Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Irreversible por BlackMoral_Inc

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Otro one-shot 8) El más dramático que he escrito, creo è é

 

Espero que les guste.

Abrió los ojos lentamente cuando sintió una mano acariciando su abdomen, bajo la camiseta. Sonrió volviendo a cerrarlos y colocó su mano sobre la ajena. No había algo que le gustara más que despertar de esa manera.

-Buenos días, Taka – La voz tranquila y suave de su pareja le endulzó el oído. Sonrió con más amplitud.

-Buenos días, Shima – Le acarició el dorso de la mano y, segundos después, se giró. Se encontró con el rostro de su novio casi cubierto por su enmarañada cabellera castaña.

-¿No te apetece quedarte en la cama todo el día? – Sonrió justo antes de acercarse al rostro del rubio y presionar sus labios con los de él- ¿Mh?

-Claro que sí, Uruha – Le acomodó el cabello hacia atrás y acarició una mejilla- …pero tengo clase a las 9:30 y apenas me dará tiempo para preparar mis cosas.

-No vayas, Ruki –Gimoteó como pequeño y ocultó el rostro en el pecho del aludido. Luego suspiró- Tengo muchas ganas de pasar la mañana contigo.

-Pero solo me queda una semana de clases para terminar el curso, después de eso podremos estar juntos el tiempo que quieras, siempre y cuando no tengas que trabajar.

-Está bien –Aceptó resignado y dejó un besito en el cuello de su pareja.

 

Muy a su pesar, Uruha se levantó seguido de Ruki, quien tuvo que rechazar su proposición de bañarse juntos, puesto que daban las 8:20am y se le estaba haciendo tarde.

Esa mañana acudiría a su clase de inglés, la que había estado tomando desde hacía dos años y medio, justo el tiempo que llevaba saliendo con Uruha.

Se había conocido un tiempo más atrás cuando un amigo en común los presentó, pero no fue sino hasta entrar al curso que comenzaron a tratarse. Descubrieron que tenían cosas en común, lo que daba pie a sostener largas y amenas conversaciones todos los días después de la clase.

Uruha le contó que trabajaba de mesero en un restaurante americano y que había sido de ahí donde nació su interés por aprender el idioma. También le comentó su gusto por la música, especialmente por la guitarra.

Conforme pasaba el tiempo, la confianza entre ellos creció y con esto se formó un sentimiento diferente a un simple cariño. Comenzaron una relación y a los siete meses decidieron vivir juntos. Ruki consiguió un empleo por las tardes, en una tienda de instrumentos musicales. Por su parte, Uruha decidió dejar las clases de inglés y dedicarse por completo al trabajo.

Tenían muchos planes para el futuro, ilusiones que se convirtieron en metas y que sabían podrían llegar a ellas estando juntos.

Habían estado ahorrando para comprar un auto. Poco a poco iban materializando sus sueños.

Ahora su relación era sólida, pero estaban conscientes de que les faltaba mucho por pasar.

 

-¡Te veo en la noche, Shima! -Eran casi las 9, así que el rubio tomó una tostada, le dio un beso a su novio, se colgó una pequeña mochila al hombro y tomó sus llaves. – Suerte en el trabajo

-Cuídate mucho, Ruki –Pidió casi con súplica. –Te amo

-¡Y yo a ti! -Gritó antes de cruzar por la puerta y desaparecer de la vista del más alto. Corrió hacia el ascensor, pero había olvidado que estaba averiado. Masculló entre dientes cuanto improperio se le vino a la cabeza en ese momento.

Bajó las escaleras como si llevara un cohete encendido en el trasero. Casi se cae una vez, pero se sostuvo del barandal y siguió. Maldijo vivir en el tercer piso.

Siguió corriendo. Salió del edificio y alzó la mirada una vez que se encontró sobre la acera. Vio a Uruha pegado al vidrio de la ventana, como todos los días. Sonrió y, sin perder más tiempo, tomó el transporte público.

Mientras observaba a través de la ventana, comía su tostada y revisaba la hora en su móvil. Cuando llegó a su destino, se internó en el aula correspondiente.

