Mello se sentía ofendido, como podían haberle puesto en un enredo de matrimonio; si ni siquiera quería casarse y menos con alguien como Mikami, lo que él quiere es ser el mejor detective del mundo, como sus hermanos Elle y Beyond, dos gemelos inigualables, lo único que los diferenciaba de todos los demás, aparte de que tener un coeficiente alto, era el amor que se tenían, no era ese tipo de amor de hermanos, era amor puro, de pasión, cariño y lujuria lo que sentían. Era por eso que el rubio estaba orgulloso de sus hermanos, no importaba que le dijesen los demás, ellos se amaban y seguiría así, hasta el fin del mundo. Una de las típicas frases de Elle, pero lo que ahora surgía en su mente era el desprecio que sentía hacia sus padres, como le hervía la sangre de solo recordar la noticia del matrimonio en esa misma tarde, mañana se casaba, ‘que horror’ se decía a sí mismo el rubio.
El día paso volando y con eso llego el día de la boda, a Mello se le veía más y más frustrado, Cristal ayudaba al rubio a probarse su vestido, ¿vestido? , vaya que cuando Mello escucho esa palabra hizo un alboroto, él era hombre ¿Por qué razón habría de utilizar un estúpido vestido?, pero como siempre nadie le escucho más que su querida amiga, que era la ama de llaves, Cristal era una gran persona, siempre escuchaba a Mello cuando tenía algún problema o se sentía triste, la quería mucho, era como una hermana mas, al menos eso alegraba mucho ojiazul. Cristal dio una pequeña vista, aquel vestido le llegaba hasta la rodilla, dejando ver tus torneadas piernas bronceadas, en la parte de arriba no tenia mangas, se podían ver sus hombros y sus brazos escuálidos pero finos, el vestido tenía un pequeño moño que dejaba ver su cinturita, en el cabello llevaba una rosa y un velo transparente.
-Me siento ridículo –dijo el rubio quitándose el velo y la rosa, para luego tirarlo al piso.
-Mello, por favor compórtate – dijo Cristal mientras recogía lo que había tirado el rubio.
-Lo siento Cristal… pero es que no quiero casarme con Mikami, lo odio a él y a mis padres por forzar a casarme.
-Lo sé Mello, pero nada se puede hacer… a mí tampoco me cae muy bien ese tipo – Cristal era menor que Mello y aun así era mucho más madura que el rubio, no necesitaba de insultos o amenazas para demostrar lo que siente, ella si era toda una dama – tiene algo que me hace dudar de él; Mello no hagas ninguna locura, sé que no te cae y que lo odias, yo también siento eso pero… tu mismo te perjudicaras si haces algo, y yo no quiero que te pase nada.
-Me alegra saber que al menos alguien se preocupa por mi – dio una pequeña sonrisa, esas que solo se la dedicaba a ella por ser una persona tan linda y amable con él.
-Gracias mi querido rubio – dio una pequeña reverencia y salió de la habitación para que el rubio se terminara de alistar.
*-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------*-----------------------------------------------------------------------------------------------------------*
Los sonidos de la campana, la gente riendo y sonriendo, los finos y simples toques del piano y violín, eso le daba asco al rubio que se encontraba ya caminando hacia el altar, con Mikami extendiéndole la mano, a Mello no le quedo de otra y acepto asqueado la mano de su futuro esposo, la misa paso de lo más tranquilo, hasta que llego la parte de los votos matrimoniales, Mikami con una sonrisa forzada dio el ‘acepto’, ahora el padre se dirigía a él.
-Mello, ¿Aceptas a Mikami como tu esposo para quererlo y amarlo, en las buenas y en las malas, en la pobreza y en la riqueza, en la salud y enfermedad hasta el final de tu vida?
-…- todos miraban expectantes la respuesta del rubio, sin embargo esta no llegó, cuando Mello estaba solo o con Cristal le era fácil demostrar sus sentimientos, pero cuando había un público con la excitación desbordándoles por los ojos, le era imposible, a cambio de su respuesta lo único que recibió el padre fue sorpresa de ver como el rubio escapaba de la iglesia y corría rumbo al bosque.
*-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------*-----------------------------------------------------*-----------------------------------------------------------------------------*------------------------------------------------------------*
El ojiazul lloraba de rabia al no poder decir lo que sentía, y no tuvo otra opción que escapar, corría a gran velocidad y el único lugar en el que pensó no lo buscarían era el bosque, se adentro hasta perderse en aquel laberinto de ramas y arbustos secos.
La adrenalina desbordaba de Mello, no había parado de correr hace mas de 15 minutos y se estaba cansando, su frente se lleno de sudor y le era difícil seguir con ese vestido que le incomodaba demasiado, freno de golpe haciendo que tropezara y cayera dentro de un hoyo que se encontraba debajo de un árbol, lo último que vio el rubio antes de caer inconsciente fue una bolita blanca acercándose hacia donde él estaba.