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El pecador más feliz del mundo. por Agnes-San

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Notas del capitulo:

No saben lo que me costo hacer este shot, primero por que soy atea, completamente Atea. y de hecho he llegado a dudar de mi existencia y algunas veces me llego a preguntar.

¿Sera real, todo lo que vivo o sere solo la imaginacion de un apersona más alla de mi? Pregunta filosofíca :P

bueno ya basta de filosofar y a leer :D

 


  • El pecador más feliz del mundo.


 


Santa maría, madre de dios, llena eres de gracia…


Siempre por la noche era la misma oración, al encontrarse con los pantaloncillos mojados  y haber soñado con algún otro chico. Esos sueños lo atormentaban, lo atormentaban mucho.


<< La mujeres se hicieron para que el hombre se fijara en ellas y vivieran como un pareja. Una pareja de hombres es un abominación y dios los va a castigar por pecadores y sodomitas>> había dicho su padre ante la declaración de un actor sobre su sexualidad.


Siempre se lo recordaba.


 << A los homosexuales nadie los quiere>> le había dicho su madre, cuando él le dijo que ya había encontrado a alguien y que era un chico como él. No quiso decirle a su padre por que sabía que el jamás lo entendería, y entonces pensó que quizá su madre era diferente. Se equivoco.


—Santa María, madre de dios, ruega por nosotros…


 Ahí se encontraba de nuevo repitiendo la misma oración cientos de veces para ver si la virgen, le hacía el favor de curarle su enfermedad. Esa enfermedad que lo obligaba a voltear el rostro cuando un chico atractivo pasaba por un lado, esa misma enfermedad por la que se negaba a asistir a la clase de atletismo, era esa enfermedad por la que solo tenía amigos mujeres, ya estaba cansándose de que los chicos en su salón le gritaran cosas ofensivas y llenas de desprecio.


 


Ya estaba en su cumpleaños numero dieciséis, igual que siempre se despertó con  los bóxer apretándole demás, sintiéndolos ceñidos al cuerpo, estrangulándolo. De nuevo había soñado con esas manos de un desconocido acariciándolo, susurrando palabras a sus oídos, mismas palabras que no recordaba.


Se metió a duchar, el agua fría calmaría ese mar de pecado que se agitaba en su interior; esperaba que así fuera, mientras en su mente no dejaba de repetir la oración que lo absolvía de todo pecado para luego volver a pecar.


<<A los homosexuales nadie los quiere>> se repetía mil y un veces, para que se quedara en su memoria y ya no tuviera esos malditos y enfermos deseos.


Eran las cuatro de la mañana y él ya estaba aseado, temiendo que si volvía a la cama y dormía otro poco de nuevo se manchara con ese horrible pecado.


Miró ese montón de revistas para caballeros, a ver si de esa manera su enfermedad desaparecía y lo convertían en alguien normal y podría ver a sus amigas como algo más y no solo como amigos. Y con cada pagina que pasaba, solo aumento su desagrado hacía el cuerpo femenino y comprendió que él jamás llegaría a mirar  a las mujeres como algo más.


Dejo a que amaneciera, sentía mucho sueño, estaba cansado.


Bajo las escaleras y se encontró con su madre haciendo el desayuno mientras su padre leía el periódico.


—¿A que hora llega? — preguntó de pronto su padre mientras doblaba el periódico y lo situaba en la mesa.


—Dijo que como en media hora — contestó ella, mientras veía que la comida no se le quemara.


—¿Quién va a venir? — cuestionó  al momento de hacerse presente frente a sus padres.


—Tu primo Jonghyun — de nuevo respondió su madre. Él no conocía a ninguno de sus primos, no sabía quien era Jonghyun, y sabía que tenía un primo con ese nombre por que su padre y su madre no dejaban de alagarlo. — Ya quítate eso, y vete a vestir como dios manda — contestó su madre al mirar que Kibum traía un pantalón algo holgado de color lila.


De nuevo se dirigió hasta su cuarto y se cambio su ropa para dormir, se enfundó unos jeans negros algo flojos y un playera blanca igual de floja y encima una chaqueta delgada, se peinó los cabellos con el peinado de moda y de nuevo bajo las escaleras.


En ese momento el timbre comenzó a sonar insistentemente, por reflejo se dirigió hacia la puerta y la abrió. Se encontró con el chico más guapo que jamás había visto, era un poco más bajito que él y un poco más moreno.


—Jonghyun —habló su madre sacándolo de sus pensamientos.