Faltaban solo diez minutos para que la clase comenzara.

- ¿Se te pegaron las sábanas, Ruki? –Su compañero de junto preguntó sonriente. – Nunca llegas tan tarde

-Sí, algo así –Sonrió fatigado por la menuda carrera que había pegado. Extrajo de su mochila un libro y un cuaderno.

Estaba tan concentrado en sus apuntes del día anterior que no se dio cuenta cuando el asiento de atrás fue ocupado por un rubio más alto que él y que cubría su nariz con un trozo de tela. Era extraño.

-Hola chibi – Esa voz lo sacó de sus pensamientos, pero no le contestó. - ¿No vas a saludarme? –Desde su lugar, al estirarse un poco hacia el frente, abrazó a Ruki – Vamos… ¿Qué tal un beso?

- ¡Suéltame, Akira! – Se levantó de un salto y le dirigió un mohín de disgusto. En ese momento un hombre mayor hizo acto de presencia en el aula.

-Good morning guys – Con su saludo de siempre, el profesor se plantó frente a la clase. Ruki volvió a su lugar de inmediato.

 

La clase pasó normal y ligeramente aburrida, en especial para el chico del trapo en la cara, quien parecía no tenía interés en nada más que no fuese molestar a Ruki; durante más de cuarenta minutos se pasó lanzándole bolitas de papel, picándole la espalda con su bolígrafo o jugueteándole el cabello. Tal como los niños de primaria. Le gustaba ver como se retorcía  de incomodidad, pero no se quejaba.

 

Pasadas dos horas, la clase terminó. Al salir del salón, Ruki recibió una llamada de Uruha.

- ¿Qué tal te fue, Taka?

- Bien, nada fuera de lo común.

- Suenas fastidiado –Al no recibir respuesta de su pareja, continuó. - ¿Otra vez te está molestando ese tipo?

-No… -Resopló – Bueno, sí. Pero…

- Pero nada –Interrumpió. Su voz sonó con dureza. – Ese tipejo ya se está pasando ¿no crees?

-Solo un poco

- ¡¿Sólo un poco?! Ruki, tú mismo has dicho que todos los días es lo mismo y lo que es peor aún… ¡se te insinúa! Y yo no voy a permitir que siga sucediendo. –Habló rápidamente, arrollando algunas palabras de repente.

- Shima, amor… tranquilo. Hablaré con él ¿sí? –Se oyó un suspiro como contestación. - ¿Confías en mí?

- Claro que lo hago.

- Entonces confía en que podré manejarlo. –Se quedaron en silencio unos segundos.

- Está bien, dejaré que lo hagas. Pero si las cosas no cambian, yo mismo hablaré con él para que te deje tranquilo de una buena vez. –Ruki sonrió para sí mismo. Le gustaba sentirse protegido por su pareja.

- De acuerdo.

- Tengo que colgar. Te llamaré en mi descanso, lo prometo.

- Hai. Iré a comprar unas cosas y luego al trabajo. Te veo en la noche –Hizo una breve pausa- Uruha…

-¿Sí?

-Te amo.

-Te amo también, Ruki –Pudo imaginarse la sonrisa de su novio y sonrió animado. La llamada terminó.

Ruki camino por el extenso pasillo que lo llevaba a la salida, pero alentó el paso al ver a su enfadoso compañero ir en sentido contrario, hacia él.

 

Akira Suzuki o Reita, como lo había oído nombrar alguna vez. Era un joven atractivo, con una capacidad intelectual casi nula y una capacidad excelente de sacar de quicio a quien él se propusiera. Tenía la fama de ser un don Juan y de haberse tirado a casi la mitad de la clase. Sus caprichos duraban mucho menos de una semana. Eso a Ruki le importaba un pepino, hasta que se convirtió en uno de esos caprichos del joven Suzuki.

Llevaba por lo menos tres semanas acosándolo, molestándolo en clase y mandándole mensajes de texto a su móvil –Que de alguna manera, desconocida para Ruki, obtuvo –

Y ahí estaba otra vez, muy dispuesto a desquiciar al pobre chaparro.

