PROLOGO
Zanarkand era una cuidad prospera y estable económicamente, la tecnología utilizada era una de las más avanzadas y también por otra parte eran muy religiosos, su líder, un hombre muy poderoso pero igualmente bondadoso y amable, respetado por todo su pueblo, su nombre Senju, un Invocador (1), físicamente era un hombre alto de cabello largo y negro y piel acanelada, siempre llevaba una especie de túnica como vestimenta. Tenía una hija, Tsunade, la cual estaba casada con su guardián, Jiraiya, un hombre fornido y alto, de cabellos bancos y largos, que siempre llevaba puesto un traje que asemejaba a una armadura plateada, eran una hermosa pareja, todos rumoreaban que quizás lo que enamoró a Jiraiya de Tsunade fueron sus hermosos ojos color miel, o tal vez su esbelta pero voluptuosa figura, o su piel blanca y largo cabello rubio oscuro, eran una verdadera celebridad dentro de la ciudad, eran un matrimonio feliz, junto a su hijo adolescente Menma, un Invocador al igual que su madre y abuelo.
Zanarkand, a pesar de poseer una alta tecnología, utilizaba en su mayoría a invocadores para protegerse, los cuales utilizaban oradores (2) y magia especial.
Pero toda paz y armonía tiene su final, no se sabe realmente como sucedió o en que momento comenzó la tragedia pero Zanarkand y otra ciudad vecina entraron en conflicto, lo cual desencadenó una guerra a muerte entre ambas ciudades, Bevelle, la ciudad enemiga, también contaba con tecnología muy avanzada, la cual utilizó sin miramientos atacando finalmente a Zanarkand.
Senju, confiado de poder ganar la guerra, utilizó a los Invocadores para proteger la ciudad, decidió no utiliza la tecnología que tenía a la mano, confiando en los poderes y oraciones de su gente, pero eso no bastó, la fuerza militar y tecnológica de Bevelle era superior, desesperado, Senju ordenó a su gente a evacuar la cuidad, llevando a gran parte de su gente a un monte cercano, el gran Gagazet. Su hija, yerno y nieto se quedaron en la cuidad para tratar de resguardarla y evitar que la destruyesen.
Cuando hubo llegado al Monte Gagazet, Senju convirtió en Oradores a la gente que le siguió, y los juntó en una pared masiva sobre la falda del monte. La idea principal era que los Oradores preservaran a Zanarkand en sus sueños: la gente que vivía, los edificios... todo, así Senju los invocaba y mantenía a Zanarkand viva de algún modo. Para protegerse mientras invocaba eternamente, el Invocador juntó a millones de lucilos (3) y con ello formó una especie de coraza impenetrable, que más tarde se convirtió en un enorme zorro llamado Kyubi (4) un arma incapaz de diferenciar entre el bien y el mal. Esto sucedió mientras él invocaba a la ciudad, “programando” a la bestia con una serie de instintos: entre ellos, atacar cualquier establecimiento humano, para atacar cualquier máquina, y responder a las agresiones con aplastante de fuerza. Lamentablemente el Invocador perdió el control del zorro gigante y de sí mismo.
Esto provocó un desorden en el tiempo donde comienza nuestra historia…