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Mine. por BlackMoral_Inc

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¿Alguna vez has sentido la impotencia que causa ver a la persona que amas en brazos de alguien más? ¿Has sentido esa rabia, esa ira desenfrenada al imaginar que sus besos son para otro? Yo sí. Eso sentía yo al ver a Takashima con él.

Todos los días, a todas horas, ellos estaban juntos. Se miraban  y olvidaban del mundo entero. Se sonreían y yo no podía aguantarlo. Tenía que alejarme, tenía que dejar de verlos. Pero eso no cambiaba las cosas; ellos seguían juntos y yo tenía que soportarlo por el bien de la banda.

Maldito Takanori. Él me arrebató la oportunidad de forjar un futuro con la persona que yo amaba. Él me robó la atención y el cariño de mi Takashima, mi pato.

¿Tú que hubieses hecho en mi lugar? ¿Habrías fingido que estabas feliz por ellos, o habrías intentado separarlos? Pues yo no hice ninguna de las dos.

 

Los días pasaban. Musicalmente hablando, estábamos en nuestro mejor momento; conciertos aquí, entrevistas allá. Pero la gente nunca se habría imaginado lo que pasaba cuando no había cámaras cerca. O cuando nos reuníamos para ensayar. Las fans ignoraban por completo que yo estaba enamorado de Takashima Kouyou y que Takanori, el muy hijo de perra, me lo había quitado.

Dime tú, ¿habrías hecho lo mismo que yo para acabar de una vez con todo aquello que producía tanta tensión en el grupo?

Me dolía, ¿sabes? Yo solo quería Takashima estuviese a mi lado, que aceptase salir conmigo. De hecho, una vez se lo pedí. Su respuesta fue un rotundo no. Y, ¿por qué? Claro, porque él quería estar con el idiota Matsumoto. ¿Qué tenía él que yo no? Soy guapo, ¿no? Soy talentoso, quizás no tengo una voz como la que Takanori tenía, pero soy hábil con la guitarra. Soy una buena persona, entonces ¡¿Por qué él nunca me aceptó para formar parte de su vida como algo más que un amigo?! ¿Por qué espero a que todo perdiera el control? ¿Por qué esperó a que yo tuviese que matarlos?

Ah, sí. Porque yo debía encontrar una manera de acabar con su relación, incluso aunque Takashima no quisiese estar conmigo. Yo debía separarlos porque Takanori no se mecería tener una persona tan maravillosa como él.

Mi Takashima, mi pato. ¡Ah! Recuerdo su cabello negro, brillante y bien cuidado. Su cabello que olía delicioso. ¡Ah, su cabello! Era realmente bello…todo él era bello. Muy bello.

Dime tú, ¿no te habrías enamorado como un loco de alguien así, tal como yo lo hice? Dime, ¿no habrías buscado la manera de que fuese tuyo por siempre? Pues yo encontré una manera, porque él era bello y debía ser mío. Por eso lo maté.

Él no debía pertenecer a nadie más. No debía decir palabras de amor a otra persona ni regalar sus besos a otros labios. No debía, él no debía. Por eso, por eso tuve que matarlo…a ambos, tuve que matarlos a los dos. Para que dejaran de golpearme el corazón cada día cuando los veía abrazados. Yo no lo soportaba. Cada día se hacía más pesado y yo…no, yo no lo soportaba, era tan hiriente.

Él tenía que amarme, no a él. ¡Nunca a él!

Yo pude haber hecho que fuese feliz, pero él no se dio cuenta. No me permitió demostrarle que podía hacerlo feliz, muy feliz.

Por todo eso, ese día, fui a la casa de mi padre. Lo saludé y esperé a que me dejara solo. Entré a su recámara y abrí el tercer cajón del mueble, ese de caoba que le gustaba tanto a mamá, ese que estaba a la derecha de la cama. Ahí la guardaba siempre, ahí debía estar todavía.

Sí, ahí estaba la pistola.

Me despedí de mi padre y salí volando de su casa. Me fui en mi auto hasta el departamento de ese bastardo Takanori. Takashima seguramente estaba ahí porque yo había escuchado que ellos ya vivían juntos.

Llegué y caminé con prisa al ascensor. Presioné el botón marcado con el número cuatro y salí cuando las puertas se abrieron.

Caminé por el pasillo. La última puerta a la derecha, ahí vivía.

Golpeé dos veces la puerta y él abrió. Él, mi Takashima. Seguro se extrañó al verme ahí, sin embargo, me sonrió con entusiasmo. ¡Ah! Se veía tan hermoso, sobre todo porque sus labios tenían una forma extraña. Sí, sus labios eran muy bonitos.

Me saludó e invitó a pasar. Me dijo que Takanori había salido a comprar el desayuno.

Recuerdo perfectamente bien lo que pasó después.

— ¿Qué te trajo por aquí, Aoi-kun?

—Quería verte.

