Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las pesadillas se pueden convertir en sueños. por withUtothesky

[Reviews - 766]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, este fic que os traigo aqui es un poco distinto a los demas que he escrito, pero aun asi espero que le deis una oportunidad.

Sin mas, a leer y a disfrutar :)

Era un día como otro cualquiera en la empresa dirigida por Seunghyun, una empresa que contaba con bastantes trabajadores y que había conseguido ser famosa gracias al éxito que había logrado. Era una empresa de música, la YG.  La había heredado de su padre, y ahora se ocupaba bastante bien de ella. Era el jefe, una persona seria, fría y calculadora, cuyos únicos amigos trabajaban con él, aunque ni ellos mismos sabían porqué seguía aguantándole; realmente era un cascarrabias, y eso no era algo que les gustara, pero aún así salían de cañas, y a cenar. Aquel día, los tres “amigos” de Seunghyun estaban tomando un café, mientras charlaban.

-          Oye, juraría que hoy era un día importante, ¿vosotros os acordáis de algo importante? – preguntó el contable, Daesung

-          No…- respondió el encargado del personal, Taeyang- ¿Tú, Seungri?

-          Yo… no, no recuerdo nada- respondió el secretario del jefe

-          Bah, debe de ser mi imaginación, dejadlo- dijo con una sonrisa- ¿subimos a trabajar?

Los tres se levantaron y subieron al mismo piso. En el piso más alto, solamente estaba el despacho del jefe, con la mesa de su secretario en la puerta, y dos habitaciones más, la del encargado del personal, y la del contable. En los veintinueve pisos de abajo se encontraba el resto de la compañía. Cuando el secretario llegó a su mesa, recogió unos papeles que le había pedido su jefe, y llamó lentamente a su puerta. Tras oír un “pasa”, entró. Aquel despacho era digno de una revista de decoración; era más grande que muchos pisos de Corea, unos cristales ocupaban toda la pared, que se encontraba justo a la espalda del más mayor; había muchas estanterías con libros, pero aún así, aquello era enorme, un sillón negro, de cuero se encontraba en una parte de la estancia. Por último, una gran mesa de madera, negra, y un sillón de cuero negro se encontraban casi pegados a la ventana, por lo que hacían que el lugar pareciera más grande de lo que era.

-          Jefe, aquí le traigo los documentos que me pidió- dijo, acercándose y dejándolos encima de la enorme mesa del otro

-          Lárgate- dijo, frío

-          De acuerdo

En ningún momento su jefe levantó la vista para mirarlo, sino, que siguió leyendo los documentos que ocupaban sus manos. Tras hacer una pequeña reverencia, el menor de todos salió del cuarto. Se sentó en su sillón y se puso a revisar algún documento. De repente encontró uno que le dejó pasmado. En ese momento, los otros dos compañeros de la planta salieron a por un café, cuya máquina se encontraba cerca de la mesa del secretario; al ver a Seungri tan pálido se preocuparon

-          Eh, Seungri, ¿estás bien?- dijo Dae mientras se acercaba

-          Yo… hoy si que es un día importante…- dijo mientras los otros dos le miraban, sin entenderlo- hoy… es el cumpleaños de Seunghyun

Reinó el silencio. Por un momento, todos temieron por su vida.

-          Vale, no pasa nada, todavía tenemos tiempo de comprarle algo- dijo Tae

-          El problema es que no sabemos qué comprarle, recuerda los años anteriores- dijo el menor

Era cierto que nunca sabía que comprarle, todo les parecía poco para su adinerado jefe, que tenía todo lo que se puede pedir, dinero, casa propia, trabajo, ¿qué regalarle a un hombre así? De repente algo en la cabeza de Tae se iluminó

-          No sé si será buena idea pero…

Fue a su despacho bajo la atenta mirada de los otros y salió con un pequeño folleto en su mano derecha. Les tendió a los otros dos un papel que ponía con letras rojas sobre un fondo negro: “Venta de esclavos, en exclusiva, no puedes perdértelo. Hoy, durante todo el día, en el pub “Sex” Os esperamos.” Le dieron la vuelta a la hoja,  y vieron a un chico atado de pies y manos con sus piernas abiertas, dejando ver su interior. Dae y Seungri miraron a Tae

-          Tae… ¿cómo conseguiste esto?

-          Eh, no penséis mal, me lo dieron hoy cuando salí de casa, pero lo importante, ¿por qué no le regalamos uno al jefe?

Las miradas corrieron del rostro del secretario al del contable, y luego al rostro del encargado de personal.

-          ¿Estás diciendo… que le regalemos al jefe un esclavo sexual, Tae?- pudo pronunciar el secretario

-          Si, mira, es un regalo original, pareja es lo único que le falta al jefe, y si no le gusta, lo devolvemos… o nos lo quedamos- dijo guiñándole un ojo a Seungri

-          Yo… no lo veo tan mala idea Seungri…- intervino Dae- Sino, dí tú alguna opción

Todos se quedaron callados; no era una mala idea, era original, vamos, pero… ¿con qué cara miraría a su jefe, sabiendo lo que le haría a aquel chaval? Aunque… igual solamente le ponía a fregar la cocina… su cabeza pensaba demasiado rápido, pero no sacaba nada en claro de todo aquel disparate.

