CAPITULO 1: RECUERDOS DE NUESTRO AMOR PARTE I
Las tardes nubladas no eran raras en esos días, era Agosto después de todo. Recargado en un árbol se encontraba Sasuke, el moreno veía como las personas pasaban apuradas con tal de que la lluvia no las alcanzara, Sasuke miraba al cielo por ratos e internamente maldecía por no haber llevado algo para protegerse del mal tiempo que se avecinaba.
—Espero que no tardes en llegar dobe—Sasuke no era una persona muy paciente, tenía diez minutos esperando y su rubio amigo aún no llegaba.
A lo lejos se podía observar una cabellera rubia, la cual estaba un poco alborotada por el viento que soplaba con fuerza. El moreno se percató de aquel rubio que venía apurado, con la vista lo siguió hasta que éste llegó a donde lo estaba esperando.
—Perdona por hacerte esperar Sasuke. —sonrió el rubio.
—¿Qué es lo que tienes que decirme Naruto? —Sasuke decidió ir al punto, no era una persona a la cual le gustaban los rodeos, él decía las cosas directamente.
—¡Déjame tomar un poco de aire Sasuke!—Naruto tenía la respiración agitada, el parque no estaba muy lejos de su casa pero al ver que se le había hecho tarde el blondo decidió correr.
Sasuke se limitaba a observar a su amigo rubio, en verdad Naruto era algo extraño, si quería verlo debió de citarlo en un lugar con techo o en su casa. Naruto respiraba agitadamente, se sentó debajo del árbol y le hizo una seña al moreno para que este se sentara junto de él, al hacer eso Sasuke lo imitó. Ambos se encontraban sentados bajo la copa del árbol.
El rubio poco a poco se fue recuperando, tragó aire y habló…
—Verás Sasuke yo te quiero—Al decir aquello el rubio soltó la bocanada de aire que había tragado anteriormente, debido a su nerviosismo, Sasuke lo volteó a ver y arqueó una ceja.
—Yo igual, te quiero Naruto—Sasuke al decir aquella palabra se sintió extraño, la palabra querer no formaba parte de su vocabulario, aquella palabra sólo se la decía a su difunta madre en contadas ocasiones.
—Pero no ese tipo de querer—repuso el rubio.
—¿Me amas dobe? —Sasuke al decir aquello posó su completa atención en el rubio esperando una respuesta, el moreno captaba con rapidez las cosas.
El blondo asintió con seguridad, Naruto era una persona muy segura de sí misma.
—¿Desde cuándo me amas Naruto? —Sasuke intentaba asimilar aquellas palabras dichas por Naruto, aquella confesión lo tomó por sorpresa e hizo que su corazón diera uno de esos vuelcos que le daban cuando veía al rubio.
—Desde siempre Sasuke, nos conocemos desde la primaria, nuestros padres se conocen desde antes que naciéramos.
—¿Por qué no me lo habías dicho antes Naruto? —Sasuke aún intentaba asimilar las cosas, su casi hermano estaba enamorado de él, eso es algo que no oyes todos los días, en especial si sabes que ambos son hombres.
—Porque no encontraba el momento adecuado para decírtelo.
—Ya veo, ¿Y qué quieres que haga con lo que dijiste? —Las palabras de Sasuke, en ocasiones, dolían pero el moreno no lo hacía con intención, esa era su forma de ser.
—No quiero que hagas nada, sólo quería que supieras cómo me siento, no te sientas obligado a hablarme después de esto, entenderé si ya no quieres dirigirme la palabra, yo sé que esto que te dije es difícil de creer pero te estoy diciendo la verdad.
—Te creo dobe—soltó el moreno haciendo que Naruto lo mirara con sorpresa.
—¿Enserio Sasuke?
—Sí dobe, nuestra amistad no quedara deshecha después de esto, seguimos como siempre.
Las pequeñas gotas empezaban a caer con lentitud, Sasuke bufó por la lluvia.
—Naruto ¡vamos a mi casa!, es la que queda más cerca.
—Descuida Sasuke, le prometí a Deidara que no tardaría, gracias por escucharme—Naruto se fue a paso rápido, Sasuke miraba al rubio irse y decidió hacer lo mismo.
