Oscuridad, fue lo primero que vi al recobrar la consciencia. Tenía los ojos cerrados y me pesaban, pero los fui abriendo lentamente. Un techo blanco se situaba encima mío, con una lámpara sencilla colgando de él. No sabía por qué me costaba moverme, así que no tuve más remedio que quedarme ahí, acostado.
Empecé a desplazar la vista por la habitación. Una pregunta se me pasó por la cabeza, ¿dónde estaba? Una aguja estaba clavada en mi brazo, siguiendo su recorrido, una bolsa de un líquido transparente (probablemente suero) colgaba de una estructura que la mantenía ahí. A mi derecha, un monitor que controlaba mis constantes vitales, así como la tensión. Estaba en un hospital, sin duda. Me asusté, al no saber qué hacía allí. Me hubiera hecho muchas más preguntas, pero los médicos entraron a la habitación.
Ellos se quedaron mirándome fijamente, sus ojos mostraban una impresión que yo no podía entender en ese momento, pero no dije nada, solo me quede con los ojos medio abiertos, mirando el techo.
-Esto es increíble… - escuché a uno de los médicos pronunciar.
-Por el tiempo pensamos que ya no había nada que hacer… - dijo otro.
Seguía sin saber lo que estaba pasando, así que intenté preguntarles.
-¿Qué… qué ha pasado?
-Has estado… - se dispuso a explicármelo, pero se detuvo al ver entrar a varias personas por la puerta, concretamente cuatro – mejor te lo contarán ellos.
Los médicos abandonaron el cuarto, dejando a los visitantes solos frente a mí.
-Sasuke… - la única chica del grupo empezó a llorar tras nombrarme.
Un chico rubio también sollozaba al lado de ella. Otro chico me miraba sin ningún gesto en especial en su rostro, pero con una ligera sonrisa en los labios. Detrás de los tres, un hombre con el pelo gris claro me miraba sorprendido, tal y como lo habían hecho los médicos segundos antes. La verdad, todos parecían muy preocupados por mí, y aliviados en ese momento. Solo que había un pequeño detalle que me descuadraba por completo… no sabía quiénes eran. Por unos segundos intenté forzar mi mente a recordarlos, pero era imposible, no les reconocía. El chico rubio… él estaba en mi mente por algún motivo, pero tampoco sabía quién era.
-¿Quiénes sois? – pregunté sin más rodeos.
Pusieron unas sonrisas tontas, y contestaron al instante.
-Soy yo, ¡Sakura! – exclamó ella con nerviosismo.
-¡¡Temeeeeeee!! – dijo casi gritando el rubio con algunas lágrimas en sus ojos – ni se te ocurra volver a hacer esto nunca más.
Yo seguía perplejo, sin saber de lo que me estaban hablando. Una persona me vino a la cabeza al instante.
-Mi hermano… - pronuncié - ¿dónde está mi hermano?
Ellos se extrañaron, parecían no entender la pregunta, o, más bien, cómo podía estar preguntando aquello. Se lo volví a repetir por si acaso, pero el hombre de detrás me interrumpió.
-Sasuke, ¿Qué estas diciendo? No nos asustes, anda.
Definitivamente no entendía nada. Quería ver a mi hermano, Itachi Uchiha, era lo único de mi familia que me quedaba, dado que mis padres murieron cuando yo aún era un niño.
-¿Qué estáis diciendo? – mi voz se mostró asustada - ¿quiénes sois? Yo solo quiero ver a mi hermano.
Ellos abrieron los ojos de par en par, al parecer entendieron que no les estaba gastando una broma.
-Sai, Naruto, Kakashi... y yo, Sakura – dijo la chica que se había presentado anteriormente, marcándome cuál era cada uno de ellos.
-No sé quiénes sois realmente…
Se asustaron. El chico de pelo negro, Sai, salió rápidamente por la puerta buscando a un enfermero. Me quedé mirando hacia la puerta, esperando a que entrara alguien. Mientras, sentía las tres miradas clavadas en mi rostro, sin saber nada de lo que estaba pasando. Estaban exactamente en la misma situación que yo.
El chico trajo con él a una enfermera.
-Aún no lo sabemos al cien por cien, pero parece que no recuerda quiénes somos… - escuché que dijo Kakashi, el hombre de pelo gris.
-Hm… - la enfermera pensó algunos instantes – iré a buscar al especialista, esperen aquí por favor – y salió por la puerta, cerrándola tras de sí.
El silencio se apoderó de la habitación. Los rostros del grupo aún no habían cambiado en lo absoluto, perplejos, sin creerse nada de lo sucedido, con los ojos clavados en mí.
-¿Qué ha pasado? – pregunté nuevamente, buscando una explicación inmediata sobre todo esto.
Kakashi, al fin, se dispuso a explicarme todo.
-Sasuke… aún tengo mis dudas, pero creo que estás sufriendo un episodio de amnesia.
El resto desvió las miradas, cabizbajos.
-¿Amnesia? – pregunté yo.
-Sí, parece que no recuerdas nada de lo que ha pasado. Sasuke, nosotros somos el grupo 7, el que hicimos justamente después de que pasaseis los exámenes para convertiros en ninja – por mi rostro, él supo al instante que yo no recordaba nada de lo que me estaba explicando, ni si quiera sabía si me lo iba a creer – bueno, en una misión nos atacaron y nos vimos obligados a pelear con unos enemigos… tú luchaste contra varios de ellos, pero acabaste herido y finalmente te desmayaste.