-  Chibi, déjame acompañarte – Habló al tenerlo lo suficientemente cerca.

-Akira, tenemos que hablar – No se detuvo. Siguió caminando, por lo que el más alto no tuvo de otra más que seguirlo.

- ¿Ah sí? ¿Por fin te decidiste a hacerme caso?

-Claro que no. Escucha… -Salieron del lugar. Ruki se detuvo, Akira lo imitó – Te pido de buena manera que me dejes tranquilo. Yo tengo pareja, ya te lo dije…consíguete alguien más

- Ruki, pequeño Ruki. Tú me gustas mucho y quiero que seas mío

-No insistas ¿sí? Podemos llevarnos bien, como buenos compañeros. Tal vez hasta podamos ser amigos después – Sonrió apenas visiblemente. Akira pareció meditar.

Tras un minuto de incómodo silencio, el más alto habló:

- Está bien, no insistiré más – El bajito sonrió

-Gracias, Akira

-Reita. Dime Reita. Ahora que vamos a tratarnos mejor, deberíamos salir a tomar algo ¿qué dices?

- Ohh, no. No puedo, tengo cosas que hacer

-Será solo un momento, vamos

-Lo siento, Reita. Me urge hacer unas compras

-Bueno, ¿qué te parece si me dejas llevarte hasta el centro comercial? Podemos platicar en el camino

-No. Eres muy amable, pero no quiero causar molestias

-No es ninguna molestia, Ruki.  Por favor, acéptalo como mis disculpas por haberte molestado estas últimas semanas

-Mh… está bien. Gracias, Aki… Reita –Le sonrió. Pronto ya se hallaba montado en el asiento del copiloto, en el lujoso auto del antes mencionado. Hablaban sobre sus gustos, experiencias pasadas y cosas triviales. Hasta que salió a flote un tema que Ruki no quería tocar con él…

- ¿Cómo se llama tu novio?

-Ehh, pues…

-Creo que te incomodé ¿verdad?

-No, no… está bien. Su nombre es Takashima Kouyou

-¡Ahh! El chico que salió justo cuando yo entré ¿no? Al que llamaban Uruha

- Sí, él

- Ya veo –sonrió

-Ve a la derecha, me bajo en esa plaza – Dijo un poco impaciente, pero al parecer su acompañante no lo escuchó ya que se siguió de largo- Reita, te dije que…

-¡Sí, ya sé lo que me dijiste! Pero ¿adivina qué? –Estiró una mano y sacó un arma calibre 38 de la guantera – Cambio de planes… -El más bajito palideció al instante.

- Aki-ra… ¿q-qué…?

El alma se le había ido a la mierda al ver el arma muy cerca de su cabeza y a Reita casi perder al control del auto.

-Ruki, ingenuo e idiota –Sonrió de lado. Aún con el arma en la mano, se inclinó ligeramente hacia el contrario y lo agarró fuertemente del brazo pellizcándole con los dedos la piel. Mientras tanto, dio un acelerón que provocó que el auto saliera lanzando hacia el frente, coleando brevemente sobre el asfalto.

-¡Akira... suéltame!! –El aludido lo zarandeó y empotró contra la puerta dejando caer su arma en el acto. Sin pensarlo, se agachó a levantarla. Cuando se enderezó y vio que casi se estrella contra otro vehículo, dio un volantazo hacia la derecha, esto hizo que Ruki perdiera el equilibrio.

Desorientado, con la adrenalina al tope y la angustia atrapándolo poco a poco, Ruki trató de sujetarse del apoyabrazos. Un grito escapó de su garganta cuando la velocidad aumentó y de repente el auto se detuvo. De no ser porque llevaba el cinturón de seguridad se hubiese estampado contra el vidrio.

-¡Pero… ¿q-qué demonios pretendes?!! –Fue lo primero que salió de la boca del bajito. Gritó, con la cara enrojecida, la respiración acelerada y las manos apretando con fiereza su asiento.

