Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fobos por Fobos

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Este one-shot fue echo  con amors para el desafio de la Señorita Panda. 


Y fue Beteado por la Señorita Panda. Gracias por ello. 


Y eso. 


[PD: Soy lo peor, con los títulos y nombres :D]

 

Él nunca había sido bueno en las cosas del amor, siempre torpe, nunca sabiendo cómo reaccionar frente a las cosas que pasaban. Para él todo sucedía lento como si el mundo girara en cámara lenta dándole el espacio suficiente para moverse a su gusto sin temor, pero nunca esperó que llegara esta avalancha de sentimientos, cómo un astro azotando su pequeño mundo, sacudiéndolo sin contemplaciones, remeciéndole no solo el piso, la vida, la cabeza, convirtiendo todo en una maraña que aún no tenía conciencia donde había comenzado y no podía imaginar donde terminaría.

Recordaba la primera vez que se había aventurado en los caminos del amor, un completo desastre. No sólo había sido avergonzado, había sido herido y por largo tiempo tuvo miedo a sentir lo mismo, por supuesto cuando esto había sucedido no era más que un niño, un adolescente encaprichado con la niña más bonita. Ahora era un hombre, un hombre enamorado de otro, nunca le había pasado, y mucho menos había pensado en la posibilidad de que pasara, solo pasó, un día el sentimiento llegó y por largo tiempo esperó que solo se fuera, cosa que nunca sucedió. Ese sentimiento seguía ahí, y parecía ser —a esas alturas— aún más grande de lo que podía imaginar. 

Tenía miedo, no podía negarlo, estaba cagado de miedo, se estaba enfrentando a algo desconocido. Tenía 30 años, sí, pero en 30 años nunca había tenido una relación exitosa, mucho menos una con alguien del mismo género. Pero ahí estaba él mirándole cada día, soñando como sería estar a su lado, como sería ser dueño de su sonrisa, como sería estar con él.

Cada día desde hacía más de 5 años le había mirado, tratando de ocultar lo que sentía —sin mucho éxito—. Eran 5 años tratando de convencerse de que todo pasaría, de que eso no le podía estar pasando; hasta que en esa noche donde había estado más ebrio que nunca, lo había besado, había sentido sus labios, como eran, su textura… su sabor. Todo había sido parte de un juego, entre amigos, algo sin sentido que había sido el detonante de todos sus futuros males. Después de jurar y rejurar que jamás volvería a beber de esa manera, y con la cabeza recordándole a cada segundo cuanto había bebido, había aceptado sus sentimientos. Por primera vez lo había dicho en voz alta, había admitido lo que sentía.  Y desde ahí todo fue inesperado, un día no sabía que era lo que sentía y al otro todo estaba tan claro, como si fuera algo que siempre supo pero nunca fue capaz de aceptar hasta ese día.

Había perdido años, no perdería más; sin dudarlo lanzó sus mejores cartas al juego, cambió de look; ropa nueva, mejor perfume, trato de lucir de la mejor manera, hacerse notar como fuera. Hasta ese día que había entrado a la sala de ensayos y había recibido esa sonrisa que tanto amaba, tuvo el deseo casi instintivo de tomar su celular y capturarla, si no fuera por ese segundo en que se detuvo a pensar lo extraño que sería aquello.

Pasaron cerca de dos meses, donde se acercó más a él, salían juntos, como amigos, conociéndose; supo detalles de él que antes habían pasado, supo —para su alegría—, que estaba soltero; que le interesaban los hombres —algo que a los años de conocerse nunca había notado—. En ese tiempo salieron más que en todos los años que llevaban trabajando juntos, y él fue feliz de solo compartir estos momentos junto a quién quería.

Pero, eso no era suficiente, él quería más, quería ser su todo, que sólo tuviera ojos para él, que sólo suspirara para él. Así que ese día junto todo el valor posible y decidió que sería el día, el día en que le diría todo lo que sentía, todo lo que lo amaba. Entró a la sala donde él ya estaba, era temprano, muy temprano, así que era la situación perfecta, tomó aire, juntó todo su valor y…

 

—Nee, Shima ¿Quieres ir a beber un café?— Lo miro expectante, ansioso por su respuesta.

—Estaría excelente, Kai...— Se levantó del sillón, pasando sus manos por su camisa en un gesto de estirarla, pese a que se notaba que estaba recién planchada—. Vamos— Le dio una sonrisa, caminando con pasos largos a la puerta.

Kai le observo caminar, miro detenidamente ese cuerpo delgado salir de la sala para dirigirse a la cafetería, sonrío y más decidido camino tras él. Entraron a la cafería, silenciosos, pero no por ello incómodos con el otro. Se sentaron en una mesa para dos, alejada de todo y esperaron la llegada del camarero.

Éste se presentó de improviso sacándolos a ambos de sus cavilaciones. Especialmente a Uruha que parecía realmente concentrado en hacer una grulla con la servilleta. Pidieron cafés, bien cargados sin azúcar junto a un trozo de pastel de fresa. Se volvieron a sumir en ese silencio, que parecía conformar la mañana.

—Ne, Uruha…yo quería hablar contigo, ¿Sabes? Hay algo importante que quiero decirte— Jugo con sus manos tratando de disipar los incipientes nervios que lo habían atacado.

—Um…— No emitió pero le miró atento, esperando.

—Yo… Tú…— Debía verse como un idiota, sin poder decir nada de una manera cuerda—. Sabes… tú me… me gustas— Terminó en un susurro agonizante, casi sin aire, como si decir aquellas simples palabras le hubiesen robado el alma.

—Perdón… ¿Qué dijiste?, no pude oírlo— Disimuló una sonrisa que se escapaba de sus labios.

—Que… —Tomo aire, relajándose— Me gustas, desde hace mucho— Su interlocutor, para su sorpresa comenzó a reír. ¿Se estaba burlando? No sabía qué hacer, todo su valor se había esfumado e iba a comenzar a disculparse cuando la voz de Uruha lo interrumpió.

—Yo, ya lo sabía… Lo sé desde hace mucho—. 

—Perdón... ¿¡Qué!? , Espera, ¿Cómo es qué tú lo sabes?—.

—Solo lo sé. Ahora, ¿Qué harás?— Lo miró, sereno aunque por dentro su sangre hervía. 

 

Kai no dijo nada, sólo se levantó, con las piernas como si fueran de gelatina, se acercó a él y lo besó; lento y demandante, imponiéndose desde el primer momento, él solo pudo corresponder, más dejándose besar que besando. Jugó con su lengua, disfrutó plenamente de su sabor, disfrutó del momento, deseando que nunca acabara. Separaron sus labios con pesar, y se miraron como jamás lo habían echo, sinceros por fin sin miedo a expresar lo que sentían.

Se miraron en silencio hasta que el camarero, incomodo por la interrupción llegó con el pedido, pero ellos ya no podían comer; dejaron el dinero en la mesa y salieron. Fuera, Kai acercó tímidamente su mano a la de Uruha, quien la tomo con fuerza, nervioso.

Ese fue su primer encuentro, un leve encuentro, que involucraba café, nervios y una sorpresa arruinada. Fue el primer encuentro de muchos que siguieron, de muchos que seguirán. Juntos, porque ese día comenzaron con su relación, esa que tantas alegrías les traería.

 

 

Because you're not right in the head, and nor am I, and this is why, you’re not right in the head, and nor am I.
This is why I like you.

Notas finales:

Gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).