puede ocurrir hoy?

 

 

 

El pequeño giró su rumbo dispuesto a volver por las mismas calles que había recorrido para llegar de nuevo al instituto, pero al llegar de nuevo a la avenida miró los tres caminos que se le presentaban delante y no supo distinguir cual era el correcto para poder volver al recinto escolar. Y aunque lo adivinara, seguro que tendría problemas para reconocer a los otros tantos que aún le aguardaban. Solamente le quedaba una única alternativa: esperar a que le encontraran. Shuichi giró de nuevo su cuerpo y se sentó en la única parada de autobús que contaba la calle. Seguro que cuando llegara a casa le esperaba una severa reprimenda de parte de su progenitor, pero como ese era el objetivo de aquella aventura que había realizado, Shuichi no se preocupó demasiado.  Mentalmente se autoconvenció que la causa de su comportamiento infantil e inmaduro era su padre. Si le hiciera más caso no debería recurrir a esas pequeñas y fastidiosas bromas para reclamar un poco de atención. Él jamás tenía la culpa. No había elegido nacer en el seno de una familia rica mentida en política sin una pizca de atención. No había elegido nacer en un parto complicado, con dos meses de antelación, y matar a su madre en el proceso. No había elegido quedarse pequeño y crecer a un ritmo lento. No era culpable de tener las muñecas finas y los dedos delicados, ni los pies sonrosados, ni de haber cumplido los dieciocho y que el vello en su rostro redondeado de pómulos marcados siguiera sin dar el menor signo de vida.

 

Shuichi se retiró algunos mechones rebeldes de color rosa de la frente. Ese color de pelo lo había elegido expresamente para fastidiar a su padre, pero este ya había demostrado que no le importaba en lo más mínimo su imagen, ya que tarde o temprano debería sacarse ese color de pelo tan chillón  por uno más discreto, como el negro o el castaño. Incluso el rubio. Shuichi jamás se teñiría de pelirrojo, ya que era el color de pelo de su mejor amigo.

 

A los cinco minutos de estar allí sentado, Shuichi divisó un coche bastante grande de color negro que aminoró la velocidad mientras se acercaba a él. En un principio, pensó que se trataba de esos taxis de gran tamaño, pero luego, se dio cuenta de que era una furgoneta. Empezó a tener miedo, esas furgonetas siempre le habían dado pánico, desde muy pequeño se imaginaba que unos hombres malos emergerían de ellas y se lo llevarían con ellos. No hace falta decir que eso jamás le había sucedido. No hasta la fecha.

 

.

 

Respiró tranquilo cuando la furgoneta pasó de largo pero al metro de distancia se paró y de la parte de atrás emergieron rápidamente los hombres que tanto había temido Shuichi. Antes de que su cerebro procesara que estaba ocurriendo a su alrededor, dos de los tres hombres que habían salido de la parte de atrás del vehículo le habían cogido del brazo y empujado dentro de la furgoneta. Chocó contra el frió e imperfecto suelo y luego algo le cubrió los ojos. El sonido del motor rezumbó por el vehículo y lo último que pudo escuchar Shuichi antes de aspirar un olor dulzón y perder la conciencia fue una voz serena y varonil.

 

 

 

- No te resistas niño…-le decía la voz- no te resistas…

Notas finales:

Espero que os interese y haya gustado esta pequeña introducción :) En breve subiré el capítulo I ^-^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).