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Encontrarte, cuidarte y amarte, nunca fue difícil por fiori

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Notas del capitulo:

Hola a todos, gracias por entrar al fic y espero disfruten la historia.

 

ENCONTRARTE, CUIDARTE Y AMARTE, NUNCA FUE DIFÍCIL

 

PRÓLOGO

Esperaba que todo fuese una confusión, una mala jugada del destino, apenas iba a cumplir 15 años, lo que le estaba pasando era ilógico e inverosímil no podía ser verdad, no podía…

-          Omma… ¿Qué… qué es lo que debo hacer?

 

Su voz salió en un susurro, mantenía los ojos cerrados intentando así evitar llorar, todo era muy injusto, él siempre había sido un buen niño, un buen hijo, un buen estudiante, un buen amigo, una persona casi ejemplar… pero estaba ahí, a mitad de un todo y una nada.

 

¿Por qué tenía que pasarle esto a él?

 

-          Hijo, escúchame bien, siempre… ¿me entiendes? Siempre voy a estar a tu lado apoyándote, nunca te voy a dejar y pase lo que pase te voy amar…

-          Hice algo mal… ¿por qué a mí?

 

Pregunto el jovencito abrazando a su madre, lloraba en su pecho sintiéndose protegido, respirando esa dulce fragancia que desprendía esa hermosa mujer, aquella fragancia que tanto le gustaba.

Pero ahora todo le casaba asco y desagrado, todo era una maldita y puta mierda.

*

*

*

*

 Los días pasaban agonizantes, a momentos se sentía casi vivo y a los siguientes instantes era la persona más miserable que en la vida pudiese existir. Era como estar en una pequeña habitación bajo 100° y de un de repente estar en un maldito infierno, muriendo de frio y quemándose sin compasión alguna.

Pero ahí estaba ella, su madre, no hubo ni un instante en que lo dejo solo y de alguna manera sabía que era ella quien más sufría con toda esa situación, pero aun así no lo dejo, y nunca lo haría.

 

 

-          O- omma - Grito despacio tocando su crecido vientre. – omma duele…

 

Su madre apareció tras la puerta de su habitación, aterrada al ver el rostro de penuria de su niño, dejo caer el vaso de agua que traía en sus manos, corrió hacia él y lo acurruco entre sus brazos.

-          Duele omma, duele…

-          Bebé tranquilo todo saldrá bien… espera un poco llamaré al doctor, espera mi amor.

 

Salió rápidamente de la habitación y bajo al living para llamar al médico, al terminar la llamada regreso a paso veloz donde su hijo.           

 

Al entrar nuevamente a la habitación sintió una sensación electrizante, su hijo se había desmayado y un líquido mojaba su alrededor, empezando a mezclarse la sangre con este.

- ¡Kibum! – grito su madre aterrada.

 

Todo un grupo de enfermeros y dos doctores llegaron minutos después, no había tiempo para llegar al hospital o alguna clínica, su bebé tenía que nacer en ese momento o ambos, Kibum y su hijo podrían morir.

 

Lo subieron con delicadeza sobre su cama, todo el personal se preparo para la operación, era muy riesgoso, pero no tenían otra opción.

 

La tensión se respiraba en todo el lugar, pero tras un par de horas el pequeño bebe nació, todos en la habitación suspiraron, los dos estaban bien, limpiaron al niño y esperaron a que Kibum despierte para que viera a su hijo.

 

Empezó a abrir con dificultad sus ojos, sentía el cuerpo morir, tallo su vista y se encontró, en una silla al lado de su cama, a su madre con un bebé en sus brazos.

 

-       Mi amor despertaste – habló ella despacio.

-       ¿Es… ese niño… es mi hijo? – cuestionó sintiendo su corazón comprimirse, mientras las lágrimas advertían querer desbordarse de sus ojos.

-       Si pequeño, es tu hijo – respondió con una leve sonrisa entregando al niño a Kibum.

 

Observo su hermoso rostro dormido, era tan pequeñito, tan frágil… tan marcado y tan suyo.

Lo abrazo contra su pecho, sintiendo sus lágrimas salir de sus ojos una a una. Se sentía toda una maraña de emociones, dolor, pánico, tranquilidad, miedo, terror, amor, odio… lo sentía todo entremezclado. Maldiciendo en sus adentros y profanando el más grande amor a aquel ser que mantenía en brazos.

 

 

El doctor que lo había atendido estaba ya por terminar de empacar sus cosas para retirarse, mientras contaba el dinero del pago que le había hecho la señora Kim. Una de las enfermeras revisaba al bebé y a Kibum.

Pronto escucharon un estruendoso golpe en el piso inferior, las luces se apagaron y unos pasos galopaban en la dirección de la habitación del joven Kim, el doctor cogió la lámpara de la mesa de noche del menor, las enfermeras dieron un grito ahogado, la señora de casa corrió a abrazar a su hijo y nieto. Aterrorizados todos.

 

 

Kibum abraza a su hijo y coge con una mano a su madre, el miedo se sentía a flor de piel.

 

-      Lo siento tanto- hablo entonces la señora Kim

-      Nosotros decidimos apoyarlos, fue decisión nuestra finalmente – respondió el doctor con pesar.

