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Cincuenta y un chicos para Sakuragi por Paz

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Notas del capitulo:

Tal como prometí aquí esta la actualizacion.

Cincuenta y un chicos para Sakuragi

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 2: El favor

Fue caminando desde su casa a la estación de Kanagawa-ward, con paso rápido tardó unos diez minutos, y tomó el tren en dirección a la estación de Hiyoshi, era allí donde vivía Kogure.

Cuando estuvo sentado sacó de su bolsillo un papel y desdoblándolo volvió a leerlo

“La persona que buscas vive en las proximidades de la Universidad Keio –le mencionaba la dirección exacta- La ruta más corta es desde Kanagawa-ward hasta la estación Hiyoshi. Tendrás que atravesar los terrenos de la universidad, si sigues el camino que te he marcado encontraras unas escaleras que descienden hasta pocos metros de tu destino. Te adjunto un plano. Te deseo suerte y que logres lo que vas buscando”.

Habían transcurrido trece minutos mientras estaba distraído leyendo y fijándose en la ruta marcada. Preguntándose como era posible que se hubiera tomado la molestia de conseguir la dirección de Kogure y marcarla en un mapa impreso, con toda probabilidad sacado de una reconocida web, aunque el sobre con los papeles dentro no llevaba nombres, no tenía dudas acerca de la identidad de su informante. Volvió a guardarlo, poniéndose de pie para ir a la plataforma de salida.

Tardó más tiempo en recorrer el campus universitario y luego el área de deportes de la universidad que la duración del viaje. No tuvo problemas para encontrar las escaleras que le había mencionado, aun estando ocultas por la espesa vegetación de arbustos altos y árboles, se fijo que al final estaba la valla metálica que daba fin a los limites del terreno universitario, tras una carretera estrecha empezaban los edificios.

Aún sin el plano, solo de palabra hubiera dado con la calle que debía tomar, camino por la carretera bordeando la valla, frente a él estaba un paso elevado y enseguida a su derecha vió el conjunto de edificios, módulos independientes unidos entre si y donde posiblemente la universidad tenía concertado un acuerdo para que fueran ocupados por sus estudiantes, vió bicicletas y una moto junto a los módulos, subió las escaleras metálicas hasta el primer piso, se fijo que delante había un espacio libre donde había aparcado un par de coches y una camioneta blanca y roja. Confirmó lo que ya sabía tres puertas y tres a nivel del suelo y con capacidad para seis personas. Al llegar al final de la escalera, miró hacia atrás, el edificio que quedaba detrás tenía dos accesos en el bajo y dos en el piso alto, al pasar se dio cuenta que al mismo nivel que ese había otro modulo de idénticas características.

Cruzó el pasillo, pasando por delante de dos de los apartamentos, Kogure ocupaba el último.

Se detuvo delante de la puerta y golpeó con los nudillos. Se retiró hacia atrás apoyándose en la barandilla metálica.

Al cabo de un instante, sintió que se abría la puerta, se apartó un poco para evitar que la hoja metálica le alcanzara a dar.

-Hola, Kogure.

-¿Sakuragi? –se llevó la mano a los lentes, quitándoselos y limpiando los cristales con el borde de su camiseta, volvió a ponérselos y confirmó que era él- Pasa…

Sakuragi se descalzó y entró al interior. Observó que era una haitación multiuso. Cocina en una de las paredes, un mueble separaba el área de estudio y en la pared contraria una cama, un armario empotrado, entre medias de cada área delimitada una mesilla baja, junto a la entrada había visto una puerta, y suponía que ahí quedaba el aseo, única pieza independiente y ahí llevaba viviendo desde que comenzó sus estudios, sabía que había terminado su carrera y no comprendía el motivo que continuara allí.

-Tengo té caliente –dijo ofreciéndole bebida.

-Me viene bien –aceptó.

-Lamento que te resulte el lugar estrecho –dijo al ver que se sentaba encogiendo las piernas.

-No pasa nada… -aceptó de su mano el tazón con la bebida.

Kogure se sentó frente a él, durante unos minutos bebieron en silencio, luego dejaron sobre la mesa los tazones.

