— Hola.
Te amo.
— Hola Ruki. – Te acercas a mí, dibujando una bonita y jovial sonrisa. Sonrío tras haber respondido tu corto saludo.
Apenas viene entrando Aoi acompañado de Kai y ya estás impaciente porque él llegue, se nota en la manera que observas la puerta.
El ensayo comenzará en unos cuantos minutos; tomo mi bajo distraídamente, pues no puedo dejar de mirarte. ¡Maldita sea! Creo que soy muy obvio, pero no puedo evitarlo…éste sentimiento me consume por dentro sin piedad alguna.
Te amo…pero tú no te das cuenta, solo tienes ojos para él. Me pregunto si los demás también lo notan.
La puerta de la sala de ensayos vuelve a abrirse, tus ojos adquieren un brillo especial cuando le ves entrar. Él da un saludo general, todos contestamos con un “Hola Shima”. En seguida él se acerca a Aoi, tu mirada se desvía hacia el piso porque sabes que va a besarlo, que sonreirá feliz y que exclamará cosas como “Amor mío, mi Aoi”. Noto que tus bonitos ojos se cierran un momento, sé que te duele y que haces un esfuerzo casi sobrehumano para soportar todas esas muestras de cariño de Uruha hacia su novio cada mañana.
Un tanto inseguro, camino hacia ti; tomo mi bajo con una mano y la otra la coloco sobre tu hombro derecho. Me miras tratando de sonreír y mostrarte sereno, pero antes de que yo pueda decir algo, Kai nos llama; el ensayo tiene que comenzar.
—Vamos Reita. – Me dices únicamente y pasas a ocupar tu lugar.
Te amo…y sin embargo prefiero no decir nada. Permaneceré observándote en silencio como lo he hecho desde un tiempo hasta ahora y tú seguirás siendo el amante de Uruha.
¿Acaso Aoi es tan idiota como para no darse cuenta? ¿No sabe que eres tú quien ocupa su lugar en la cama de Shima cuando ellos no pueden estar juntos? ¿Por qué lo haces? ¿Por qué te entregas a él si sabes que a la mañana siguiente olvidará lo que hizo contigo y correrá a los brazos de Aoi? Realmente lo amas ¿No es así?
—Reita…Reita. ¡Hey, Akira! – Veo a Kai chasqueando los dedos frente a mi cara. No tengo idea de qué habla o cuánto tiempo ha estado tratando de llamar mi atención.
— ¿Huh? – Desinteresadamente volteo a verlo, él coloca las manos en su cintura y suspira.
— ¿Vendrás a comer algo con nosotros o qué?
—No tengo mucha hambre. – Paso de ir con ustedes. Lo último que quiero es ver a Uruha comiéndose a besos a Aoi frente a ti y tus esfuerzos por mantener la sonrisa.
Quizás nunca te has dado cuenta, pero te he oído llorar por él cuando te encierras en el baño; y cuando tratas de ocultar tus lágrimas o tus ojos hinchados.
—De acuerdo, como quieras. – Es lo último que oigo de Kai antes de que salgan de la sala.
Te quedas también y no entiendo muy bien porqué.
Caminas hacia uno de los sofás y tomas la guitarra de Uruha antes de sentarte y colocarla sobre tus piernas. Observo cada movimiento que haces, sin perder un solo detalle; pero tú estás tan ensimismado en tus pensamientos que ni siquiera te percatas de mi presencia.
Suspiro con discreción. No sé si marcharme o permanecer aquí…cerca de ti.
Todo se queda en silencio durante un largo rato, excepto por esos momentos en que deslizas suavemente tus dedos sobre las cuerdas de la guitarra. No sé que piensas, y para ser franco, me encantaría saberlo.
No me atrevo a hablarte por inseguridad…o miedo, quizás. Además, de unos meses hasta hoy, te has vuelto un poco retraído, ya no salimos juntos a tomar algo, siempre tienes excusas para negarte a las invitaciones. ¿Soy solo yo quien nota tu cambio?
Intempestivamente, los demás entran. Uruha te mira frunciendo el entrecejo mientras va hacia ti para quitarte la guitarra. Él te regaña y tú, como si fueses un niño pequeño, asientes, musitando un “Lo lamento Shima”. Aoi y Kai solo ríen.
El ensayo continúa sin anormalidad alguna y me gustaría que no se terminara para poder verte un rato más, pero no puede ser así.
— ¡Por fin a descansar! –Exclama él, sonriendo y tomando a su novio por el cuello. - ¿Vienes conmigo? –Aoi le da una respuesta negativa, argumentando que tiene algo pendiente que hacer. Al oírlo, tú sonríes discretamente. Ellos no estarán juntos, así que es tu oportunidad.
—Ruki, ¿tomamos algo juntos? – Tu respuesta no se hace esperar, casi gritas diciendo “¡Claro que sí”, estás notablemente emocionado.
Los demás recogen sus cosas. Kai nos da un par de indicaciones, a lo que todos asentimos sin chistar.
—Nos vemos mañana, Reita. – Te acercas a mí un momento para despedirte. En tus ojos puedo ver las ansias que tienes por abandonar el edificio y encontrarte a solas con Uruha. Solamente asiento, esbozando la mejor sonrisa que te pude regalar en esos momentos.
—Cuídate. – Vuelves a hablar. No contesto. Te das la vuelta, pero un impulso me hace sujetar tu brazo. Te detienes y vuelves hacia mí, mirándome extrañado.
—No vayas con él. – Fue lo único que se me ocurrió decir; no tenía nada que argumentar si llegabas a preguntarme algo.
Sonríes de esa manera tan tierna que me encanta. Sin soltar tu brazo, miro fijamente tus ojos, esperando que digas algo.
Me hubiese gustado que me abrazaras y dijeras “Gracias por preocuparte por mí, Reita” pero claro, eso es mucho pedir.
—Ruki, ¿nos vamos? – Inquiere él en tono impaciente. No me había dado cuenta de que Aoi y Kai ya se habían ido.
—Estaré bien. – Fue lo único que me dijiste. Te solté. Sé que morías por estar con él y no quería que perdieras más tu tiempo.
Vas hacia él y te sonríe de manera seductora, te sonrojas y le sonríes con timidez.
Algo en mi interior está lastimándome. Duele, duele bastante…esa presión en el pecho que sube a mi garganta y que ha estado molestándome desde hace tiempo y que no aguanto más.
Ustedes abandonan la sala y les sigo el paso. Me detengo bajo el marco de la puerta, los observo caminar juntos. Poco a poco tomas su mano, a sabiendas de que nadie los estará viendo.
Sé que estarás feliz con él esta noche y en verdad espero que lo disfrutes, que te sientas dichoso estando en sus brazos y que puedas ignorar que aquella es la cama de un “amigo” tuyo. Espero también que puedas soportar la realidad a la mañana siguiente, cuando tengas que regresar a casa, prepararte y venir a ensayar; espero que tengas la fuerza para verlo en brazos de su pareja.
Te amo…y sé como te destruye verlos juntos, te duele, lo sé muy bien porque exactamente así es como yo me siento cada vez que te veo con él.