Y sin esperarlo, volví a despertar. Unas manos cálidas acariciaban mi pelaje con tanta ternura que solo me sentía tranquilo, me recordaban tanto a las manos de mi amado.
El frío había desaparecido. ¿Esta es la sensación de estar muerto?
-Hola pequeño…-Una voz suave acarició mis oídos, atravesándolos con ligereza.-
Levanté mi cabeza para encontrarme con unos ojos color cielo. Me sobresalté, me aparté de él. Me miró confundido, sorprendido.
Su mano se aproximó a mí y me tocó suavemente. Son tan cálidas, tan… parecidas a las de él.
Lo mordí instintivamente. Él se apartó sobresaltado, pero luego me volvió a regalar otra sonrisa, un poco mas suave y comprensiva.
-¿No confías en mi?-Extendió nuevamente su mano hacia mi, esta vez ofreciendo una caricia y sin forzarme.-
Siseé. La respuesta era no. ¡Ni siquiera sé quien demonios es!
Él… se rió. Su risa era suave y dulce, casi una caricia para mis tímpanos.
-Me llamo Nowaki y de ahora en adelante voy a ser tu dueño. Aún estoy pensando en un nombre para ti. Si hay alguno que te guste, solo dímelo ¿Si?-El se rió.-
¿Acaso sabía que podía entenderlo? ¿Sabía que no podía responderle?
-Si quieres puedes dormir conmigo esta noche-Ofreció. Yo estaba impactado. ¡Él me trata como si fuera una persona común y corriente!-Buenas noches.-Me dedicó una última sonrisa, tan inocente que podría haber jurado que estaba tratando con un niño en el cuerpo de un adulto.-
Él se metió a su cama. Noté que había dejado una pequeña almohada sobre el suelo junto a la calefacción, además de un plato con leche. Me acerqué y bebí de ésta última.
A pesar de la cercanía de la calefacción, mi cuerpo no parecía levantar temperatura alguna. Pasé un largo rato recostado tratando de dormir, pero me sentía intranquilo.
La persona a la que tanto amaba… quizás ya no volvería a verla jamás. Me entristecía, pero sabía que era para mejor. Él no podía corresponder mis sentimientos… yo era un gato y por si fuera poco, él amaba a alguien más…
Sentí una violenta opresión en mi pecho, mi garganta poco a poco se iba cerrando y mis ojos se humedecían. No quiero llorar, pero es… demasiado doloroso.
Me acurruqué mientras las lágrimas finalmente se desbordaron y fluyeron a su antojo por mis mejillas. Estaba tratando de contenerme pero algunos sollozos se escapaban de mi garganta.
-¿Qué pasa?
Me sobresalté y noté que el extraño me estaba mirando. Sequé rápidamente mis lágrimas, sin embargo al poco tiempo mis ojos se volvieron a desbordar. No podía parar.
Traté de cubrir mi rostro, avergonzado. No quería que me viera de esa forma.
Al poco tiempo escuché la cama rechinando suavemente y sentí… calor por primera vez en toda la noche. La calidez de los brazos de Nowaki.
-Cálmate… todo va a estar bien.-Su voz poco a poco penetraba mis oídos y adormecía todos mis sentidos, borraba los negativos sentimientos de mi mente, se convertía poco a poco en un dulce sedante, casi una droga.-
Desesperado por esa tranquilidad que me transmitía su cuerpo al tocar el mío, solo pude aferrarme a él con todas mis fuerzas hasta el amanecer…