Dolor de cabeza, náuseas, me tiemblan las piernas y con tambaleos logro llegar a mi cama, dejandome caer sobre de ella para hacerme un ovillo, presionandome las sienes, con los ojos fuertemente cerrados, tratando quitarme el dolor.
"-¿Qué te pasa?, tanto te molesta mi presencia, acaso?
Esa voz, esa maldita voz que jamás logro borrar por completo, que es capaz de hacerme perder hasta la noción del tiempo, la que tanto odio.
Su voz.
-"Vamos, Inu-chan. Te he preguntado algo, ¿en verdad es dífiicl estar conmigo?, dí la verdad.
-Bakaro-musito para mí. Aún sin abrir los ojos-. Dejate de juegos.
-"Parecieras estar de genio"
-oigo su risa burlona-."Siempre estas de genio cada que trato contigo."
-Bakaro-repito-. Sabes que no soporto tu precencia. Que el escuchar tu voz me provoca náuseas.
-"Vamos, Inu-chan. No deberías decir eso."
-Nada me impide despotricar contra tí y llamarte como lo que eres: un idiota sediento de venganza-a como puedo me levanto y me dirijo al baño, donde me hecho agua en la cara, refrescandome.
"-No deberías decir eso"
-repite con voz algo seca, pero sin deshacerse del tono socarrón.
-¿Por qué, maldita sea?, ¿es que acaso mis palabras te hieren?-inquiero con tono irónico, ante el cual recibo otra punzada de dolor en mi cabeza, que meobliga a sostenerme del lavabo con una mano, para con la otra sobarme la sien.
_"-Vamos chico. Conmigo no me vengas con esa clase de comentarios, que no agrada ese trato hacia mí."
-Como sea, deja de hacer eso-replico entre dientes-. Dime ya el por que no puedo hablarte como se me de la gana.
"-Pareciera que aún no lo entiendes"
-repite, mientras yo agacho la cara y nuevamente me refresco la cara, perlada de sudor-."No, mas bien aún no aceptas..."
-"Qué tú y yo...somos el mismo..."
Levanto el rostro y me veo en el espejo, solo para ver..."mi" reflejo. No ha ca,biado, sigue siendo mi rostro, pero no veo mi mirada, ni veo mi boca. Veo su rostro, sus gestos, su sonrisa tan socarrona como su voz, y unos ojos que no son dorados, sino de un brillante y malevolamente seductor...y letal color rojo.
-"No, no es que no lo comprendas"
-sus labios se mueven casi suavemente, como una caricia. Me mira friamente-. "Aún no lo quieres aceptar."
-Damare-digo, cubriendome el rostro con las manos. Cuando vuelvo a descubrirlo, compruebo que la imagen que me brinda el espejo ha vuelto a ser normal. Los ojos que me miran son dorados, son mis ojos, mis gestos son mis gestos, mis labios muestran mi desagrado, y mi mirada mi irritación.
Salgo del baño, y echo una ojeada al reloj: 6:40 a.m. Debo apurarme o no llegaré al colegio.
Tomo mi uniforme, y me lo pongo tan rápido como me lo permite el eco del dolor de cabeza que me ha quedado aún. Me pongo los zapatos y me amarro mi platinado cabello en una coleta, dejando dos mechas a los lados de mi rostro.
-"No encuentro aún el sentido que tiene para tí ir a la escuela"
-Damare, suficiente he tenido de tí por hoy.
Tomo un vaso de leche y una pastilla para el dolor. Como detesto que haga eso.
-Desaparece de mi mente, vete, duermete, escondete, ocultate, encierrate, no lo se, solamente callate hasta que te diga.
-"¿Es una orden, acaso?
-¿Y qué si lo fuera?
-"No me gustan las ordenes...no amenos que yo las de"
-De acuerdo, tómalo como petición, demo...solo dejame pensar libremente durante la escuela.
-"Como desees. Después volveré a saludarte, recuerda que no te puedes deshacer de mí"
-¡¡Largo ya!!
Silencio...al fin bendito silencio. Aunque sea fugazmente.
Tomo mi mochila y mis llaves, y salgo al patio donde se encuentra mi motocicleta, que saco a la calle.
Una vez fuera la monto, acomodo bien mi mochila, y con un rugido del motor, slgo a toda velocidad en dirección al colegio, con el fresco y frío viento que da en mi rostro.
Mientras voy en camino, comienzo a reflexionar en como es que me encuentro en esta situación, cosa que he hecho ya demasiadas veces, sin encontrar respuesta.
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Flash back
Un pequeño niño peliplata, no mayor de 9 años, se encuentre hecho un ovillo sobre su cama, abrazando sus rodillas y con los ojos abiertos de par en par, fijos en la nada sin enfocar siquiera. Solo permanece inmóvil en completo silencio.
-¿Cree acaso que se recupere totalmente?-dos hombres platican fuera de la habitación. Uno de ellos, peliplata al igual que el niño, va vestido formal, pero en su semblante se ve una expresión seria y preocupada.
