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¿Qué me hiciste Severus Snape? por Drakitista

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Notas del fanfic:

La guerra se acabó, y Harry lo único que quiere es buscar el amor. Albus, Sirius, Fred y Severus (por supuesto) están vivos. El único que murió fue Voldy porque se lo merecía

Treinta de Diciembre del 2000. Un chico moreno con el pelo revuelto, 1,70 de estatura, delgado pero con músculos definidos, espalda ancha y unas gafas redondas, que le cubrían unos preciosos ojos verdes esmeralda; descansaba en el lago disfrutando del primer día de las vacaciones de Navidad. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no se percató del llamado de su amiga.

-    ¡Harry!...¡Harry!...¡HARRY JAMES POTTER EVANS QUIERES HACER EL FAVOR DE ATENDERME CUANDO TE HABLO!

-    ¡AHH! Herm ¡me asustaste! No me había dado cuenta de que estabas aquí

-    Sí Harry ya lo he visto. ¿Qué te tiene así para que ni siquiera me oigas?

-    Nada amiga, simplemente estaba pensando en que todo ha pasado muy rápido, que por fin Voldemort murió, que Sirius regresó a mi lado, que es nuestro último año y un millón de cosas más que me vienen a la cabeza.

-    Si Harry, por fín todo ha acabado y lo único que te queda es disfrutar que estas vivo y ponerte contento ¡Vas a vivir con Sirius!

-    Siiii… se me había olvidado por completo. Viviré con él, por fin tendré una familia.

Su conversación se vio interrumpida por un pelirrojo que venía a toda prisa.

-    Hola chicos. Llevo toda la mañana buscándoos. Y mira tú por donde os encuentro solos y muy juntitos. Si estorbo me avisáis.

-    ¡Oh! Vamos Ron. Sabes perfectamente que entre Hermione y yo no hay nada. Deja de ser tan celoso.

-    ¡RON WEASLEY! No puedo creer que pienses eso de mí. Llevamos un año de novios y me vienes con esas. Verás, un día…

Pero no pudo terminar lo que estaba diciendo porque de repente unos labios conocidos se habían posado sobre los suyos. Cuando ya no podían respirar más se separaron y antes de que Hermione recordara su enfado, Ron habló primero.

-    Lo siento corazón pero me sentía tan solo y desesperado que cuando te vi con Harry los celos me nublaron el cerebro y dije la primera tontería que me vino a la cabeza. Pero de verdad que confío en ti. ¿Me perdonas?  

-    No se como lo haces pero la verdad que últimamente no me puedo enfadar contigo.

-    Lo siento Harry, hermano. No sé que me pasó. De verdad que lo siento. No volverá a pasar… ¡ehh! ¡No te rías de mí!

-    ¡Jajajajajaja! Ok Ron pero la próxima vez piensa antes de hablar... Bueno pareja, os dejo. Voy a ir a la sala común a hacer mis deberes rápido y así poder tener las vacaciones libres para estar lo más posible con mi padrino. Os veo luego.

Harry iba por los pasillos buscando la escalera que le permitiría subir. Desde hacía días que estaba triste. Es como si sintiera que algo le faltara y no sabía que era exactamente. Tenía amigos, familia y mucha gente que se preocupaba por él. Pero seguía sintiendo que su corazón estaba vacío. ¿Qué era exactamente lo que le faltaba? Otra vez se encontraba divagando en su mundo. No se dio cuenta de nada, hasta que chocó con algo duro y cayó al suelo.

-    ¡Ahhh! ¡Mi espalda!.. Lo siento iba distraído.

-    Tenía que ser usted Potter. Es que ni en vacaciones va a dejarme en paz.

-    Lo siento profesor Snape pero estaba pensando y no me di cuenta de por donde iba.

-    Sabe señor Potter. Lo raro sería que se diera cuenta de algo. Con el poco cerebro que tiene ¿cómo sigue sobreviviendo?

Harry todavía se encontraba en el suelo. Se levantó y aguantándose las ganas de contestarle mordazmente le dijo:

-    De verdad profesor que lo siento. Si me cree o no ¡es su problema! Ahora si me disculpa, me voy a hacer mis deberes.

Pero antes de que pudiera continuar una mano agarró fuertemente su muñeca y en un minuto estaba pegado al cuerpo de su profesor. Sintió un calor tan extraño que quiso apartarse rápidamente pero una mano se apretó fuertemente a su cintura y una voz fuerte cerca de su oído le dijo de manera amenazadora…

-    La próxima vez que me conteste así, no espere compasión de mi parte. A mi no me engaña esa pose de niño bueno que tiene y si se quiere hacer el listo que sea con otra persona. ¿Entendió?

