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UN RETO JUNTOS por miau

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Notas del fanfic:

 

Es un fic que ya queria hacer hace tiempo y mi objetivo, ademas de divertirme, es aumentar el MPREG en capitan tsubasa.

Notas del capitulo:

Es un capitulo largo, espero que les guste.

UN RETO JUNTOS

 

CAPITULO I: Encontrándonos… a escondidas.  

 

Miraba una hermosa joya en un estuche de terciopelo, lo había comprado en una tienda de antigüedades y según el que le vendió la joya esta tenia el poder de unir a las personas de por vida. Tomo el hermoso collar entre sus dedos, sacándolo del estuche, ciertamente era una pieza bellísima que consistía en una especie de cruz gruesa con incrustaciones de rubíes en el centro y sus cuatro esquinas. Dejo el estuche en su mesa de noche y presto toda su atención a la cadena que sostenía entre sus manos y con sumo cuidado fue separando en dos el dije, el resultado fue que quedaron dos cruces una gruesa con un vacío en el centro y sus cuatro incrustaciones en las esquinas y otra mas pequeña con una incrustación en el centro, sonrió, era curiosa esa joya, dos en uno, los volvió a juntar y lo puso nuevamente en el estuche. Era perfecto, era la manera perfecta de decirle que se casara con él y aunque en muchos países no aceptarían una boda como la suya y mas aun se armaría un tremendo escándalo si los medios de prensa se enteraban de su unión, él no creía necesario armar una gran ceremonia ni menos firmar un papel, el matrimonio para él era una promesa de estar eternamente con la persona que amas, aun después de la muerte y acompañarse en las buenas y malas, en la salud y en la enfermedad; como muchos en el altar se prometían. Sonrió ante sus pensamientos de boda y miro el teléfono a un lado de su cama, encima de su mesa de noche, ¿Qué hora seria en Francia?

 

-          Creo que él piensa lo mismo – Oliver tomo el teléfono y marco el numero que ya sabia de memoria.

Al otro lado de la línea se escucho el repique de teléfono antes de ser contestada por una suave voz.

-          ¿Alo?      

-          Hola Tom.

-          Oliver, te adelantaste una hora.

-          Lo se, es que realmente ya quiero verte.

-          Yo también. Llevamos como un mes que no nos vemos.

-          Han sido los partidos tanto los tuyos como los míos.

-          Menos mal que ya terminaran la semana que viene, el campeonato termina y una semana de vacaciones.

-          Si, nosotros tenemos que ganar el ultimo partido y seremos campeones ¿Qué tal ustedes?

-          Igual. Será genial que ambos obtengamos un triunfo mas para nuestros equipos. Me hace sentir que de alguna manera estamos conectados, aunque estemos tan lejos y casi no nos podamos ver.

-          Cierto, pero de todas formas hablamos casi todas las noches, aunque no te pueda ver, lo bueno es que pronto tendremos una semana solo para nosotros.

-          No sabes lo ansioso que estoy

-          Yo… también – la cara de Tom se torno roja.

-          Buenas noches… te amo.

-          Yo también te amo.

Con eso como despedida ambos cortaron la llamada.

 

Desde hace dos años y medio ambos confesaron sus sentimientos y empezaron con una especie de relación a distancia, aunque constantemente viajaban para encontrarse. Nadie más a parte de ellos, Andy y Benjuí sabían.

Oliver seguía estando en su club de España, por su parte Tom aun vivía en Francia y hacia una carrera de futbolista igual de exitosa que Oliver. Ninguno a parte de los ya mencionados sabía nada de su relación amorosa y trataban de cuidarse lo más posible en no darla a conocer al público y Dios sabe que tuvieron en extremo cuidado, sino los chismosos de la farándula ya los habrían hecho añicos. No es que tuvieran vergüenza de su relación, es solo que preferían mantener sus carreras de futbolistas limpias y en lo posible sin ningún escándalo, ninguno quería entorpecer los sueños del otro y por ende habían llegado al acuerdo de mantenerlo en secreto; además de ello aun no se lo habían dicho a sus familiares y no querían que ellos se enteraran de una manera tan incomoda como en un programa de chismes. Aunque se prometían que algún día vivirían juntos, ambos sabían que ese día tardaría en llegar, por ello tenían paciencia, después de todo cumplir tu sueño y al mismo tiempo tener al amor de tu vida a lado era una tarea en extremo difícil y algo que muy pocos conseguían; y al fin y al cabo ambos eran aun jóvenes, tenían apenas 22 años y ya habían conseguido grandes cosas como sus enormes cuentas bancarias (jajaja, es lo que todo futbolista tiene).

