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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Notas del capitulo:

AQUI CAPITULO GRAX X LEER :D

Capítulo 6: Día diario

—Dormirán aquí esta noche, si necesitan algo más pueden decirnos muchachos—. El pediatra les sonrió amablemente y despeinando a su hijo luego de acomodar los futones en el cuarto de Ren.

—Muchas gracias por todo, Kusama—chichi, ¿pero está bien que nos quedemos? Puedo llamar a mi padre para que me recoja— Nowaki negó con la cabeza despreocupadamente a la pregunta de Yuusei.

—Es tarde y puede ser peligroso, es mejor que se queden aquí; además hace como cinco años que no duermen en casa— comentó con una sonrisa nostálgica, Ren entornó los ojos acomodando su almohada.

—Éramos unos niños papá.

—Lo sé, lo sé… pero era divertido…— Ren miró extrañado a su padre, ¿Qué había tenido de divertido el hecho de que Hiroki casi destruyera la consola por no dejarlo dormir?

—Quitando el asunto del play nos la pasamos bien— comentó el menor de ellos, los otros chicos le dieron un codazo:

—Si claro, dice eso quien casi llora luego de que Toshi ganara en KF.

—Idiotas—. Los tres comenzaron a reír abiertamente; Nowaki les miraba con un gesto divertido, a pesar de ser unos jóvenes aun eran unos niños en su interior y, como a todo padre, esto le causa congoja y un raro sentimiento entre añoranza y felicidad.

—¡Nowaki!—. El llamado de Hiroki hizo que se despidiera de los chicos y salir de la habitación que comenzaba a llenarse de risas. 

Fue al estudio del castaño pues de ahí venía el llamado; cuando entró, vio a Hiroki parado de puntillas sosteniendo una pesada caja.

—Hey, ayúdame con esto—. Nowaki elevó un poco más la caja hasta dejarla estable; luego de eso miró interrogante a Hiroki.—¿Qué hacías Hiro-san?

—Estaba bajando algunos libros; muchas gracias—. Hiroki bostezo en medio de la oración; Nowaki frunció el ceño y le reprendió.

—Deberías dormir…luego te enfermarás Hiro-san.

—No, estoy bien… pero a ti se te hará tarde—. Hiroki caminó hacia la mesa mesa, Nowaki aún seguía parado mirándole compasivamente.

—El turno terminará el viernes y la florería tendrá revisión en la semana así que no iré, y podré dormir contigo Hiro-san…— el sonrojo de inmediato perló su rostro y sin girarse le respondió titubeante:

N—no es eso… e—es…bueno,  ¡Ve y arreglate ya!— Nowaki rió levemente y se acercó con lentitud a Hiroki, este quedó extrañamente quieto y Kusama aprovechó para encerrarle en un abrazo.

—Volveré temprano…—

—Cuídate— enterró su cara en el amplio pecho del más alto, duraron varios minutos así, dándose confort hasta que Nowaki comenzó a sentir el peso de Hiroki sobre él.

—¿Hiro-san?— lo movió un poco y noto que estaba dormido.

—Tan adorable…— beso dulcemente su mejilla y lo elevó cargándolo hasta su habitación, luego de depositarlo suavemente en la cama le dio otro lánguido beso. —Te amo tanto…— salió de la habitación y se giró a la contigua; ya no se oían risas por lo que dedujo los chicos estarían dormidos; luego de revisar la seguridad en la casa, salió rumbo al hospital.

Sin embargo, no era como Nowaki pensaba; pues en la habitación de Ren solo dos chicos dormían profundamente; Yuusei había caído en cuanto su cabeza tocó la almohada; Ren le siguió pocos minutos después, pero no de la manera en que Toshi pensara, y aunque su corazón le decía que esto era lo máximo su parte racional trataba de acallarlo y ocultar su desbocado latir.

Ren tenía esa costumbre de abrazar una almohada cuando dormía, incluso desde niños, sus peluches de osos tuvieron el infortunio de desgastarse por sus asfixiantes abrazos, sin embargo, la costumbre seguía y las almohadas ahora eran sus víctimas; pero en este caso, Ren afirmaba el torso de Toshi abrazándole y este no saber qué hacer.

—“¡Demonios! ¿cómo puede ser tan fuerte?”— Pensó mientras intentaba zafarse lográndolo con éxito y colocar una almohada en sustitución, pasados unos cuantos segundos se giró para verlo mejor; los tres dormían contiguamente en los futones y Ren estaba en medio.

 

La luz de la luna se filtraba por la ventana dándole un aire casi angelical; pues su rostro tan apacible y sereno hacía que el otro pudiera seguir contemplándole. Su mano viajó temblorosa y acarició su rostro con suavidad… lo anhelaba tanto…

Pronto no fue su mano quien acarició su rostro, sino sus labios, sabía que hacia mal en sobrepasarse, pero simplemente no podía contenerse…

Sus labios recorrieron dulcemente su mejilla aspirando el aroma de su cabello, con sutil roce y sublime emoción; sin embargo, la consciencia le traicionaba y se separó cuando estaba a punto de rozar sus labios.

Una sonrisa apacible se mostró en su rostro y solo le besó en la mejilla casi tan imperceptible como una brisa de la mañana; solo después de eso, pudo conciliar el sueño con una paz y alegría interior por dormir a su lado, aunque sea de esa manera.

 

 

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Sintió un codazo en la boca del estómago que le hizo despertar por completo y ver una figura borrosa moverse agitadamente poniéndose de pie.