El azabache caminaba a paso lento, las pequeñas gotas de la lluvia mojaban su cuerpo, pero eso a él no le importaba. Sasuke pisaba los pequeños charcos que se empezaban a formar en el suelo. Sin darse cuenta había llegado a su hogar, sacó las llaves que traía en el bolso de su pantalón de mezclilla, busco la llave para abrir la puerta y cuando hizo todo aquello entró a su solitaria casa.
Aquella casa estaba oscura, el moreno abrió las cortinas con el propósito de que la claridad entrara en aquel hogar. Sasuke se quitó su chamarra, la cual estaba un poco mojada por la lluvia, la colgó en el perchero, colocó sus llaves en la mesa de centro, se dirigió a su cuarto y se acostó en su cama.
En cierta forma aquel departamento era algo fúnebre, pero el azabache ya estaba acostumbrado a eso; aquella casa era regalo de su padre para celebrar su estancia satisfactoria en la universidad de economía. Fugaku era un hombre dedicado en cuerpo y alma a su famosa empresa, una de las empresas encargadas de administrar el dinero de algunos bancos de Japón, aquella empresa poco a poco se fue levantando conforme pasaban los años, eso a Fugaku le llenaba de orgullo y planeaba mantener aquella empresa con el mismo prestigio, por tal motivo sus dos hijos, Itachi y Sasuke, tenían que sobresalir en todo lo que hicieran.
Itachi, el hermano mayor de Sasuke y de gran parecido a su pequeño hermano, estaba como segundo al mando en aquella industria, a pesar de sus veinticuatro años se encargaba de administrar correctamente la empresa. Fugaku estaba muy orgulloso de Itachi y eso hacía que Sasuke tuviera cierto “resentimiento” hacia su hermano.
Sasuke continuaba sus estudios, en tres años más estaría a cargo del negocio de su padre, puesto que el moreno apenas había entrado en la universidad, el menor hacia todo lo posible con tal de hacer que su padre estuviera orgulloso de él. Lo que Sasuke no sabía era que Fugaku se enorgullecía de sus dos hijos, hicieran lo que hicieran. El menor de los Uchihas contaba con suficiente dinero, un futuro exitoso y ostentoso, pero a pesar de todo eso el moreno sentía una gran soledad que le invadía todo su ser. Sasuke era frío con la mayoría de las personas, nadie, ni el mismo Naruto sabía cómo era el lado “vulnerable” del azabache, ese lado intentaba ocultarlo porque sabía que era débil y aquello le impedía sobresalir.
Aquel lado salía a relucir cuando el moreno sentía la presión, había días en los que Sasuke lloraba en silencio, ni el mismo sabía el porqué de aquel comportamiento, pero al hacer eso se sentía liberado. Por obvias razones aquello jamás lo comentaría con alguien porque su personalidad se vería arruinada con aquel infantil comportamiento. A veces el azabache se preguntaba si encontraría la verdadera felicidad; el vacío de su interior quería llenarlo con cariño, pero desde que se murió su madre de una enfermedad mortal, no volvió a sentir cariño, es cierto que su padre y hermano le iban a visitar en su departamento, pero eran muy contadas las ocasiones e Itachi se mantenía ocupado al igual que su padre.
Sasuke era un joven bastante guapo, sus ojos ónix contrastaban perfectamente con tu tez morena y su cabello azulado; el moreno traía loca a más de una, pero no había salido con nadie puesto que sentía que aquellas personas sólo lo querían por su dinero. Todos los días eran monótonos para él, iba a la universidad, hacía sus deberes hasta tarde, algunas veces salía, pero eran contadas ocasiones.
El único que le hacía sonreír era su amigo, Uzumaki Naruto, aquel extrovertido y escandaloso rubio. Sasuke siempre se la pasaba bien cuando estaba cerca del blondo, sentía que por un momento todos sus sentimientos tristes desaparecían con sólo ver al rubio; aquella calidez que le brindaba era única.
Naruto era el único que sabía acerca de la vida del moreno, sabía de sus presiones y porque trataba con frialdad a la gente, el rubio era el único que veía, en contadas ocasiones, a Sasuke sonreír. El moreno le tenía un gran cariño al blondo, tanto que hasta uno pensaría que el azabache le tenía un cariño “más especial” al rubio.