 

si bien esperaba que nada malo pasará, algo dentro suyo presentía que no todo podría ir realmente bien y, muy a su pesar, ese presentimiento se estaba haciendo realidad. Quiso, como un cobarde escapar de aquella habitación y salvar a su equipo y al mismo. Pero algo lo detuvo, ese niño que yacía en aquella cama mostraba el dolor encarnado en la misma vida, no podía ser tan egoísta, aunque eso significara arrastrar con su decisión a aquellas tres personas que le habían seguido sin chistar.

 

Miro a las dos enfermeras y a su médico asistente, ellos le sonreían. Todo estaba bien, todo estaría bien.  

 

La luz se encendió de repente y tras la puerta aparecieron unos hombres armados, tres en total, riendo con sorna al ver los rostros de temor en los demás presentes, intentaron acercarse a Kibum, quien solo mantenía cerrados los ojos y abrazaba a su hijo fuertemente, el doctor se interpuso en el camino de aquellas personas, pelearon un rato con ahínco hasta que el sonido del disparo de una de las armas puso todo el lugar en silencio.

 

El cuerpo del doctor se desplomo ante la vista de todos los presentes, uno de los hombres, el que vestía un elegante terno negro, elevo su arma hacia las dos enfermeras y mirando a Kim sonriente les disparo sin titubeos. La madre del menor lanzo un grito, cubriendo su boca con ambas manos, mientras las lágrimas corrían raudas por sus rojas mejillas.

Sin siquiera pensarlo, abrió el cajón de la mesa de noche de Kibum y saco una pistola, disparando al azar con desesperación, la luz volvió apagarse y en ese momento la señora aprovecho para levantar a su hijo de la cama, ambos corrieron hacia el primer piso, cuando la mujer sintió un fuerte agarre en su brazo.

 

-      Corre hijo, corre – grito desesperada –corre lo más rápido que puedas y no dejes que te atrapen… te amo tanto.

 

Kibum miro a su madre y luego a su hijo en sus brazos, y tomando la decisión más dolorosa en su vida, corrió sin dar marcha atrás, le dolía el cuerpo y cada paso que daba le calaba hasta los huesos. Escucho nuevamente disparos y en su mente solo retrataba el hermoso rostro de aquella mujer que dos veces dio la vida por él.

 

Omma mianhe

 

Cuando salió de su casa corrió en cualquier dirección y ese fue su primer error, llego una corta brecha que daba a otra calle y paso con cuidado por ahí. El llanto del bebé era alarmante, estaba perdido y antes de llegar a la nueva calle se detuvo, segundo error. Le dolía demasiado el vientre, y lloro con más fuerza al sentir unos brazos jalarlo bruscamente y luego lanzarlo hacia el suelo, cerró los ojos y protegió que su hijo no se hiciera daño. Miro a los hombres con odio, con el odio más grande que jamás había sentido.

 

-      Malditos desgraciados, sean miserables como el que me hizo esto.

 

Y ese fue su tercer error, uno de los hombres levanto su arma y disparó.

 

 

 

>>>>>>>>>>>>>>>>*<<<<<<<<<<<<<<<<<<

 

 

 

 

Sus padres le habían dicho que no se moviera de ese lugar, un callejón abandonado, pero no peligroso, le dijeron que ellos irían a comprar su torta de cumpleaños y su madre le había prometido traerle esa pelota de basquetbol que tanto deseaba, estaba emocionado, ese día él cumplía 4 añitos.

 

Al llegar la noche, el miedo se apodero de su pequeño cuerpo, pero no se movió de allí, aunque sentía miedo, hambre y frio. Pasaron unos días y aún continuaba en ese lugar, un mes y no se movía. Era un niño apenas para saber lo que pasaba, todos los días lloraba, había enfermado, pero no había nadie ahí para ayudarlo, estaba solo y pronto su frágil cuerpo no lo resistiría más.

 

¿Cómo afrontaría de ahora en adelante la vida? ¿Cómo sobreviviría?

 

Escucho unas voces acercarse, tras unos bloques de cartón, ahora su casa, corrió a esconderse. Escucho claramente el llanto de un bebé, y pensó en ir tras aquellas personas para que lo ayudaran, pero la fría voz de un hombre que hablaba por teléfono lo detuvo, se acurruco con sus brazos.

 

Aquí lo tenemos… ¿dejarlo abandonado? Pero… podría morir… si lo siento, haremos lo que nos pide

 

Observo a cada segundo lo que esos hombres hacían, el que antes hablaba por teléfono, empezaba a acercarse en su dirección, sintió miedo, el hombre dejó al bebé justo ahí, en el suelo, llorando.

 

Unos minutos y esos dos señores desaparecieron, empezó a llorar igual que el bebé, salió de su escondite y sin cargar al niño, lo abrazo. Esos hombres habían dicho algo de abandonarlo.

 

-          Bebito… te han abandonado, te han abandonado igual que a mí.

 

Hablo suavemente, no sabía que tendría que hacer de ahora en adelante, no sabía cuan duro y difícil seria vivir… sobrevivir en realidad, pero, aun así, siendo apenas un niño de cuatro años, él, el pequeño Minho, cuidaría, protegería y nunca abandonaría a ese bebé, desde ahora su pequeño Taemin.

  


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