Era viernes por la tarde y, como cada semana, saldríamos de fiesta. Pero hoy era un día especial, ya que celebrábamos el cumpleaños de mi mejor amigo, Sungmin, y como últimamente estaba algo decaído, hoy quería que todo saliera perfecto.
Terminé de ducharme y me dirigí a mi habitación para vestirme, abrí el armario y hice una mueca al ver la ropa que tenía, a pesar de conocerme todo el armario, todavía tenía la esperanza de encontrar algo nuevo o algo que me apeteciera ponerme, resignado me puse la primera camisa que ví y un pantalón negro, y fui al baño para comenzar con la casi imposible tarea de dejar mi pelo medianamente presentable.
Al final miré el reloj y suspiré aliviado, gracias a dios había terminado justo a tiempo para llegar puntual al restaurante italiano donde Sungmin celebraba su cumpleaños, tuvimos que esperar un cuarto de hora a que llegaran todos los invitados, en especial el mismo Sungmin que, como no, llegaba tarde incluso en su cumpleaños, fue bastante incomodo puesto que no conocía a casi nadie de los que habían llegado ya que resulta que todos los amigos que teníamos en común vinieron con Sungmin.
Cuando al fin estuvimos todos, entramos y nos pusieron en una enorme mesa alargada, evidentemente yo me senté al lado de Sungmin y la cena, que consistió en una pizza o un plato de pasta, fue bastante amena y divertida.
Una vez terminada la cena nos dirigimos a un bar que solíamos frecuentar y pedimos diferentes bebidas, hasta que todos quedaron mas o menos satisfechos, todos menos Sungmin y yo que aunque no lo pareciera teníamos bastante aguante con el alcohol, por eso los demás se fueron primero hacia la discoteca y Sungmin y yo fuimos hasta otro bar a seguir bebiendo, finalmente nos tomamos el último chupito de absenta antes de irnos, este se había convertido en una tradición para nosotros dos cuando salíamos de fiesta.
Llegamos a la discoteca bastante contentos por culpa del alcohol y nos fuimos a bailar al centro de una de las dos pistas que tenia esta discoteca. No nos molestamos en buscar a los demás ya que por experiencia sabíamos que en un sitio tan grande y lleno cuanto mas buscabas a alguien menos lo encontrabas, por lo tanto iríamos por nuestra parte hasta encontrar a alguien de casualidad.
Sungmin y yo nos subimos a bailar al podium que había en el centro de la barra, normalmente no me habría atrevido, pero el alcohol ya estaba haciendo sus efectos y mi vergüenza se esfumó. Al cabo de un rato de estar bailando se me acercó un chico para bailar conmigo y como ya he dicho antes en esos momentos ya no pensaba con claridad y acepté, maldito el momento en el que acepté, cuando llevábamos unos minutos bailando aquel chico cogió mi mano y la puso encima del bulto de su pantalón, me costó unos instantes procesar lo que había pasado y cuando lo hice rápidamente saqué mi mano de allí, pero no contento con esto el chico volvió a coger mi mano y ponerla en el mismo sitio, la cual evidentemente volví a apartar, pero como no, la suerte no estaba de mi lado ese día y volvió a coger mi mano. Miré a Sungmin con cara de súplica y el muy klashkaffgd * inserta aquí el insulto que prefieras * se ve que llevaba rato mirando y riéndose a mi costa. Me costó procesarlo todo ya que por culpa del alcohol mi mente era un completo lío y no sabia que hacer, ahora me arrepentía de haberme bebido aquel último chupito, al final volví a mirar a Sungmin con cara de súplica y dije su nombre. Este me cogió de la mano y por fin salimos de allí, por lo cual yo suspiré tranquilo, pero con la suerte que tenia aquella noche era inevitable encontrarnos a Kyuhyun el ex de Sungmin, bueno en realidad no era su ex, simplemente habían tenido una pelea tonta y Sungmin, con el carácter que tiene cuando se enfada, en uno de sus arranques dejó al pequeño kyu, cosa de la cual se arrepintió mas tarde cuando se calmó. Al parecer Kyuhyun había venido o bien a controlarle, ya que era muy celoso aunque nunca lo admitiría, o bien a hablar con él y arreglar las cosas.