-          Está… bien…- pudo susurrar al final

-          Bien – sonrió el encargado- pues cubridme que voy a por el chaval, y luego lo traigo aquí, le pongo un lazo, y se lo damos, ¿vale?

-          ¿Crees que es necesario lo del lazo, Tae?- preguntó el contable

-          Si, no podemos olvidar ningún detalle – explicó sonriente- vuelvo cuando se vaya a ir el jefe, y hacemos cuentas

-          Vale, adiós- se despidió Dae mientras el otro se dirigía al ascensor.

-          Vamos, Seungri, no le pasará nada- dijo poniéndole una mano en el hombro al otro

-          Espero que tengas razón, Dae…

Las horas pasaron sin momentos importantes, pero cuando Dae estaba hablando con Seungri, esperando a que Tae llegara con el “regalo” de su jefe, el teléfono de la mesa de Seungri empezó a sonar. Era el jefe

-          ¿Si?

-          ¿Tienes mis papeles?

Mierda, el menor había olvidado rellenar unos papeles que debería de haberlos entregado hacía un par de horas

-          Esto… no los tengo todavía, jefe

-          Entra a mi despacho

-          Si, jefe

Cuando colgó, el contable le miró preocupado

-          ¿Qué ocurre?

-          No he terminado unos documentos- dijo mientras se levantaba- me ha dicho que entre

-          Ufff...… suerte- dijo mientras iba a su despacho como si la bronca que le echara  el jefe a su compañero también fuera para él.

El menor llamó a la puerta y abrió después de que su jefe le diera permiso

-          Diga, jefe

-          ¿Hace cuanto que te mandé esos documentos?

-          Un par de días, jefe

-          ¿Por qué no los tienes?

-          Yo… lo olvidé

-          ¡¿Qué pasa que no tienes memoria?! ¡¡Eres un inútil que no sirve para nada!! ¡No sé ni como coño te contraté! ¡como vuelvas a hacer eso otra vez, te vas a la calle, ¿me entendiste?!

-          Si, jefe

-          Ahora saca tu culo de mi despacho y termina esos documentos, no me importa si tienes que quedarte aquí toda la noche, pero quiero esos documentos en mi mesa, mañana a primera hora- le miró- ahora, ¡FUERA!

El menor salió de la habitación, y cerró suavemente la puerta. El contable pareció oírlo aunque su despacho estaba a la otra punta de pasillo, y salió

-          Qué pasó, Seungri?- preguntó con preocupación al ver la pálida cara de su compañero

-          Nada, me ha dicho que quiere esos documentos mañana a primera hora, que sino me despide- explicó mientras se sentaba en su silla, y el contable se le acercaba

-          Vamos, nada que no supieras ya, ¿no?

El mayor siempre les decía eso, pero solamente cuando tenía un mal día, o cuando un negocio no le había salido del todo bien, si tenía el día “bueno” solamente les decía algo como “si esos documentos no están en mi mesa a primera hora, te vas a la calle” 

-          Que mal le sienta cumplir años- dijo Seungri

El otro solo sonrió, cuando escucharon el timbre del ascensor anunciando la llegada de Tae con el “regalo” de Seunghyun. Cuando lo vieron se quedaron atónitos.

 Al lado del encargado de personal había un chico más bajo que él, por pocos centímetros, con el pelo rubio, era bastante estrecho de hombros, lo que hacía que su cuerpo se pareciera al de una mujer. Iba con la cabeza algo gacha, y con un enorme lazo azul atado a su cuello. Llevaba puestos unos vaqueros, y una camiseta blanca simple. Tae le llevó hasta donde estaban sus compañeros

-          ¿Qué os parece? ¿No es mono?

-          La verdad es que si- contestó Dae

-          ¿Le has comprado tú esa ropa, no?- preguntó el secretario

-          Jajaja si, la verdad es que en esos sitios no les tienen muy guapos. Bien, ¿se lo damos al jefe ya?

-          Si, yo creo que es un buen momento- dijo Dae

Seungri llamó a la puerta del despacho del mayor. Después de escucharle decir que pasara, abrió la puerta, dejando que les viera a él y a Dae.

-          ¿Qué queréis? –dijo sin mirarles

-          Jefe, le traemos su regalo de cumpleaños – informó animado Tae, del que solo se le veía la cabeza entre los cuerpos de los otros dos compañeros

-          ¿Qué va a ser? ¿otra pluma horrorosa? ¿otra imitación de unos mocasines?- a los otros tres les hervía la sangre por aquella respuesta.

-          No- dijo Tae que fue el primero en responder- esta vez es otra cosa- dijo sonriendo

-          ¿Si?- preguntó el mayor, mientras apartaba los papeles de su cara y les miraba por primera vez, pero sin expresar emoción, era un bloque de hielo, no expresaba emociones- ¿el qué?

