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Trabajando Tarde por Vvip7ri_ss

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Notas del fanfic:

Woow :D Okey realmente creí que este momento no llegaría xD

Este es mi primer Fanfic y (obviamente) mi primera escena pervertida :D

 

De acuerdo, disfrúten todo y ¡Viva el Sebastian x Ciel!.

 

Notas del capitulo:

Bueno, realmente amé mi Fic y espero que a ustedes también les guste.

Esto en un ONE SHOT porque yo soy muy impaciente heh... Bueno este es para las personas iguales a mi y tambien a todo tipo.

 

¡Disfrúten!

~Estoy tan cansado…~ Pensaba el joven Phantomhive, mientras se recargaba unos cuantos segundos en su enorme sillón de piel color café, lo cual forzaba al sillón girar unos cuantos grados hacia una pared.

~…Pero debo terminar esto… Maldición, ya es tarde~ Miraba con un poco de enojo al gran reloj de péndulo que colgaba en la pared que le daba de frente.

~No me puedo distraer~

Con esas palabras interrumpió su fija mirada del enorme reloj de nuevo hacia el montón de papeles que se encontraban sobre su escritorio. Aunque fuera difícil de creer, hacia ya un poco más de 12 horas el joven Ciel se había dispuesto a terminar esa gran montaña de papeles que yacía sobre su elegante escritorio de madera de roble. Ese es el tipo de trabajos que a cualquiera que se le habría entregado a terminar de un día hacia otro, hubiera preferido renunciar antes de empezar, pero el joven Phantomhive a sus cortos 12 años de vida  no era como ningún otro, ni joven ni adulto, él era muy obstinado, lo cual al mismo tiempo que era bueno serlo, también era malo.

–Joven amo- Apareció una nueva interrupción al trabajo al que, Ciel, dedicaba tanto esmero. Era su mayordomo: Sebastian.

-¿Qué quieres, Sebastian?...- Respondió con brusquedad el Phantomhive. –…Estoy trabajando y lo sabes- Siguió lo que decía sin apartar su vista al papel que firmaba en ese momento.

–Discúlpeme usted, joven amo, pero debo decirle que, como usted ya conoce, me preocupa usted y su salud…- Decía el mayordomo con su grave y melodiosa voz, que harían a cualquier chica quedarse sin palabras. –…Y me parece poco saludable lo que usted hace: Trabajar hasta muy tarde, por tantas horas y sin descanso-

Lo que decía sonaba realmente interesado en el joven Ciel, pero como era de costumbre, tenía una rareza que le impedía mostrar sentimiento alguno en su voz al decir las cosas.

-Silencio- Dijo inmediatamente después de que el pelinegro terminara su argumento. –Es mi trabajo y, cueste lo que cueste, debo entregarme y cumplir con ello- Decía muy decidido y firme, como era típico en el joven Phantomhive; siempre parecía gustarle llevarle la contraria a su mayordomo, que “vivía” para servirlo, protegerlo y complacer sus caprichos.

–Ahora, te ordeno que abandones la habitación para que pueda terminar esto lo más pronto posible- Refunfuño el pequeño, que se encontraba aún detrás del escritorio, concentrado en lo que hacía.

Sebastian, lo cual era raro en su usual comportamiento, desobedeció, ya que lo que él normalmente lo que hacia era contestar inmediatamente a una orden de su amo con un sencillo <<Yes, My Lord>>. No, él se quedo ahí, contemplando a su joven amo por unos segundos.

–Sebastian… ¿Qué no me escuchaste? Fuera de mi oficina- Gruñó el Phantomhive, obviamente molesto por el no-cumplimiento de su orden.

–Señor…- Dijo el mayordomo con una voz mas calmada y grave de lo normal. Se acercaba a pasos lentos pero largos hacia escritorio en donde estaba su amo, con sus ojos fijamente viendo a la perfecta cara angelical del aquel niño -Realmente me preocupa usted, ¿Sabe?-

Se encontraba a unos cuantos centímetros de la oreja de Ciel, una peligrosa distancia, tan cerca como para que sus palabras resonaran y erizaran su piel en unos cuantos segundos y con su profunda voz, no era cosa difícil de realizar.

