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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Capítulo 16: Peligro latente

—Entonces, ¿Qué riesgos te dijo el médico?— Akihiko abrazaba a Misaki por la espalda acariciando su vientre aun plano arriba de la delgada camisa, el castaño suspiró poniendo su mano encima.

—Bueno… no fueron riesgos, más bien, fue sorpresivo ¿sabes? Con mis antecedentes… no me receto ni me dijo nada, eso debo consultarlo con mi doctor…

—Entonces iremos mañana mismo— resolvió Akihiko, Misaki mostro una tenue sonrisa.

—¿Cómo se lo decimos a Toshi? ¿Crees que esto… no le guste? Es decir… la idea de un hermano a su edad…— Akihiko aspiró el aroma de su cabello.

—No lo creo… la idea de un hermanito le encantará; además es lo suficientemente maduro como para entender que… papa y “mama” tienen un poco de…— Misaki le aventó una almohada, rojo cual grana y farfulló molesto:

—Mira que en verdad no tienes remedio, aun no olvido aquel encuentro en el baño… me sentí tan apenado por los chicos.

—Ellos entienden.

—Si… pero no por eso debemos exhibirnos tonto Usagi— para acallar sus protestas el escritor le beso profundamente, cuando terminó el contacto, ambos se miraron, el amor rebosaba en los ojos amatistas—Te amo Misaki…

—Akihiko…— Y el sueño, un dulce y merecido descanso acudieron a sus cuerpos, encerrados en un cálido abrazo.

 

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—¡Hey Kusama—kun!— Ren se quitó sus auriculares al escuchar su nombre, se sorprendió al ver quien le llamaba.

—¡Takumi—sempai!— se encaminó hacia el con una sonrisa.

—¿No se te hace tarde?— preguntó el mayor, una sonrisa coqueta adornó su rostro, causando un tenue sonrojo en el joven Kusama.

—Ahh… sí, bueno no… empieza en una hora más o menos… ¿no? — Kusama le miró un tanto nervioso; Takumi suspiró pasando una mano por sus cabellos:

—Bueno, los itinerarios cambian, nunca está mal estar ahí desde antes.

—Sí, es la idea, pero… Toshi…— ante la mención de ese nombre; Takumi mostró un semblante oscuro pasando desapercibido para Ren.

—Ahh Usami—kun ¿verdad? ¿Tocará contigo? — preguntó agriamente; Ren negó con la cabeza.

—No… pero, me gustara que estuviera conmigo… así me siento más seguro— el rubio solo le miró extrañado; las palabras de Ren sonaban totalmente distintas a como uno esperaría en otras circunstancias. Sin pensar nada en concreto, decidió ir directo al grano.

—Como sea… yo pasaba por aquí rumbo a la tocada… no fui el año pasado y quiero ver si han mejorado en algo— Ren le escuchaba, aunque todavía viendo en varias direcciones, lo cual no hizo sino incomodar al rubio.

—¿Te gustaría que te lleve?— Ren inmediatamente giró su cabeza a Takumi, mostrando una expresión de sorpresa en su rostro.

 

—Ehh… ahh Sempai… agradezco tu intención pero tengo que esperar a Toshi.

—“Olvida a Usami!”— quería gritar, pero con una sonrisa coqueta desvió su pensamiento y dijo con un tono ácido:

—Mhm… mira Kusama—kun; tienes que priorizar ¿sí? Recuerda que el concurso es en pocos minutos y tienes que presentarte antes… ¿no crees que Usami—kun puede llegar después?

—Pero…

—Aunque, si insistes no te detendré…— el joven se dirigía de nuevo a su moto, pero fue detenido por una pequeña mano halando de su camisa; el rubio sonrió complacido.

—¿M—me puedes llevar?

—¡Claro!— le envió un casco y el prendió el motor; Toshi subió detrás de él aun con la duda en su mente y un sentimiento de culpabilidad comenzaba a formarse en su corazón.

 

 

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Se sentía nervioso… terriblemente asustado y, por si fuera poco, acababa de descubrir que tenia pánico escénico.

¿Qué peor fobia para alguien que quiere debutar en la música?

—Maldición Toshi…— farfulló rascándose la cabeza, estaba nervioso y sin su amigo se le hacía demasiado difícil siquiera subir al escenario.