Harry no sabía como reaccionar. Algo en su cabeza le dijo que asintiera y así  lo hizo. El profesor más enojado de lo que ya estaba antes del encuentro se marchó ondeando su capa negra y dejando ese toque de misterio que siempre le caracterizaba. Cuando El niño que vivió llegó a su sala común estaba tan desorientado que decidió irse a la cama sin cenar y sin pensar en nada de lo que había pasado.

Al día siguiente todavía dormía. Ron no le quiso despertar pensando que estaría cansado de estudiar toda la noche, así que se reunió con Hermione abajo y se fueron a desayunar. Arriba en la habitación de chicos un solitario Harry estaba teniendo un sueño. De repente se levantó con la respiración agitada y totalmente sudado. No había tenido una pesadilla sino el típico sueño de un chico de 16 años con las hormonas alborotadas. Y estaría contento por ello si no le desconcertara el protagonista de ese sueño.

-    Bien Harry. Acéptalo estás… ¡loco! Él no puede ser el que aparezca en ese tipo de sueños. Punto 1: ¡Es un hombre! y punto 2: ¡Es Snape! Vale puede que haya aparcado este tipo de situaciones por el estrés de la guerra. Pero… por favor ¡Snape!

Decidió levantarse y meterse en la ducha rápidamente. Tenía que resolver ese pequeño problema entre las piernas que cargaba como “consecuencia” del sueño. Pero por su madre que no lo iba a hacer a la manera convencional. Encendió la llave del agua fría y cuando “eso” desapareció reguló el agua para que saliera tibia. Se sentía tan bien ese baño que su traicionera mente lo relacionó con las sensaciones placenteras del sueño y lo recordó con todo detalle.

 

SUEÑO DE HARRY

Harry iba caminando por los pasillos. Se regañaba a sí mismo por no llevar su capa y el mapa exponiéndose a que cualquiera le pillara vagando a esas horas. Iba de un lado a otro. Se sentía extraño, nunca se había perdido en Hogwarts. De repente alguien le cogió por la cintura con las dos manos y lo llevó a un salón vacío. En un principio sintió miedo al pensar que podría ser alguien peligroso pero su cuerpo se tranquilizó al instante como si ya le conociera. Unos labios se acercaron a él. Una voz masculina y profunda le dijo <Bésame>. Pensó que todo iba muy rápido, que nadie desconocido le pedía un beso de repente pero era un sueño al fin y al cabo y puede pasar hasta lo más inverisímil. Con mucha determinación se dio la vuelta y le besó, esos labios eran suaves y a la medida exacta; ni muy grandes, ni muy pequeños. Al principio era un beso tierno pero se volvió más pasional cuando el extraño le pidió permiso con la lengua para entrar en su boca. Las manos vagaban por el cuerpo contrario y tocaban todo lo que podían. Tras unos minutos necesitaban oxígeno y el beso tuvo que ser interrumpido sin que ninguno de los dos quisiera. Fue ahí que Harry recuperó un poco de cordura y decidió conocer la identidad de su “secuestrador”. Era más alto que él y cuando levantó la cabeza para verle se quedó de piedra. Ahí estaba nada más y nada menos que Severus Snape; profesor de pociones, ex- mortífago, espía de la Orden del Fénix y enemigo jurado de su padre y padrino.

FIN DEL SUEÑO DE HARRY

Ahí fue cuando el sueño se acabó y se despertó abruptamente. No lo podía creer sabía a quién había besado y aun así le había gustado y para colmo su mente le hacía recordar el sueño. Cerró el agua, cogió la toalla y se secó. La ató a su cintura y busco una ropa cómoda que ponerse. Tras arreglarse completamente se miró al espejo. Intentó hacer algo con su pelo pero no lo consiguió. Bajó rápidamente al comedor para desayunar. Eran las 10:00 de la mañana y todavía le quedaba media hora para hacerlo.

Al entrar, intentó no mirar a la mesa de profesores pero su mala suerte le acompañaba y cuando alzó la vista, vio que solo había una mesa.

-    “¡Mierda!” Es Navidad. No me acordaba que como hay muy pocos alumnos solo ponen una mesa.

Se acercó y con un seco “buenos días” se sentó. Inmediatamente se dispuso a comer y no dejó de mirar su plato en ningún momento. Cuando terminó, salió rápidamente y se reunió con sus amigos que estaban en el lago. Durante todo el día estuvo entretenido y no le dio más vueltas a lo de por la mañana.

Una semana después del “accidente” (así lo llamaba Harry) todo marchaba adecuadamente. Sus amigos y él esperaban ansiosos a que llegara el día de Navidad. Pero como mencioné antes, su mala suerte lo acompañaba y lo comprobó cuando recibió una llamada por parte del director para que acudiera a su despacho inmediatamente.

Notas finales:

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