Después de que la araña fuera derrotada y la Isla de la ambison fuera terminada, nuestros 4 héroes fueron invitados por el pequeño peli verde a vivir con él.
-Pero Gon, no quiero causarte problemas a ti y a Mito-san - Dijo tan cordialmente, como siempre lo hacía, un rubio de ojos azules llamado Kurapica.
-Si Gon, no te tienes que preocupar por nosotros –Dijo el ya graduado doctor Leorio.
-Vamos chicos no sean tan agua fiestas que será muy divertido-Dijo un peliblanco llamado Killua
-Sí, háganle caso a Killua chicos, por favor-Dijo el pequeño peli verde llamado Gon con ojos de perrito abandonado.
Kurapica y Leorio se miraron por un par de segundos y soltaron con un suspiro:
- Está bien no hay de otra –Dijeron los dos al mismo tiempo ganando una tierna y sincera sonrisa del pequeño.
Gon al escuchar esas palabras se puso a saltar por todo el lugar como un niño de 5 años que lo iban a llevar al parque de atracciones.
-Bien está decidido mañana a primera hora partiremos a la isla ballena – Agrego Killua muy emocionado y decidido.
A LA MAÑANA SIGUIENTE:
Los cuatro cazadores abordaron al barco que los conduciría a la isla ballena. Gon y Killua se fueron a investigar el barco, mientras Leorio y Kurapica se encontraban cerca de la cabina del conductor.
(Con Leorio y Kurapica)
-Sigo pensando que no seriamos una molestia para Gon y para Mito-san - Dijo Kurapica antes de sentarse en el piso.
-Vamos Kurapica no le des más vueltas al asunto……además nos vamos a divertir mucho- Dijo Leorio imitando la acción del rubio y sentándose a su lado.-Ade…..-El doctor no pudo terminar la oración porque fue interrumpido por un sonoro bostezo del menor.
-Lo siento es que anoche no pude dormir bien-Dijo el kuruta fregándose un ojo con su mano izquierda.
-S-s-si quieres puedes apoyarte en mi hombro –Dijo con un leve sonrojo y un poco nervioso al ver lo tierno que se veía Kurapica.
-Es-está bien-Dijo el rubio apoyando su cabeza tímidamente en el hombro del mayor y algo sonrojado.
Después de unos pocos segundos de esa acción, el oji azul se quedó profundamente dormido. Leorio se quedó hipnotizado con la imagen de Kurapica recostado en su hombro, lucia como un pequeño ángel.
-Kurapica…. -Susurraba el doctor acariciando los cabellos del rubio.
Leorio estaba locamente enamorado del Kuruta, desde el mismo momento en que lo vio le atrajo bastante su delgado cuerpo, sus bellos ojos celestes, su piel tan blanca como la nieve y sus cabellos dorados como el oro. Y cuando se volvieron amigos, al doctor le atrajo más el joven porque era gracioso, inteligente, amable, cuidadoso, para resumir, ante los ojos de Leorio, el menor era perfecto.
No descartamos a Kurapica, él también se había enamorado de Leorio, si, a veces el mayor podía ser un poco arrogante, ambicioso, presumido, despreocupado, mujeriego y demás cosas, pero el kuruta lo amaba tal y como era. El rubio tenía un presentimiento de que Leorio sentía lo mismo que él, pero no quería arriesgarse y hacer que su enamorado pensara que estaba loco o algo por el estilo, así que decidió aguardar hasta estar totalmente seguro de lo que presentía.
(Con Killua y Gon)
Los dos pequeños se fueron a la parte alta del barco a conversar:
-No sé qué hacer Killua-Dijo Gon caminando al lado del peli blanco con los brazos atrás de la cabeza.
-Sentémonos a conversar-Dijo el asesino sentándose admirando el cielo y el mar.
-Si-Respondió el pequeño Gon sentándose al lado de su amigo.
Todo ese tiempo que estuvieron en esa misma posición y no dijeron ni una sola palabra solamente se la pasaron observando al mar y el cielo cubierto por un manto de estrellas. Gon creía que Killua tenía su vista atenta al mar, pero se equivocó en ello pues, el peli blanco cada segundo se la pasaba ojeando al menor, admirando su hermoso e inocente rostro.
Si, Killua estaba loco por Gon, le encantaba su perfecta y frágil figura, sus profundos ojos oscuros, sus delgadas piernas, su personalidad infantil, su fuerza y muchas cosas más; creía que Gon estaba hecho perfecto para él.
Gon estaba en las mismas, también estaba enamorado de Killua, de su forma de ser, siempre lo protegía, lo cuidaba de todo mal, lo hacía reír, lo trataba con cariño, pues claro que tenía sus defectos como ser un adicto a la golosinas y demás pero con todo y defecto, Gon lo amaba tal y como era. Pero no sabía cómo decírselo, temía que si lo decía, su amistad se acabaría y todas sus posibilidades de estar con Killua se desvanecerían por completo en un instante.
Por fin habían llegado a la isla ballena y era hora de recorrer un largo camino hacia la casa de Mito-san.