—Pero nos vemos a diario, tonto. – Rió. Yo me quedé viendo sus labios.

Saqué el arma de mi cintura donde estaba agarrada con mi cinto. Él, naturalmente, se asustó.

No podría olvidar su expresión. Tenía miedo. Preguntaba que hacía yo con un arma.

—No debiste orillarme a esto, Takashima. No debías amarle a él, sino a mí.

 

Él tenía miedo. Yo no dejaba de apuntarle con la pistola.

—Baja esa cosa, Yuu. No juegues así conmigo, por favor.

Yo no quería que él llorara, aunque ya había comenzado a hacerlo. Así que…le disparé en la cabeza. La bala entró en su frente, abriéndose paso en su piel y su hueso.

La sangre salpicó y unas diminutas gotitas me llegaron a la ropa.

Me gustó. Entonces lo hice de nuevo, le disparé otra vez.

Oí un ruido y me giré. Era la puerta.

Y ahí estaba él, dejando caer la comida y viéndome fijamente.

Le oí gritar el nombre de mi amado pato. Levantó su mano donde sujetaba su móvil y marcó un número. Seguramente llamaría a una ambulancia. Así que, le disparé…dos veces también.

Cayó el celular y cayó él.

— ¿Hola? ¿Cuál es su emergencia?... ¿Hola?

¿Tú que habrías hecho en mi lugar si hubieses estado ahí, con dos cadáveres?

Tenía que hacer algo ya. Los vecinos alertarían a la policía sobre los disparos. Así que cerré la puerta y me senté junto a Takashima. Tomé su mano y le di un beso a esta. Seguía tibio.

Sus ojos estaban abiertos, así que los cerré con delicadeza. Después le di un beso en los labios; nuestro primer beso.

Lo seguí besando, no quería separarme de sus maravillosos labios. Pronto se pondrían muy fríos.

Acaricié su rostro que estaba lleno de sangre y lo besé de nuevo. Me gustó. Me gustó mucho poder apoderarme de su boca sin que nadie se atreviera a interrumpirme.

Tomé su mano, lo abracé para sentir su calor y lo besé otra vez. ¡Oh, si tan solo él lo hubiese podido disfrutar tanto como yo lo hice!

Eso, si él no podía disfrutarlo, al menos yo tendría que hacerlo.

Quité su ropa con cuidado y comencé a besar su cuerpo. Quería sentir su calidez antes que se enfriara para siempre.

Lo acaricié una y otra vez.  ¡Tenía que aprovecharlo! Así que le hice el amor.

Le hice el amor a mi amado Takashima. Yo entre sus piernas y él con los ojos cerrados, inmóvil…inerte. Yo quería oírle gemir mi nombre, que gritara de placer… ¡Ah, si tan solo él hubiese podido disfrutar tanto como yo lo hice!

Me sentía maravilloso ahí, dentro de él, llenándolo de mí. Aunque él no se movía, no hablaba, no sentía…yo me sentía genial.

Oh, sí. Le hice el amor a un cadáver. Y me gustó. Pero más me gustó saber que él no sería jamás de nadie…ni siquiera mío. Pero lo importante era que ellos ya no estarían juntos otra vez, eso realmente me agradaba. Yo había logrado separarlos para siempre.

 

Me quedé a contemplarlo, hasta que me interrumpieron; los agentes de policía entraron gritoneando y azotando la puerta. Me abracé a Takashima, pero ellos me alejaron de él. ¡Yo quería estar cerca! ¡Yo no quería que me separaran de él! Por fin podíamos estar juntos…

Pienso que la vida es muy injusta a veces.

—Dijiste que estabas en una banda.

—Ah, sí. La banda se desintegró, lógicamente. Los otros dos integrantes ahora me odian. No han venido a verme desde que me trajeron a éste lugar. ¡Desconsiderados! Con todo lo que pasamos juntos y ahora me abandonan. Claro, ellos siempre estuvieron de acuerdo con que mi Takashima estuviese con ese hijo de puta. Para todos, ellos eran la pareja. Él y yo pudimos tener una relación perfecta también ¿no? La vida es injusta, muy injusta…

—Sí, así es ehm… ¿Cómo me dijiste que te llamas?

—Shiroyama Yuu.

—Yuu… ¿Me podrías contar esa bonita historia de cómo llegaste al manicomio? – Preguntó infantilmente el joven, otro desorientado mental que pedía a diario a su compañero que le contara aquella historia. El otro asintió. Se sentía orgulloso contando cómo había matado a quienes fueron el guitarrista y vocal de la banda a la que él pertenecía.

— ¿Alguna vez has sentido la impotencia que causa ver a la persona que amas en brazos de alguien más?...Comenzó nuevamente mientras sonreía con deleite.

 

Notas finales:

Meh. Lo hice esta madrugada porque no podía dormir(?)

 

Dejen comentarios. Blah, blah, blah.

 

Gracias por leer :B


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