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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Capítulo 3: Un regalo

 

Ya era tarde cuando en el penthouse de la familia Usami, el único hijo matrimonio se encontraba acomodando los regalos que recibió en el lugar correspondiente, una cualidad que Misaki agradecía, su hijo había aprendido de él. Su celular comenzó a vibrar sobre la mesa; Toshi lo tomó y contestó la llamada.

—¿Hola?

—[Hola, Toshi; ¿Cómo estás?]— su corazón comenzó a latir con fuerza y bajó la mirada sonriendo levemente. Agradecía que no fuera una video llamada, asi no mostraría su rostro sonrojado.

—Bien, pero ¿y tú?... Ren, yo lo siento, es que, cuando Kusama-chichi preguntó yo no supe que decir, es solo…

 

— [Tranquilo, yo entiendo; de todos modos, gracias por cubrirme; te prometo que no seré tan idiota la próxima vez]—. Toshi suspiró frustrado y preguntó con cierto rencor.

—¿Hablaste con él? — el joven al otro lado de la línea se giró sobre la cama y sonrió traviesamente.

—[No solo eso…]— tocó su mejilla, aun sintiendo un cosquilleo mientras le relataba. — [Fue buena idea meterme a practicar; él es muy hábil, incluso me enseñó algunos movimientos].

—Ren

—[Si, siempre lo hago con cuidado, no soy un experto]

—No es eso, pero… acaso ustedes…— tenía que contenerse, pero era casi imposible hacerlo, sin poder evitarlo, sus manos se encresparon en puños.

— [No, es imposible… es decir, aún es pronto]

“Aún” pensó Usami al otro lado de la línea, mordiéndose los labios, se contuvo, esperando que Ren terminara de contarle todo.

 —[Además solo charlamos y bromeamos, pero si te diré que cuando la policía llego él y yo nos escondimos y… me beso]—. Hacia rato había tomado un lápiz que había caído al suelo en algún momento mientras limpiaba y comenzó a jugar con èl, pero al escuchar esto, su mano se hizo puño, quebrándolo. 

—¿Eh?

—[Fue en la mejilla; justo antes de que un oficial nos descubriera; luego de ello no paso más que ir a la delegación; luego mi padre vino y pues… ya sabes, la historia de siempre]

 —Ren…

—[Aunque haya terminado en desastre; fue un buen cumpleaños, ¿no crees?]

 

—“¿No crees?” Como responder esa pregunta cuando todo el día anheló pasarlo con él, se arrepentía cuando aceptó cubrirle en el momento en que le dijo sobre los planes de sus amigos al ir a ese lugar, y más al ver su rostro sonriente cuando le comentó que “el” estaría ahí.

Pero, por muy arriba de sus celos, él quería verlo feliz.

 Y aceptó, además nunca podría resistirse a aquellos mares azules que eran sus ojos.

—De todos modos, me debes esta— comento tratando de sonar dsepreocupado, Ren suspiro al otro lado de la línea.

—Si, ¿mañana vamos al centro? Te compraré un nuevo oso— una risita se escuchó al otro lado de la línea y el castaño supo que le había convencido.

—De acuerdo…

—[Pero tendré que volver temprano; ya sabes cómo es papa, me castigó con no dejarme salir en la noche, así que es válido ¿no?]— el otro negó con la cabeza.

—Eres imposible Ren, bueno, como sea, te veré en la entrada del mall; ¿irá Yuusei?

—[No lo sé; no creo; tiene un examen mañana]

—De acuerdo, solo seremos tú y yo— comentó para finalizar. haciendo que el corazón de Toshi saltara contento, pues estarían los dos solos.

 

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Nowaki había tenido que ir a cubrir un turno, por lo que Hiroki no dormía bien y se desveló cuando terminó de calificar algunos textos, caminó por la casa recogiendo una que otra cosa y cuando pasó frente a un espejo se quedó quieto unos instantes.

 

Ese día, su hijo había cumplido 19 años y eso significaba que el pronto cumpliría 49, cierto, le aterraba, pero no podía hacer nada más.

 

Su rostro mostraba unas pocas arrugas, que el tiempo se había empeñado; y como si su suerte no fuera mala ya, cada vez que fruncía el ceño, la profecía de Miyagi se cumplía, pues las arrugas se marcaban más.

 

Por eso trataba de no hacerlo tan seguido, su cabello tenía algunas canas, eso le daba algo de aliento y no lo ponía tan histérico como Miyagi, quien desde que apareció la primera cana en su cabello ébano compró un tinte.

 

Como olvidar la risa de Shinobu al ver que Miyagi no sabía cómo rayos se aplicaba y terminò con la frente y nuca pigmentadas por varios días.

 

Se dio la vuelta y quedó observando su cuerpo, seguía igual de esbelto, daba gracias a ello, tocó su vientre con cierta nostalgia y sonrió con un atisbo de tristeza.

