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LA ÚLTIMA VEZ por Evel Mestra

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Notas del fanfic:

Disclaimer. Naruto y sus personajes pertenecen a Masashi Kishimoto


Narusasu, One-shot, Angst 

 

L A   Ú L T I M A   V E Z

EVEL MESTRA

_________________________

 

 

 

Ese día ambos llegaron a un acuerdo silencioso.

Naruto recorrería el camino que ya sabía de memoria, entraría a ese sombrío barrio que evocaba más a muerte que a vida, mendigaría los besos del otro una vez más y se engañaría como siempre.

Y Sasuke lo recibiría silencioso, indiferente. Sin ninguna palabra se entregaría al Uzumaki; quizás por culpa, quizás porque estaba tan solo como Naruto, más solo que nadie.

Pero ambos sabían que sería la última vez.

Ese último día Naruto se sentía nervioso, inquieto, porque sabía que mañana se alejaría de forma definitiva y sabía también que era lo correcto. Porque hace dos años Sasuke había regresado a Konoha más distante que nunca; una coraza que Naruto había querido romper a toda costa, primero a golpes, luego a besos forzados que terminaron en la cama para salir totalmente herido luego de ello. Se aferró a ese amor incondicional y egoísta que sentía por el otro bajo el presentimiento de que para Sasuke solo era un juego más. Era consciente de ello pero necesitaba engañarse y creer que el sentimiento era mutuo, que no había perseguido tantos años al otro en vano y que no había sacrificado tantas cosas por un amor sin sentido.

Sasuke lo incitaba para luego ignorarlo, se abría de piernas para luego burlarse de sus sentimientos, se llevaba en cada beso su voluntad y cada vez que Naruto le susurraba un “te amo” se llevaba un pedazo de su vida, de sus sueños. Y no fue consciente del momento en que ser Hokage ya no era tan importante como el anhelo de ocupar un lugar en la vida de Sasuke. Ya no le interesaba tener una familia con tal de ocupar un lugar entre sus sábanas, y no le importaba ser reconocido por otros si era Sasuke quien lo trataba como un igual.

Pero el silencio y la indiferencia del azabache mataron poco a poco la última esperanza que le quedaba, incrementando su desesperación, sus ansias.

Y buscando esa respuesta que nunca llegó es que Naruto lo mordió con fuerza, lo marcó con rabia y lo penetró con fiereza. Y Sasuke apretó los labios aguantando en silencio, mirando un punto perdido y lejano, hundiéndose bajo un torbellino de pensamientos a los que Naruto nunca podría acceder.

Por eso ambos sabían que esa sería la última vez.

Supo que junto a Sasuke no había futuro, no había mañana; un día se iría y lo dejaría solo, sin apoyo ni salvación. Pero él podría haber soportado todo eso y perseverado en ese amor incansablemente si no fuera porque sentía que estaba obligando al Uchiha a sostener una relación inestable por la culpa y el remordimiento, producto de los errores cometidos en el pasado. Quizás Sasuke aún sentía que le debía algo y pagaba con ese contacto frívolo todo lo que no había podido exonerar con palabras.

Y la verdad lo golpeó con fuerza.

La verdad era que Sasuke siempre había querido renacer su clan y a su lado nunca podía lograrlo.

La verdad era que Sasuke nunca lo miraría de la forma en que él quería.

Y porque Naruto necesitaba oír aquellas palabras que Sasuke nunca podría pronunciar sin obligarlo, y porque buscaba aquello que completaría esa unión tan superficial que extinguía el deseo de su cuerpo mas no el de su corazón, es que había decidido que esa sería la última vez; porque cuando el sexo fue insuficiente y su piel ya no ardía en deseo, cuando sus brazos exigían despertar enredados en los del otro y su anhelo más grande era compartir algo más que un simple revolcón; se vio a sí mismo más solo que ayer, más solo que nunca.

Decidió seguir su camino antes que fuese demasiado tarde, para recuperar sus sueños por sobre sus falsas ilusiones.

Decidió ser él quien se alejara, antes de ver como el otro lo abandonaba sin contemplaciones. Se casaría con otra e intentaría cubrir esa carencia de afecto construyendo la familia que nunca tuvo. Y supo que había tomado la decisión correcta cuando le habló de sus nuevos planes a Sasuke y obtuvo a cambio la más dolorosa indiferencia.

Por esa razón es que esa última noche lo besó agónicamente, en un roce apasionado y profundo; entrelazó su lengua con la contraria queriendo robar de esa boca todos los besos de los que era dueño, deseando sellarla para que nunca más pudiera besar otros labios; rodeó el cuerpo contrario anclándolo al suyo con desesperación, estrujando sus nalgas con ansias, susurrando palabras obscenas solo para ponerlo a prueba, para sentirse necesitado por el otro, para recordar por siempre esa última vez. Y al Uchiha se le escaparon suspiros y jadeos difíciles de contener, porque por primera y última vez no quiso contenerse.