<<A los homosexuales nadie los quiere. >> Se recordó por millonésima vez. Desde que tenía trece esa frase lo acompañaba cada vez que volteaba a contemplar a un chico apuesto.


Se sentó a la mesa, tratando de no mirar al chico sonriente que estaba enfrente, tratando de voltear a ver sus manos toscas o anchos hombros.


—Kibum, no siquiera has saludado a tu primo —comentó su madre. Él solo la volteo a ver y luego situó su mirar en Jonghyun el primo que apenas esa mañana había conocido.


No podía evitar pensar que era muy guapo, él nació para ser un pecador, de nuevo comenzó con esa oración y exigiéndole a la virgen que por favor lo curara de su enfermedad.


—¿Así que tu eres Kibum? Me gusta tu peinado — dijo Jonghyun, al momento de ver que Kibum se metía un bocado de comida y bajaba el rostro huyendo de su mirada.


—Gracias —contestó al alago y de nuevo se concentro en su comida, quería prestarle atención a su plato pero su vista siempre se desviaba para observar a Jonghyun.


—¿Ya que edad tienes Jonghyun? — interrogó su tío.


—dieciocho—respondió él con una sonrisa en los labios.


Kibum miró esa sonrisa y se maldijo por querer que le perteneciera, dios lo iba a castigar si seguía con esos pensamientos impuros, si seguía siendo un sodomita, seguro terminaría en el infierno cumpliendo su castigo.


—¿Y tienes novia?


—Si, se llama Victoria, es bailarina y tiene 18 años— habló, a Kibum se le cayo el mundo encima por alguna razón esperaba que dijera un “no, por el momento estoy soltero”


—Lo ves Kibum, ya es tiempo que tu también tengas una novia, y dejes de tener tantas amigas —dijo su padre, le estaba echando en cara su defecto de no poder ver a sus amigas como mujeres, él solo se limitó a bajar el rostro y lamentarse por no ser como su papá esperaba que fuera, por no haber nacido normal como el resto de los niños.


— ¿Cuántos días te quedaras Jonghyun? — dijo la madre para tratar de conducir la conversación hacia otro lado.


—Solo en lo que busco en departamento para quedarme —vociferó.


Kibum entendió por que su madre había limpiado el cuarto de huéspedes un día antes.


 


Las dos semanas siguientes fueron  un martirio, trataba de esconderse en su habitación para no mirar al nuevo inquilino, para no cruzarse en su camino y evitar hablarle, no ocupaba nada, si quería bañarse cada cuarto tenía su propio baño con regadera, tenía una televisión en su cuarto o bien se distraía con el celular, pero siempre que escuchaba la voz de su primo sus pensamientos iban hacia ese par de labios carnosos y cerraba los ojos imaginándolos sobre la piel de su cuello.


<<A los homosexuales nadie los quiere>> se dijo a si mismo, tenía una revista de su padre en las manos, la estaba ojeando y no había más que un montón de mujeres desnudas mostrando sus atributos físicos, atributos que él jamás podría lucir.


—Kibum, hay una chica preguntando por ti — al momento de escuchar la vos de su primo y mirar el rostro de este posado sobre la revista la cerro enseguida, estaba muriendo de la vergüenza.


Salió de la habitación y se dirigió a la sala, ahí estaba Amber sentada en el sofá.


—Key, ¿hoy tienes libre? ¿Quieres acompañarme a hacerme mi nuevo pircing? Invite a Luna, pero estaba ocupada — se justificó la chica.


—Si —asintió sin más, quería estar lejos de su primo, no quería verlo a los ojos, o pasar cerca de él. Ese chico lo inducía a tener pensamientos paganos y rezar mil veces el ave maría o el padre nuestro.


 


Amber lo persuadió a perforarse él también, al final acepto que le perforaran ambos oídos y le pusieran un arete en cada uno, escogió los pendientes más pequeños que encontró para que pasaran desapercibidos de sus padres. No lo logró.


Llegó a su casa cerca de las ocho de la noche, Amber se encargó de irlo a dejar, ella era dos años mayor que él, tenía diecisiete y Kibum quince por lo tanto ella era la responsable.


—No vemos luego Bumie — se despidió.


Abrió la puerta y quiso subir las escaleras lo más rápido que pudo, pero su madre lo detuvo.


—¿Dónde andabas Kibum? —preguntó con aparente enojo.


—Estaba con Amber —contestó sin voltearla a ver para poder ocultar sus aretitos. Pero le fue inútil, pues su padre estaba bajando las escaleras.