-¿Qué diablos te pasa, Sebastian? Apártate unos cuantos metros de mí ahora mism...-

Lo que decía fue sorpresivamente interrumpido por los labios de su mayordomo sobre los suyos. Sebastian le acababa de robar un dulce y apasionado beso a su joven amo, lo cual hizo que inmediatamente Ciel se sonrojara. Lo que acababa de hacer fue rotundamente peligroso y atrevido.

-Nghh…- Fue lo único que pudo resonar Ciel, ya que una fuerza sobrenatural, le impedía quitarse de encima a su mayordomo.

-Se-Sebast-Sebastian…- Logro decir a duras penas, ya que ese apasionado beso le quitaba el aliento poco a poco.

Sebastian besaba con tanta dulzura, pero a la vez con tanta profesionalidad, como si fuera un experto en eso, es el tipo de besos que cualquiera quisiera morir ya habiendo recibido uno parecido.

-Basta, joven amo-. Se separo unos cuantos milímetros de la cara de Ciel para poder pronunciar eso; refiriéndose a la resistencia que oponía su amo

–Ah trabajado ya bastante por hoy- decía con lo que parecía ser una sonrisa curveada en su boca y una mirada penetrante en sus ojos, en donde se podía ver claramente la palabra <<Deseo>> en ella.

-Realmente desearía que tomara un descanso, nadie se lo merece más que usted, mi joven amo- En ese momento sus ojos se tornaron en un color rojo vibrante, lo cual hacia claramente asustar un poco a su amo, eso provoco que sus hermosos ojos color azul, tomaran una mirada inofensiva y hasta un poco preocupada, totalmente vulnerable; y eso parecía encantarle a Sebastian.

-Si puedo, lo haré descansar de su trabajo y relajarse un poco- Pronunciaba esas palabras con un tono profundo y deseable.

-Lo haré realmente dejar de pensar en trabajo-

Finalizó su argumento. Empezó de nuevo a besar la pequeña, pero tentativa boca del Phantomhive; empezó primero lenta y suavemente, pero después sin dudarlo más de una vez, empezó a invadir su boca con su lengua. Recorría salvajemente cada uno de los lugares, hasta hace unos momentos, vírgenes de la boca de Ciel.

-Ahh…-

Respiraba y gemía a la vez el amo del mayordomo, que ya había dejado de poner resistencia alguna hacia la mano derecha de Sebastian tocando suavemente su pálido pecho, mientras la izquierda se encontraba en su nuca enredando su pelo gris entre sus dedos, que a la vez juntaba más su cabeza con la del mayordomo.

Se encontraban en aquél enorme sillón de piel color café, Ciel sentado sobre él como normalmente lo hacía, con la única diferencia de que Sebastian se encontraba encima de él con su rodilla derecha postrada sobre el sillón, besándolo y tocándolo, como nunca se hubiera imaginado que lo haría. Si antes lo hubiera siquiera pensado por unos segundos, seguramente lo hubiera clasificado inmediatamente como una idea <<imposible y descabellada>>.

Ciel acababa de poner sus manos en el cuello de manera que, aunque en ese momento era imposible, si Sebastian se quisiera ir, Ciel lo impediría con sus brazos. Ciel parecía empezar a disfrutar como Sebastian lo tocaba, lo besaba, la manera de como hacía estremecer su cuerpo con tan solo un movimiento de mano, lo único que Ciel en ese momento quería, es que nunca acabará.

-Déjeme ayudarlo, señor- Le dijo el pelinegro sin quitar un segundo su mirada de los ojos del niño –Lo haré sentir mas cómodo, si me lo permite- Se levantó de un tirón llevando a su pequeño amo en los brazos. Cargándolo hacia un segundo escritorio que se encontraba a la mitad de la habitación, en donde invitados de la mansión Phantom se sentaban.

