Capítulo 1
Le dolía su cabeza y apenas podía mantener los ojos fijos en un lugar específico, su cuerpo tiritaba y ya no sabía si era por falta de sueño, hambre o frio.
- Bebito, por favor ya no llores
Acurrucaba entre sus pequeños brazos a Taemin, ¿Por qué no paraba de llorar? Empezaba a pensar que el bebé estaba enfermo tanto o más que él. Minho estaba casi desnutrido y había perdido mucho el color natural de su piel, estaba amarillo y de a ratos sangraba por la nariz.
Apenas la noche anterior había encontrado a su pequeño Taemin y ya creía que ambos morirían de hambre y frio. Lloro fuerte sintiendo mucho miedo.
Llevo su mano al delicado rostro del menor y rápidamente este cogió uno de sus dedos en su boquita.
- ¿También tienes hambre?
Intento levantarse del suelo con el bebé en brazos, pero le era difícil y complicado, Minho aún era muy pequeño para cargarlo, aún era muy débil.
- Taemin, yo nunca te abandonaré, así que no te asustes ¿sí? Iré a buscar comida para los dos, por favor no vayas a ningún lado y no hagas caso a ningún extraño. Si algo pasa, grita, ¿bien?
Acomodo sobre los fríos y ásperos cartones el frágil cuerpo de Taemin y se levantó del suelo.
- Espera un poco, regresaré pronto.
Y con sus propias palabras tuvo inmensas ganas de llorar. Aun recordaba a sus padres y la forma tan linda que ellos le habían dicho que los esperara, que ellos volverían por él.
Beso su frente y aun escuchando el llanto del niño empezó a correr, salió del callejón y sin percatarse choco con alguien mayor.
- Señora su bibe…
Un hombre volvió su vista al niño que estaba sentado en el suelo mientras sobaba una de sus rodillas, se arrodillo ante él y sonrió con dulzura.
- Pequeñín, ¿estás bien? Lo siento – hablaba apenado.
Minho sonrió un poco y bajo la mirada entristecida, le dolía mucho esa herida en su rodilla que se había hecho al caerse, escucho a los lejos un fino llanto, se levantó rápidamente, observo en las manos de ese gran señor, un biberón, lo cogió con agilidad y empezó a correr.
El hombre sorprendido por la acción del menor pensó seguirlo, pero no lo hizo, total, tal vez era un pobre niño hambriento y así, ignorando lo que pudiese estar pasando, continuo su camino.
¿Le haría mal a Taemin tomar del biberón de un extraño? Pero no había otra cosa más que hacer, llevo la mamadera a la boca del pequeño y este lo cogió al instante.
Minho sonrió un poco mientras escuchaba en sonidito proveniente de su estómago, ¡oh! Él también tenía hambre, y mucha; hace días que no comía nada, cuando esperaba a sus padres por días y ellos no llegaban, había revisado dentro de la mochila que ellos le habían dejado, había unos panes, galletas y jugos, que para ese entonces ya se habían acabado.
- Pequeñito, yo también tengo hambre, ¿Qué debo hacer?
Sintió un extraño olor del menor, recordaba que sus padres siempre le habían dicho que su sentido del olfato era excelente así que, olía feo, ¿qué podía ser? Se tapó la nariz con su manguita y volvió a fijar su vista en Minnie… acaso podía ser ¿que… que Minnie se haya hecho popo?
Termino de darle su leche y retiro con suavidad el biberón.
- Taemin… hueles feo, muy feo – dijo un poco asqueado, no sabía cómo debía cambiar un pañal, ¡caray! Nadie enseña cómo cambiar un pañal cuando recién vas en kínder.
Llevo sus temblorosas manos a las piernitas del bebé y empezó a sacarle su conjunto blanquito, despego la pega pega del pañal y empezó a quitárselo con sumo cuidado, ese olor desagradable había desaparecido y en vez de eso se había colado en su interior, cierta inseguridad y miedo.
¿Si se rompían las cortas y flaquitas piernas de Taemin?
Llevo su mirada al pañal…
- Minnie, hiciste una bolita
Se paró rápidamente y fue a una esquina, cogió su mochila que dos días atrás había encontrado en aquel basural y regreso con Taemin, abrió la maleta y saco un polo blanco y viejo junto a unas medias rotas, que en realidad ero lo único que se hallaba en esa bolsa.
Cogió una media y la doblo en tres.
- Minnie te voy a limpiar, si te hago doler me avisas ¿de acuerdo? – Habló mirándolo a los ojos, esperando por una respuesta que nunca llego - ¿Por qué no respondes? ¿No quieres hablar? - nada, ni una sola palabra – ok, si estás enojado está bien, pero igual te voy a limpiar.
Después de un largo tiempo de pelear con el pañal, logro limpiar al menor, cogió el polo que antes había sacado de la mochila y la enrollo en el cuerpo de Taemin.
Lo envolvió luego con la manta con la que antes estaba y con todas sus fuerzas lo levanto y lo coloco encima de sus piernas, lo acomodo en su pecho y empezó a intentar moverse para mecerlo, pero cada que lo hacía parecía que se caería encima de Taemin.
- Taemin… ¿si puedes entenderme verdad? - hablo – esta noche, ¿Dónde dormiremos? ¿Cómo cuidaré de ti? ¿Si te enfermas, qué haré? ¿Mañana que comerás? Tengo miedo… no sé qué debo hacer, pero ¿sabes? Voy a esforzarme para que crezcamos sanos, lindos y fuertes. Te quiero Minnie. – Suspiro - soy un niño, casi igual que tú, pero, aunque no sepa que hacer, creo que la vida es muy hermosa al haberme mandado a un angelito como tú.
Alguna vez caminé estas calles solo
Sin que me diera cuenta siquiera que estaba llorando,
Llegaste a mí, iluminándome con tu propia luz
Y fueron tus lágrimas, las que recogí en mi mano,
Lo he comprendido ahora.
Ha pasado poco tiempo que estamos juntos
Pero ahora, eso cambiará.
Te lo prometo
Lo haré junto a ti
Y aprenderemos
La razón por la cual, ante mis ojos, la vida es tan hermosa.