-Si has venido hasta aquí debe ser por algo importante… -comenzó Kogure.

Sakuragi le miró en silencio, como preguntándose como iba a plantear lo que necesitaba de él. Decidió que no iba a adoptar una actitud sarcástica o graciosa, aunque tampoco se atrevía a ir directamente al grano. No era cuestión de decirle, follemos. Podía tomarlo como una ofensa, además que se conocían y esa no era la cuestión.

-Necesito un consejo de amigo…, lo sé me dirás que tengo muchos y mas cerca, y también sé que serán sinceros al dármelos, solo que me avergüenza confesar algo así y tú eres lo suficientemente serio para no burlarte de mi.

-No creo que tus amigos se burlen. Te son muy leales.

-Eso es cierto, aun así son muy dados a burlarse de mis fracasos amorosos. –levantó la mirada fijándola en el rostro de Kogure, le vió serio.

-De eso se trata… -comentó- No estoy seguro de ser la persona idónea para poder aconsejarte.

-Si, de eso. –confirmó.

El silencio volvió a quedar entre ellos.

-¿Sabes que Takenori vive en el otro edificio? –Miró hacia la ventana, el panorama estaba limitado a otra edificación idéntica a la que estaban, se veían las escaleras y la primera puerta- No ese, el que esta al lado de la carretera, ocupa la primera puerta del bajo.

-No lo sabía… al venir pase por delante. –Al ver su mirada le aclaré- Cruce los terrenos de la universidad.

-Ah…

-Supongo que le mencionas porque sabes que su hermana me ha rechazado.

-No, no lo sabía. Takenori no habla mucho de su hermana –no iba a decirle que una noche tuvo una explosión de ira y dejo entrever que había tomado un camino equivocado y que desde entonces no volvió a mencionarla, como si ya no existiera para él.

-Sucedió hace tres meses…, y eso me llevó a plantearme que es lo que sucedía conmigo.

Kogure permaneció en silencio, recordando que fue por aquellas fechas cuando Takenori se mostro enojado contra su hermana. Sintió curiosidad por saber si fue esa ruptura lo que provocó su enojo. Takenori sentía una gran admiración hacia el pelirrojo y que Sakuragi fuera rechazado por su hermana, debió de molestarle.

-¿Tienes algo más fuerte que esto? -preguntó señalando el té.

-No…, y tampoco saldré a comprar, tú no tienes edad para beber. –acotó.

Dio un largo suspiro de resignación. No esperaba que aceptará era demasiado legal y cumplidor, tomó entre sus manos su tazón dándole vuelta entre sus dedos.

Kogure acercó el tetsubin para echarle más te y de ese modo calentar el resto que le quedaba.

Sakuragi dio un sorbo largo.

-Necesito cambiar…

-¿A que te refieres? –le miró como intentando ver en la expresión de su rostro alguna pista.

-Siempre me ha ido mal, tuve cincuenta y un rechazos, son demasiados. Al principio creí que las chicas me temían por mi fama de matón, pero desde que entre en Shohoku, he cambiado, soy diferente, fíjate sino que hasta soy capaz de conversar con el zorro sin que lleguemos a las manos –se fijo el gesto sorpresivo de Kogure, no tenía intención de explicar como se había dado esa excepcional situación de supuesta amistad- Ahora me doy cuenta que no comprendo a las mujeres, no sé que es lo que realmente buscan en un hombre: amor, hijos, comodidades. Siempre supe que tendría todo eso algún día, necesitaba sentirme querido, no tengo intención de culpar a Haruko por su negativa, sus motivos los comprendo y no voy a despreciarlos. Desde entonces he estado preguntándome si el fallo estaba realmente en mí y si todas esas chicas lo supieron desde un principio y yo me obsesione con el amor y no con la persona.

-¿Supieron? –no entendía el sentido de sus pensamientos y de lo que expresaba- ¿Qué?

-Qué yo era diferente… -al ver la perplejidad en su rostro añadió- que estaba confundido y mis preferencias iban hacia el sexo opuesto.

Kogure sintió que el suelo se removía ante su cuerpo creyó haber escuchado mal.

-Me estas diciendo que ¿eres gay?