Sebastian dejó suavemente a Ciel sobre el escritorio, dejando que el joven amo se sentará sobre él. Ciel parecía en ese momento insaciable, lo cual sinceramente sorprendía un poco al mayordomo, Ciel tomaba la corbata de Sebastian, desacomodándola de su lugar en donde solía estar siempre perfectamente posicionada, y acercaba bruscamente al pelinegro hacía su cuerpo; el mayordomo, gateando sobre el escritorio, besando y obligando al joven Phantomhive a recostarse sobre el escritorio, no dejaba de tocar aquél delicado y pálido cuerpo como si se tratara de una de las rarezas más delicadas del mundo.

Ciel ya tenía su camisa desabotonada y sus bermudas color azul vibrante fueron delicadamente retirados por las manos de su mayordomo, dejando ver su miembro al aire.

Ciel se notaba sonrojado al estar desnudo frente a otra persona, pero eso parecía no molestarle en lo absoluto a Sebastian. Esa vergüenza se esfumó en unos segundos cuando una enorme ola de placer empezó a inundar su cuerpo.

Sebastian con su boca ocupada en el miembro de Ciel hacia que su delicado cuerpo se encorvara hacia adelante, con un perfecto y vulnerable gesto en su cara.

-Se-Seba-Sebastian- Suspiraba duramente el Phantomhive, ya que claramente le faltaba el aliento.

El cuerpo de Ciel se estremecía, nunca se había sentido de la misma manera, quería que ese momento nunca acabara.

Ciel jugaba con los cabellos negros del mayordomo que de vez en cuando estiraba por culpa de los pequeños sobresaltos que le causaban las repetidas masturbadas que le hacía el mayordomo con su boca.

Ciel ya se encontraba completamente desnudo y su ropa se encontraba lejos de él.

Sebastian separándose del miembro de Ciel, dirigió su mano izquierda a su boca y con un movimiento perfecto se retiraba el guante con ayuda de sus dientes. Después de realizar este movimiento, gateaba y subía su cabeza hasta llegar al pálido pecho del niño, dándole pequeños besos y mordiscos que hacía encorvar aún más el cuerpo del Phantomhive.

El mayordomo llevaba su mano desnuda hacia la boca de su amo, haciendo que sus dedos, índice y medio, se empaparan con la saliva del Phantomhive, y al mismo tiempo no dejaba de prestarle atención a su pecho.

Sebastian recorría con su lengua desde el ombligo hasta el cuello de Ciel, haciendo que su joven amo cerrara sus ojos y abriera su boca que, aunque tan abierta estuviera, no pronunciaba sonido alguno más que algunos suspiros de placer.

Sebastian, retirando su mano de la boca de Ciel,  buscaba, con su mano húmeda, la entrada de Ciel, la cual no tardó en encontrar, ni tampoco en invadir. Rozaba y hacía pequeños círculos con sus húmedos dedos por encima de su entrada; que hacían a Ciel estremecerse y sonrojarse.

-Aaahh!- Ciel tenia un nudo en la garganta que no le dejaba pronunciar palabra alguna, pero no sabía que si lo causaba el dolor o lo causaba el placer. Sebastian había entrado en Ciel.

-Se-Sebastian- Gemía el joven Phantomhive, con el último aliento que le quedaba -Duele…- Advertía.

-Debe relajarse, joven amo- Le replicaba el pelinegro con dulzura.

-M-Más- Esa palabra sorprendió tanto al mayordomo como a su amo, pero Ciel estaba seguro de lo que quería; quería estar en su límite, quería sentirse completamente fuera de si mismo, quería llegar al orgasmo.

-Como usted ordene, My Lord- En ese momento, al finalizar su oración, se levantó para poder acomodarse de nuevo sobre Ciel, pero lo que no esperaba es que Ciel con su obstinada meta, se sentó y se dirigió a la bragueta de Sebastian, y en menos de lo que esperaba el perfecto miembro de Sebastian ya había salido a relucir frente a la cara de su joven amo.