 

Hace un mes que no se veían y aunque hablaban casi todas las noches tenían la necesidad de verse, por ello algunas veces hablaban por medio del Chat (escribían) y podían verse por medio de la Web Cam pero eso no era suficiente. Por fortuna los campeonatos este año terminaban casi al mismo tiempo, lo cual les daría una semana libre para pasarla juntos - lo habían planeado hace un mes cuando estaban hasta el tope de entrenamientos y partidos - en una playa del caribe.  

 

 

En medio de las prácticas de fútbol se veía a Tom haciendo la rutina de ejercicios, al igual que los otros jugadores. Dentro de dos días seria la final que decidiría el campeonato de la liga de Francia y ese año su equipo iba a la final. Todo ese tiempo se había esforzado por estar a la altura y no dejarse vencer por los jugadores franceses, esta de mas decir que su esfuerzo rindió frutos y ahora competía con Pierre por el titulo de mejor medio campista, aunque era algo que no le quitaba el sueño, a pesar de que estaba en el mismo equipo y el sabia que ambos estaban en un nivel bastante alto así que decidir quien era el mejor iba a ser probablemente cuestión de preferencias. 

 

-          Tom – oyó su nombre de un joven rubio – que tal un servicio – Napoleón le mandaba la pelota.

-          Claro – fue todo lo que dijo antes de patear el balón para la asistencia.

 

Los demás jugadores veían la precisión en los tiros de Misaki. Ellos estaban contentos de tenerlo como compañero, puesto que como todos sabemos Tom siempre era amable y mantenía las formas, no paso mucho tiempo para que empezaran a admirarlo y muchos aun se preguntaban como podía tener ese aire inocente y frágil y al mismo tiempo tener esa gran fuerza para jugar al soccer.

 

Para terminar con las prácticas del día jugaron un partido entre ellos para después dirigirse a las duchas del club, donde entre bromas, se dieron un ligero baño. Mañana iba a ser su última práctica para el partido y de ahí tendrían una semana libre para descansar y volver frescos para el siguiente campeonato.

 

-          Nos vemos mañana.

-          Nos vemos Tom – Pierre se despedía de su amigo.

-          Voy a darme una vuelta por un club nocturno ¿alguien quiere venir?

-          Será mejor que lo hagas después de que ganemos el partido Napoleón – Pierre lo fulmino con la mirada – ya podrás hacer de las tuya después – le dio la espalda y se retiro muy dignamente.

-          Aburrido – fue lo que dijo antes de ir a buscar a alguien que quiera ir con él, después de todo iba a ser solo un rato y además el partido era en dos días, unas copas no iban a afectar su rendimiento ¿verdad?

 

 

En España Oliver jugaba ya su partido e iba por su segundo gol. Dando una asistencia al delantero de su equipo se adelanto por un costado, evitando así la marca, porque la defensa del equipo rival si que era dura, tenía que encontrar una manera de que el partido se inclinara a su favor y para eso nada mejor que atacar. Tal como pensó el delantero se vio obligado a devolverle el pase justo antes de entrar a la línea de meta, Oliver recibió el balón y pensó rápidamente como maniobrar, de reojo vio a Rivaul que se acercaba desde  atrás por el centro, no lo pensó mas y le mando el balón, el jugador brasileño se posiciono bien y pateo el balón dejándolo encajado en la portería. El publico celebro el gol al igual que los jugadores, ahora con 2 a1 a favor del equipo de Oliver el ganar estaba cada vez mas cerca.

 

 Al final el partido término en un 3 – 1, el último gol metido por el propio Oliver, Rivaul, como capitán del equipo levantaba una pequeña copa, mientras que los demás jugadores celebraban.

 

 

En Francia ocurría algo similar, después de un apretado partido el equipo de Tom salía adelante con un 3 – 2 y aunque faltaban unos minutos para que el partido acabase los jugadores todavía luchaban por meter un gol, uno para asegurar su victoria y otro para no permitir su derrota. Al final, cuando el arbitro toco el silbato el equipo de Tom se alzo como vencedor del encuentro.