Ambos eran amigos desde la infancia, cuando los padres del rubio murieron en un accidente, Naruto apenas tenía 8 años, Sasuke estuvo con el rubio y no lo dejó solo ni por un momento. El hermano del blondo, Deidara, agradecía que Sasuke cuidara a su pequeño hermanito y no lo dejara solo.
Aquellas personas, Deidara y Naruto, eran como una familia para Sasuke; Deidara se llevaba bien con Itachi y con el padre de este. Los Namikaze eran socios de los Uchiha, tras la muerte de Kushina y Minato, Deidara y su hermano tomaron posesión de los bienes de sus padres y el rubio mayor empezó a hacerse cargo de las acciones de su hermano y las de él.
A pesar del trágico suceso, Deidara terminó satisfactoriamente sus estudios en economía, a pesar que uno de sus hobbies era el arte, a diferencia de Itachi, el rubio tenía mayor tiempo y aquel tiempo lo pasaba con su hermano.
Sasuke siempre decía le decía al rubio que era afortunado, Naruto simplemente le decía que no era cierto puesto que le faltaban sus padres.
—Naruto—musitó Sasuke—¿en verdad me amas? —en cierta forma Sasuke se sintió… ¿feliz? al saber que el rubio sentía eso por él.
El moreno se extrañaba que algunas veces pensara en Naruto todo el día, pensaba en lo bien que se la pasaban juntos, se preguntaba si eso era amor o sólo amistad.
Un relámpago se hizo presente haciendo que el Uchiha se levantara de la cama y cerrara la ventana. El azabache se quedó observando la lluvia, veía cómo las gotas de lluvia se estampaban en su ventana y cómo los truenos hacían su aparición.
—¿Podré ser feliz si me llegara a enamorar de ti Naruto? —¿Sasuke podría enamorarse de Naruto?, su mejor amigo…¿sería su pareja sentimental?. Esas dudas recorrían en la cabeza del moreno cuando su celular sonó. El mencionado tomó su teléfono, vio que tenía un mensaje de Naruto y lo leyó.
Sasuke se me olvido decirte que mañana en la tarde iré a tu casa porque dejé mi chamarra, sé que es Domingo pero aquella prenda es de mi hermano y si se entera que la tomé sin permiso me mata, nos vemos mañana teme.
—Dobe cabeza hueca—sonrió el moreno y respondió al mensaje.
Por mi no hay problema en que pases mañana en la noche, te espero a las 8pm, se puntual ¡DOBE!.
A los pocos segundos otro mensaje llegó.
¡No me digas Dobe, pedazo de teme!, gracias Sasuke, prometo que seré puntual.
—Naruto ¿Cómo le haces para actuar como sin nada después de tu confesión?, por eso eres un dobe—sonrió ante lo último. —¿Seré capaz de enamorarme de ti como tú dices que lo estas de mí?, ¿Podrá ser posible que esta amistad se vuelva algo más?....
Con esas y más dudas Sasuke se quedó dormido pensando en Naruto.
El día siguiente llegó y el día del moreno transcurrió con completa normalidad. La noche se hizo presente y Sasuke decidió dormirse por unos minutos, pero sin darse cuenta aquellos minutos se volvieron horas; además el sonido insistente de la puerta hizo que Sasuke despertara, el moreno restregó sus ojos con molestia, checó su reloj y se percató que se le había olvidado la visita del rubio.
—¡Mierda, son las 8:30! —rápidamente corrió al baño, se lavó su cara y sus dientes, mientras que la puerta seguía siendo tocada.
Sasuke salió del baño y se dirigió apresuradamente a la puerta, al abrir la misma vio a un enojado Naruto.
—¡Sasuke teme, llevo tocando la maldita puerta hace media hora! —el rubio tenía ambos brazos cruzados y su ceño estaba fruncido.
—Naruto no engañas a nadie, no puede ser que por primera vez en tu vida seas puntual.
El rubio se limitó a bufar—¿Cómo supiste?.
—Te conozco perfectamente dobe, ¿gustas pasar? —Sasuke hizo un ademán para que el rubio pasara a su departamento.
—No gracias, sólo vine por la chamarra, ¿la tienes a mano?.
—Ahora te la doy—Sasuke fue hasta la sala y tomó la chamarra azul del rubio. —Aquí la tienes Naruto.
—Gracias Sasuke—Naruto estaba a punto de irse, pero fue jalado por el brazo de Sasuke.