—¡Levántate Toshi!— gritó el castaño quitándole el futón; Usami le recriminó.

—¡Oye!

—¡Se hace tarde! Hoy toca el viejo Fujimori… mira que no quiero llegar tarde— Usami se levantó desganado y observó el futón arreglado al otro extremo.

—¿Y Yuusei ya se levanto?—

—El muy imbécil se levantó, desayunó y se fue con mi padre, ni siquiera nos despertó.

—Oh… seguramente tenía clase.

—Si, si como sea, luego le reclamaré, ahora despierta y no hagas ruido, mi padre acaba de dormir.

—Bueno, ya… ¿me prestas la ducha? Y un poco de ropa— comentó con una sonrisa burlona, el otro le miró con furia.

—Iré a buscar ropa de mi padre; no trates de ser gracioso otra vez o te baño con la manguera— el otro solo rió mientras arreglaba el futón mientras el de castaño salía a buscarle una muda.

Cuando Toshi salió de la ducha, le recibió el olor a panqués recién horneados sorprendiéndole, dirigió sus pasos a la cocina, donde encotnró a Nowaki haciendo el desayuno, Ren ya estaba engullendo algunos panqueques cubiertos de mermelada.

—¿Kusama—chichi, no debería estar durmiendo?— Nowaki solo le sonrió de manera tan familiar que Toshi bajó la mirada.

—Bueno, deben desayunar bien, hoy es un día difícil ¿no?—

—Para Ren si, para mí no— siguió provocándolo, ganándose que el menor le arrojara una servilleta.

—¡Oye!

—Como sea, ya está el desayuno dejen los platos y yo los lavaré luego—

—Gracias…— Nowaki sirvió la comida y luego de despedirse se dirigió de nuevo a la habitación; los chicos sonreídos comenzaron a comer; se sentía tan bien sentirse mimados de vez en cuando y al salir de la casa se dirigieron al instituto para comenzar el día diario.

 

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—Muy bien joven Yoh lo ha hecho perfecto como siempre—. Yuusei asintió tranquilamente mientras retiraba sus instrumentos y vasos de la mesa de muestra; había realizado con éxito una prueba de identificación y la clase entera le ovacionaba, pero al joven poco le importaba los suspiros de las chicas y los halagos de sus compañeros, en realidad, seguía un poco irritado por los acontecimientos de ayer en casa de Usami.

Al terminar la clase en laboratorio, se dirigió al piso superior y, como siempre, renegaba el tener que usar las escaleras, pero no podía hacer nada para evitarlo. En eso escuchó un gran estrépito un par de escalones arriba justo al dar vuelta vió caer un par de lápices y varias hojas salieron volando volando unos cuantos escalones arriba.

Yuusei subió apresurado unos pocos escalones, deteniéndose al ver a un chico castaño sobándose el tobillo lastimosamente.

—¿Estás bien?—

—Mhm… eso creo…auch…— intentó pararse pero de nuevo fue llevado al suelo; Yuusei le ayuda a incorporarse tomándolo del brazo y apoyando en su hombro.

—Te llevaré a la enfermería.

—Pero— el joven castaño observó el desastre a sus pies, Yuusei suspiró.

—Vendré por tus cosas luego… primero que te revisen ese pie— el joven castaño asintió mientras se llevaba la mano a la cara.

—¡Mis lentes!

Yuusei observa el suelo encontrando la montura negra a unos cuantos escalones en el filo de la escalera, sin embargo, cuando los levantó, ya estaban rotos. 

Que suerte la mia.

—La montura se ve bien, tendrás que reemplazar los cristales, anda…— de nuevo lo toma por el brazo y se encaminan al área de auxilio bajando el piso; luego de encomendárselo a la enfermera regresó por las cosas del muchacho; era más que nada material de arte y dibujo, entonces tomó su mochila y cartera que también había caído y una vez todo en mediano orden se dirigió de nuevo a la enfermería; lo que era lo mismo, bajar las escaleras.

 

—“Es el destino, como diría mi padre”— por hablar mal de subir y bajar las escaleras, el karma se había hecho cargo de castigarle un poco.

Entró en la enfermería y encontró solo al muchacho moviendo delicadamente su pie vendado.

—¿Estás bien?— pregunto con algo de preocupación y entregándole la mochila; el joven de cabello castaño y ojos azules le respondió dulcemente:

—Si, solo es una torcedura, mi padre ya viene por mí, la enfermera le llamará.

—Es bueno saberlo.

—Gracias por ayudarme, por cierto, soy Asahina, Kaori Asahina mucho gusto— una sonrisa se plasmó en su rostro, parecía un gesto habitual, pero lograba sentirse sincera y contagiosa:

—Yuusei Yoh— se presentó estrechando su mano, sin corresponder su sonrisa, no era habitual en él. Después de que el joven le asegurara que estaba bien y se escuchara el toque de cambio, Yuusei se retiró.

—Demonios… debí preguntarle su grado…— comentó con cierto tono desanimado, sin embargo, pronto negó tal cosa y se sonrojó:

—“Ohh basta… es solo un chico normal de grado normal, no un héroe de manga”— se reprendió en su mente mientras abrazaba su mochila en un extraño gesto de confort y alegría. No prestó atención cuando su padre entró armando alboroto por él, pues estaba inmerso en su mundo de sueños y obteniendo inspiración de la desafortunada situación donde dicho protagonista era un alto y fuerte muchacho de cabello negro y ojos grises.


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