Entonces yo procurando que ellos no se vieran ya que no tenia ganas de hacer de aguantavelas o de quedarme solo, cogí a Sungmin y me dirigí rápidamente a la salida con la mala suerte de que cuando estábamos a punto de salir, kyu, que ya nos había visto, nos alcanzó, cogió a Sungmin del brazo y se lo llevó.
Yo estaba entre las dos salas sin saber que hacer, al final me dediqué a dar vueltas para ver si encontraba a alguien, por suerte el efecto del alcohol ya casi se había ido y podía pensar mas claramente y fijarme mejor para ver si encontraba a alguien. Al cabo de una hora de estar dando vueltas como un idiota decidí ir a la sala más pequeña de la discoteca, esta estaba ya casi vacía y ya no había música. Siempre que quedaban una hora u hora y media para cerrar la discoteca, que cerraba a las 7AM, apagaban la música de esta sala y todo el mundo se iba a la otra. Yo, con la esperanza de que alguien pasara y me viera o viceversa, decidí sentarme en la sala vacía a esperar y así poder descansar un rato. A los pocos minutos un chico alto y moreno se sentó a mi lado y como no tenía nada mejor que hacer y ya estaba durmiéndome del aburrimiento decidí hablar con él.
-Hola-dije un poco tímido
-¿Que haces aquí solo?- me preguntó amablemente, entonces le conté mas o menos mi noche, nunca había hablado así con un desconocido pero no sé por que con este chico me era muy fácil, a parte me sonaba de alguna parte pero ahora mismo no recordaba de donde. Él, mientras yo le iba hablando de mi noche, poco a poco me iba acercando a él y iba acariciándome sutilmente primero la pierna y después el brazo, lo hizo de tal manera que yo no me dí cuenta de nada hasta que no estuvimos casi en un abrazo, él envolviéndome con sus brazos y yo apoyando mi cabeza un poco en su pecho.
-Creo que voy a ir a buscar a Sungmin, después de todo la otra sala ya debe de estar casi vacía- dije mirando mi reloj que marcaba las 6:15 de la mañana, aproveché esta excusa para separarme de él, a pesar de que extrañamente me sentía demasiado bien entre sus brazos.
-¿Que te apuestas a que la otra sala sigue llena?-me dijo con una sonrisa pícara retándome
-A esta hora ya estará vacía- le dije yo seguro, todas las semanas a esa hora la otra sala ya estaba casi vacía.
-¿lo comprobamos?-me dijo otra vez en el mismo tono retador que había usado antes
-Vale- asentí y él me cogió de la mano para dirigirnos a la otra sala, me quedé de piedra mirando la sala que todavía estaba bastante llena, esto solo podía pasarme a mí esa horrible noche en la que nada me salía bien.
-Gané- me susurro al oído para después dirigirme hasta la pista para bailar, y así pasamos un rato, la verdad el chico bailaba y se movía muy bien y yo le seguía con algo de dificultad, hasta que pusieron una canción lenta y él colocó sus brazos a mi cintura y me pegó mas a él y yo automáticamente y sin pensar rodee su cuello con mis brazos y me dejé llevar por él y por la música.
Poco a poco él fue acercando su rostro al mío, lentamente como si estuviera pidiendo permiso y dándome el tiempo suficiente para apartarme si quería, levanté la cabeza y me quedé mirando sus ojos negros, los cuales eran casi hipnotizantes, atrayentes, en ellos pude ver un poco de miedo, supongo que tenia miedo a que me apartara o le empujara, que es lo que hubiera echo normalmente con cualquier otro chico en esta misma situación, pero esos ojos... simplemente no podía negarme si me miraba así, tan intensamente y para que engañarnos yo también quería probar esos labios.
Al principio fue solamente un roce suave, nuestros labios simplemente se tocaban, hasta que él comenzó a mover sus labios suavemente y yo imité sus movimientos torpemente, dios mío no me podía creer que mi primer beso fuera con un desconocido, un muy sexy desconocido.
