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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Capítulo 15: Y ahora seremos cuatro

 

—¡Regrese!

—Bienvenido— escuchó la voz de su padre desde la cocina y fue a saludar, Shinobu le recibió regañándole.

—Kaori—kun llamó hace un par de horas preguntando porque no habías ido con él… le dije que estabas con Misaki— Yuusei miró a su padre pasmado, Shinobu continuó. —Debiste avisarle, el muchacho está usando su tiempo para ayudarte.

—Lo sé, papa… lo siento.

—Sí, bueno… ahora ve y date una ducha, tu padre no ha de tardar en venir y cenaremos.

Yuusei marchó a su habitación a ordenar sus cosas y luego coger la ropa para el baño, habían sucedido demasiadas cosas ese día, y sentirse culpable por el joven no le haría sentir mejor.

 

—Entonces… ¿Por qué me preocupa? — se preguntó dejando el agua correr por su cuerpo sin encontrar una respuesta lógica.

 

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Abrió la puerta de su hogar apesadumbrado y totalmente cansado, había estudiado hasta el cansancio ese día y no había aprendido nada, pero sabía la razón.

—“Soy un idiota”— se reprendió, por no ser más firme y directo con respecto a esa situación:

“¡Es un imbécil Ren! ¿Cómo no lo ves? ¡Ese tipo es de lo peor!”— resopló para sí con una mueca de disgusto, chistando molesto cuando la llave que había insertado no era la correcta.

—Vamos, inhala… exhala…— se repitió en su mente y cuando por fin dio con la llave abrió la puerta.

—¡Papa!

—¡Toshi… estoy en la sala!— el menor se dirigió ahí y encontró a su padre trabajando con un story board desperdigado por el sofá.

—¿Trabajo de nuevo?— preguntó tomando unas cuantas hojas sin prestarles gran interés.

Si, no avance nada el día de hoy y tengo que darle respuesta a sensei…— sonrió levemente y Toshi le miró con reproche.

—Te ves muy pálido, papa… será mejor que vayas a dormir— Misaki le miró contrariado pero luego mostró una sonrisa apacible— De acuerdo, iré en media hora… si no lo hago, ¿tu vienes por mi?— el menor sonrió negando con la cabeza y dándole un beso en la mejilla.

—Está bien.

 

El castaño siguió inmerso en su trabajo; era cierto que no había avanzado nada –por su malestar— sin embargo, no podía descuidarse y así, cuando pasaron veinte minutos Misaki se desentendió del asunto.

—“Tendré que cuidarme más a partir de ahora… no quiero que nada malo te pase, mi bebe”— dijo con dulzura acariciando levemente su vientre, sin embargo apartó pronto la mano al ver a su hijo dirigirse a la sala cumpliendo su misión y le sonrió aliviado.

—Ya voy ya voy— se levantó finalmente de sofá y retirándose a la cama le palmeo el hombro a su muchacho, aun no le diría aquello, pues tenía que hablarlo primero con Akihiko y ver la manera de hacérselo saber.

 

 

—.—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

 

 

—Papa…— una tímida figura se asomaba tras la puerta de su habitación; Nowaki dejó el libro que leía y le sonrió al muchacho parado en el marco.

—¿Qué pasa, hijo?

—Mañana hay tocada… para elegir a la banda que tocará en la graduación… solo… te aviso por si quieres ir— Nowaki le sonrió dulcemente, en ese momento la puerta del baño se abrió y Hiroki entro a la habitación.

—Supongo que esta bien,  ¿Qué dices, Hiro-san?— el maestro los miró confundido, no entendía de que estaban hablando,—Mañana ir a la preparatoria de Ren, va a tocar…— Hiroki no expresó gesto alguno, y solo se limitó a decir:

—No lo sé… tengo mucho trabajo aún… ¿a qué hora se termina?— Ren no pudo ocultar su molestia y le respondió un tanto brusco.

