Llevábamos cerca de 3 horas de camino, durante ese tiempo, no sé cuando yo me quede dormido, pero una fuerte sacudida de la carreta, logro despertarme de mi sueño, asustado abrí los ojos y lo primero que vi fue la cara de horror de mi madre. Por la pequeña ventanilla de la carreta era visible que otra carreta, con 3 hombres arriba de esta, nos estaba golpeando intencionalmente. Siempre supe que nuestra familia era amenazada de muerte, pero nunca vi que pasara de aquellas cartas que recibíamos casi todos los días. Además nunca creí que alguien fuera capaz de cumplir ese tipo de amenazas, hasta el día de hoy.
Después de una serie de fuertes golpes hacia nosotros, nuestra carreta comenzó a caer por un barranco no muy profundo. Mama y papa me abrazaron para tratar de protegerme, mientras nuestros gritos invadían aquel silencio que se escuchada en ese lugar, y ya no recuerda nada mas aparte del fuerte golpe que sentí en todo mi cuerpo.
Después de eso, desperté 3 días después en un hospital, donde me dieron la noticia más terrible que me habían dado en mi corta vida… MIS PADRES HABIAN MUERTO. No recuerdo cual fue mi reacción, o mejor dicho no quiero recordar. Pero a mi mente vinieron las palabras que papa me dijo durante una de mis clases de filosofía:
-Ciel, ante ningún motivo debes permitir que alguien te vea llorar –esas palabras salieron de forma tan natural de la boca de él.
Yo le prometí que nunca llorar, además en lo que a mí respecta, el pequeño, tímido e inocente Ciel Phantomhive había muerto junto con Vincent y Rachel. Durante un tiempo viví con tía, pero cierto día me llego una invitación, la cual decía:
Estimado conde Phantomhive:
Por medio de la presente lo invitamos formalmente para que sea parte de nuestro alumnado en la Academia Medianoche.
Esperamos su respuesta.
Sin dudarlo dos veces, le dije a tía que quería ingresar, eso es lo que mis padres querían. Dudo por un momento, pero al final accedió. Para no alargar lo que sucedió el año pasado, solo puedo decir que fue como cualquier año escolar, con materias tediosas, maestros amargados y yo como un solitario.
No es que nadie quisiera hablar conmigo, al contrario, todos mis compañeros decían que yo era algo “lindo” y querían ser mis “amigos”, pero yo nunca se los permití. Prefería estar solo en la biblioteca o en mi habitación leyendo algún libro, que perder mi valioso tiempo con esa estupida gente. Al final todos dejaron de hablarme con excepción de ese estúpido Alois Trancy quien cada vez trataba de estar más cerca de mí y este año no iba a ser la excepción.
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-Ciel, ¿no quieres jugar conmigo? –dijo mirándome con su estúpida sonrisa y pasando su mano por encima de mis hombros- jugaremos a lo que quieras.
-Trancy, comprende de una vez yo no quiero estar contigo, ¡aléjate!-dije lo mas frio posible.
-Ciel eres tan frio, –dijo sin que una me mis palabras le afectara y siguio mostrando esa estúpida sonrisa burlona- pero no te preocupes eso solo hace que te veas más lindo.
Las palabras de Alois me sorprendieron y enojaron a la vez, gire mi cabeza, abrí mi boca para reclamarle por las palabras que acababa de decir, pero él me sorprendió dándome un apasionado beso.