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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Capítulo 13: Sorpresa

Kusama Hiroki ingresó a su departamento arrastrando los pasos, había sido un largo y extenuante día, al menos era uno menos a las siguientes tres semanas que daría clase, y sobre todo por un buen sueldo debido a esto.

—Al menos hoy cocina Nowaki— consolándose por ello, dio una ligera sonrisa, sin embargo al quitarse los zapatos el sonido estridente de una guitarra hizo que su cabeza empezara a doler.

—“Genial… lo que me faltaba”— suspiró al momento de quitarse la ropa y adentrarse en la sala yendo directo al sofá y tirarse literalmente, encima de él.

 

—¿Hiro-san?— escuchó la voz de Nowaki en algun lugar de la sala, cansado como estaba, no se molestó en girarse para contestar.

—Ah… ya vine.

Nowaki emitió una risilla y se sentó en el filo del sofá observando a Hiroki mientras una mano acarició su espalda.

—¿Cómo estuvo tu dia?—

—Horrible… estresante y ahora tu hijo hizo que me doliera la cabeza— Kusama sonrió de nuevo y empezó a frotar su espalda ocasionando unos cuantos suspiros de relajación al maestro.

Al poco tiempo Nowaki se paró del sillón y movió un poco al profesor de manera que el quedara montado a horcajas sobre su trasero, Hiroki se alarmó un poco:

—H—hey que…—

—Shh te daré masaje, ¿me permites, Hiro-san?— el otro gruño en respuesta, pero no busco apartarse, Nowaki le dedicó una tierna sonrisa y con sus firmes manos amoldó la tensa espalda del maestro eliminando nudos clave y relajándolo.

—Mhm…—suspiró cerrando los ojos, se sentía tan bien… las manos de Nowaki dándole masaje, aliviando su dolor.

El menor siguió des tensionando su espalda baja y luego subió a los hombros inclinándose un poco.

Aprovechó el momento para besar su cuello y proceder a masajearlo ahí también.

—Nowaki…— gruñó por la acción, pero pronto se dejó llevar por aquellas manos tan diestras…

Kusama siguió con su labor unos cuantos minutos, pero no soportaba más, escuchar a Hiro-san gemir satisfactoriamente le había despertado el libido y pronto el masaje se convirtió en una caricia erótica, Hiroki lo percató al instante.

—H—hey…

—Lo siento Hiro-san… no resisto mas.

—¡O—oye!— al poco tiempo le había volteado e inmovilizado sobre el sofá a su vez que comenzaba a besarlo.

—Nowaki…espera…Ren…

—Esta con su guitarra, no nos escuchará.

—Pero…

—Shh…— y ahí murieron las protestas del castaño, poco a poco el menor comenzaba a desvestirlo ávidamente mientras besaba cada centímetro de piel de su adorado profesor; Hiroki quien poco podía hacer se dejaba llevar y confiado en el sonido de la guitarra se había convencido de seguirle.

—“Idiota manipulador”— pensó a la vez que retiraba la playera y la aventaba a cualquier lado; pronto el deseo les hizo atacarse pasionalmente el uno al otro; entre caricias y besos llegaban a amarse, liberando pequeños gemidos de placer.

Sin embargo, ninguno se dio cuenta de un ligero olor a tizne y como la guitarra había dejado de tocar.

Mucho menos cuando la voz de su hijo se dirigía a la sala.

—¡Papa! ¿Dónde estás? El pescado se está…

 

Rojo cual grana los vio; ambos semidesnudos sobre el sofá confundidos en un extraño abrazo; pues Hiroki rodeaba con piernas a Nowaki y este le tenía aferrado entre sus brazos; Hiroki al instante se separó igual de rojo que él y Nowaki no sabía que decir.

—¡REGRESA A TU CUARTO!— un libro que descansaba sobre la mesita de centro fue lanzado contra él y el joven huyó despavorido acatando la orden; Nowaki solo le miró entre divertido y temeroso.

¡¿Y tú de qué te ríes idiota pervertido?! Todo es tu culpa— Hiroki lo aventó del sofá y Nowaki cayó lanzando una carcajada sobre su trasero, Kamijou tomó sus pantalones y su camisa para dirigirse al baño y dar un portazo.

La guitarra comenzó a sonar de nuevo, solo que un poco más fuerte.

Nowaki suspiró feliz y regreso a la cocina para tratar de rescatar lo que quedaba de cena.

