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JUNJOU REBEL -EN EDICION- por ravenK

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Notas del capitulo:

Aqui capyyyy grax x comentar :) y leer sobre todo :)

 Enjoy!

Capítulo 2: Barreras

Entró a la oficialía a paso apresurado, en su vano intento por hacer todo esto lo más rápido posible, llegó a la recepción del lugar demasiado avergonzado y en cierto grado de enfado, pidiendo ver a su hijo; el oficial de turno suspiró mirándole con desaprobación y meneando la cabeza. Hiroki no podía sentirse más humillado.

En el camino por los pasillos logró ver algunas celdas con prisioneros de mala calaña y en otras varios jóvenes con aspecto lamentable, unos lucían andrajosos y con los signos de vicio en sus rostros, Hiroki estaba aterrado de que su hijo acabase igual.

Pero no, esta vez no sería tan indulgente, lo pondría en su lugar aún así le odiara, más de lo que ya asumía.

 

Llegaron a una especie de cuarto de confinamiento provisional, dentro se encontraban sentadas tres jovencitas vistiendo ropas provocativas y frente a ellos cinco jóvenes, su aspecto era rudo y descuidado, con algunas perforaciones y en uno de ellos se alcanzaba a ver un tatuaje. Kamijou frunció el ceño cuando vio a su hijo sentado mirándole seriamente.

Luego de firmar algunos papeles para lograr que lo dejaran salir se marcharon en silencio, cada uno absorto en sus pensamientos; sin decirse nada, Ren estaba a punto de dar vuelta para tomar el subterráneo, pero Hiroki siguió de largo.

—Papa…— al no ser escuchado, suspiró y lo siguió; quedando a solo pocos pasos detrás de él.

 

Siguieron en silencio varios minutos y entonces se adentraron a un parque el cual quedaba frente al departamento donde vivían. Ren le tomó la delantera quedando frente a él y lo miró con cierto enfado y pena entremezclada.

—Y—yo… lo siento, papá, no sabía que… bueno, ese lugar siempre esta desierto y… y…— Hiroki alzó la mano para silenciarlo; no quería escuchar sus excusas.

—¡Lo siento nada! ¿Sabes lo cerca que estuviste de ser fichado? ¡Y todo por seguir a un montón de estúpidos a un lugar como ese! ¿Acaso no sabes que es peligroso? Ahí solo hay maleantes y traficantes, ¡Que tenías que estar haciendo ahí! ¿Eh? Y no me digas que tocando tu música que no te creo.

 Ren bajó la cabeza y cuando Hiroki terminó, volvió a levantarla, mirándole con reproche e impotencia.

—Te dije que lo siento y ya... y si, si fue por la música, ya que “alguien” me tiene prohibido practicar en mi cuarto.

—¿Prohibido? Escucha Ren, tu padre y yo tenemos trabajos muy demandantes y tenemos que descansar, no soportaremos tu escándalo en la casa, ¿oíste?

—¡Sí! ¡Te oí fuerte y claro!— Hiroki estaba casi temblando de la ira, odiaba que no le obedeciera, que no le temiera, tantos años manejando estudiantes a su antojo pero su hijo era un verdadero dolor de cabeza.

—De cualquier manera— dijo un poco más calmado, a pesar de seguir igual de enfadado— A la próxima dejaré que te fichen; no iré a sacarte de ahí.

—Nadie te lo pidió— la contestación definitiva hizo que Kamijou alzara la mano, dispuesto a darle un golpe, pero se detuvo al ver su mirada, aquellos ojos azules que tanto le gustaban, de la persona que amaba y se detuvo.

 —No me vuelvas a contestar así… y camina, vamos a casa, seguro todos ya se fueron, en cuanto llegues quiero que te disculpes con tus tíos y felicites a Toshi—kun.

 —¿Y no me felicitas a mí, papa?— soltó con un tinte sarcástico, pero Kamijou no respondió y siguió adelante mientras Ren le seguía dos pasos atrás.