—¡El siguiente!— la voz del animador llamó a otro grupo de jóvenes vestidos al estilo visual kei; Toshi se ponía más nervioso, después de ellos seguía él.

—¡Demonios!— se asomó por un rabillo tras bambalinas; el lugar sede era el gym de la preparatoria; tampoco podía divisar ningún rostro familiar y esto le hizo, encima de ponerlo más nervioso, enfadado.

Así que no viniste eh…— de Nowaki podía comprenderlo, sus guardias eran impredecibles, pero Hiroki estaba libre.

Supongo que…— el llamado alegre de su sempai le hizo volverse de nuevo.

—¿Nervioso?— preguntó con un atisbo de humor; Kusama le miró con una ligera molestia.

—U—un poco… no es nada que no haya sucedido antes… yo puedo con esto.

El rubio solo se limitó a sonreír internamente, Ren podía lucir realmente adorable cuando se enojaba o estaba nervioso; revolvió sus cabellos juguetonamente.

—Eres muy lindo, ¿lo sabías?

El rubio le sonrió de manera enigmática; Ren seguía atónito cuando pronto los miembros de la banda anterior volvían y el animador llamaba al siguiente.

—Te toca— dijo Takumi con sarcasmo; Ren asintió sonrojado y se colocó la guitarra en el hombro.

El rubio le despidió con una sonrisa y un “suerte” de compromiso; para luego cambiar su mirada juguetona por una severa y suspirar.

—Tan lindo…— dijo perversamente y lanzó un beso sarcástico al joven que se presentaba en el escenario; y una risa burlona salió de sus labios; su móvil le interrumpió brevemente de su contemplación y luego de leer el mensaje sonrió:

—Tan… lindo— reafirmó guardando el móvil.

 

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Un ligero estremecimiento recorrió su espina dorsal al momento de encaminarse a la estación; sin embargo pensó que solo era paranoia pues no había gente y consideró absurdo asustarse por nada.

Avanzó por las calles y pronto dio su vuelta conocida para ingresar al subterráneo; había llegado a la plaza veinte minutos después de la hora y aunque trató de llegar más temprano, una inesperada visita de su abuelo se lo impidió, eso aunado a que sus padres no estaban; pues habían ido al médico.

Pensó que Ren se había cansado –o exasperado— de aguardar su llegada, por lo que decidió adelantarse; al menos esperaba poder siquiera verlo…

 

Sin embargo, al estar tan ensimismado en sus pensamientos, no notó una sombra detrás de él y una fuerte mano le estrelló contra la pared a su vez que arrastraba sus pasos detrás de un contenedor.

¡H—hey!— el hubiera no existe, y Toshi lo sabía bien, pues en estos momentos comenzaba a desear haber salido más temprano o haber tomado otro camino; pero mantuvo la calma a pesar de las circunstancias, a pesar de todo pudo registrar que el sujeto era tan alto como él pero más musculoso y fuerte; Toshi sabía que no tenía oportunidad.

—¡Dame lo que tengas!— demando toscamente y Toshi le miró  con furia; pero accedió y reviso sus bolsillos entregándole la cartera; el tipo rió siniestramente.

—Buen chico… ¿que tenemos aquí?— sacó dos tarjetas de crédito y el efectivo que traía, luego le tiró la cartera en la cara y amenazó con un puñal directo a su garganta— No escuchaste que quiero…todo— rasgó un poco la playera por el cuello y Toshi sudó frio; revisó sus bolsillos pero no encontró nada más que su celular y las llaves de su hogar; el tipo solo tomó el móvil de sus manos de forma ruda y estampó su cuerpo contra la pared.

—Imbécil…— su cabeza rebotó contra la pared y fue imposible detener su caída; el tipo solo le miró con una mezcla entre odio y desprecio para luego alejarse del lugar – “A ver si aprendes a no estorbar”— fue el pensamiento de este.

 

Toshi parpadeó un poco y vio al sujeto marcharse a lo lejos, en la bruma de la inconsciencia, sus pensamientos estaban confusos y antes de que pudiera siquiera alzar la mano cayó finalmente en ella.

 

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—Demonios… estoy nervioso— Ren se frotaba los brazos ansiosamente, pronto el movimiento de sus manos fue detenido por otras dos y una voz susurrar en su oído.