—Kibum, ¿Qué es eso que tienes en los oídos? —preguntó su padre.


—¿Qué? — se hizo el desentendido.


—Quítatelos. —ordenó.  Kibum hizo caso omiso y quiso emprender su huída, pero su padre lo detuvo antes de que pasara por un lado de él. — Los aretes son para maricas asquerosos, y mi hijo no es un maldito marica


Las lágrimas quisieron salírsele, pero no le iba a dar el gusto, no a su padre. Se quito los aretes y los tiró en el suelo.


<< A los homosexuales nadie los quiere>> rememoro la frase una vez más, luego subió las escaleras, aun trataba de mantener las lagrimas dentro de los ojos, sin embargo una se había revelado y se dejo caer, en el peor momento pues su primo había sido testigo de todo.


Trató de no quebrase frente a ese hombre, pero simplemente más lagrimas amargas salieron inundando sus mejillas. << Mi hijo no es un maldito Marica>> resonaron esas palabras en su interior y de nuevo le pidió a dios que ya no quería ser un marica, ya no.


Llegó a su habitación y cerro la puerta se tiro a su cama y ahogó sus sollozos en la almohada, estaba demasiado dolido, no era un dolor físico, tampoco esas punzadas en sus lóbulos; no, ese dolor iba mucho más allá que eso, se le clavaba en el corazón y le recorría en las arterias.


—Kibum, ¿estas bien? — preguntó una voz, la voz que en las noches en sus sueños le susurraba al oído palabras lascivas, esa voz que lo hacía mojarse los calzoncillos y tomar duchas frías a altas horas de la noche o a tempranas de la madrugada, la misma voz que lo obligaba a rezar miles de aves marías.


Quería gritarle, que no,  que él no estaba bien, que tenía un horrible defecto, que era un ser pagano, un sodomita y un pecador. Pero no lo hizo, solo se limito a quedarse en silencio aun con la almohada pegada al rostro.


—estas sangrando —le avisó su primo. A Kibum no le interesaba si estaba sangrando o no, después de todo a quien le importaba no era más que alguien sucio y ruin, un maldito marica.


Escuchó el agua correr en el lavabo donde se lavaba las manos. sintió un peso acomodarse a un lado de él, algo mojado frotaba su lóbulo derecho, asentir el contacto caliente de la mano de Jonghyun apartándole los cabellos se estremeció y se levantó asustando a su compañero ante el movimiento brusco.


Lo volteo a mirar en estado de Shock, su rostro, sus anchos hombros,  sus manos toscas y varoniles. Miró sus labios y un deseo de aprobarlos lo recorrió, algo totalmente insano y despreciable, no quería tener pensamientos de ese tipo pero una vez que su primo estaba ahí no le era posible pensar siquiera en el padre nuestro o el ave maría.


—Deja de llorar, no dejes esos ojos tan bonitos se arruinen a causa del llanto —Argumento para sorpresa de Key — ahora déjame te quito toda esa sangre.


El chico mayor paso la franela muchas veces sobre los agujeritos hasta que removió toda la sangre, mientras Kibum cerraba los ojos disfrutando de la calidez de sus manos, y reprendiéndose luego.


Una vez que ya no sintió el toque gentil del chico, abrió los ojos para seguir su espalda hacia el baño y luego verlo salir, él seguía ahí sentado a la orilla de la cama. Miró que su primo se dirigía a él, se paro enfrente y le tendió la mano.


—Ten —comento, Kibum extendió su mano y recibió su par de aretes, miró extrañado a Jonghyun y este le regreso la mirada. — se te miraban bien y la verdad yo no creo que seas un marica.


Después de eso, salió de la habitación dejando aun Kibum con un huracán en pleno auge.


<<A los homosexuales nadie los quiere. >> Su mamá tenía mucha razón, a los homosexuales nadie los quería, a nadie le importaba alguien con preferencias hacia su mismo sexo, por que solo eran unos seres mezquinos e indeseables.


<<No dejes esos ojos tan bonitos se arruinen a causa del llanto>> se prometió no volver a llorar, no al menos en presencia de su primo.


Se vistió para dormir, se puso ese pantalón lila que tanto odiaba su padre y una playera blanca y holgada, se tapó con la sabana y comenzó a tocar esa parte detrás de su oreja donde las manos varoniles de Jonghyun se habían posado.


Se acarició pensando en un único hombre, casi podía sentir los labios de Jonghyun sobre su piel, se manoseo en nombre de Jonghyun, su primo. Olvido cuantas veces gimió su nombre al sentir sus propias manos sobre su piel, al haberse dado auto placer. Se levantó confundido y de nuevo tomó una ducha fría, quería que el agua barriera con toda su perversión.