Los tres trabajadores se apartaron y dejaron ver al chico con el lazo en el cuello. La cara de su jefe fue un mapa imposible de descifrar, ¿acaso no le había gustado? ¿No sabía lo que era?

-          ¿Me podéis decir que es esto?

-          Su regalo de cumpleaños

-          ¿Qué coño me habéis regalado? ¿Una chacha?

Los otros tres se miraron, algo impresionados por esa reacción; pensaron que les diría que no tenía nadie para que le limpiara la casa, no eso

-          Jefe, es un esclavo- dijo Tae acercándose a la mesa, mientras empujaba un poco al chaval- Mire, es de su propiedad- Tae siempre hablaba pues era el que mejor labia tenía y le que mejor le convencía de todo.- puede hacer con él lo que quiera, y sirve para todo, puede limpiarle la casa o…- miró a su jefe- pasar con usted los duros días de trabajo, o las noches solitarias- explicó, mientras le guiñaba un ojo

El mayor se le quedó mirando. Aquel hombre de verdad le hacía pensar. Era cierto que muchas veces, en el trabajo necesitaba a alguien a quien gritar, y que las noches en su enorme mansión se hacían largas, y luego estaban las sirvientas que contrataba por horas, que siempre intentaban ligar con él, o buscarle trapos sucios para forrarse en la tele, pero con ese chico…. Todo podía ser distinto, ¿por qué no probar? Se levantó y se dirigió a donde estaba el del lazo azul, que tembló momentáneamente. Le cogió del mentón y le levantó la cabeza, para verle bien la cara. Su piel era blanca, como si no hubiera visto la luz del sol en muchos años, tenía unos ojos pequeños, que se cerraban fuertemente para no mirar a los ojos a Seunghyun, sus labios eran dos finas líneas, que se cerraban con presión, como si quisiera evitar algo. Le soltó la barbilla, y miró a los otros tres chicos, que esperaban detrás del protagonista de la escena.

-          Creo que esto ha sido lo más útil que me habéis regalado- los otros se miraron y sonrieron- ahora, largo de aquí

Los tres salieron disparados del despacho, cerrando la puerta, y alejándose hasta la mesa del secretario.

-          ¿Veis como no ha ido tan mal?- dijo Tae

-          A mí ese chico me da pena- intervino Seungri- le hemos vendido al lobo

-          Bah, no te preocupes, seguro que no le hace nada.- Dijo Dae- ahora yo me voy a terminar algunas cuentas, luego os veo

-          Yo también; el jefe me ha dicho que prepare el despido de un par de tíos, así que voy a ello

-          Vale, luego nos vemos- dijo el menor mientras veía a los otros dos marcharse a sus despachos, con la conciencia tranquila.

Se quedó pensando en qué estaría pasando en el despacho; gritos no se oían, golpes tampoco… le mataba la incertidumbre de no saber qué estaría pasando allí.

 

En el despacho

El esclavo seguía de pie en medio de aquel enorme despacho, mientras el mayor se movía rodeándole, mirándole de arriba abajo. Se paró en frente suyo, y le cogió de nuevo de la barbilla, levantándole la cabeza y pudiendo ver sus ojos marrones.

-          ¿Cómo te llamas?- preguntó, con voz fría

-          Ji… me llamo Jiyong

Se acercó a su escritorio, apagó su portátil y cogió su chaqueta y su maletín. Fue hacia la puerta, y vio que el otro chico le seguía. Vaya, al menos no le habían regalado a un incompetente al que había que darle órdenes. Salió del despacho y miró a su secretario que tecleaba a gran velocidad en el ordenador.

-          Mañana quiero esos documentos- dijo mientras le miraba

-          Si, señor

Siguió avanzando bajo la atenta mirada del menor hasta el ascensor. Subió en él, seguido de su regalo de cumpleaños, y desapareció de la vista del otro. Seungri resopló; sus compañeros salieron de sus despachos, animados y le preguntaron al verle recostado en su sillón

-          ¿Qué te pasa?

-          Nada… el jefe acaba de salir con el otro chico

-          Bien, eso significa que le ha gustado Jiyong - comentó Tae- vamos a ir a tomar algo, ¿te apuntas?

-          No puedo, tengo que terminar estos documentos, saldré con vosotros otro día

-          Está bien, no te desgastes mucho- dijo Dae mientras entraba en el ascensor, seguido de Tae

El menor no podía dejar de pensar en qué le pasaría al otro chico esa noche… tal vez… no, su jefe no podía ser tan bestia como para…. Una expresión de odio le recorrió el rostro. Se sacudió la cabeza intentado pensar en otra cosa; puso la radio y empezó a teclear otra vez en su ordenador, pensando en…Jiyong.

Notas finales:

Que les parecio? la parte mas "mala" llega en el siguiente, que ya esta escrito, pero siento decirles que si no recibo bastante review, entendere que no les ha gustado y no lo actualizare T_T

Byeee :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).