Ambos sabían que en la cama podían encontrarse sin máscaras ni mentiras, porque fuera de ella apenas podían mirarse a los ojos por miedo a descubrir la verdad del otro.

 

—Mírame.

Por un momento se sintió desfallecer cuando chocó con los ojos oscuros de Sasuke escrutándolo con una fuerza abrumadora.

¿Cuál era la verdad tras esa mirada?

Quizás se había equivocado, quizás era su culpa por haber forzado esa aparente amistad que tenían y ahora lo estaba pagando caro, el otro nunca lo había querido de la misma forma y ahora se entregaba a él solo por remordimiento, por atenuar los errores de su pasado.

Quizás esa era su forma de agradecer por haberlo buscado incansablemente, por haber creído en él cuando todos le dieron vuelva la espalda, por haberlo salvado de esa oscuridad que amenazaba con consumirlo.

Y los ojos azules parpadearon con dolor.

Él quería su amor no su lástima.

Y porque sabía que nunca tendría lo primero es que esa sería la última vez.

Entonces las pálidas piernas del otro se abrieron en una invitación silenciosa y Naruto dejó el dolor de lado para aferrarse a la ilusión de que ese amor era correspondido.

Caricias desesperadas y besos suplicantes precedieron el momento que ambos esperaban, y Naruto lo penetró de una sola estocada jadeando de placer, sonido que fue seguido por un quejido de dolor en el otro que sonó delicioso.

Esa sería la última vez que irrumpiría en la férrea fortaleza de Sasuke, que sacaría del otro esa seriedad que lo llenaba de impotencia, borrando de él esa sonrisa sarcástica y dolorosa.

Y las embestidas fueron duras, brutales.

Lo mordió con fuerza y lo penetró sobre el suelo, los muebles, la cama.

Sasuke se permitió gritar y gemir como nunca, cediendo por primera vez ante esa guerra silenciosa de voluntades, porque Naruto había perdido y abandonado mucho por su causa y ahora le tocaba a él dejar su orgullo de lado para entregarse completamente.

 

Porque no habría una próxima vez.

 

—Mírame.

Naruto afirmó los muslos del otro y marcó su blanca piel sintiendo que llegaba al clímax y con ello al fin de esa dependencia.

Y estrechó al otro en un agarre desesperado, sus azules ojos se velaron de placer y se corrió en el cálido interior Sasuke con un jadeo ronco, al tiempo que el Uchiha llegaba al orgasmo y caía de espaldas a la cama.

El rubio esperó que ambas respiraciones se regularizaran y se acercó con cautela al cuerpo del otro, depositando un beso en su frente perlada de sudor, sabiendo que Sasuke odiaba cualquier muestra de afecto después de una sesión de sexo.

Por eso se sorprendió cuando el Uchiha lo agarró de la nuca y juntó sus labios en un beso ansioso y fugaz. Ambas miradas se cruzaron por última vez, y cuando el otro desvió la vista y colocó su habitual máscara de frialdad Naruto entendió que era el momento de retirarse...

Pero su determinación ya no era tan firme y supo que con una palabra o un gesto de Sasuke podría cancelar todo, su boda, sus sueños, su nueva vida. Si tan solo Sasuke lo amara como él lo hacía las cosas serían diferentes y no dudaría en dejar todo atrás por pasar el resto de los días que quedaban a su lado, pero el silencio se extendió más aplastante que nunca, y la respuesta que tanto anhelaba nunca llegó.

Volvió a susurrar un “te amo”, pero esa sería la última vez que lo diría.

Porque Naruto salió de esa habitación tan rápido como sus piernas le permitieron, dejando atrás su último sueño.

 

 

*

 

 

Pronto la habitación quedó completamente vacía.

El Uzumaki ya se había marchado y Sasuke lanzó un suspiro cansado, cubriéndose el rostro con una mano.

Sentía aún el tacto del dobe, sus manos fuertes acariciarlo, sus labios rozando los suyos.

Sentía el rastro del acto reciente en su piel, el cuerpo del otro enterrándose profundamente en el suyo, embistiéndolo, completándolo.

Tembló ante el recuerdo de todas esas sensaciones y su boca de pronto se apretó en un gemido que no quiso salir, guardando toda esa frustración y todo ese dolor para sí mismo porque era todo lo que merecía.

El día que Naruto lo había salvado de la oscuridad y de su propio odio entendió que era más que un amigo; Naruto era su todo, su compañero, su apoyo, su igual.

Pero también sabía que no lo merecía.

Después de haberlo humillado, despreciado, odiado; después de haber intentado romper ese lazo que los unía con la muerte; después de haber escogido la venganza antes que la mano que Naruto le ofrecía; después de todo eso el Uzumaki aún lo esperaba con los brazos abiertos y una sonrisa sincera que lo hizo sentir más miserable que nunca. Vio en esos ojos azules el reflejo de sus errores, en las heridas de Naruto vio todo lo que había perdido y en su abrazo sintió todo lo que hubiera tenido de no haber escogido el camino de la venganza.