 

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—¿Cómo te sientes?— no paso mucho tiempo antes de que lo consultaran, el doctor al ver su estado le había internado y mandado a hacer pruebas de sangre, a su vez que le daba algo para bajar la fiebre, Misaki se encontraba un poco mejorado.

—Bien, mejor que antes, gracias Yuusei.

—Descuida… iré a hablarle a Toshi, seguro ya ha de estar en su casa— Misaki asintió no muy convencido, pero Yuusei le había pedido aquello con tanta insistencia y no quería preocupara más al muchacho.

Sin embargo, el doctor entraba justo cuando este se disponía a salir y decidió esperar el resultado.

 

—Verá señor Usami— comenzó el galeno observando su tabla, no sin una ligera mueca de preocupación que transmitió al joven mozo. —Usted… ¿tiene antecedentes de un embarazo, ¿verdad?

—S—si doctor…— el castaño se extrañó un poco con la pregunta.

—Ya veo… — reparó entonces en el pelinegro— ¿Usted es su hijo?— Yuusei miró a Misaki, este respondió:

—No, es amigo de mi hijo, el ahora no está, pero doctor, eso que…—

—Verá Señor, según las pruebas, usted está embarazado, tiene tres semanas— Misaki abrió los ojos totalmente sorprendido, sin saber exactamente qué decir.

Espere doctor eso… ¿Cómo es posible? — preguntó turbado; Yuusei de inmediato se colocó a su lado y tomó su mano, el mayor parecía a punto de una crisis.

—Por sus antecedentes es posible, además aun no ha cumplido los cuarenta, ya que el periodo en que un hombre fértil puede quedar en cinta es entre los veinte y antes de esa edad; también depende de su vida sexual— Misaki enrojeció. — Y por supuesto el propio organismo, al igual que no haya ocurrido algún percance o daño al momento de su primer parto… es un poco más complicado que un embarazo femenino, pero básicamente requiere los mismos cuidados…— Misaki sentía que su cabeza comenzaba a darle vueltas ¿Un bebe? ¿A estas alturas de su vida?

—¿Entonces, señor Usami, quiere que llamemos a su pareja?— esto de inmediato le puso en alerta, dejarìa los pesamientos caóticos para más tarde.

—¡No! Es decir… el ahora no se encuentra…esta fuera del país y no quiero preocuparlo, es capaz de dejar todo –el muy idiota— por venir.

—Entiendo, pero aun así necesita decírselo.

—Si, lo sé doctor; esto solo es… sorpresivo— quería reir y llorar al mismo tiempo, ni siquiera con Toshi se había alterado tanto… bueno, solo había entrado en crisis y luego se desmayó… bueno, tal vez en esta ocasión lo estaba tomando de una mejor manera.

—De acuerdo, lo dejo entonces, vendré en una hora para darle las recomendaciones pertinentes.

—G—gracias— el galeno se retiró pausadamente y al salir Misaki dejó escapar un suspiro y se abrazó el estómago, su rostro seguía igual de sorprendido que antes y Yuusei no sabía exactamente que decir o hacer.

Sin embargo, pronto comenzó a llorar.

—Misaki—chichi, ¿Qué sucede?—

—N—nada Yuusei… es solo que… esto…— rompió en llanto y pronto el joven le abrazaba, olvidando todos sus pensamientos románticos su mente se frustraba por no saber qué hacer.

—Un bebé… un bebé en estos tiempos… es…— Yuusei se sentía enteramente confundido; también había sido algo extraordinario para él; pensó en muchas cosas al sentir las cálidas lágrimas de Misaki sobre su pecho su sorpresa, temor, alegría… en lo que sucedería luego, en Toshi, en… Akihiko…

Pero el ojiverde se retiró un poco de sus brazos, aun con pesar Yuusei le soltó.

—¿Misaki—chichi?— el mayor le miró sonreído aun con las lágrimas.

—E—es maravilloso.

—¿Eh?— Misaki gimoteo levemente y retiró los rastros salinos de su rostro— E—es… un milagro… un bebe… mi bebe…luego de lo que pasó… yo…— acarició su vientre con alegría riendo nerviosamente; Yuusei suspiró con una mezcla entre alegre y resignada.

—Un milagro…— tenía razón; lo era y aunque eso le estaba partiendo el corazón, aun logró sonreírle totalmente sincero al hombre que no dejaba de reír y llorar de emoción.


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