—¿Por qué me evitas Naruto?
—Yo no…
—¡No mientas dobe!, desde que dijiste que me amas me estás evitando, te dije que nada cambiaría entre nosotros dos. —Sasuke jaló a Naruto y este quedo a pocos centímetros de la cara del moreno.
—¡Sasuke no hagas eso! —el rubio estaba un poco nervioso ante tal cercanía con Sasuke.
—¿Por qué no?, ¿te pongo nervioso? —Sasuke sonrió.
—¡Eres un idiota Sasuke! —Naruto se soltó del agarre pero el moreno agarró nuevamente la muñeca del rubio. —¡Suéltame teme!.
—¡No lo haré! —el mayor jaló al blondo dentro de su casa y cerró la puerta tras de sí.—Dime porqué me evitas, ¿tú también te vas a alejar como lo ha hecho mi padre y mi hermano?, dijiste que me amabas ¿no?, si me amas deberías de estar cerca de mí.
—¡Eso lo sé Sasuke, jamás te dejaré solo, pero entiéndeme tú!, ¿Cómo crees que me siento cuando sé que tu jamás me vas a corresponder?, es doloroso ¿sabes?, es muy difícil para mí estar cerca de ti ya que al verte te quiero besar, quiero estar cerca de ti y siempre estaré junto a ti, como amigo, dame tiempo para que estos sentimientos hacia ti desaparezcan.
Sasuke al escuchar lo último sintió un enorme coraje, jaló al rubio y lo rodeo con sus brazos posesivamente.
—¡No dejaré que me olvides dobe! —el corazón de Sasuke empezó a latir con fuerza, Naruto oía los latidos del corazón del moreno.
—¡Sasuke déjame ir por favor! —Naruto rogaba pero el moreno no lo oía y abrazaba al rubio con más fuerza.
Ambos se mantenían en aquel gesto de cariño, el rubio se dio por vencido, hundió su cabeza en el pecho del moreno y rodeó con sus brazos la espalda del moreno; ambos hacían una perfecta combinación.
—Naruto si yo soy la causa de tu sufrimiento, ¡Aléjate de mí! —soltó el azabache con furia.
El de orbes azules alzó su cabeza y vio a Sasuke muy seguro de sus palabras, eso le hizo entristecerse, ¿olvidarse de él?, ¿podría hacerlo realmente?, ¿podría abandonar aquellos sentimientos que guardó por años?.
—¿Qué estás diciendo Teme, jamás te abandonaré, no me importa si tu ya no quieres saber nada de mí, yo siempre velaré por ti!—Sasuke se sobresaltó al oír aquellas palabras.—¡Sasuke tú vales mucho la pena, eres mi mejor amigo, eres la persona más valiosa que existe, te quiero!.
—¿No que me amas dobe? —Sasuke bromeó con aquello, se oía un poco animado al decir eso.
—Si te amo teme, eres mi teme, ¿contento?.
—Si dobe, soy feliz—el moreno tomó de la barbilla al rubio, lo acercó a él y sus bocas quedaron a unos centímetros de rozarse.
—No hagas algo de lo que te puedas arrepentir después Sasuke—Naruto desvió su cara hacia otro lado pero el azabache tomó nuevamente la barbilla del rubio y lo volvió a acercar.
—Dobe tú puedes ser la luz que necesito para que mi existencia valga la pena.
—¿A qué te refieres Sasuke?.
El mayor acercó sus labios a los del rubio y les dio un leve roce, aquel roce se volvió un dulce y cálido beso, el rubio besaba los labios del moreno con cariño y dulzura, el mayor empezó a llevar el ritmo de aquel ósculo hasta que el rubio se separó del moreno para verle los ojos.
—Sasuke no quiero causarte problemas.
—Calla Naruto, me quiero terminar de enamorar de ti—Sasuke volvió a degustar aquellos labios que pronto se volverían una adicción para él.
El moreno tomó la cabeza del rubio y con ello hizo que el beso se profundizara más, la lengua de Sasuke entraba con lentitud en la cavidad del contrario, sin esperar más Naruto metió su lengua en la cavidad del moreno, ambos mantenían un compás, enredaban y jugaban con la lengua del otro.