Luego de eso, decidió no seguir pensando en cosas vanas y siguió su camino, cuando estaba dispuesto a tratar de dormir una vez más observó la puerta contigua a la recámara.

 

El cuarto de Ren.

 

Ciertamente, aún estaba enojado con él, pero pronto sintió un poco de culpa, pues no había podido felicitar a su hijo en todo el día, eso le frustraba y le causaba malestar.

Entro silenciosamente solo para tropezar contra el atril del guitarra puesto descuidadamente en la pasada, Hiroki la levantó gruñendo por lo bajo y una vez en su lugar Hiroki caminó hasta el lado donde se encontraba Ren dormido.

Lo observó atentamente. Era como verse en un espejo hace veinte años, sonrió tontamente mientras negaba con la cabeza, en ese tiempo jamás se le cruzó por la cabeza tener un hijo y menos con otro hombre, pero las cosas sucedieron y ahora lo tenía frente suyo. Un joven rebelde y pendenciero.

Pero lo amaba, no lo demostraba mucho, pero era su vida.

 

Se sentó en un espacio de la cama y le acarició los cabellos cariñosamente; pensando en mil cosas y preocupándose por muchas más, Hiroki suspiró mientras apartaba un poco el cuerpo de Ren y se acostaba a su lado, mirándolo pensativo.

—Cuanto ha cambiado—. Suspiró, del niño revoltoso no quedaba mucho, ahora el joven frente suyo era otro que Kamijou no conocía.

Sin embargo, le amaba igual; cerró los ojos y besó su frente.

 

—Feliz cumpleaños, Ren— murmuró en su oído, ocasionando que el joven se removiera un poco y le diera la espalda, Hiroki rio bajito, esa costumbre era tan suya…

Lo rodeo con un brazo y finalmente cayó dormido, sintiendo esa paz que le transmitía, era tan propia de Nowaki…

 

 

—.—.—.—.—.—.—.—.—.—

 

Despertó.

 

Se removió inquieto cuando sintió los rayos de sol en su cara, tendría que arreglar la ubicación de su cama, o quizás poner una cortina, lo que fuera más fácil.

Sintió algo extraño detrás de él y a tientas lo tomó.

Era una cajita forrada con un brillante papel azul marino, lo abrió y una sonrisa apareció en su rostro, era el nuevo sencillo de su banda favorita; no decía quién se lo había regalado, pero él sabía quien había sido.

 

Su vista se posó entonces en otros cinco regalos a sus pies y como un niño emocionado los abrió de uno en uno; el primero era de su padrino Akihiko, no se extrañó demasiado al ver su contenido: un oso vestido con ropa punk; Ren negó con la cabeza divertido; el segundo era de Misaki; una edición especial del manga que seguía y del cual, era editor; el tercero era de Shinobu como el terrorista no se desvivía por escoger el regalo adecuado, una camiseta de D&G fue el contenido, el cuarto era de Miyagi, era un nuevo mp3 y una nota de disculpa por Yuusei quien hace una semana le había descompuesto el suyo con un experimento; el quinto era del mismo Yuusei; este le había regalado artículos de limpieza y un plumero… Ren bufó con falsa molestia, el terrorista junior tenía extrañas maneras de expresar su disgusto por una habitación desordenada.

Había otro regalo aparte; estaba envuelto en un papel amarillo y lazo azul; Ren lo abrió cuidadosamente.

 

Era un portarretratos color amarillo con osos de marco; se veía infantil pero era de acero y pesaba un poco; un cristal protegía la foto de dos niños de cinco años tomados de la mano, vestían con uniformes escolares.

Sonrió con nostalgia al recordar, era el primer día de escuela y Akihiko había tomado la foto; En ella aparecía Toshizo mirando seriamente la cámara, sus ojos verdes denotaban que estaba un poco asustado; mientras Ren sonreía levemente, aunque también estaba nervioso, se tomaron de las manos para no perderse.

El joven la colocó cerca de su lámpara y recogió sus obsequios; vio la hora que era.

 

—¡Demonios! ¡Se me hará tarde!— gritó mientras corría directo al baño.

 

 

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Su intento de desayuno consistió en beber del envase de la leche y robarle un pan tostado a Nowaki quien le saludó con un “buenos días” sin recibir más respuesta que el atraco.

 

—¡Saldré con Toshi!— gritó en la entrada ya colocándose los zapatos. Hiroki le gritó que regresara temprano; Nowaki le deseó un buen día.

 

—Ah por cierto… papa… gracias por el disco— Nowaki solo sonrió y Ren se perdió por la puerta, momentos después, el pediatra regresaba a la cocina a preparar de nuevo su almuerzo.

—Le gusto tu regalo, Hiro—san…

—Mhm…— contesto el profesor mientras desinteresadamente pasaba las hojas de su libro y suspiraba tranquilo.


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