Akira cerró los ojos y respiró hondo, en tanto inclinaba la cabeza hacia atrás. Apuntó nuevamente al otro y abrió la puerta de su lado.

-Bájate

-N-no…

-¡Que te bajes, maldita sea! –Chilló. El tembloroso cuerpo de Ruki apenas se movió, así que el otro, desesperado y rabioso, rodeó el auto tras bajarse de él y abrió la puerta del copiloto. Lo tomó del brazo y tiró con fuerza de éste para que saliera ya.

Hasta ese momento, Ruki cayó en la cuenta de que no sabía dónde estaba; en menos de cinco minutos había perdido la noción del espacio donde se encontraba. Vio un edificio descolorido junto a ellos, al mismo que Akira lo llevaba arrastrando.

Todo pasaba muy rápido. No podía reaccionar todavía; sus pensamientos y su cuerpo no se coordinaban.

Podía sentir su corazón palpitando frenéticamente. Los oídos le dolían al igual que las manos, y no caía en la cuenta de porqué.

-¡Camina, camina!! –Oía la voz de Akira, lo veía, sentía su mano agarrándole violentamente un brazo.

Para cuando reaccionó ya se encontraba frente a la puerta de un departamento. Entonces intentó correr, rogando que sus piernas no lo traicionaran. Pero Reita fue rápido y lo tomó del cabello con fuerza bruta. El bajito gritó al momento de caer el suelo por el doloroso tirón.

- ¿A…d-dónde me…m-me llevas, A-kira? –Sintió otro tirón en el cabello y luego otro en el brazo. El aludido lo llevaba arrastrando hacia adentro. Si intentaba resistirse e ir en sentido contrario, era seguro que el cabello se le desprendería.

-No debiste negarte – Cerró la puerta después de soltarlo. – Lamento tener que hacerlo por las malas, pero no me dejaste opción.

Ruki se sentó, mientras se llevaba una  mano a la cabeza que le punzaba dolorosamente.

- ¿P-por qué…?

- Porque te ves tan delicioso que tienes que ser mío –Se lamió los labios de forma casi vulgar, atisbando al otro lascivamente. – No te opongas. Te gustara y me pedirás más. –Sin pensárselo dos veces, se le fue encima e intentó besarlo.

Ruki trató de zafarse, lo empujó para alejarlo, pero Akira lo tomó del cabello y lo acercó hacia sus propios labios. Lo besó de manera posesiva, grosera y violenta; introdujo su lengua en la boca del otro, pero fue mordido casi al instante. Se separó.

Lleno de injuria, se puso de pie y se quitó el cinturón, mientras Ruki  trataba de recobrarse para salir corriendo. No lo logró, por el contrario, recibió un golpe fiero en la cara con el cinto. Esta vez, su grito fue acompañado por algunas lágrimas.

-¡YA! –Chilló. Recibió otro golpe igual al anterior.

-¡Cállate! ¡Te voy a coger y te VAS A DEJAR! –No esperó más, se sacó la chaqueta y la camisa; se desabotonó en pantalón y tiró a un lado los zapatos.

-¡NO! A-Aki... Aki-ra… onegai. Te lo…suplico.

Ahora estaba llorando. Una lágrima tras otra como cuenta gotas. Se arrastraba hacia atrás buscando un refugio, algo que le ayudara a protegerse, aunque fuese de momento.

- Levántate – El otro se negó. - ¡Que te levantes, con un demonio! No me cabrees, Ruki… te lo advierto. - Con el miedo reflejado en cada uno de sus movimientos, se puso de pie. Tiritaba incontrolablemente. - ¡Apúrate! –Lo zarandeó.- ¡NO LLORES! –Lo abofeteó. Volvió a besarlo, mientras le quitaba la camisa y bajaba la cremallera de su pantalón.

-Sh-Shima… Shi-ma… -Murmuraba entrecortadamente. Reita se detuvo.

-¿Shima? – Lo abofeteó otra vez. - ¡Él no está y no vendrá! –Se agachó para tomar el cinturón.