—Seguro aplicarás, tienes tres oportunidades.

—Lo dices tan fácil, sempai…— habló bajando la mirada; Takumi solo bufó sonriendo socarronamente.

El anunciador dio los resultados:

—Aoi Hajime— una chica de cabello rojizo y vestimenta tipo lolli saltó dirigiéndose al escenario; Ren prestó atención.

—Mix—Mix 135— el grupo anterior a su participación salieron  siendo aplaudidos; Ren se desilusiono un poco, ellos demostraron ser muy talentosos.

Sin embargo, pronto se dio a conocer el tercero:

—Ren Kusama— quedó paralizado, a tal grado que fue empujado por Takumi para salir y ser aplaudido, luego de los reconocimientos oficiales y el aviso de la fecha, todos bajaron y las personas se disolvieron; Ren sonrió con verdadera alegría, era tanta que se arrojó a los brazos de Takumi.

—¡Lo logre!— el otro solo le estrechó contra sí; Ren bajó de ellos— E—es increíble… ¡deja que se lo cuente a Toshi!— al parecer el buen humor que Takumi mostraba, se disolvió de golpe, sin embargo para distraer a Ren de enviar un mail, tomó sus manos y le dio un beso Ren no hizo ningún movimiento, totalmente atónito permitiendo darle paso.

Takumi se vanaglorió mentalmente –“Es tan fácil…”— se repetía conforme devoraba aquellos labios.

—Ehh… vamos a celebrar— dijo el rubio contra sus labios; de tantos sentimientos Ren apenas si registro algo, le miró algo confundido, Takumi sonrió acariciando su mejilla. —Celebrar… por la nominación… no aceptare un no…

—Pero es tarde y tengo que volver…

—Yo te llevare— Takumi llevó su mano a la cintura de Ren y comenzó a bajar lentamente; ocasionando que al otro se le erizara la piel; y sin mayor protesta decidió ir, todavía no eran las diez; un regaño bien valía poder pasar más tiempo con Takumi.

 

 

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Nowaki salía del área de pediatría para tomar un merecido café en la cafetería del primer piso; sin embargo, al cruzar frente a la sección de emergencias una de las enfermeras del área le llamó.

—¡Kusama—sensei!— el susodicho fue a ella con rapidez, seguro necesitaban ayuda, pues una ambulancia estaba estacionada frente a ellos y entre dos paramédicos y ella asistían al lesionado, un joven al parecer.

—¿Qué sucede, Miki—chan?— Nowaki se colocó unos guantes de látex para asistir, sin embargo su aparente seriedad y firmeza se esfumaron al ver al paciente, lo primero que vio, fue una mata de pelo grisácea desordenada y sucia; luego lo observó mejor.

—¡Toshi!— Nowaki se abrió paso e interrumpió al paramédico de la labor de desinfectar su herida en la cabeza, el joven estaba inconsciente.

—Pero que…— observo con profundo dolor y angustia los golpes que presentaba visiblemente, en su cara y su brazo entablillado de emergencia; de su cabeza un gran coagulo de sangre se formó en el lado derecho donde el paramédico estaba curando.

—Toshi… ¡¿Qué fue lo que paso?!— Nowaki no perdió más tiempo y ante las miradas extrañadas de los tres únicos en la sala; les ordenó.

—¡Traigan una camilla y contacten a su familia!— la enfermera acató lo segundo mientras uno de los paramédico atendía el pedido.

 

Miles de dudas se congregaban en su mente, y pronto recordó algo de suma importancia:

—¿No estaba otro joven con él?— el hombre negó con la cabeza, y Nowaki suspiró aliviado.

—Toshi…— miró de nuevo al joven, que lucía intranquilo, seguramente estaba recuperando la consciencia, con rapidez lo instalaron en una camilla y una vez estabilizado en el área de emergencias, Kusama se dirigió a sus compañeros.

Logramos contactar con sus padres; vienen en camino...— la enfermera de antes seguida de otras dos se acercó a él.

—Lo agradezco…

—Sensei, ¿quiere que le asistamos?— el doctor se lo pensó unos segundos luego asintió.

—Revisen sus heridas menores mientras yo trato su cabeza… luego tomaremos una tomografía y una radiografía en su brazo.