 

 Cuando finalmente consiguió escaquearse de la celebración, Tom tomo el primer taxi que apareció para ir a su casa. No es que estuviera borracho ni nada por el estilo, lo que pasa es que él no se había comprado un carro, sentía que no lo necesitaba, de todas formas él ya estaba acostumbrado a ir corriendo a donde fuera; tal vez después se compraría uno al igual que Pierre o Napoleón, pero por ahora no le hacia falta, además de que no sabría como manejarlo, bueno en teoría si, porque había tomado unas clases de manejo, por si acaso, pero la cosa es que nunca había manejado un carro él solo. De todas formas ni que su casa estuviera al otro lado de la ciudad de Paris. Todo le quedaba relativamente cerca: el supermercado, el estadio del equipo, el centro comercial, etc. Era una ventaja de vivir en un apartamento bien ubicado y el cual había tardado días en conseguir.    

 

Era cierto que ya vivía solo pero no por eso iba a descuidar a su padre, aunque de todas formas su papá se mantenía muy ocupado en las galerías de arte, igual él lo iba a visitar de vez en cuando, no quería que se sintiera solo. De igual forma ambos llevaban una buena relación de padre-hijo.

 

Cuando llego a casa no tardo ni dos segundos en ir y coger el teléfono, debía de hacer una reservación para el vuelo de mañana rumbo a caribe. Mas que feliz marco el numero y una señorita le contesto del otro lado de la línea.

-          Aerolíneas francesas, buenas noches.

-          Buenas noches, quisiera que me reservaran un vuelo para mañana en la mañana.

-          Por supuesto. ¿con que destino?

-          Es…

 

Y mientras él seguía hablando, en España un pelinegro hacia lo mismo.

 

 

Ya sentado en su avión, Oliver escuchaba las instrucciones de la azafata en cuanto a la seguridad y medidas a tomar en el avión, en caso de un accidente, terminada la explicación se puso el cinturón de seguridad y espero a que el avión despegara.  

 

Por otra parte un castaño iba llegando a su lugar de destino y miraba por la ventanilla del avión la ciudad a la que estaba por llegar. Se sentía ansioso ya quería llegar para poder ver a su novio. Una vez que bajo del avión, hecho una mirada a todo el aeropuerto, al parecer Oliver aun no había llegado, decidido a esperarlo se sentó en uno de los asientos espera con su bolsa-maleta a un lado.

 

Un pelinegro bajaba del avión con maleta en mano, hecho un vistazo a ese aeropuerto y dio con la imagen de un Tom, que al parecer leía algo, se acerco a él.

-          Hola – Misaki levanto la cabeza

-          Hola – se levanto de golpe, tanto que casi golpea al ojinegro frente a él, con una enorme sonrisa en el rostro.

No pudieron evitarlo se dieron un gran abrazo y uno de esos besos devoradores, que solo duro unos segundos, puesto que se dieron cuenta de donde estaban cuando oyeron el altavoz de un avión que iba a partir; y ellos no querían armar un espectáculo en medio del aeropuerto.

 

Llegando a la recepción de un hotel frente a la playa pidieron una habitación compartida con dos camas. Les dieron una habitación con una vista magnifica de la playa, la cual, por no ser estación de vacaciones, estaba algo tranquila y no tan llena como debiera estarlo en esas épocas.

 

Una vez que le dieron su propina al botones, y este se retiro, se abrazaron y besaron con necesidad, con una pasión que rayaba en la locura.

-          Extrañaba esto – Oliver lo junto a su cuerpo tomándolo de la cintura.

-          Yo también – pasó sus manos por el cuello del pelinegro y volvieron a besarse.

Entre besos y caricias se dirigieron a la cama más cercana y se dejaron caer en ella. Con una desesperación única empezaron a desvestirse, por no decir que prácticamente se arrancaron las prendas, juntando sus cuerpos lo mas que podían; pero ciertamente ninguno estaba para preliminares en esos momentos, había sido todo un mes que no se veían, que ni siquiera se tocaban o besaban.

 

Con desesperación separo las piernas de Tom y se ubico entre ellas para de inmediato empezar a prepararlo con sus dedos antes de penetrarlo, pese a que sentía la urgente necesidad de poseerlo no podía tampoco lastimarlo de esa manera.

 

-          Oliver… - entre suspiros su amante lo llamaba.

-          Dime – le miro con una intensidad que era desconocida para cualquiera.

-          Ahh… te extrañaba mucho – le beso con pasión mientras sentía como su amante le preparaba para lo que él también ansiaba.

 

Había sido torturante no poder besarlo o acariciarlo de camino al hotel, llego un momento en el que estuvo realmente tentado a empujarlo a una esquina y hacerle el amor ahí mismo, con todos mirando, pero su propio pudor y la mirada de timidez que el otro le enviaba había podido detenerlo antes de que cometiera una locura, pero ahora, ahí en esa habitación ya nada lo iba a detener.