No sabía qué hacer, me era difícil creerme todo lo que estaba explicando, sobretodo cuando no recuerdas haber hecho nada de eso. Pero no me cerré en banda, intenté sacar más información sobre lo ocurrido, porque me parecía que en verdad lo que contaba era cierto.
-Y eso… ¿Cuándo pasó, ayer, hace dos o tres días?
-… - Kakashi desvió también la mirada como los otros, Naruto, el chico rubio, contestó por él – dos meses… Sasuke.
Yo también me uní a abrir los ojos. ¿Dos meses? Pero eso es… ¡mucho tiempo! ¿Cómo podía estar pasando esto? Pero esa persona volvió a mi mente, fugaz.
-¿Pero y qué hay de mi hermano? Quiero volver con mi hermano…
-Sasuke… tu hermano murió cuando tú tenías 11 años.
No, eso sí que no. Eso ya había ido demasiado lejos. Mi hermano… Itachi definitivamente no podía haber muerto.
-Lo siento, no me puedo creer nada de esto.
Él, lejos de disgustarse o ofenderse, pareció entenderme a la perfección, pude ver una sonrisa bajo la máscara que llevaba, la cual me tranquilizó un poco.
Entró por la puerta otro médico. Se acercó a mí, y me comenzó a hacer preguntas.
-¿Cuántos años tienes?
-14 – contesté seguro.
Noté como el ambiente se tensó y se empezaron a mirar entre ellos, ahora con un claro gesto de preocupación.
-Ya veo… - murmuró el médico, se quedó pensativo aproximadamente durante un minuto – ¿pero entonces cómo es que no recuerdas la muerte de tu hermano? Si eso pasó cuando tenías 11, según me han comentado.
No me encontraba capacitado para contestar a esa pregunta, sencillamente, porque era contradictorio. Ellos tenían razón, si tenía 14 años, debería saber que mi hermano murió hace tres años atrás. Sin darme cuenta, había reconocido la propia muerte de mi hermano, cosa que minutos antes pensé que era mentira. Al caer en eso, rompí a llorar.
Naruto se acercó a mí para darme un abrazo. No levanté los brazos, me apoyé en él y sentí algo especial, algo que, sin duda, me hizo sentir mejor. Cuando vio que había parado de llorar, se apartó lentamente. El especialista al parecer había entendido mi situación y había salido de la habitación mientras estaba llorando para dejar que me tranquilizara. Cuando lo vio oportuno, volvió a entrar.
-Otra cosa más… no tienes 14 años exactamente, sino 17 – explicó el médico.
Todos esperaron mi reacción al decir eso. Y fue la esperada. Una gran sorpresa. La verdad es que estaba al borde de la locura, recibí mucha información en muy poco tiempo, parecía que no podía asimilarla toda de golpe. Ellos realmente parecían preocupados por mí, eso fue lo que me convenció de que decían la verdad.
-Entiendan que aún esté impresionado de todo lo que está pasando, aún así, gracias por estar preocupándose por mí – sentí necesario dar ese agradecimiento.
-No es nada, es lo mínimo que podríamos hacer por ti, Sasuke-kun – dijo Sai, el chico de pelo negro.
-La verdad es que te tendrías que sentir afortunado, chico – centré mi mirada en el médico – después de dos meses y varias complicaciones, era bastante difícil que despertaras, aunque ahora no te lo creas, esta amnesia no es lo peor que te podría haber pasado, ni mucho menos, supongo que tendrás un corazón fuerte – dijo sonriendo, intentando darme ánimos.
Asentí levemente.
-Y ahora… ¿qué pasará con él? – preguntó Sakura.
-Bueno, lo mantendremos en observación un par de días, y le daremos el alta.
-Y la amnesia…
-Eso no está en nuestras manos, no se sabe cómo puede reaccionar a lo largo del tiempo. Por el contrario, les diré que le insistan en los sucesos desconocidos para él, es posible que así se consiga recuperar la parte olvidada de su vida.
-Entendido, muchas gracias por todo – agradecieron ellos.
Salió de la habitación. Hubo un momento de silencio, hasta que lo rompieron.
-Ya habrás escuchado, en pocos días saldrás del hospital – informó Kakashi.
-Quiero estar a solas, os lo agradecería – dije pidiendo tranquilidad.
-Por supuesto – dijo Naruto – y no olvides que aquí estaremos para lo que sea, teme.
-¿Teme? – pregunté sin saber a qué se refería.
-Jajaja – carcajeó unos instantes – ¡tú eres teme, y yo soy dobe, Sasuke! Solo es eso.
-Ah… entonces, gracias dobe – dije con una sonrisa burlona.
Seguidamente, salieron de la habitación. Yo sabía que en cierta manera estaban fingiendo sus sonrisas, ya que estarían preocupados por mí. Recopilé toda la información que me habían dicho: mi hermano muerto, tenía 17 años, era un miembro del equipo 7 junto al grupo que acababa de estar aquí, entre más cosas que seguían sorprendiéndome. No pude con todo, justo después de salir de un coma, según lo que había escuchado. Cerré los ojos y antes de darme cuenta ya me había sumido en un profundo sueño.