—Doctor, eso lo tiene que consultar con sus padres…— Nowaki cayó en cuenta que estaba mezclando emociones con trabajo, y a pesar de su primera reacción, la enfermera no había comentado nada, tenía que seguir así si quería asegurarse de que Toshi era debidamente atendido.

—Lo sé… no tardaran en llegar…—

Y efectivamente, no paso cerca de media hora antes de que Akihiko y Misaki ingresaran enteramente preocupados por su muchacho, Nowaki para ese entonces había terminado de suturar la herida en su cabeza.

—¡Nowaki! ¿C—como esta Toshi? C—como esta mi hijo…— la preocupación del castaño y sus ojos abnegados en lágrimas le golpeó duro, pero se repuso para contestarle.

—Está bien, Misaki—kun, sufrió una contusión y un dislocamiento en el hombro, aparte de heridas menores… según los informes fue víctima de un asalto a pocos metros del subterráneo…— el castaño exhaló un suspiro antes de comenzar a llorar, Akihiko lo abrazaba amorosamente.

—Cálmate, Misaki… recuerda que no puedes alterarte— Akihiko por si mismo estaba hirviendo de furia, su mano, a pesar de mantenerse firme en los hombros de Misaki, presentaba un ligero temblor ante lo nefasto que hubiera sido recibir la peor de las noticias.

—¡Pero mi hijo! Nowaki… quiero verlo… necesito verlo, por favor…— el galeno miró a Akihiko y luego a Misaki, asintiendo levemente.

—Síganme…— Nowaki los guió a través de los pasillos al llegar al cuarto correspondiente de Toshi, Nowaki les abrió la puerta.

Misaki se precipito sobre el muchacho acariciando su rostro dulcemente y con nerviosismo; Akihiko miró a Nowaki significativamente, de manera interna le agradecía su asistencia.

 

—De igual manera necesitamos hacerle una tomografía y una radiología… para descartar cualquier…

—Haz lo que tengas que hacer, solo… solo quiero que mi hijo este bien y yo me encargaré de buscar al maldito que le hizo esto.

—Akihiko…— Nowaki sabia lo enfadado que estaba Usami, el estaría de la misma manera si se tratara de Ren o Hiroki; por eso lo comprendió, dio un último vistazo a su paciente y Misaki y luego se retiró para ordenar los estudios.

 

—Toshi… — Misaki acarició los cabellos donde no molestaba la venda y besó su frente; cuando la enfermera les había comunicado eso casi se había desmayado; pero Akihiko le hizo reaccionar y a toda velocidad habían llegado al hospital, pues hace unas cuantas horas antes regresaban de consulta.

—Misaki… ven, siéntate…— el escritor tomo suavemente la cintura del castaño y lo sentó más cómodo en una silla acercándolo a Toshi; luego este posó su mano en los hombros de su esposo.

—Estarás bien, hijo… yo te cuidare… te cuidaremos— susurró Misaki con lagrimas en los ojos, agradecido de que estuviera vivo.

 

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—Takumi—sempai… en verdad no…

—Shhh… solo bebe y relájate— habían llegado al mismo club donde habían ido anteriormente; Ren movía sin ganas la cerveza al frente suyo, no quería tomar y por algún extraño motivo, sentía su un dolor en su pecho, quizás ansiedad o nervios.

—Solo pruébala, te gustará— Ren obedeció sin muchas ganas tomando un gran sorbo; para luego ahogarse por su propio movimiento, Takumi se echo a reír y cuando terminó de toser tomó su cabeza besándole ávidamente.

Ren se sentía un poco mareado, sobre todo por aquellos fieros y demandantes contactos; pero se repetía constantemente que tenía que acostumbrarse, Takumi era en verdad alguien apasionado; jadeó contra sus labios en busca de aire.

—¿Ves que te gusto?— continuó el mayor mientras besaba su cuello, realmente le gustaba el sabor y suavidad del castaño en sus brazos. Este seguía tenso, pero Takumi sabía que pronto bajaría sus inhibiciones.

—Solo un poco…— Ren se llevó la mano a la cabeza en señal de cansancio; Takumi siguió bebiendo y luego dejar algo de dinero en la barra, después salieron del lugar.