Arrastró a Ruki del cabello y se lo llevó a rastras a la cama, al fondo de la habitación. Lo tiró al colchón y empezó a golpearlo con el cinto. Por instantes se detenía para despojarlo de la ropa y así golpear su piel desnuda después.

El agresor se peinó el cabello hacia atrás con los dedos, respiró profundo y recorrió con la mirada el cuerpo enrojecido de Ruki, éste se mantenía llorando con la cara hundida en el colchón y susurrando cosas ininteligibles.

Pasaron algunos minutos antes de que Reita subiera a la cama y se colocara sobre el más pequeño. Lamió aquellas partes donde su piel estaba más roja, donde casi sangraba. Lo besó a su antojo. Una y otra vez lo besó. Arañó su piel quitándole el bóxer al mismo tiempo, luego hizo lo mismo con el propio.

Ahora podía disfrutar de ese cuerpecito que tanto lo excitaba, con el que tanto fantaseaba. Ahora sería suyo.

Giró el cuerpo de Ruki para ver su rostro; parecía ausente, solo sollozaba.

-Harás todo lo que te diga o tendré que castigarte ¿sí? –Le acarició el cabello- ¡¿Entendiste?!

-S-sí…sí, sí…

-Muy bien. –Lamió sus mejillas e irrumpió en su boca con la lengua nuevamente, pero pronto se apartó y se incorporó. – Esto harás… -Bajó de la cama y se quedó parado frente a ésta. – Vas a abrir esa dulce boquita tuya y me harás sexo oral, ¿ya? –El otro negó con la cabeza y lloró incontrolablemente. Reita le dio un golpe en la cabeza, con el puño cerrado.- ¡No llores! Ahora… ¡haz lo que te digo!! –Levantó el cinto amenazándolo con éste.  Ruki gateó hasta la orilla quedando a la altura de la cintura de Reita.- Así está mejor. – Movió la cadera hacia delante, hizo que su miembro golpeara levemente la cara del rubio menor. – Hazlo

-Akira… -Gimoteó.

-¡Hazlo ya,  maldita sea! – Así lo hizo. Ruki tomó el miembro de Reita y lo engulló casi entero atragantándose a la primera.- ¡Muévete Ruki, muévete!!

El aludido cerró los ojos y empezó a moverse. Llevaba de arriba abajo la virilidad de Reita; lo lamía, lo mordía muy despacio, lo sacaba y lo metía. Quería vomitar. Sentía nauseas, pero aguantó lo más que pudo.

El de la bandita gemía, suspiraba, se movía también y le ordenaba al otro como debía hacerlo.

-Sí… Ahh, así, Ruki…mmhg! Sigue, perra, sigue…- Perdido en el placer que el contrario le daba, lo tomó del cabello y le marcó un ritmo rápido y brusco. Comenzó a mover frenéticamente las caderas, penetrando sin compasión la boca de Ruki, éste estaba a punto de ahogarse con el miembro de Reita casi en su garganta.

Intempestivamente, Reita se apartó. Se corrió en la cara de Ruki, justo como lo quería. Ahora se masturbó el mismo y tomó su propia esencia en sus dedos.

El otro seguía temblando. Ya no lloraba. Sus pensamientos estaban ahora con Uruha.

Uruha. Seguro estaba trabajando en ese momento, tranquilo y sin preocuparse por nada. ¿Qué le iba a decir cuando lo viera otra vez? ¿Cómo iba a explicarle lo que había pasado? Seguro no iba a querer verlo nunca más. Seguro lo abandonaría, lo culparía de todo y se avergonzaría.

Tan sumido en sus pensamientos estaba que no se percató de que Reita lo había colocado bocabajo y ahora tocaba su entrada con un dedo humedecido por su propia esencia.

-¿Ves que soy bueno  contigo? –Inquirió al momento que metía el dedo en el estrecho ano de Ruki, él apretó los ojos y mordió la sábana para no emitir sonido alguno.- ¿Te gusta, Mh? Ruki, grita, grita… -El menor se contuvo.- ¡Te he dicho que grites! –Y logró lo que quería. Ruki gritó por lo alto cuando su dedo, acompañado de un segundo, se adentró hasta donde pudo en su cavidad.- Así está mejor.

