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Consecuencias de un accidente. por ferchan

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Notas del capitulo:

Descargo de responsabilidades hacia la persona que me lo pidio y ni siquiera lo leia, disculpen las molestias que les pueda haber causado. Tratare de actualizar de forma normal. (:

Cuando abrió los ojos lo primero que contemplo fueron los ojos verdes más bellos que pudiesen haber existido sobre la faz de la tierra, sonrió embobado respondiendo a la sonrisa que le dedicaban, su cerebro tardó en reaccionar varios minutos, pues la posición en la que se encontraba le parecía cómoda, recibiendo el calor de la otra persona y observando eso ojos verdes… pero claro, no todo es para siempre.

 

Una vez hubo reaccionado Draco se sentó de un solo tirón sobre la cama y fue cuando observo que Harry (o su versión femenina) estaba acostado sobre la cama, vestido con unos pantalones grises y una chamarra que le venía dos tallas más grande, apoyado en su codos sosteniendo su cabeza entre las manos, de ese mismo lado de la cama apareció la pitón y se subió a la cama, esto por supuesto le causo un poco de pánico, así que se alejó hacia el lado contrario de la cama, mientras esta se subía a los hombros de Harry.

 

-Buenos días draquito –saludo con un poco de sorna a su acompañante, conjuro un tempus en el aire y la hora apareció, un cuarto para las nueve-¿Qué es lo que esperas? ¿Una invitación formal?

 

-¿Y ahora de que jodidos hablas Potter? –Harry rodo los ojos

 

-Y parece que eres de corta memoria, te recuerdo que hoy me vas a acompañar al Londres muggle de compras

 

Draco le miro mal, pero Harry simplemente le sonrió de forma natural, sin embargo pudo advertir el brillo de peligrosidad en aquellos ojos verdes, un brillo que le decía que si se preocupaba por su integridad tanto física como psicológica haría lo que él decía, sin otra la pitón que rodeaba sus hombros. Lentamente se fue levantando de la cama, sin despegar su vista del otro y corrió hacia el baño de la forma más decente que podía.

 

Harry salió con una sonrisa estampada en el rostro, haciendo sonar sus botas contra el suelo, dejo a la pitón en el serpentario, y fue hacia el comedor, tomando asiento y empezando a desayunar, tostadas francesas con fruta picada.

 

Draco bajo quince minutos más tarde, vestido la forma más común en la que pudo representar a un muggle (a su manera), con el cabello sin gomina en el caballo y cara de molestia. Se sentó a desayunar y le devolvió la sonrisa cínica que le dedica su acompañante.

 

El desayuno pasó lento y en silencio solo siendo roto por los movimientos de ambos, al parecer no había rastro ni de Severus ni de Sirius, posiblemente habían desayunado antes, así que el momento en el que salieron de la casa solo dejaron una nota pegada en la puerta.

 

 

Llevaban un rato caminando hasta que Draco se cansó del silencio de su acompañante que iba dos pasos por delante. ¿Se suponía que empezarían de nuevo, no?

 

-¿Y a donde se supone que vamos, Potter?

 

-A Londres, obviamente –respondió ligeramente sarcástico.

 

-Eso era de suponerse, pero ¿piensas ir a Diagon Alley? ¿No sería peligroso?

 

-Pienso ir al Londres muggle, ¿Acaso nunca has ido?

 

-Solo un par de veces, con mi madre –Harry se dio media vuelta para quedar de frente a Draco, y poder verle a la cara mientras hablaba y caminaba de espaldas.

 

-¿Alguna vez fueron de compras? Hay excelentes boutiques

 

-Nunca, todo lo conseguía en Diagon Alley o Francia

 

Harry se detuvo un momento

 

-¿Francia?

 

-Sí, mi familia es de ahí, en su mayoría

 

-Eso explica muchas cosas –contesto, pero más como para sí mismo y se encogió de hombros. Se dio media vuelta para continuar caminando, con Draco a casi la misma altura.

 

-Yo conozco… bueno, conocía Londres como la palma de mi mano, mi tía Petunia solía ir a un salón, a Dudley le daba dinero para que se largara a los videojuegos y a mi me mandaba a hacer las compras… -lo ultimo lo relato no sin cierto rencor.

 

Draco nunca llego a pensar que algo en la vida del niño dorado pudiese haber estado mal, después de todo los Potter eran queridos por muchos, y ¿Quién no querría cuidar del niño que los salvo a todos del Señor Tenebroso?