—Santa maría, madre de dios, ruega por nosotros los pecadores…  —de nuevo estaba orando por que sus pecados se fueran, solo para volver a pecar y seguir con esa cadena.


 


***


Sus padres le prohibieron rotundamente volver a ver a Amber o a cualquiera de sus amigas.


—De verdad papá, no entiendo que te afecta que yo valla con Amber, ella es mi amiga.


— Es una mala influencia, crees que no he fijado que es diferente a las demás chicas, no es normal Kibum — Dijo el hombre solo para que Key lo mirara desaprobadoramente.


Su padre tenía razón, Amber no era como las demás chicas, por que mientras que las demás chicas tenían novio, ella tenía una bonita novia, una chica guapa y atenta.


—de todas maneras iré a verla. —declaró Kibum


—Si sales por esa puerta, ya no regresas — retó su padre con los ojos centelleándole de coraje.


A Key no le interesó, solo miraba como su primo presenciaba la discusión desde un punto de las escaleras. Volteo a mirarlo y luego salió de la casa, y corrió hasta la de Amber.


Tocó a la puerta muchas veces  antes de que abrieran, la madre de Amber fue la que abrió.


—¿Está Amber? —le preguntó a la señora.


—hola Kibumie, si está en su habitación con Luna —indicó la mujer. —sube, ya sabes donde es.


Kibum subió las escaleras y fue al cuarto de Amber, se escuchaban unas sonoras carcajadas; golpeo la puerta y Amber lo hizo pasar.


—Ber, ¿Puedo hablar contigo? — pregunto borrándole la sonrisa a la chica.


—Luna, ¿puedes permitirnos un momento?


— Si, de todas maneras ya es hora de que me valla — dijo la chica, para luego salir. —Nos vemos Bumie —se despidió.


 


Kibum le explicó lo que había sucedido con su padre y le pidió que si podía pasar algunos días con ella. Está acepto y su madre de igual manera. Ambas mujeres le arreglaron una habitación dentro de la casa y ahí se hospedó.


Pasó una semana en la que no miró el rostro de su padre, ni de su madre, Amber se encargaba de prestarle ropa y la madre de esta le había comprado unas cuantas prendas; sin embargo el rostro de su primo continuaba presente en cada uno de sus sueños.


En esos días Amber le había hecho muchos cambios, le había enseñado a ponerse delineador de ojos y lo había llevado a una estética para que le hicieran un corte nuevo de cabello y además se lo decoloraran, eso sin mencionar los apretados pantalones que lo obligaba a ponerse  diciendo que tenía bonitas piernas y debía lucirlas.


Ya era jueves y ese día cumplían dos semanas de vivir con Amber. Decidió ir a su casa por su ropa y algunas cosas, entre ellas su celular.


Hizo sonar el timbre, varias veces  antes de encontrarse con su padre abriendo la puerta.


—Vengo por mis cosas — le avisó al hombre, para Kibum ese señor ya era un completo desconocido.


—Dije que no podías regresar — su madre se abrió paso entre los dos abrazando a su hijo.


—Kibum, ¿Dónde te habías metido? — preguntó la mujer hecha un rio de lagrimas.


Kibum quería llorar pero se negó a hacerlo, se había prometido no volver a llorar y menos por que estaba su primo ahí viendo la escena. Abrazo a esa mujer, después de todo era su madre y eso  no iba a cambiar.


—Tengo que ir por mis cosas — habló mientras se zafaba del abrazo que lo tenía preso.


Su madre le dio paso para que fuera, pero su padre no le iba a hacer las cosas fáciles.


—Te los volviste a hacer — apunto los aretes que adornaban sus orejas — y tres delineador en los ojos, te decoloraste el cabello y por si eso fuera poco tienes brillo labial. Me negaba a creerlo, pero no eres más que un marica. — escupió las palabras en el rostro de Kibum.


Su paciencia ya estaba llagando al limite, durante años aguanto que su padre lo apuntara y que su madre ni siquiera volteara a verlo.


—si, tienes razón, soy un marica, me atraen los hombres y sabes algo no me interesa lo que tu pienses… después de todo a los homosexuales nadie los quiere, y una pareja de hombres es una abominación ¿Verdad?  —le espetó ante la mirada de Jonghyun, quien no cabía de la impresión. Key solo lo volteo a mirar milésimas de segundo antes de recibir una bofetada por parte de su padre, una bofetada que lo tiro al suelo e hizo que la piel le ardiera como el infierno.