—¡Eso no me lo esperaba, sabes besar muy bien Sasuke! —Naruto se limpió con su mano aquel rastro de saliva que le quedaba debajo de la barbilla.
—¿Se te habían olvidado mis besos? —Sasuke vio que el rubio se quedó pálido, el blondo se acordaba perfectamente de aquel beso “incidental” que ambos se dieron cuando en la secundaria, ellos estaban discutiendo, como siempre, Naruto estaba muy cerca del moreno. La cercanía de ellos era tanta que un empujón incidental de un chico hizo que ambos unieran sus bocas, aquellos escasos segundos fueron una sorpresa para ambos, las miradas alrededor de ellos no se hicieron esperar, inmediatamente se limpiaron sus bocas e hicieron como si nada hubiera pasado. El salón olvidó aquel suceso, puesto que la mirada de Sasuke asustaba a cualquiera.
—¿Qué beso?—el rubio se hizo al desentendido.
—El que nos dimos en la secundaria. —Sasuke se oía muy serio al decir aquello.
—¡Ah, ese!—Naruto se sentía feliz al saber que Sasuke recordaba aquel suceso.
—Si ya se te olvidó te puedo dar otro.
—No es necesario—soltó el rubio abrazando al moreno.
Un silencio incómodo estaba alrededor de ellos, las palabras eran difíciles de pronunciar, el rubio iba a decir algo pero Sasuke habló antes…
—Naruto te lo pediré de manera oficial ¿quieres ser mi novio? —la cara seria de Sasuke decía que el moreno decía las cosas enserio.
—Eso es lo que dicen todos Sasuke, es algo clásico.
La cara de disgusto del moreno hizo que Naruto intentara retractarse de lo dicho anteriormente.
—Es broma Sasuke, es broma—el rubio se rascaba la cabeza en forma de nerviosismo.
—Naruto a veces eres muy desesperante, eres muy raro—al decir aquello el mayor notó como el rubio lo mal miraba—eres desordenado, escandaloso, un poco tonto…—la sonrisa del moreno era tan hermosa que Naruto se sonrojó.
—Sasuke.
—Dime dobe—la cara del moreno aun mantenía esa boba y sutil sonrisa.
—¡Eres muy cursi! —aquella aura de amor se fue al caño con aquel comentario, Sasuke miró fulminantemente al blondo.
—¿Crees que no lo sé?, pero todo es tu culpa idiota.
—¿Mi culpa? —Naruto se señaló con su propio pulgar.
—¡Así es!, ¡cuando estoy contigo mi orgullo se va a la mierda, no sé lo que digo o lo que hago, gracias a ti!. —Sasuke frotó sus sienes con calma. —pero ¿sabes algo?, eso me gusta, así que vete acostumbrando.
—Todos se llevarán una gran sorpresa cuando vean que el “Gran Uchiha Sasuke” se comporta de manera extraña. —Naruto se imaginaba la cara graciosa de sus amigos cuando vieran el comportamiento “especial” de Sasuke.
—Espera un momento Naruto
—Dime Sasuke.
—Este lado sólo tú lo verás, no quiero que los de la universidad vean este lado mío.
—Descuida teme, mantendré tu secreto, ahora es hora de irme, Deidara me debe de estar esperando.
—Yo te acompaño, no quiero que mi novio se vaya a su casa solo.
—¡Ni que me fueran a robar Sasuke!. —A veces el moreno era un poco sobre-protector con el rubio.
—¡Es un riesgo que no correré, además ya es de noche! —el mayor tomó sus llaves, cerró la puerta, tomó la mano de Naruto y ambos se iban a casa de Naruto.
—¡Sasuke nos pueden ver, suéltame! —el rubio estaba inmensamente feliz, pero no quería que la reputación del moreno fuera arruinada por aquella relación.
—Naruto no hay nadie ahora —el rubio vio alrededor de la calle y corroboró lo que dijo el mayor, a pesar de ser las ocho cuarenta.
Aquellas calles estaban aún nubladas, ambos se mantenían en un silencio total, Naruto no quería arruinar aquel momento con alguno de sus comentarios, el moreno estaba igual, él quería disfrutar y atesorar ese momento como si fuera el único de su vida. El único ruido que oían era el de los grillos, el sonido de los columpios impulsados por el aire y el frio aire de la noche que azotaba la cara de ambos.