-Sebastian- Pronunció el nombre de su mayordomo, con una gesto de asombro en su rostro.

-Le repito, como usted lo ordene, My Lord- Sebastian posicionó gentilmente a su amo de espaldas a él, rápidamente Ciel cerró sus ojos por culpa de la mano aún húmeda de Sebastian frotando su entrada.

-Aahh…- Ciel empezaba a sentirse cada vez más excitado y tenso.

Sebastian empezaba a posicionarse de manera que su miembro estuviera más cerca de su entrada.

-Nghh…- Murmuraba de dolor el joven Phantomhive mientras que Sebastian se abría paso entre las paredes internas de la entrada de Ciel poco a poco.

En el momento que Sebastian estaba completamente dentro de Ciel, empezó a embestirlo, al igual que como lo besaba, primero lenta y gentilmente pero gradualmente empezaba a acelerar el vaivén que hacia que Ciel perdiera totalmente la fuerza de sus brazos, provocando que se doblaran involuntariamente y cayera sobre la mesa.

-Gaahh…- Ciel levantaba su cabeza bruscamente a la vez que gemía de placer. Se sentía invadido, pero no le molestaba en lo absoluto.

-Se-Sebastian- Decía en voz baja casi indescifrable –Me vengo…- Y era cierto. Ciel estaba a punto de llegar al clímax.

-Vente- Se pudo oír susurrar a Sebastian con una sonrisa curveada en su cara.

Justo terminó lo que dijo, y sin descuidar lo que hacia en la entrada de su joven amo, empezó de nuevo a masturbarlo, lo que provocaba únicamente que acelerara el proceso hacia el orgasmo.

-Gaaahhh!- Ciel realmente estaba excitado –Nghh…- Ciel ya no podía ni hablar estaba exhausto, se había venido en la mano de Sebastian.

En el momento que el Phantomhive se vino sobre Sebastian, el mayordomo se había apartado del cuerpo de Sebastian, antes de que Ciel desfalleciera sobre el escritorio su fiel mayordomo lo sostuvo y con un movimiento rápido acerco su camisón y cubrió con el a su amo mientras lo tomaba en sus brazos.

Ciel no abría sus ojos, simplemente se dejaba caer sobre los largos y delgados brazos de Sebastian, respirando todavía un poco agitado y gradualmente se relajaba más y al final Ciel calló rendido sobre el pelinegro, aún un poco consiente de lo que sucedía.

-Joven Amo, realmente ya se ve cansado, lastima, ya no podrá continuar con su trabajo, tendrá que terminarlo mañana. Haré varias llamadas para que pueda entregar los papeles dentro de dos días- Sebastian miraba fijamente a Ciel, con una mirada traviesa y una sonrisa curveada en su rostro.

-Maldito- Decía con los ojos ya casi cerrados del cansancio –Lo planeaste todo desde el principio-

Esas fueron sus últimas palabras antes de quedarse completamente dormido en los brazos de Sebastian, con un pequeño gesto de enojo en su rostro. Sebastian mirando a su amo dormido como un trofeo por el triunfo de su plan, volvió su mirada al frente con una sonrisa en su rostro, dirigiéndose a la habitación de su amo.

Al entrar se dirigió a su enorme cama con sábanas perfectamente blancas y limpias, acomodó a su amo de la manera más confortable posible y lo cubrió con una ligera sábana de color celeste y se levantó dejándolo para que descansara en paz.

-Buenas noches…- Susurró -…My Lord-

Notas finales:

Wuu! Bueno que les pareció >w< Porfavor dejen comentarios, realmente me interesa que es lo que piensan :D

No se que son los reviews, porque soy nueva aquí ._. Pero por lo que he leído son bueno así que la gente que sabe, reviewen xD O como se diga.

**NOTA: Noten que Sebastian siempre tuvo un plan, porque nunca le dijo a Ciel cosas como <> o <> o cosas así n.n


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