Capítulo 5: Sorpresa, sorpresa.
Al bajar del elevador la secretaria del ministro no les dirigió ni siquiera una mirada, simplemente pregunto con un exagerado tono chillón de voz “¿Tienen cita?” a lo que Harry sencillamente respondió quien era y que el ministro los estaba esperando. La secretaria le recordaba a Umbrige, con ese tono de voz y el horrible atuendo de color rosa pálido, demasiada ocupada en realizar eficientemente su trabajo como para poner atención a algo más. Aun sin apartar la vista del documento en el que trabajaba tomo la pluma y el pergamino, siguió escribiendo y se dirigió hacia la puerta que se encontraba cerca de dos metros más atrás, cruzando un sencillo living al estilo gótico victoriano, toco la puerta, anuncio un “con permiso” y abrió la puerta, los demás encontraron a un Kingsley recargado en el filo de la ventana mirando hacia afuera, y aunque esto no era real, puesto que se encontraban metros bajo tierra, si reflejaba lo que sucedía en las calles en ese momento.
-Puedes retirarte Margot, y que nadie nos moleste, además no tengo citas el día de hoy
Kingsley soltó un suspiro al escuchar cómo se alejaba el repiqueteo de los tacones seguido del chasquido del cerrar de la puerta de su oficina, y volteo la vista hacia sus visitantes, pero la vista que obtuvo lo dejo pasmado, a tal grado que inconscientemente dio un paso hacia atrás, topando con la pared, que de no haber sido por esta probablemente habría caído de espaldas.
Con los ojos como platos[F1] y con la respiración agitada trato de preguntar algo que fue ininteligible para cualquiera de los presentes, dando un pesado suspiro Severus camino hasta una mesilla cercana y tomo la jarra para servir un poco de agua en uno de los vasos del juego que se encontraba boca abajo en la misma charola, se acercó a Kingsley y le tendió el vaso, que aunque un poco tembloroso lo tomo entre sus manos y tomo en un solo trago.
-¿Alguien podría explicarme que es lo que sucede aquí antes de que me desmalle? ¿Qué demonios es lo que está sucediendo aquí?
-Bueno… -Harry no estaba seguro de por dónde empezar
-Más les vale que esta no sea una broma o algo por el estilo, porque si así es, se los juro que es de muy mal gusto
Draco tomo asiento en uno de los sillones de la pequeña sala, seguido por Harry, y comenzó a explicar.
-Simplemente trajimos de regreso a Black, aunque lo otro… no estoy muy seguro de como ocurrió, posiblemente sea un efecto secundario de el hechizo que utilizamos, aunque no tengo la más remota idea del porque
-Yo tengo una teoría sobre eso –agrego Harry- tal vez si haya sido un “efecto secundario”, aunque yo lo tomaría más como una reacción que no me fue posible contemplar
-¿Lo otro? –cuestiono Severus
-Sabes padrino, tal vez deberían de verse en un espejo –dejo caer Draco como al descuido
Escéptico ante ello, Severus se acercó hacia un espejo que había cerca de la puerta, Sirius lo hiso de igual manera. Ante ellos se les mostro una imagen que solo habían visto mucho tiempo atrás, cuando aún eran jóvenes.
Desde el otro lado sus reflejos les regresaban una mirada llena de asombro e incredulidad, Sirius aun inseguro acerco su mano hasta tocar el espejo, una sonrisa nostálgica comenzó a invadir su rostro mientras que Severus seguía plantando en el mismo lugar, aunque a él se podría decir que tenía una cara de póker, no se podía adivinar qué era lo que en esos momentos pasaba por su cabeza.
-¡Asombroso!
Sirius prácticamente saltaba de alegría, esa apariencia le recordaba en cierta manera al tiempo antes de ser encerrado injustamente en Azkaban, donde todo estaba bien y parecía haber un buen futuro, pero también le recordaba a todo aquello que no había hecho gracias a sus temores, todo aquello que no había hecho de la manera correcta. Tal vez esta era su oportunidad de hacer todo aquello que no realizo antes, que aunque si eran pocas cosas, sí que eran importantes, por lo menos para él.