Él iba incrementando la velocidad del beso, ya no era un beso lento y suave sino mas bien algo agresivo. Inconscientemente separé un poco mis labios y abrí la boca, cosa que aprovechó él para meter su lengua y profundizar el beso.
En ese momento mi mente era un lío, mis amigos siempre me habían dicho que su primer beso con lengua había sido algo asqueroso, que sentir la textura de otra lengua en tu boca al principio resultaba algo extraño y te disgustaba, pero para mí era de todo menos desagradable, mas bien era algo adictivo. Su lengua jugaba con la mía y recorría cada milímetro de mi boca, mientras yo intentaba imitar sus movimientos, hasta que cogí algo de confianza y dejé de imitarle y comencé a improvisar y a meter mi lengua en su boca para recorrerla a mi gusto, después nos separamos unos milímetros para coger aire y yo no pude evitar la tentación de morder sus labios y esto dio paso a un beso mucho más apasionado y agresivo, y lo mejor de todo es que ahora era yo el que marcaba el ritmo y eso me encantaba, al parecer él descubrió que no solo me gustaba morder sus labios sino que me volvía loco cuando él mordía los míos.
No se cuanto tiempo pasamos así, ninguno de los dos quería terminar ese contacto, hasta que otra vez nos tuvimos que separar por falta de aire y no sé porque algo en mi cabeza hizo un clic en ese momento y recordé que tenia que encontrar a Sungmin.
-deberíamos volver- susurré en sus labios, que todavía seguían cerca de los míos, me giré y cogí su mano dispuesto a volver a la otra sala, conocía a Sungmin y seguramente estaría esperando allí como estaba haciendo yo antes.
Pero apenas di dos pasos y él me estiró del bazo haciéndome girar y atrayéndome hasta él otra vez, para seguidamente volver a atrapar mis labios, esta vez mas intensamente. Rodee su cuello con mis brazos acercando mas su boca si era posible y él me abrazó y comenzó a acariciarme la espalda mientras iba turnando entre besarme y darme pequeñas mordidas que me volvían loco.
Después nos dirigimos hacia la otra sala y allí pude ver como Sungmin estaba peleándose con kyuhyun y le estaba echando la culpa de que yo me hubiera quedado solo.
-¿Wooki donde estabas? Llevamos un buen rato buscándote- me dijo Sungmin todavía preocupado
- Yesung, veo que le has encontrado- dijo kyuhyun con una sonrisa pícara mientras miraba nuestras manos que todavía estaban juntas.
Ahora al menos sabía que mi chico misterioso se llamaba Yesung y que no era un completo desconocido, sino que era amigo de Kyuhyun, por algo me sonaba tanto, seguramente le habría visto alguna vez con él.
Fuimos hasta la barra para pedir una botella de agua para Sungmin que estaba sediento y en todo el camino no me separé de Yesung, yo caminaba delante y él iba detrás de mi siguiéndome en silencio, con nuestras manos todavía unidas.
-¿me das tu numero de teléfono?- me preguntó muy cerca de la oreja
- ¿y por qué debería dártelo?- le pregunté desafiante, pero con una sonrisa en la cara.
-mmm... digamos que es mi premio por haber ganado la apuesta- respondió en tono divertido cogiéndome de la cintura abrazándome. Al final no pude resistirme y le di mi número de teléfono, el cual apuntó en sus móvil alegremente.
Fuimos juntos hasta la entrada y nos despedimos, ya que yo y Sungmin vivíamos en el lado contrario que Kyu y Yesung, por lo tanto nos teníamos que separar e ir por lados contrarios.
Por suerte al parecer Sungmin, al contrario que kyuhyun, no se había dado cuenta de nada de lo que había pasado entre Yesung y yo, si no me habría atosigado a preguntas en vez de estar contándome como había echo las paces con Kyuhyun.
Por fin, después de todo lo que había pasado, llegué a casa y me tumbé en la cama agotado ni siquiera me cambié la ropa, solo quería dormir, entonces comenzó a sonarme el móvil, era un mensaje de un número desconocido.
-Dulces sueños, Yesung-
Después de todo no había sido una noche tan horrible.
FIN