Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡¿Me QUE?! por Arkady Nekozukii

[Reviews - 24]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Episodio 9: ¿Declaración amorosa? La confusión de Duo-kun

- Velo de este modo. Duo y Heero odian su compromiso, si ese chico llamado Farid conquista a Duo, entonces ya tiene una excusa más valida que no darle una prueba al compromiso. Pueden afirmar sinceramente que lo intentaron, no funciono y Duo ya tiene pareja. Sería perfecto, ¿no creen?



"Si, perfecto" pensó Heero, recostado en su cama y viendo el techo como si fuera la cosa mas interesante del mundo "Excepto que ya no estoy tan seguro de querer romper el dichoso compromiso..."

Todo había sido muy simple: Su madre le había dicho que tenía un prometido, lo había alejado del país que llamaba hogar, arrancado de las pocas amistades que tenía y despojado de todo lo que concebía como familiar para llevarlo a un país narcisista en el que todos pensaban en el beneficio propio. Y todo para conocer a su tan mencionado prometido. Era obvio que debía de odiarlo, era natural, era lo esperado...

Si tan solo el chico no fuera tan lindo.

Y no lo decía por el físico del muchacho (que, y Heero admitía a regañadientes, también tenía un cuerpo fantástico) sino por su personalidad. Era adorablemente ingenuo, con carácter alegre y vivaracho, inteligente si bien algo denso con respecto a varias cosas, se preocupaba por sus amigos y pese a lo que pudiera engañar con un cabello tan largo y cuidado, no era nada vanidoso. Para colmo, ambos tenían gustos similares, si bien no todos; cuando estaban juntos Heero no se sentía tan incompetente, pese a que sabía perfectamente que sus modales sociales no eran los mejores. Con el chico él podía relajarse y ser... simplemente él.

No tenía que ser el chico que todo lo sabe, como lo creían sus maestros. No tenía que ser el chico que era el mejor deportista, como lo esperaban sus compañeros. No tenía que ser el estoico y genial chico popular de la escuela, como lo idolatraban sus fans. No tenía que ser perfecto... simplemente tenía que ser él mismo, sin expectativas ni nada más.

Si Duo pensaba que estaba mal en algo se lo decía, ignorando el hecho de que Heero debería de saber mejor. El trenzado podía retarlo sin reservas en cualquier deporte, no temiéndole en lo absoluto. Y el chico ignoraba sus momentos de incomodidad cuando no sabía que hacer o decir en determinadas circunstancias, quizás por que no lo notaba o por educación, pero jamás se mostraba decepcionado de ninguna manera.

Pero entonces vino importado de Arabia un problemita llamado Farid Alí. ¡Como odiaba a ese muchacho!

No solo era atractivo, seguro de si mismo y más grande y experimentado que él mismo, sino que para colmo era el ex de Duo, por lo que su prometido debía de tener sentimientos hacia él.

Dándose la vuelta y quedando boca abajo en su cama, Heero ahogo un grito de frustración en su almohada.

No ayudaba nada que los celos nublaran su capacidad para razonar, y nada lo probaba mejor que la estúpida discusión que acababa de tener con su prometido. De haberse mantenido calmado, nada de eso hubiera sucedido.

El teléfono sonó, sacando a Heero abruptamente de sus meditaciones. Con un cansado suspiro el japonés contesto.

- ¿Moshi-moshi?

- ¿Eh? – musito la persona al otro lado de la línea y el chico cayo en cuenta que su contestación había sido en su idioma natal.

- ¿Quién habla? – corrigió con un tono apenas civilizado. Realmente no estaba de humor para nadie...

- Ah, Heero. – dijo la persona entre una risita – Hombre, no te reconocí la voz al principio.

- Hilde – declaro, por fin reconociendo a la chica. Recordando las palabras de su prometido, Heero suspiro de nuevo. – Hablas para decirme lo del festival

- Sip – rió ella. - ¿Tú y Duo ya se hablan? – cuestiono con curiosidad – Se supone que yo te iba a hablar porque ya no se reunían en las tardes.

- Hoy... hablamos – replico el japonés, no muy dispuesto a confesar que habían tenido problemas. – Menciono algo sobre eso, pero no me explico muy bien... – admitió.

Hilde hizo una pausa y Heero se sintió algo incierto. La chica no era una tonta, seguro le preguntaría porque Duo no le explico...