Los movía de manera circular. Los metía y sacaba, pero no por mucho. Era impaciente, así que sacó los dedos y ahora fue su miembro endurecido el que lo desgarró por dentro.

-¡Y-ya! …no más, por favor. N-no más…

-Gime, gime, chibi… mmhg!! –Lo penetró una y otra vez. Entró y salió, una y otra vez lo hizo. Se apoderó de su cuerpo como le dio la gana, llevándose con cada embestida el aliento del pequeño.

Ahora no llegaría a cumplir sus sueños porque estaba seguro que al terminar esa pesadilla, estaría solo, sin nadie que pudiera entender lo que le había ocurrido.

Reita se sentía en el cielo. Montándole. Enredaba los dedos en el rubio cabello del contrario. Iba rápido, muy rápido. El ritmo lo marcaba él. El calor y el placer ascendían desde su vientre hasta su garganta donde se convertía en gemidos, suspiros, jadeos. Profería sucias insinuaciones. Sudaba. Atravesaba la piel del otro con las uñas, mientras le penetraba. El cuerpo que tenía bajo el suyo parecía muerto, se movía solo por el ritmo que le estaba imponiendo él. Le gustaba. Lo calentaba de manera inconcebible. Lo quería todo para él, quería cogerlo una y otra vez hasta partirlo.

 

Algo hizo que Ruki regresara a la realidad: el timbre de su móvil lo sacó del trance en el que estaba inmerso.  Es Shima. Pensó. Era hora de su descanso y había prometido llamar.

- ¿Es tu novio? ¿Mmh? ¿Es tu… novio quien llama? –Inquirió sin dejar de introducirse en el cuerpo ajeno.

De nuevo las lágrimas cayeron. Ruki se aferró con fuerza a las sábanas, rogaba que ya se terminara.

El móvil no dejaba de sonar.

Reita por fin se detuvo. Se vino dentro de Ruki, pero no estaba satisfecho todavía. Salió de él y lo acarició. Tocó sus piernas, su espalda, sus hombros y su cuello; siguió acariciándole los brazos. Lo giró y acarició su abdomen, sus muslos, su entrepierna. Tomó su pene y lo lamió. Lamió todo rincón en el sabroso y húmedo cuerpecito de Ruki. Todo de la manera más sucia.

-D-déjame…ir ya

-Tsk –Chasqueó la lengua- ¿Pensaste que eso voy a hacer? –Se bajó de la cama de un salto. Salió de la habitación y en menos de un minuto estaba de regreso. Traía el revolver consigo- ¿Y arriesgarme a que abras la boca?

-¡N-no! No…no… - Se hizo un ovillo sobre el colchón.

-Qué lastima, con lo bueno que estás de verdad es una pena tener que matarte –Se trepó nuevamente sobre él y le acarició el cabello y las mejillas- Nadie me dice que no… -susurró en su oído y mordió forzudamente su lóbulo. Ruki cerró los ojos.

La imagen de Uruha se vino a su mente.

Así que… ¿así terminaba todo? ¿Ahí acabaría su vida?

-Te p-pido algo… -Su voz se oyó  entrecortada por los sollozos- N-no me…mates. Quiero vi…vivir.

-¿Vivir? ¿Aún quieres vivir? ¿Para qué, eh?

-P-para decirle…a Shi-Shima que…lo…a…que lo amo.

Reita enfureció y se apartó. Lo agarró del cabello y lo bajó de la cama de un jalón. Lo pateó varias veces y se agachó para golpear con los puños su rostro, hasta dejarlo casi inconsciente.

Entonces, ¿así termina todo? ¿Aquí se acaba mi vida?

Ya no tenía fuerzas, y aún así intentó levantarse. Pero el otro no le permitió hacer un movimiento más, volvió a golpearlo. Tomó el arma y le apunto luego de ponerse en cuclillas junto a él.