—Nueve y treinta, pero volveré temprano, solo tocaré y esperaré los resultados.

—Ah…— Ren esperaba algun comentario más elocuente por parte de su padre, pero este solo siguió de largo hasta la cama.

—Buenas noches— se despidió con una leve inclinación y cerró la puerta; Hiroki se sintió observado y volteó en dirección a Nowaki.

—¿Ahora que hice?—

—Hiro-san…— Nowaki le sonrió con una mueca de desaprobación; Hiroki se metió en la cama, a la vez que decía:

—No le dije nada malo… ¿o acaso si?

—No… pero pienso que deberías hacer todo lo posible por ir…al menos demuéstrale que en verdad te interesa lo que hace— Hiroki no pudo refutar y solo refunfuñó haciéndose bola en su lado de la cama, Nowaki lo rodeó por detrás.

—Veré que hago mañana, pero también es un desconsiderado, apenas y no los dijo hoy… no sé porque siento que eso es tan familiar…— Nowaki rió detrás de su hombro y lo besó en la clavícula.

—No lo sé.

 

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—¡Misaki!— Akihiko ingresó a su departamento cargando una maleta de viaje, se extraño al encontrar todo apagado y supuso que su esposo ya estaría en la cama.

Subió las gradas tranquilamente y llegó a su habitación, al entrar en ella se topó con una visión encantadora:

Misaki se encontraba recostado en la cama con Suzuki—san en sus brazos; a pesar de la edad que tenia, Misaki aun conservaba un aire juvenil y quizás por eso, los chicos se identificaban mucho con él.

 

Misaki…— Akihiko se acercó con una sonrisa perversa y pronto su saco y corbata terminaron en el suelo.

Rodeó el delgado cuerpo con sus brazos, sus manos se pasearon por el torso del castaño, pero al sentir el frio contacto Misaki se despabiló.

—Ahh Akihiko… ¿Cuándo llegaste? — preguntó tratando de girarse para verlo, pero el mayor en cambio le llenó de besos.

—Hace cinco minutos más o menos… no te vi y pensé que estarías dormido…— el menor gemía levemente y por el rabillo del ojo vio la hora en el despertador.

—Son las doce… era obvio.

Akihiko ya no siguió hablando, pues estaba sumamente concentrado en el cuello del castaño que apenas y registró sus palabras, Misaki se sentía presa del deseo que comenzaba a brotar en su interior; sin embargo, la conciencia le hizo separarse muy a su pesar.

—No, Akihiko… estoy cansado…

—Tu cuerpo me dice otra cosa… — Akihiko volvió al ataque, pero Misaki buscó apartarse nuevamente y quedo sentado en la cama.

—¿Qué sucede?— Akihiko había dejado de insistir, a pesar de que hace muchos años solía continuar pese a las protestas de Misaki, con el paso de los años, aprendió a moderarse y respetar los deseos de su pareja, sin embargo, eran pocas veces en que el más joven se había llegado a quejar y cuando lo hacía era porque algo le molestaba.

Misaki miró a su esposo con una mezcla entre añoranza y felicidad, antes de que Akihiko dijera nada, Misaki tomó sus manos, decidiendo que lo mejor era decírselo sin rodeos.

—Estoy embarazado… tengo tres semanas…— el rostro de Akihiko estaba completamente desencajado entre el estupor y la sorpresa; y al cabo de unos segundos una sonrisa nerviosa se plasmó en él.

—¡¿E—embarazado?! Seremos padres… ¿otra vez?— Misaki no podía contener ya las lágrimas ni hablar, solo le asintió dulcemente, Akihiko lo abrazó con alegría.

—¡E—es maravilloso! ¡Misaki, es una excelente noticia!— el menor se sentía tremendamente aliviado y feliz, tanta dicha no podía creerla.

—“Seremos cuatro… y seremos cuatro”— se dijo alegremente en su interior.


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