 

-          No tienes idea de cuanto te he extrañado – le susurraba al oído – ni idea de cuanto te amo.

-          Si lo tengo… mmm…ah… ya que yo también te amo, como no tienes idea…ahhh.

-          Te amo – le dijo mientras acomodaba su pene en la entrada de Tom.

-          Yo también te amo – sentía como poco a poco entraba en él. Retenía las lagrimas que estaban por salir de sus ojos y rasguñaba la espalda de Oliver, hasta que finalmente de un empujón lo sintió en su interior – AHHHHHHH – fue un grito entre el dolor y el placer.

-          Lo siento, ¿te lastime? – en su tono estaba la preocupación.

-          No, esta bien…ah – se relajaba – te siento mas enorme – se sonrojo al decir eso.

-          Yo… te siento mas estrecho – dio un pequeño empujón para empezar a moverse.

-          Debe ser… ahhh… por que… no lo hemos hecho… mmm ah… en un…ahhh… mes.

-          Es cierto ahh – daba unas embestidas cortas y lentas para que Tom pudiera acostumbrarse, pues era cierto lo del mes de abstinencia.

 

Enterraba su boca en el cuello del hermoso pelicastaño bajo él, buscando sus puntos sensibles y se deleitaba oyéndolo suspirar y gemir. Se sentía nuevamente completo y pleno. En todo ese mes que no habían podido verse sentía que algo en su alma faltaba, que algo no estaba completo en él, un vació que se llenaba un poco al oír su voz por teléfono o verlo por la cámara Web; pero sin duda ese vació había desaparecido cuando lo vio en el aeropuerto, cuando lo había abrazado y besado y ahora al estar con él lo que sentía era una inmensa felicidad y una plenitud completa.

 

Sentía como se movía en su interior, poco a poco las embestidas aumentaban en intensidad y le hacían sentir que estaba en el paraíso, su cuerpo entero vibraba, esa soledad que lo oprimía cada que quería verlo y no podía, esa que se aliviaba un poco cuando se comunicaban por esos aparatos tecnológicos, ahora ya no existía, lo que sentía en este momento era la felicidad de estar en los brazos de la persona que amaba. Enredando sus piernas en la cintura de Oliver, le indico que aumentara el ritmo de sus embestidas, mientras que el se dedicaba a gemir y suspirar en su oído, al mismo tiempo que oía los gemidos del pelinegro.

 

No supieron en que momento las embestidas se descontrolaron, ni cuando sus gemidos se volvieron gritos de placer, pero lo cierto es que en esos momentos todo cuidado había desaparecido, se movían con intensidad hasta hacer rechinar la cama en la que estaban, sus bocas no se separaban sino para gritar de placer y talvez, si podían, tomar algo de aire.

-          ¡ahhhhhhh! Oliver ahh ahhh

-          Ahhh Tom… mi ahhhh Tom ¡ahhhh!

-          Te amo ahhhh. Oliver ahhhh

-          Tom ahhhh. te amo.

 

Continuaron así unos minutos mas, entre gritos de placer, de sus nombres y te amos que repitieron como un mantra. Hasta que finalmente explotaron, uno entre sus estómagos y el otro en el interior de su amante.

 

Aun dentro de Tom, Oliver daba caricias y besaba suavemente al pelicastaño, maravillándose por la imagen tan erótica que mostraba su Koi.

-          te amo.

-          Y yo a ti.

Continuaron besándose unos momentos mas, hasta que el de ojos negros abandono el interior de su amante para tumbarse a su lado y casi inmediatamente abrazarlo para acercarlo a él.

 

El sueño los venció apenas se abrazaron, ciertamente había sido un día agotador, entre el viaje que tuvieron que hacer para llegar a esas playas del caribe, hasta su desesperado encuentro como amantes, pero ese día ya acababa tal como anunciaba el astro rey que empezaba a ocultarse hermosamente en el mar.

 

  

La luz de un nuevo día se asomaba por la ventana de un cuarto de hotel en cuya cama dos cuerpos descansaban abrazados. Los rayos de sol iluminaban ya toda la habitación pero no molestaban a los dos durmientes, claro, esto por acción de las cortinas que al estar cerradas no dejaba que el sol molestara el descansar de los amantes.