 

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Escuchó abrirse la puerta de la entrada, Nowaki dejó los platos en el escurridor para asomarse por el umbral de la cocina solo para ver a su hijo dirigiéndose velozmente a su habitación y azotar la puerta. Hiroki se dejaba caer pesadamente en el sofá.

El castaño cerró los ojos en señal de cansancio y se quitó los zapatos con fastidio; Nowaki se sentó a un lado de él y le masajeó el cuello con una mano.

—¿Qué paso?

—Estuvo en la delegación, él y sus “amigos”— hizo énfasis en la palabra— estuvieron en el edificio abandonado de la plaza. Ya sabes, ese lugar de mala muerte; no sé qué rayos estaba haciendo ahí, él dice que practicando pero no le creo nada. Nowaki, ¿sabes lo cerca que estuvo de ser fichado? Ese niño no entiende razones y ya no sé qué hacer con él…— se sentía frustrado como nunca antes. ¿Qué había hecho mal? ¿Acaso era un mal padre?

Pero pronto sintió los labios de Nowaki sobre los suyos, dándole un dulce y casto beso.

—Es solo la juventud; Hiro—san… admito que Ren es un poco rebelde, pero… ¿Qué hijo no lo es?— Kamijou arqueó una ceja en señal de incredulidad.

—Toshi—kun ni Yuusei son asi, ¿Por qué nuestro hijo tuvo que ser un dolor de cabeza?— Nowaki solo sonrió negando con la cabeza y le abrazó pese a la renuencia de Kamijou.

—Todos son diferentes, además Ren es muy inteligente, yo creo que deberías dejarlo ser, cuando entre a la universidad y aprenda a ser responsable, él agradecerá tu preocupación, Hiro-san.

 —Si es que entra, ni si quiera sabe que estudiará… bueno, al menos yo no sé, lo último que me dijo es que quería ser pediatra.

—¿Eso fue cuando tenía trece no?— Hiroki asintió suspirando; en serio que con los años ya no sabía cómo era aquel pequeño diablillo que correteaba por la casa llamándole papá con tanto entusiasmo.

—De cualquier manera, ahora tiene estrictamente prohibido salir de noche.

—¿En serio?

—¿Dudas de mí? Por supuesto, ¿por qué crees que corrió a su cuarto?

—Hiro-san…— Nowaki suspiró, realmente esos dos erean como dos gotas de agua, el pediatra supo que esta tensión no terminaría pronto.

—¡Ya lo sé! ¡No me digas nada, no sé qué más hacer, ve y habla con él, seguro te convencerá con una mirada de cachorro, a mí no me metas— Nowaki besó la frente de Hiroki con dulzura y se levantó mientras Hiroki suspiraba recargándose en el brazo del sofá.

 

 —.—.—.—

 

Un disco que le había regalado en navidad le dio la bienvenida a su habitación; junto con un “lárgate” tan familiar…

 

—¿En serio, Ren? No quieres hablar con tu papa— Nowaki se acercó a la cama y se sentó en ella; el joven estaba de espaldas a él pero luego se giró con un gesto de fastidio.

—Si logras que “el” deje de molestarme tal vez— Nowaki negó con la cabeza mientras revolvía sus cabellos.

Sabes, Ren… tu padre, a pesar de su carácter, te ama mucho, hijo, al igual que yo, y solo queremos lo mejor para ti.

—¿Mejor? Ni siquiera entienden que es lo que quiero yo… ustedes… ustedes solo se anteponen a lo que quiero y nunca puedo lograr mis propósitos, ¿eso es amor?—

¿Tu propósito de esta tarde era terminar fichado en la policía, eh?— Ren se quedó callado, mordiéndose la mejilla interna con tal de no contestarle a Nowaki, lo ultimo que necesitaba era aumentar su periodo de castigo.