 

Caminaron en silencio, al llegar a las afueras del pueblo se desviaron hacia otro camino, internándose en lo que parecía el inicio de un bosque, todo se veía normal, demasiado tal vez, a no mas de diez metros de la desviación Harry se detuvo abruptamente y el rubio casi se da de bruces contra él.

 

-Aquí es un punto de aparición –respondió a una pregunta que han no  había sido formulada. Lo siguiente que sintió fue el tan conocido tirón a la altura del estomago, uno al que ya estaba acostumbrado.

 

Aparecieron en medio de un callejón, en lo que parecía ser el centro de Londres, el olor del smock los golpeo directamente y el ruido de los coches y el transito de las personas, les callo como un balde de agua fría después de estar en medio del bosque, a la mitad de la nada.

 

Harry comenzó a caminar como si nada, con las manos metidas en el bolsillo delantero de la sudadera, en cambio a Draco le tomo un momento acostumbrarse a tal marea de sensaciones que le había llegado de un momento a otro. Harry se volteo a verlo con una sonrisa burlona, puesto que ya casi salía del callejón y el aun seguía parado en el mismo sitio.

 

-¿Te vas a quedar ahí parado?

 

A Draco no le quedo mas que seguirlo, realmente no conocía ese lugar, y tampoco tenia muy claro el como regresar, lo cual no era muy viable conociendo a Harry. Pero si le llegan a preguntar el solo contestaría que fue por curiosidad, y no por el hecho de seguir aquellos hipnóticos ojos verdes, ni la esbelta figura que tenia por delante. No, por supuesto que no.

 

 

Al salir a la calle se topo con una calle llena de personas y tiendas por doquier, iban y venían, en cierto modo le recordó a Diagon Alley, pero la gran diferencia era que aquí había coches y el olor no tenía nada que ver, pero en sí, la esencia era la misma, personas que vendían  y personas que compraban.

 

Seguía muy de cerca la silueta que tenía delante,  a pesar de no poder parar de observar fascinado todo lo que le rodeaba, la arquitectura de los edificios, los camines rojos y otras cosas. Según los señalamientos de las calles se encontraban en el centro de Londres. A Draco le pareció el lugar perfecto para pasar desapercibidos, había tantas personas... por una vez no se sintió un Malfoy, si no, simplemente una persona más, simplemente Draco.

 

 

Pasaron la mayor parte de la mañana entre tiendas y tiendas, algunas veces le permitía descansar cinco minutos entre una compra y otra, Draco comprendió que un día de compras con Pansy no se asemejaba ni por lejos a uno de los de Harry, realmente había perdido el punto de comparación, tal vez era su propia odisea, aunque él no navegaba en el mar. [F1] 

 

 

Su cuerpo, y sobre todo su estomago, ya comenzaban a reclamar, después de tan arduo ejercicio en tan prolongado tiempo. Al parecer Harry había adivinado sus pensamientos, puesto que cambiaron de dirección hacia otra zona comercial, solo que esta era de comida, los diferentes olores llenaban el ambiente, Harry entro a una simple cafetería, que estaba en un segundo piso, aunque a Draco no le agrado mucho la finta del lugar, le parecía demasiado sencillo  para… bueno, para alguien como él.

 

Tomaron una mesa que estaba prácticamente al final del local, pero bastante cerca de una de los ventanales. Draco agradeció profundamente a todos sus antepasados en el momento en el que tomo asiento en la silla y pudo dejar por fin las bolsas en el piso, no tenía conciencia de estar tan cansado.

 

No tuvieron que esperar mucho antes de que una chica con un delantal negro, una pequeña libreta en mano y flequillo cubriéndole los ojos llegara a tomarles la orden. Draco conocía poco del menú, no era algo a lo que estuviese acostumbrado, así que en el momento en el que Harry volteo a verle con una pequeña sonrisita burlona dibujada en los labios, no le quedo de otra más que con toda su dignidad, simplemente voltear hacia otro sitio, sintiéndose repentinamente atraído por la vista de las calles de Londres que le ofrecía el ventanal.

 

A pesar de que no cruzaron palabra alguna en los siguientes minutos mientras les traían su pedido, el silencio no fue incomodo, fue simplemente silencio, Harry de vez en cuando observaba el contenido de las bolsas que tenia a su alrededor, sentia lejano el murmullo de las personas y la cuidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 [F1]Una pequeña broma para aquellos que leyeron La Odisea.

Notas finales:

Ya conocen mi publicidad. Bye.


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