- Bueno, - hablo Hilde, y el japonés casi suspiro aliviado al notar que su tono no era interrogativo. – Quatre esta en búsqueda desesperada de gente que le eche la mano con el festival. Duo, Trowa y yo somos “voluntarios a fuerzas” pero no es suficiente, así es que pensamos que tal vez tu podrías ayudar. ¿Qué dices, te anotas?

- Supongo... – murmuro con lentitud. No era que no quisiera ayudar al rubio, porque, pese a no conocerlo por mucho tiempo, el chico era molestamente agradable. Pero no deseaba ver a Duo después de esa discusión... o quizás quería verlo demasiado.

"Ni yo me entiendo" suspiro el joven.

- ¿A que horas y que tendría que hacer? – pregunto resignadamente.

Luego de que Hilde le pasara los datos, colgaron y Heero no pudo sino agradecer que la muchacha no hubiera sospechado nada.



Mientras tanto, Hilde en su casa colgaba el teléfono y rodaba los ojos en exasperación.

- ¡Hombres! No les gusta pedir ayuda y hay que hacer todo por ellos – declaro a su habitación y luego sonrió pícaramente. – Sería bien hacerlos sufrir. – tras esto volvió a tomar el teléfono.

- ¤ -

- ... y entonces Duo se dio media vuelta y regreso a su casa. – murmuro pensativamente Quatre – Eso es todo lo que se. Hace una hora y media me lo dijo él mismo, no muy bien, solo comenzó a gritar lo tonto que era Heero... pero sonaba bastante herido, Hilde.

- Esos dos.... me pregunto exactamente que le habrá dicho Heero a Duo. – medito la muchacha al otro lado de la línea.

- No lo se, pero casi puedo apostar a que tiene que ver con Farid.

- Descubriste el hilo negro Quatre – comento con sequedad la chica. – Tenemos que ayudarles... y ya se exactamente como.

- ¿Qué harás? – cuestiono casi con miedo el rubio. Y es que conocía muy bien ese tono de la chica. Cuando Hilde hablaba de esa manera...

- Que haremos, mi querido Quatre. Que haremos.

... él era quien se metía en problemas.

- ¤ -

En la escuela Duo había hecho todo lo posible por evitar a su prometido, y, aparentemente, este estaba haciendo lo posible por evitarlo a él. Las únicas veces que lo había visto eran cuando habían ido a almorzar (aunque el japonés se había ido a sentar a otro lugar) y cuando habían ido a ayudar a Quatre. Aun así, ninguno había hecho esfuerzo alguno por hablarse.

Duo estaba furioso. No solo por las cosas que el chico le había dicho el día anterior, sino porque ni siquiera se dignaba a disculparse. Necesitando ventilar su enojo en alguien que no fuera Quatre (el pobre ya había sufrido bastante durante todo el día) y no queriendo escuchar la exasperada paciencia de Hilde, él había decidido ir a casa de Farid.

No que se hubiera molestado a siquiera decir hola antes de desquitar toda su ira.

- ¡¡... un gran imbécil, descarado, estúpido, sin vergüenza, tarado, bueno para nada, cabeza hueca, zoquete, mal pensado--!!

- Duo – interrumpió Farid, apenas conteniendo su confusión. – Llevas casi media hora repitiendo esos insultos y aun no se de quien hablas ni que es lo que te hizo esta persona.

El trenzado resoplo con furia, sus mejillas rojas de coraje.

- ¡¡¡Heero!!! – declaro estridentemente el chico - ¡¡Y el grandísimo tonto me acuso de tener una aventura!! ¡¡Contigo!! ¡¿No es la cosa más absurda que hayas escuchado?! – pregunto, volteando a ver al árabe. Cuando el chico simplemente le dio una blanca mirada, Duo parpadeo – ¿Que? – pregunto mas calmadamente.

- ¿Te parece absurdo? – cuestiono suavemente él.

- ¿Eh? – soltó brillantemente el trenzado – Nosotros solo somos amigos – dijo frunciendo el ceño.

- Fuimos novios – recordó el otro. – Y quiero volver a andar contigo – admitió Farid, haciendo sonrojar repentinamente a Duo. El chico espero unos instantes para escuchar lo que pensaba el trenzado, pero este seguía viéndolo, aparentemente sin comprender. – Te amo... La razón por la que he vuelto es para que seas mi novio nuevamente. – declaro abiertamente.

- ¡¿Qu-Que?! – exclamo con sorpresa el muchacho, por fin saliendo de su estupor.

- ¿Es que no te has dado cuenta? – suspiro con frustración Farid. - ¿No lo has considerado siquiera?

