Botellas de Coca-Cola. por hirahi

-¿¡Por qué nunca puedo abrirlas!?- grito un desesperado castaño, mientras agitaba con ira la maldita botella de Coca- Cola, dio unos pequeños saltos en forma de berrinche y finalmente dejo la tonta botella arriba del mesón de la cocina.

La observo con infinito desprecio, con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados, viendo como el gas de la botella comenzaba a descender después de agitarla tan brutalmente. Cuando comprobó que el gas ya no explotaría en su cara, aspiro una buena cantidad de aire, tomo la botella y se dispuso a abrirla con toda la fuerza del mundo, pero nada. Seguía cerrada. 

Era oficial, esa botella odiaba a RyeoWook, y no al parecer sola esa botella, si no más bien la empresa de Coca-Cola había echo un complot contra él para no permitirle abrir ninguno de sus productos. 

-¡Maldita Coca-Cola!- chilló alzándola por sobre su cabeza con clara intención de arrojarla y estrellarla contra el piso. En eso estaba cuando un curioso morocho se asomo por la cocina, para ver si su pequeño novio estaba bien, pues ya había pasado bastante tiempo para solo ir a buscar unos vasos de Coca-Cola a la cocina.

Miró al pequeño y corrió hasta él arrebatándole la bebida de las manos y subiendo él cuerpo ajeno al mesón de la cocina.

-¡RyeoWook! ¿Qué locura ibas a hacer?- lo regaño apartando la famosa botella y agarrando la pequeña cintura de su castaño y lindo novio.

-¡No puedo abrirla!- grito haciendo un puchero sublime, llorando infantil y falsamente. El mayor rodó los ojos y en un dos por tres el típico sonido del gas saliendo de la boca de la botella se hacía presente en ambos oídos.

Los ojos del menor se abrieron como dos grandes platos e indignado grito y trato de huir de los brazos del mayor.

-¡No es justo! ¡Jamás puedo abrir la &%@/# botella! ¡y tu nada más llegas y la abres como si nada!- decía molesto haciendo gestos con las manos y sintiendo las mejillas hervir de la rabia y de la vergüenza.

-Mi amor...- trataba inútilmente el mayor de calmar a su pequeño-
-¡Lo que pasa es que soy un debilucho!- concluyó haciendo un puchero y cruzándose de brazos y de piernas, aún arriba del mesón.

-No lo eres, bebé- respondió el mayor atrayéndolo hasta él para abrazarlo con cariño.
-¿Y entonces por qué no puedo abrirlas nunca?- bufó como un niño pequeño y malcriado.
-Porque estas botellas se deben abrir de a dos ¿No sabías?- y al parecer el pequeño no sabía, pues la cara de “no entiendo ni mierda” se apodero de él- si mira, cuando tu haces el primer intento aflojas la tapa, y yo como siempre hago el segundo intento, la termino de aflojar, por eso yo la abro de inmediato.
-¿Eh?- susurró el menor, sabiendo que lo que acababa de escuchar solo podría ser inventado de la peculiar mente de su novio.

-Si, hagamos el intento- tomo otra botella y aplico una fuerza mínima en la tapa, y consiguió aflojarla lo más posible para que al menor se le hiciera fácil abrirla. 

El menor sonrió, amaba esos pequeños detalles que a veces salían de la cabecita loca de su hyung, era tan poco predecible que le encanta tener que esperar para saber que nueva idiotez se le ocurriría solo para hacerlo sentir bien.

-Ten- le paso la botella y lo abrazo por la cadera, posando sus labios en la cabeza de su castaño. RyeoWook nuevamente tenía su mayor enemiga en sus manos y en los brazos de su novio trato de abrirla, y nuevamente no pudo. O el era demasiado débil o JongWoon no había echo bien su tarea.

-Oh, bueno intentémoslo de nuevo- esta vez aflojo la tonta tapa que le estaba quitando valiosos segundos de su tiempo, en los que perfectamente podría estarse besando apasionadamente con su pequeño, en vez de estar abriendo tontas tapas de botellas.

Finalmente un ya aburrido RyeoWook logró abrir una botella de Coca-Cola, sonrió ampliamente, pues a pesar de ser con ayuda, por fin había podido vencer a la empresa de Coca-Cola.

-¿Ves, precioso?, esto quiere decir que siempre tendremos que estar juntos porque o sino moriremos por falta de Coca-Cola. Es complementariamente perfecto- gruño alzando un puño en señal de victoria, sirviendo con la otra lo benditos vasos de gaseosa.

-Ni siquiera me gusta la Coca-cola- bufó el pequeño apoyándose en el hombro ajeno.
-¡Estas diciendo indirectamente que no estaremos juntos para siempre!- exclamo JongWoon abriendo sus ojos como platos entregándole un vaso con bebida al pequeño y quedándose él con el otro.
-Claro que no, siempre estaremos juntos- sonrió sintiendo el brazo ajeno pasar espalda baja para cargarlo como el macho y buen novio que era- pero podría ser con Pepsi, esa tampoco puedo abrirla.
-Pepsi sera entonces- exclamó dándole un sorbo bien grande a su vaso, para luego compartir el sabor con la boca de RyeoWook en un sonoro y simpático beso- te amo bebé, aunque seas un debilucho.
-También te amo- le devolvió el beso todo dulce por la Coca-Cola- aunque tu mente vuele por el espacio sideral- soltó el menor en una carcajada que corto la unión con la boca de un sonriente morocho.

Rozaron sus narices en un besito esquimal y el mayor termino echado en el sillón con un tierno RyeoWook sobre sus piernas. Olvidando existencialmente el echo de que habían dos vasos servidos de la bebida favorita del mayor y de que acababan de tener una ya conocida rutina a la hora de sentarse y relajarse después de una jornada laboral que dejaba al mayor con unas ganas de susurrar un “tengo sed” y que el sumiso RyeoWook terminara peleando con una botella de plástico reciclado.