-No lo se… -no iba a decirle que ya había confirmado ese detalle- Eso es el problema, necesito tener la certeza de que lo soy… -se llevó la mano a la cabeza mesando con fuerza sus cabellos, como si él estuviera tan desconcertado que se encontraba perdido- Necesito ayuda… y una opinión diferente a la mía… necesito un consejo de un amigo y creo que tú puedes dármelo.

-Estoy sorprendido…, no sabría que decirte.  –sus ojos tenían una mirada más confusa aún que la de Sakuragi.

-Soy yo quien esta desorientado…, quiero asumir mi condición, pero me asusta pensar que podría ser una nueva equivocación por mi parte. No quiero vivir con la carga de saber que he vuelto a equivocarme, seria malo para mi y para todos.

-Por lo que me dices, sabes lo que quieres, pero te asusta tomar esa decisión, Sakuragi, sea lo que sea que tengas que hacer hazlo, porque si no vivirás toda tu vida arrepentido por no hacerlo.

-¿Ese es tu consejo? –preguntó.

-Sakuragi, yo no puedo decirte lo que debes hacer con tu vida, solo tú tienes que tomar esa decisión. Reconozco que me has sorprendido, no esperaba que me dijeras algo así, pero es tu vida. No tienes que preocuparte por lo que piensen los demás, solo vive tu vida. Toma tus propias decisiones, solo porque creas que estas en lo correcto, puede que si o puede que no te equivoques, pero no puedes dejar de hacerlo por miedo. Errar es humano y estoy seguro que eres capaz de sobrevivir ante cualquier dificultad.

-¿Sabes lo que creo?

-No.

-Creo que tengo que ir descartando a los hombres que no me dicen nada. –Vió el desconcierto nuevamente en su mirada- En realidad, no me siento atraído hacia ninguno en especial. Puedo parecerte promiscuo, pero necesito estar con un hombre para descubrir si soy o no gay.

-¿Y como vas a hacerlo? –al ver su sonrisa supo que era tan evidente que no pudo evitar sentirse avergonzado.

Sakuragi solo le miró con una sonrisa, la primera que asomaba en sus labios desde que estaba allí.

-Ayúdame, por favor…, tu puedes hacerlo… por el tiempo que hemos compartido en Shohoku –sabía que se trataba de un chantaje emocional- Ayúdame a saber que puedo estar equivocado.

Kogure se quedo sobrecogido. Fue tan inesperado que le falto tiempo para reaccionar, cuando se dio cuenta estaba tumbado sobre el piso, con Sakuragi sobre él, al tiempo que su pierna se abría paso entre las suyas su rodilla se friccionaba su entrepierna.

Abrió la boca para protestar y solo pudo emitir un gemido cuando su cuerpo reaccionó a sus estímulos, luego fue su mano la que masajeó su miembro a través del pantalón.

-Por favor… -suplicó- ayúdame.


Dos horas después, conseguido su objetivo sacó la fotografía que necesitaba como prueba, le tapó con la ropa de cama, no deseaba que fuera a resfriarse.

-Gracias, Kogure… nunca olvidaré lo que has hecho por mi. Me has ayudado mucho –musitó aun sabiendo que no estaba escuchándole, le había dejado agotado y ahora dormía plácidamente, con una amplia sonrisa en sus labios.

Esta vez deshizo el camino en sentido contrario. Por fortuna aún circulaban los trenes y pudo tomar uno de regreso a Kanagawa.


Sakuragi se detuvo sorprendido al ver a Rukawa sentado en el sofá de su sala.

-¡Vaya tú también tienes tus secretos!! –exclamó dejándose caer sentado en el otro sofá.

-Me he tomado la libertad de prepararte la cena… supuse que llegarías hambriento.

-Gracias.

-Voy a cambiarme de ropa y te aceptaré esa cena. –dijo levantándose y yendo hacia su dormitorio.

Rukawa se levantó, sus pasos fueron en dirección contraria, la cocina. Minutos después apareció Sakuragi.

La mesa estaba dispuesta y la comida servida.

-Gracias por la comida –dijo inclinando la cabeza con las manos juntas. Luego tomó los palillos y comenzó a comer- Tú ¿ya comiste? –preguntó al ver que solo permanecía sentado frente a él.