         

Un pelinegro despertó más por la costumbre que porque lo deseara. Estaba durmiendo muy bien. Volteo a mirar a un costado suyo y vio la figura de su koi, dormía tranquilamente, sonrió para si, Tom se veía adorable cuando dormía. Sin querer despertarlo aun se levanto con cuidado de la cama. Debía de hacer un llamado al servicio del hotel, pues se moría de hambre, ya de paso también pediría una guía para conocer el lugar.

 

Un ruido lo despertó “¿lluvia?” se pregunto. Tardo unos instantes en despertarse completamente, se sentó con cuidado en la cama y al hacerlo sintió un poco de dolor en su parte trasera. “es cierto, estaba con Oliver y ayer…” su rostro enrojeció al recordar lo que había pasado en esa habitación y con quien. No es que le sorprendiera pero es que no podía evitar tener esa reacción al imaginarse a su Koi y a él en escenas xxx. Giro su rostro a un lado de la cama y vio las ropas que le pertenecían al pelinegro, repentinamente el sonido del agua cayendo – y que él había confundido con lluvia – cesaron, entonces, se dio cuenta “esta en el baño”. Despacio se levanto de la cama y comenzó a buscar entre sus cosas una toalla para tomar un baño – claro esperaría a que Oliver saliera primero - .

-          Servicio a la habitación – se oyó un llamado. 

-          Ah – automáticamente se puso el primer pantalón que encontró y se colgó la toalla en el cuello – pase – dijo apenas lo hizo.

-          Su desayuno señor – la camarera entro con dos bandejas en sus manos e inmediatamente las coloco en la pequeña mesa que ahí había – jugo de naranja, pan tostado, mantequilla, mermelada, huevos fritos, café y yogurt con cereales – le enumeró señalando cada una de las cosas antes mencionadas – espero no haber olvidado nada señor.

Tom miro asombrado la cantidad de comida que le trajeron y le sorprendió que le trajeran yogurt con cereales. Miro una vez mas ambas bandejas y comprendió que fue su Koi quien había pedido ese desayuno, solo el lo conocía lo suficiente como para saber que a él le gustaban los cereales en el desayuno.

-          Creo que no olvidó nada, gracias – le dio una sonrisa mientras la muchacha rápidamente salía de la habitación.

 

Al salir del baño lo primero que hizo fue fijarse en las camas, una muy bien tendida y otra mas que revuelta, ambas estaban vacías, al parecer Tom ya se había levantado, paseo su vista por la habitación y enseguida lo encontró.

 

El castaño buscaba algo en su maleta, cuando lo hallo levanto la vista triunfante y dándose la vuelta se encontró con su novio a punto de abrazarlo. Un tono carmín cubrió sus mejillas de inmediato al ver que Oliver llevaba solo una toalla atada a su cintura. 

-          Te sigues apenando a pesar de que tenemos lo mismo – el rojo en las mejilla de su novio no detuvo a Oliver de abrazarlo y de paso darle un arrollador beso de buenos días al que el castaño respondió gustoso.

-          Buenos días para ti también – sonrió después de ese gran beso.

-          ¿Ya trajeron el desayuno? – fijo su vista sobre la pequeña mesa de la habitación respondiendo él solo su pregunta. 

-          Debemos de comer antes de que se enfrié – trato de salir del abrazo de su novio pero no lo logro en lugar de eso solo fue juntado a un fuerte pecho – Oliver – llamo, como diciéndole que tenia que dejarlo ir si querían desayunar.

-          Creo que me acaban de entrar ganas de desayunar otra cosa – miro directo a los ojos de Tom y lo vio ruborizar y apartar la vista entendiendo la idea.

-          Esto… yo… - no sabia ni porque se ponía nervioso ante la indirecta mas que directa para él. Respiro tratando de calmar su propio rubor – pero yo tengo hambre – un poco rojo, aun, miro al pelinegro frente a él en una muda suplica.

Oliver no pudo hacer más que liberarlo de sus brazos para que su koi pudiera desayunar, y él también, no sin antes, claro, darle un devorador beso.

 

Después de desayunar, Tom, se disponía a tomar una buena ducha para después salir a conocer todo lo que aquella playa le ofrecía, al fin y al cabo no todos los días tenia vacaciones y menos unas que coincidieran con las de Oliver – que no sean navidad y año nuevo, pues esas épocas las pasaba cada quien con su familia -

 

Sencillamente no podía resistir la tentación, era cierto que él también quería salir a conocer la playa y sus alrededores, llevarse unos recuerdos talvez, pero es que tener tan cerca de la persona que mas amas en el mundo; después de no haberla visto, ni tocado, ni nada, en un mes; pues…, como que las hormonas podían descontrolarte y mucho.