Y cuando el arrepentimiento lo aturdió y desmoralizó supo que era el momento de hacer las cosas bien por primera vez. Porque el dobe creía que la felicidad se encontraba a su lado y no sabía cuán equivocado estaba. Sus manos ahora estaban llenas de sangre inocente y en sus espaldas cargaba con la culpa de todos los actos impulsados por el odio.

¿Podría recibir el amor de alguien tan bueno como Naruto?

Sus ojos se ensombrecieron en la oscuridad de la habitación.

No merecía ser perdonado.

Para él dejaron de existir los sueños y los finales felices desde el momento en que su clan fue asesinado: ese día la venganza se transformó en su norte y después de ella veía a la muerte como su único descanso. Imaginó que iría a un lugar recóndito donde van aquellos que han herido, asesinado y mal obrado en vida; pensó que ese era un buen precio por lograr sacar todo su odio y hacer justicia con sus propias manos.

No se imaginó que la oscuridad sería tan dolorosa al descubrir que su hermano no tenía la culpa. Y no se imaginó que quien lo salvaría de ella estaría dispuesto a llegar tan lejos por alguien que merecía tan poco.

La vida da muchas vueltas y había sido rescatado por aquél lazo que intentó eliminar, cobijado por aquellos brazos de quien despreció tanto en el pasado, y amado por el único que le había devuelto la vida.

Entonces supo que la calidez del otro era un puente para burlar el vacío que amenazaba con hundirlo.

 

Lo amaba.

 

Amaba a Naruto como nunca había amado a nadie y se dio cuenta demasiado tarde. Y cuando esos sentimientos se hicieron evidentes él se encargó de enterrarlos y reemplazarlos por la indiferencia, construyendo una máscara impenetrable para ocultar del otro aquello que lo volvía débil y esperando el momento en que Naruto decidiera continuar con su vida y sus sueños.

Naruto sería Hokage, tendría una familia como siempre soñó y la aldea lo respetaría como siempre debió ser. En cambio él obtendría la soledad ansiada después de tanto vagar entre sentimientos contradictorios.

Cada beso, cada caricia y cada abrazo lo apreció como el primero, porque era la primera vez que se sentía tan humano, tan vivo, lo suficientemente bueno para ser amado y entonces tuvo la certeza que si no hubiera escogido el camino del odio hubiera sido realmente feliz junto a Naruto.

Pero no lo merecía.

Esa mascara que construyó fue la pantalla tras la cual escondía sus dolorosos pensamientos para permanecer imperturbable ante la mirada dolida de Naruto cuando lo ignoraba, para poder aguantar los besos agónicos del otro y las lágrimas que derramaba cuando creía que no era visto, para poder permanecer en silencio cuando sus labios querían gritarle que estaba enamorado, para poder rechazarlo cuando quería quedarse entre sus brazos, para dar vuelta la cara cuando Naruto quería besarlo con sentimiento.

Y al final llegó el día que ya había anticipado y su corazón endurecido después de tanto daño aguantó el golpe de ver al hombre que amaba comprometido con otra, y se mantuvo inmutable cuando escuchó de los labios del otro la nueva vida que comenzaría donde no había lugar para él.

Soportó indemne los últimos besos, las últimas caricias, la última vez.

Pero no era tan fuerte, y ahora las lágrimas corrían silenciosas por sus mejillas, recordando el último susurro que obtendría de los labios del otro, el último “te amo”.

Porque sabía que era lo correcto, sabía que esa historia tenía que terminar así.

Un final feliz para quien lo merecía y ahora él se encargaría de que nada ni nadie le hiciera daño a Naruto nunca más. Se volvería su protector en silencio, velaría sus sueños en las sombras y mataría a todos sus enemigos.

Cuidaría a sus hijos, a sus nietos. Y sería feliz a su manera, viendo al otro completo y realizado.

 

Ese día habían llegado a un acuerdo silencioso.

 

Porque ambos habían tomado una decisión importante.

 

Porque para ambos sería la última vez.

 

 

 

 

 

*

Notas finales:

Antes que nada gracias por leer. Sé que a much@s les puede parecer un final triste, pero siento que debe ser así, a pesar de que tengo una idea de una posible continuación siento que debiera dejar hasta aquí el fic porque la idea principal está lograda, es decir, ambos abandonaron lo que amaban por el bien del otro, y este “final alternativo” lo tenía previsto hace mucho tiempo pero no sabía si escribirlo o no, al final me animé y salió esto.

 

Es mi primer fic narusasu y el primer angst así que espero que les haya gustado.

 

¡Muchas gracias a los que me leen!


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