-Si, supuse que llegarías tarde, lo que ha así ha sido. ¿Te molesta que lo hiciera?

-No, considero que es justo que lo hicieras. Yo también lo haría.

-¿Meterte en mi casa? –preguntó con un deje divertido.

-Comer… aunque si tuviera tu dirección me lo pensaría.

-Vivo a un kilometro hacia el sur, es una casita de color azul y mi nombre esta en la valla.

-¿Todo recto? –preguntó.

-Sin desviarte ni un milímetro...

-Lo tendré en cuenta.

Prosiguió comiendo hasta acabar lo que tenía servido. Agradeció nuevamente y se levantó dispuesto a proceder a su limpieza.

-¿Cómo te fue?.

-Bien… no tuvo problemas para llegar. Gracias por la nota.

Rukawa sonrió a la espalda de Sakuragi.

-¿Conseguiste lo que buscabas?.

-Sin problema. Gracias por tu consejo. Lo puse en práctica.

-¿Cómo se lo planteaste? Fuiste directo.

-No… le estuve contando lo confuso que me sentía, la necesidad de no equivocarme, de tomar el camino correcto, de mi temor… en fin, Kogure es ingenuo y bueno… se diría que él mismo se ofreció sin darse cuenta que lo estaba haciendo.

-¿Disfrutaste?

-Mucho… -seguía de espaldas a él por lo que no vió su gesto- Eso me afianza en la seguridad de soy gay al mismo tiempo que por mucho que disfruté sé que no es mi tipo. –le pareció como escuchar un suspiro, como si fuera de alivio, se volvió mirándole, Rukawa le devolvió la mirada tranquilo- Ya se quien será el siguiente –volvió a darle la espalda para continuar con lo que estaba haciendo.

-¿Me lo dirás? –preguntó sorprendido por la rapidez de saberlo.

-Akagi…, él vive en otro módulo, allí mismo.

-¡¡¡Qué!!! Te estas refiriendo al Gori… te destrozará. Él no se dejará coger.

-Tengo que intentarlo. –dijo resignando a pasar por esa circunstancia, no sería el único, además de Akagi había muchos otros con idénticas dimensiones, no quería ni pensar como iba a quedar su trasero, porque ninguno se dejaría ser el pasivo, mejor sería que fuera intercalándolos para poder recuperarse entre uno y otro. Sabía que más que una apuesta se trataba de un reto y él nunca rechazaba ninguno- En estos momentos desearía no haber tenido tantos rechazos, desearía haberme dado cuenta antes de mi orientación.

-Algunas noches me encuentro con Sendoh –comentó Rukawa.

Se volvió a mirarle, sus miradas se cruzaron. Fue él primero en apartarla, recogió un paño y se secó las manos. Se apoyó ligeramente en la encimera.

-No sabía que erais amigos.

-En realidad no lo somos…, solo coincidíamos en la misma cancha, le provoco y él acepta un uno a uno. Llevamos practicando juntos unos seis meses, puedo decirte que no he conseguido ganarle nunca, pero si he llegado a conocerle un poco más. Le di a entender que podía tener posibilidades contigo.

Sakuragi le miró, luego preguntó.

-¿Por qué lo hiciste?

-Porque es el único que puede conseguir que todos los jóvenes de Ryonan vengan a ti sin que tengas que buscarlos.

Abrió los ojos sorprendido. Eso facilitaría mucho las cosas.

-Gracias. –a él no se le hubiera ocurrido.

-Hoy vine preparado –dijo saliendo de la cocina.

-¿Que quieres decir? –salió tras él fijándose en la bolsa que recogía y que no había visto cuando entró.

-Me quedaré a dormir y que tengo mi uniforme.

-Mañana es domingo…

-Lo sé…, pero tenemos mucho que organizarnos, quiero ver lo que has hecho. –Como si pensara que estaba tomándose atribuciones que no debía se apresuró a decir- Solo si tu quieres.

-Acepto tu ayuda…

Poco después dormían tranquilos, uno en su cama, el otro en el futón.

Continúa en el próximo capítulo…

 

 


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