 

No supo en que momento fue, sencillamente de un momento a otro ya se encontraba empotrado en las baldosas de la ducha, con la cara en ellas, y su nuca y espalda siendo desesperadamente besadas y acariciadas con fervor; mientras que unos intrusos se encontraban ya preparando su entrada.

-          Oliver…ahhh… que… haces – por supuesto sabía quien era el culpable.

-          Lo siento, no puedo aguantarlo mas – las hormonas del pelinegro estaban a mil y no tardaron en despertar a las de Tom que sin saber como ya se encontraba rogando porque lo poseyera.

-          Ahh… entra… entra de una vez – movió su trasero para atrás, cuando sintió que los intrusos salían, en un acto deliberado para que chocara con el pene de Oliver que estaba mas que erecto, igual al suyo.

 

Ante la petición hecha por su amante el pelinegro llevo inmediatamente su miembro a la entrada de Tom y de una sola embestida entro en él, causando en ambos una sensación mas que placentera.  

 

No paraba de gemir, su cara aun chocando contra las baldosas del baño, de no ser porque apoyaba sus manos ya se habría golpeado más de una vez. Sintió una fuerte embestida y al momento siguiente como una mano se ocupaba de su miembro falto de atención. Sintió mas fuerte aun el placer, su amante lo estaba llevando al cielo.

-          Ahhh… motto... no pares…ahhh.

-          Ahhh… Tom… ahhhh… ahhhh

 

Entraba y salía, no podía creer que aun fuera tan estrecho, lo apretaba tan placenteramente que estaba a punto de venirse. Escuchaba claramente el ruido que producían al chocar su pelvis con el trasero de Tom y eso lo excitaba aun mas; no sabia cuanto mas resistiría, pero lo que si sabia es que estaba experimentando un gran placer, uno donde la vista se le nublaba y apenas podía escuchar el ruido de la ducha, lo único que ocupaba sus sentidos, en esos momentos, eran los sonidos que producían sus cuerpos, los gemidos de su amante y los propios, y por su puesto el exquisito roce de sus pieles.

-          ahhh, ahhh, ya… me corro – no aguantaba mas, estaba por explotar.

-          Yo, ahhh, tambien, ahhhh.

-          Mmm, ahhh.

-          OLIVER, AHHH.

-          TOMMMM.

Llegaron a un orgasmo conjunto. Tom, derramándose en la mano de Oliver a la vez que este manchaba su interior con su semilla. 

 

Resbalaron lentamente, a punto de caerse, de no ser por Oliver, que aguantando un poco, sostuvo a su pareja para salir despacio de él y sentarse en el extremo de la tina a un costado de ellos, apoyándose de paso en la pared, para no caer.

 

Tardaron un tanto en volver a respirar normalmente, su faena había sido agotadora, y mientras lo hacían Oliver regalaba unos besos mimosos a su pareja que estaba feliz de recibirlos.

-          ¿A que ha venido eso? – Tom estaba feliz; pero de todas formas debía de preguntar por el repentino asalto sufrido.    

-          Te lo dije, no aguantaba más.

-          Lo hicimos anoche.

-          Anoche, no hoy.

-          Creo que se te dispararon las hormonas.

-          Puede ser ¿a ti no? – Oliver lo miro con un deje picaron que hizo sonrojar a Tom.

-          Pervertido O///O

-          No lo soy Tommy, es solo que te extrañaba.

-          Yo también te extrañaba, me llegue a sentir solo. Oliver ¿cuanto más podremos ocultarnos?

-          No lo se, solo espero que lo suficiente para cumplir con nuestro sueños y decírselos a nuestras familias y amigos.

-          Tenemos buenos amigos, creo que lo tomaran bien, nuestros padres es lo que me preocupa.

-          Lo se, a mi también. Pero sabes, nada ni nadie me alejara de ti – Tom sonrió feliz ante esa declaración de su ojinegro. – no permitiré que nada nos separe.

-          ¿ni siquiera el fútbol?

-          Ni siquiera el fútbol, Tommy.

-          Yo tampoco lo permitiré; pero sabes, Oli, el fútbol no es algo que nos separe, sino algo que nos une; yo le estoy muy agradecido por permitirme conocerte.

-          Tienes razón, hay que agradecerle al soccer el que nos juntara. Te amo Tom.

-          Y yo a ti Oli.

 

Continuara…

 

Notas finales:

¿Gusto? Espero que si. Ya saben el buzon este abierto, espero sus comentarios.

Miau


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