-Daría lo que fuera por tener un trago…- Jecht llevaba mala cara mientras recorrían Spira a paso rápido, en busca del Eón Supremo. Auron lo miró de reojo, aprovechando de soltar una sarcástica risa.
-Prometiste no beber nada más que leche de Shupaf, recuerdas?- Jecht frunció el ceño, mirando la azul y reluciente esfera que Auron le mostró tímidamente entre sus ropas. Ojala pudiera golpearlo a gusto sin que Braska se diera cuenta.
-Si, si.- Gruñó, de muy mal humor por la abstinencia de alcohol. Pero estaba decidido también a no volver a tocar ese precioso líquido que en tiempos atrás le dio tantos problemas como cicatrices en su moreno cuerpo. Auron deseó tener una botella de licor para tentarlo y así entretenerse un rato. Sonrió ante esta idea, complacido. Había algo en molestar a Jecht, y ser molestado de vuelta, que simplemente lo hacía sentirse a gusto. Jamás había conocido a nadie que le diera tanta pelea, sin rendirse ni una sola vez. –Cuando menos lo imagines esa maldita esfera desaparecerá de tus manos.- murmuró entonces, pensando que era demasiado buen juguete para el joven Auron. Disfrutaría tortúralo todo el viaje, hasta que fuera inmune a la palabra “alcohol” y perdiera el divertido.
-Te oí.-
-Tch!- apretó un puño, haciéndolo hacia atrás, deteniéndose a duras penas de golpear al otro. Auron lo miró con reproche, como diciéndole “te voy a acusar”. Pero de todas formas no pudo evitar darle un pequeño golpe en la nuca, dejando a Auron atónito.
-jecht!!- le lanzó un puñetazo al moreno, el cual esquivó rápidamente, y Jecht lo volvió a golpear en la nuca, como a un crío.
-Necesitas aprender modales, chico!- se rió. Auron se molestó de verdad. Intentó golpearlo como pudo, sin tener demasiado éxito. –jajajaja! Que pasa?- jecht estaba disfrutándolo. Finalmente Jecht lo agarró en una llave por detrás, intentando inmovilizar al joven.
-s-suéltame!- jecht agarró una de sus orejas con los dientes con cuidado, y luego le pasó la lengua. –Ah!- gimió débilmente, sonrojándose, y sonrojando también a Jecht, quien no esperaba una reacción tan sensible y deliciosa.
-¿Qué es lo que están haciendo?- Braska finalmente se detuvo a ver que pasaba. Usualmente ignoraba las peleas del dúo, siendo estas pan de cada día, paro hoy se habían vuelto más violentos que otros días. –Jecht, suelta a Auron. Adonde vamos hay mujeres, contrólate hasta entonces.- Se rió por dentro de su propia broma, sonriendo satisfecho al ver la cara avergonzada de ambos hombres. Al menos asi no se tocarían hasta pasados varios días. O tal ves horas. El moreno dejó ir a auron, y el otro lo miró a la cara, totalmente enrojecido.
-Por qué hiciste eso?!- se cubrió la oreja con una mano, sintiéndola quemar con el recuerdo de la caliente lengua que la acarició.
-Bah, admite que te gustó.- No encontró nada más elocuente que decirle al joven.
-mentira!- jecht se rió de lo sonrojado que estaba auron, y pareciera que el rubor incrementara con el pasar de los segundos. Jecht encontró esto más divertido que todas las veces que peleó con Auron juntas. Con este pensamiento en mente se acercó a él y le dio una fuerte y sonora palmada en el trasero para luego arrancar corriendo detrás de Braska, para que lo protegiera. –JECHT!!!- El otro se reía a más no poder al volverse a ver la perturbada cara del chico. Perturbada, furiosa, avergonzada, y todo mezclado en el rojo de sus mejillas y orejas. –Te mataré.-
-Jecht…- Braska lo iba a reprochar, pero luego de ver el rostro de auron, no pudo evitar reírse un poco, para luego carraspear e intentar suprimir su risa a como de lugar, al ver la asesina cara del monje-guerrero mientras sacaba su masiva espada. –Por favor, caballeros, estamos a punto de llegar al templo. Compórtense como adultos.- fue todo lo que pudo decir, con la voz temblándole un poco a causa de los espasmos de risa reprimida.
-maldito pervertido.-