Enseguida se recompuso y corrió escaleras arriba, rumbo hacia su habitación, vacio su mochila escolar y comenzó a meter muchas prendas y otras cosas. No quería llorar pero las lágrimas se le caían  de los ojos, mientras sentía que algo muy grande se le atoraba en la garganta.


—A los homosexuales nadie los quiere, solo somos pecadores — decía para si mismo recordándose su defecto y en que se había equivocado.


— ¿Quién te dijo eso? —preguntó su primo Jonghyun, mientras él solo bajo la vista para evitar mirarlo. Al final no contesto nada. —Yo si te quiero, entonces ambos somos pecadores — vocifero Jonghyun mientras se situaba frente a Kibum.


Jong acunó el rostro de Key en sus manos y acaricio donde su padre lo había golpeado. Key estaba en estado de shock y de repente esos labios grandes estaban pegados a los suyos, esos labios que fueron protagonistas de sus sueños húmedos, esos labios en lo que no podía dejar de pensar, eran los mismos labios que lo estaban besando.


—Abre la boca Kibum —  le ordenó el chico mayor, Kibum obedeció y de pronto su lengua estaba siendo enredada por la de su primo.


<< Se llama victoria, es bailarina y tiene dieciocho años >> recordó Kibum, y luego cayó en la cuenta que ese chico que lo besaba no era homosexual y tampoco pecador, bueno quizá pecador si por que estaba besándolo. Lo empujo para separarse, mientras trataba de regular su respiración.


—Espera, tu tienes una novia — le recordó, pero ese hombre solo lo abrazo en respuesta antes de volver a hablar.


—Ya no, después de que llegue aquí la deje — notificó susurrándole en los oídos a Key. —me gustan mucho  tus aretes, y el delineador lo único que hace es que tus ojos llamen más la atención y remarcan su belleza. Kibum creo que me enamore de ti y toda esa valentía de la que eres dueño.


Kibum hizo una mueca muy parecida a una sonrisa y luego aparto a Jonghyun de él. Él sabía que no era ser valiente, más bien se trataba de una provocación hacia su progenitor, igual que pintarse el pelo y ponerse maquillaje, a eso se le llamaba ser arrogante no valiente.


—Es extraño, por que no he dejado de pensar en ti, desde que llegaste lo único que ocupa mi cabeza eres tú. —confesó, por supuesto que jamás iba a confesar que se había tenido muchos pensamientos impuros sobre él, eso ya lo confesaría después.


—Encontré un departamento no muy lejos de aquí y está barato, ven a vivir conmigo; puede que aun sea apresurado pero no aguanto mirar como te trata tu padre y tu madre, conseguí un empleo de medio tiempo y con eso solventaremos nuestros gastos  — propuso a un Key dudoso y lleno de miedo.


—Está bien —contestó al fin.


Jonghyun lo volvió a besar, beso al que le siguieron muchos más.


Los siguientes días, su padre aun continuo enojado y aventando fuego por la boca pero a Key le importo en lo absoluto, él iba y venía de casa de Amber para pasar por Jong y finalmente se mudaron aun departamento pequeño y amueblado, la señora era muy amable y les rebajo la renta un poco más por que ambos estudiaban y además por que Kibum se había convertido en un amigo inseparable de Taemin su hijo. Conocieron a Minho el novio de Taemin  y a Onew el vecino.


Los padres nuestros se redujeron y las ave maría también, a Kibum ya le importaba un bledo irse al infierno o ser un sodomita, pues supo que en el mundo había muchos como él y no estaría solo. Amber y Luna los iban a visitar seguido. Ya no soñaba con un Jonghyun acariciándolo, pues ahí tenía al real y lo besaba desenfrenadamente.


Se había reconciliado con sus padres, con su madre primero y luego con su padre, aunque no volvió de nuevo esa casa.


—Jonghyun —lo llamo desde su posición en el sillón y sobre el pecho de Jong —te amo.


— Yo también. —respondió él mientras dejaba un beso en los labios.


—Ya no me interesa nada de lo que las demás personas piensen. —anunció.


—¿y eso por que?


—Por que soy el pecador más feliz del mundo — sonrió para Jonghyun y este atrapo su boca en un beso entregado.


—solo promete que si nos vamos al infierno por pecadores, compartirás habitación conmigo.


—lo prometo

Notas finales:

Si les gusto el fic dejen review. 

l@s kiero 

besos ^3^


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