-No lo se, no Taisho-sama. No lo se-el otro hombre, mucho mayor que no Taisho, también tiene expresión preocupada, abatida. Lleva puesta una bata blanca que le llega a los tobillos. Su cabello está escazamente poblado por canas-. Creame cuando le digo...que es posible que jamás lo haga. Es un niño chico. No se como haga efecto en él el tiempo en cuanto a esto.
Inu no Taisho cierra los ojos, y aprieta su manos en puños. Siente una furia enorme dentro suyo.
Sin poder evitarlo, descarga un fuerte puñetazo en la pared, tratando de descargar con el golpe todo lo que lleva dentro.
-¡¡¿Cómo pudo ese bastardo...?!!-exclama, enfurecido de solo recordarlo-. ¡¡¿Nase ka?!!, ¡¡watashi no shusoku, watashi no Inu-chan!!...¡¡SANTANTARU KISAMA!!
-Onegai no Taisho-sama-dice el doctor, poniendole una mano en el hombro-. Le pido se calme. Entiendo lo que siente demo...
-¡No es verdad!-exclama Inu no Taisho, apoyando la frente en sus manos, que siguen cerradas en puños y apoyadas en la pared-. ¡Usted no entiende como me encuentro!
-Tal vez tenga razón, shikashi...onegai. Debe ser fuerte para apoyar al pequeño Inuyasha en esto. Lo que ahora necesita es sentir a su padres cerca, apoyandolo en esto, saber que están con él...mas que nunca. Solo tranquilicese, hágalo por su hijo.
Dentro de la habitación, sin prestar atención a la charla entre los dos hombres, el pequeño Inu-chan sigue sobre la cama, inmóvil.
Cierra los ojos fuertemente.
-"Duele...duele tanto el recordar"-piensa-."Iie, no kishii...duele tanto el recordar..."
Dentro suyo, en el interior de su mente, comienza a brotar algo que lentamente siente trata de tomar forma.
Una neblina, un rostro...¿alguien?, no lo sabe, pero no lo puede detener.
-"No quiero pensar en nada. Duele, duele mucho..."
-"Duele demasiado..."
Inuyasha se sorprende al oir esa voz dentro de su cabeza, una voz que le es muy conocida, pero con una entonación diferente.
-"Los recuerdos duelen..."
Inuyasha se sobresalta. Esa voz...es la suya, diferentemente cambiada. Más seca, más fría...más llena de dolor y de furia contenida.
-"¿Quién eres?"-pregunta en su mente a aquella voz.
-"Somos el mismo...la misma persona, el mismo ser"
-"No puede ser. Yo soy Inuyasha."
-"Y yo también"
-"¿Porqué estás en mi mente?
-"Para ayudarte a olvidar...¿quieres olvidar?"
-Wasureru...ka?-musita Inuyasha con un hilo de voz, apenas audible.
-"Hai. Olvidar el pasado, olvidar el dolor, olvidar las lágrimas...olvidar eso...aquello que tanto duele recordar...¿no es eso lo que deseas?"
-"¿Puedes hacerlo?"
-"Hai"
-"Entonces hazlo. Ayudame a olvidar...ayudame a olvidarlo. Borralo, sácalo...no lo se, pero solo hazlo, onegai. Quiero olvidarlo todo."
-"Así lo haré. Será cuestión de poco tiempo. Paulatinamente no lo recordarás, aunque en tu mente permanezca."
-"...Arigato..."
-"Inu-chan...solo recuerda..."
-"Nani?"
-"De aquí para siempre...siempre me tendrás presente dentro de tí...seremos uno en un mismo cuerpo...tal vez diferentes...pero el mismo al fin"
-"Seremos...¿amigos?"
-"...tomalo como quieras"
-"Arigato...Inu-chan"
Fin flash back
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Llego al estacionamiento del colegio, y mientras me dirijo rumbo al edificio, sigo dandole vueltas a esto en mi cabeza.
No logro recordarlo, conservo la mayoría de mis recuerdos, pero un corto lapso de tiempo está vedado para mí. Por más que lo intente, solo neblinas inundan mi mente en ese punto.
¿Qué me fué borrado, que yo mismo quise olvidar?. ¿Qué fué lo que creo a este ser dentro mío?.
Mis padres jamás supieron de él, nunca se los dije.
Y él siempre estuvo presente dentro de mí, de mi mente. Nunca jamás me pude librar de él.
Tal vez hubiera en mi pasado un tiempo en que pude deshacerme de él, borrarlo, eliminarlo...matarlo practicamente.
Ahora...ahora es ya demasiado tarde...
Y forma parte de mí muy profundamente. Me doy cuenta de que con el paso de los años...realmente nos volvimos uno dentro del mismo cuerpo.
Tan distintos...y tan iguales a la vez.
-"¿Te molesta mi presencia?"