¿Sempai?— totalmente desorientado y sin ninguna oportunidad de recobrarse, el aire fresco le mareó fuertemente y desprendiéndose de aquellos brazos corrió hacia un contenedor.

—“Demonios…”— su cabeza ahora comenzaba a doler y luego escucho los pasos de su sempai.

—Vaya… en verdad no tienes resistencia…— Takumi palmeó su espalda suavemente.

—Lo siento…— se disculpó el castaño, el rubio suspiró y una vez que el menor se alzó le extendió una cajita.

Son mentas…— avergonzado, el otro las tomó y comió dos; Takumi lo aferró por la cintura y lo guió a su moto, sentándose él detrás.

—¿Seguro que puedes conducir?— Takumi encendía la marcha a la vez que le respondía.

—Si… solo tome dos cervezas…—

—Lo siento.

—Déjalo, da igual…— Ren se apoyó en su espalda cansadamente; Takumi aceleró, Ren no habia bebido lo suficiente como para dejarse llevar por él y realmente quería evitar el dolor de cabeza que ocasionaría intentar algo con él estando aún en sus cinco sentidos.

Un gruñido se perdió con el rugir el motor de su vehículo, ya luego tendría otra oportunidad de lograr hacerlo suyo.

 

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Bajó de la moto y comenzaba a quitarse el casco, cuando lo hizo se lo entrego a su dueño.

—Gracias por lo de hoy… por estar ahí— Takumi asintió descuidadamente a la vez que encendía un cigarrillo y le preguntó:

—¿Te sientes mejor?

—Si… el mareo se me pasó en el camino…

—Ok… ¿Qué tocarás en la ceremonia?

—Ah… tengo varias canciones que me gustan… lo veré un día de estos…—Takumi solo asintió y ambos se sumergieron en un tenso silencio, al menos para el castaño, se formó entonces y armándose de valor prosiguió:

—Sobre lo de hoy…

—¿Qué?— sus ojos azules temblaron al sentir la imponente mirada del otro y los bajó avergonzado.

—Ya sabes… nosotros…

—Oh, eso— Takumi tomo el cigarrillo que fumaba entre sus dedos y bajando a la altura del muchacho le besó superficialmente.

—Bueno… pienso que eres lindo… ¿no te lo dije antes?— Ren no parecía muy cómodo con esa respuesta; pero le siguió la corriente; Takumi prosiguió:

—Y quizás luego veremos… ¿o tienes otro plan en mente?— sin embargo, no le permitió contestar, acalló cualquier respuesta con otro lánguido beso lleno de posesión; Ren como podía trataba de corresponderle con torpeza, lo cual no hizo sino hacer reír internamente a Takumi.

Con pesar se tuvo que separar, estaban frente al edificio de su departamento y su padre seguro lo esperaba con un buen regaño; Takumi lo dejó ir y luego este marchó en su moto, Ren comenzó a subir las escaleras, pues no quería llegar tan rápido. 

En sus labios y aliento se percibía el aroma del cigarrillo y el sabor de la cerveza, pero poco le importaba, se sentía tan feliz por haber llegado tan lejos con el chico de sus sueños que estaba seguro no escucharía la perorata de su padre.

Entro en la casa, y pudo escuchar a su padre colgar el teléfono; Ren se acercó cautelosamente y bajando de sus nubes.

—Llegue—. Hiroki no le respondió, estaba de espaldas a él frente al teléfono, Ren se sintió de pronto muy mal, su padre estaba molesto pero se notaba preocupado.

—¿Qué pasa?— el silencio fue su respuesta; pocos segundos en los que Ren no se atrevía a hablar de nuevo se presentaron. luego Hiroki volvió a tomar el teléfono.

—[¿Hiro-san?]

—Acaba de llegar…— algo en su tono hizo extrañar a Ren; sonaba entre ronco y aliviado— No descuides tu turno…

—[Entiendo… te amo, Hiro-san]— Hiroki colgó la llamada y llevo las manos a la cintura, echando la cabeza hacia atrás, luego se giró a su hijo mirándolo con reproche; y un rostro inescrutable, no había preocupación ni alivio en él, solo su habitual ceño fruncido.

—Pero… sus ojos estaban rojizos; como si…

—“¿Has llorado?”— Ren le miró totalmente contrariado, no entendía nada.


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