—No te estoy regañando, solo te digo lo que es— suspirò, colocando una mano en su hombro— Hijo, no se como te sientes, no sé lo que es tener un padre que te diga que hacer y que no, pero cuando tu naciste, escúchame bien, cuando tu naciste, me prometí a mí mismo quererte y amarte como crezcas; estar en tu camino cada paso y cada momento, cuidarte y protegerte. Lo que supongo un padre debe hacer; es algo que nace dentro de uno, quizás… algún día lo entiendas… Cada persona tiene diferentes maneras de expresar el amor por un hijo, como yo, como Hiro—san…

 

—El no me quiere…— no quería demostrar lo mucho que le habían calado las palabras de su padre, el conocía la historia de Nowaki y se enorgullecía del increíble hombre que era. No podía pedir un mejor padre, pero Hiroki…

—Te equivocas, él te adora; solo que… no sabe cómo expresarlo…— Ren resopló, Nowaki era un padre genial, lo amaba mucho, pero a veces sentía que no era comprendido, y verlo defender los argumentos de Hiroki iba más allá de la cuota de tolerancia que le daba cada vez que ambos se ponían de acuerdo en sus castigos.

—¿Y yo tengo que sufrir las consecuencias? A estas alturas no existe la diferencia.

—El solo se preocupa por ti, piensa un poco en la situación Ren, cuando lo hagas, podremos hablar… de todos modos, no te guardes todo, recuerda que aquí estamos.

 

—Si, si…— Nowaki besó su frente fraternalmente y le revolvió los cabellos para luego salir de la habitación, pensando en si había dicho las palabras correctas.

Mientras dentro, el joven comenzaba a sollozar.

¿Y cómo era que podía hablar con ellos? Cuando el mismo no sabía lo que quería o no quería, se sentía atrapado entre el estudio, la universidad, su banda y el deporte que había comenzado a practicar hace poco, cosa que Hiroki no sabía, pues de ser así, le daría un infarto; además, había otro problema mayor que lo desvelaba día y noche; algo que le pesaba en el corazón y el alma, estaba confundido y asustado, y por desgracia no tenía a nadie con quien compartir sus penas, salvo su mejor amigo.

 

Eso le hizo recordar que tenía una felicitación pendiente.

 

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—¿Usagi-san?— se extrañó al ver al escritor molesto, o mejor dicho, pensando en algo que le molestaba, pero el autor le devolvió la vista. —¿En qué piensas tanto?

—Ahh… en Ren, en lo mal que ha de estar pasando Hiroki… solo eso— Misaki hizo una mueca en señal de desaprobación y le comentó:

—No deberías juzgarlo; no es un mal muchacho.

—Pero es tan diferente a lo que uno esperaría de un Kamijou, bueno, no sé exactamente que pensar sobre ello.

—No sé cuál es tu idea, pero, yo creo que esta confundido, es todo, y a como es Kamijou—san seguro no logran comunicarse… yo creo que, cuando Ren entre en la universidad sus ideales cambiaran, bueno, es lo que pasa en la mayoría de los jóvenes.

¿Así te paso a ti?— pregunto con una sonrisa socarrona, Misaki enrojeció.

—¡E-eso fue diferente! C-como sea… lo único que puedo decirte es que, una comunicación con los hijos es muy importante…

—Pues lo dirás tú, porque Toshi no me habla más que para pedirme algo de dinero o el auto.

—A alguien tenía que salir…— murmuró por lo bajo; pero Akihiko no le escuchó— Aunque, últimamente ha estado más callado…

—Seguro son nervios por el ingreso a la universidad.

—Quizás…— mientras la pareja hablaba de diversos temas y Misaki preparaba la comida; un joven escribía recargado en el balcón de su habitación; ese día no había sido muy agradable, y eso que era su cumpleaños.

Y aunque había recibido lo que había querido –cortesía de su famoso padre— y disfrutó de un delicioso pastel; él quería pasarlo con alguien especial. Reír y bromear, jugar y ¿cantar? Porque era el único que lograba ponerlo en ridículo.

Sin embargo, nada de eso sucedió; y Toshi decidió plasmar sus fantasías incumplidas en el cuaderno que “el” le había regalado hace ya cinco años; bien ordenado, con algunas remiendas debido a que le había agregado hojas; pero de un valor emocional inestimable; por la cantidad de fotos que tenía en él y alguno que otro “souvenir” que había logrado recolectar.

Su mayor tesoro y su mayor anhelo.


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