-Harry, explica tu teoría
Si bien Severus seguía con un rostro impasible, en sus ojos se notaba toda la turbación que sentía por dentro, mostraban todo el torrente de pensamientos que pasan por su cabeza, en caída libre y sin paracaídas. Tal vez para Sirius fueran buenos recuerdos, algunos triste y melancólicos pero a final de cuentas eran recuerdos felices. Los de él no, los recuerdos de su juventud eran en su mayoría sufrimiento, pena y dolor. Porque siempre que había algo bueno en su vida este era momentáneo, era bueno, pero había aprendido que si era demasiado bueno esto sería fugaz y terminaría de la peor manera.
Oh si, en su vida había sufrido demasiado, a veces pensaba que si existía un Dios este lo odiaba, o en su vida pasada había hecho algo demasiado malo y le estaba haciendo pagar en esta. El odio de su padre, la muerte de Lili, Voldemort y otras tantas y tantas cosas.
-Pues… -la voz de Harry lo distrajo de sus pensamientos- mi teoría se basa en que si tomamos una vida del velo este absorbió vida en recompensa, eso cumple con la ley de la conservación de materia, no se puede destruir ni se puede crear, supongo que esta también se aplica en la magia
-¿Así que el velo tomo parte de nuestra vida a cambio de la del pulgoso?
Sirius hizo un mohín ante el apodo, que todos ignoraron.
-Se podría decir
-¿Entonces no debería de haber muerto o algo por el estilo?
-No… según he leído este tipo de magia absorbe hasta que no queda nada, pero contrario a lo que muchos llegan a pensar es al revés, al absorber vida absorbe lo que llevas de vida, cuando a algo o alguien le sucede esto sufre un tipo de regresión hasta llegar a nada en vez de avanzar hasta desaparecer
-Valla…
Harry pensó que ese era el momento adecuado para retirarse, le hizo una seña a Draco y este capto al instante el significado, era obvio. Ambos se pusieron de pie y se despidieron del ministro.
-Gracias por el favor Kings, creo que por el momento es mejor regresar a casa, ¿Te molesta si utilizamos tu red flu? No me apetece hacer un escándalo en el ministerio, al menos hoy no
-Claro Harry… iré a visitarlos luego –Kingsley soltó una risilla ante el último comentario de Harry “No me apetece hacer un escándalo hoy”
Lentamente uno a uno fueron entrando en la chimenea y viajaron por la red flu, primero Severus luego Draco, seguido de Sirius y al final Harry, que le dirigió un par de palabras antes de irse al ministro.
-Te agradecería que mantuvieras esto fuera del ámbito público, aun no me creo que tu secretaria no se percatara de Sirius –soltó un largo suspiro- no creo que el mundo mágico necesite saber de esto ¿No?
-Supongo…
-Hasta luego
Tomo un puñado de polvos flu y entro a la chimenea diciendo claramente la dirección, Kingsley aun tardaba en procesar el regreso de Sirius y el cambio en Severus. Camino hasta el librero y tomo un vaso y la botella de whisky de fuego, no es que le gustara tomar, pero en este tipo de ocasiones le parecía algo necesario.
Jamás pensó que volvería a ver a Sirius Black, vivo, mucho menos con una apariencia de veinte años. Y Snape… ¿Qué podía decir acerca de Snape? No recordaba que fuera tan apuesto en su juventud, y ese simple pensamiento le parecía aún más extraño.
Se sentó en su silla, frente al escritorio de madera tallada aun con el whisky en la mano, de vez en vez daba pequeños sorbos a este, mientras miraba fijamente por la ventana, al parecer ni siquiera con el-que-no-debe-ser-nombrado fuera del juego Harry dejaba de impresionarle.
Todo apuntaba a que todavía habría experiencias… interesantes, por decirlo de alguna manera, por un buen tiempo más.
Solo el tiempo diría que más sucedería.
[F1]Según tengo entendido, es abrir los ojos desmesuradamente, ante una sorpresa o alguna otra situación