-Te daré…lo que q-quieras, lo que me…p-pidas, pero…déjame vivir –suplicó. Las palabras apenas salían. Tenía la boca seca y los labios hinchados a punto de reventar.

-Te portaste mal conmigo, chibi, muy mal y ¿sabes que le pasa a los niños que se portan mal? –Dejó el arma en el piso, tomó a Ruki de los brazos y lo levantó de un solo impulso. Lo empotró contra el tocador que estaba a un metro de ellos y luego lo estrelló contra el espejo. - ¿Sí, sabes, Ruki?  -Lo dejó caer. Pareció haber quedado inconsciente- ¿Ruki? – Lo miró desde su posición. No se movía o eso creía, hasta que lo vio estirar la mano y tomar el arma.

-Sí…sé –asintió varias veces. Temblaba, pero sostenía el revolver apuntando hacia el más alto- es…lo que…te va a pasar a ti. -Sonrió apenas.

Disparó. Una, dos, tres veces y cayó al piso. Se giró para quedar bocarriba, mirando al techo.

Entonces, ¿así termina todo? ¿Aquí se acaba mi vida?

 

*  *  *  *  *  *  *  *

-Si quieres entregarle algo, tendré que examinarlo primero ¿De acuerdo?

-No voy a entregarle nada, es más, ni siquiera entraré a verlo, no me reconoce.

El castaño caminaba a unos pasos detrás del hombre encargado de la seguridad. A sus costados, las puertas grises permanecían todas bien selladas. Pero no evitaban que los internos estuvieran intranquilos. La mayoría gritaba, se asomaban por las pequeñas ventanillas de cristal, que eran la única manera de dejar entrar un poco de claridad a la habitación.

-Nunca están callados, todos piden que los dejen salir, argumentan que están completamente cuerdos. La semana pasada dos de ellos intentaron estrangular a una de las doctoras, yo diría que algo de cordura si les queda –El hombre rió estentóreamente. – Pero esto es el manicomio ¿Qué se puede esperar? En mis siete años trabajando aquí he visto de todo –Se detuvo. Sacó sus llaves, pero el castaño le hizo un ademán para que se detuviera.

-No voy a entrar. – El hombre frunció el entrecejo.

-Como quieras –Se asomó por la ventanilla- Éste pobre chico tiene más que cicatrices en todo el cuerpo –Suspiró- Nunca hace nada, ni siquiera notará tu presencia –Esbozó una media sonrisa- Takanori Matsumoto ¿correcto? Víctima de una violación, agresión de todo tipo y acusado de homicidio. -Uruha hizo un mohín de molestia.

-Déjeme solo –El hombre le palmeó un hombro y se retiró. El castaño respiró hondo y se asomó a verlo.

Estaba sentado en la orilla de la cama, con los dedos entrelazados y las manos entre las rodillas, meciéndose de adelante hacia atrás, muy lentamente. Veía perdidamente la pared.

Dolía verlo así.

Todavía se cuestionaba porque no había destrozado a golpes a la persona que le causó aquel daño a su pareja.

Su cuerpo estaba ahí, pero su mente se había perdido completamente. Llevaba un año internado y su situación era exactamente la misma que cuando recobró la conciencia en el hospital, después de haber sido encontrado. Ya no lo reconocía, como si con lo sucedido todos sus recuerdos también se hubiesen borrado.

Uruha apretó los puños y desvió la mirada. Decidió que ya era suficiente, no podía verlo más.

Dispuesto a irse, le echó la última mirada. Justo cuando estaba por darse la vuelta, el rubio se volvió hacia la puerta, lo que le hizo sobresaltarse. Ahora lo estaba mirando. Con una torcida sonrisa estiró los brazos cicatrizados hacia él, como pidiéndole un abrazo.

Notas finales:

¿Y bien? ¿Merece un review? u//ú! -Mendigando reviews(?)- Quiero saber que opinan y eso D;< Para saber si seguir escribiendo o no haha en fin. Ya pronto haré un fanfic más largo, dejaré los one-shot a un lado ya -3-

 

Gracias por leer.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).