Cuando Duo meneo la cabeza Farid se sintió morir, pero siguió hablando.

- Pero... ¿y ahora? ¿Qué piensas ahora? – seguramente ahora que le había confesado todo... Duo lo aceptaría.

Pero el chico trenzado lo vio con ojos tristes.

- Farid yo... tu fuiste mi primer amor y siempre ocuparás un lugar especial en mi corazón... pero nuestra relación quedo en el pasado.

- ¡Yo te dije que volvería!

- Pero terminamos – recordó Duo – Y nunca me pediste que te esperara y si no lo hiciste es porque tu mismo no estabas seguro. – el trenzado desvió la vista – Eso me lastimo mucho, pero creo que aunque volviéramos a andar, también volveríamos a terminar.

- ¡Eso no es verdad! – se indigno de inmediato el árabe - ¡Te amo y nunca te dejaría ir! – aseguro con fuerte convicción.

- ¿Ni siquiera si tu padre te lo pidiera? – pregunto con suavidad Duo, sus ojos aun tristes.

Farid sintió como si le hubieran echado una cubeta de agua helada y se congelo al instante, la furia desapareciendo de su mirada.

- Yo... yo...

- Siempre has respetado mucho a tu padre, eso lo admiro y también lo respeto, pero no puedes negar que él no aprueba de relaciones como la nuestra.

Farid entorno los ojos.

- ¿Quatre hablo contigo?

Duo le regreso la mirada con la misma intensidad, tomándolo desprevenido.

- No me tomes por idiota Farid, se que eres musulmán y que tu padre es muy tradicionalista, eso me lo dijiste tu. ¿Crees que no se que clase de costumbres tienen los musulmanes?

Esta vez fue Farid quien desvió la mirada, apretando fuertemente la mandíbula. Duo tomo su rostro entre sus manos y le sonrió con tristeza.

- Cuando nos despedimos... te prometí que si volvías seguiría siendo tu amigo. Lo soy... y lo seguiré siendo, pero no podría volver a ser tu novio, Farid. Nunca.

- Ya veo.... – musito Farid, desviando la mirada.

Duo lo vio fijamente por unos instantes antes de suspirar.

- Será mejor que me vaya con Quatre... – declaro Duo, dando media vuelta para retirarse.

Antes de que se alejara mucho, Farid lo detuvo, sosteniendo su muñeca.

- Espera – murmuro él, sus ojos en el suelo. Aspiro profundamente y levanto la mirada. – Duo, aunque no seamos novios.... me gustaría seguir siendo amigos.

- Claro Farid – le sonrió fácilmente el trenzado – Te puedo asegurar que eso nunca cambiará.

- ¤ -

Apenas y había pasado una hora en casa de su rubio amigo, cuando Hilde llego con una enorme sonrisa ladina, declarando que le tenía una sorpresa. Le había puesto una venda en la cara y lo arrastro hasta el carro de Wufei (aparentemente el oriental se lo había prestado) hacia un misterioso lugar, en el cual ella le tenía la 'sorpresa'.

Duo estaba demasiado ensimismado como para notar siquiera el hecho de que no solo eso era extraño, sino de que su amiga ni siquiera (a su conocimiento) sabía manejar.

- Sabes Hil, quizás deberías ahorrarte la molestia... – le sugirió a su amiga con tono desganado – Con todo lo que ha pasado no tengo ganas de nada.

- No te preocupes Duo – replico con alegría exagerada su amiga – Te aseguro que una vez que estés ahí querrás saltar como conejito... – huyendo de un sabueso.

El chico solo se encogió de hombros desinteresadamente. De verdad no tenía ganas de nada, pero complacería a su amiga por esta ocasión. De todas maneras no es como si hubiera tenido algo planeado además de sentarse y ser miserable en casa de Quatre mientras su rubio amigo lo miraba con simpatía.

- ¡Ya llegamos! – exclamo Hilde, deteniendo el auto.

- ¿Ya me puedo quitar la venda? – pregunto Duo.

- Nop. Aguanta un segundo más. – pidió ella.

El trenzado suspiro pesadamente y dejo a su amiga hacer faramalla y media para bajarlo del auto y guiarlo hasta donde quiera que hubieran llegado. Escucho como Hilde tocaba una puerta y esta era abierta. Al entrar, escucho una risita reprimida femenina, pero no era de la chica guiándolo.

"Se me hace familiar esa voz..." medito el muchacho, ligeramente interesado.

- Cuidado Duo, vamos a subir unas escaleras. – informo su amiga, tremendamente divertida por alguna extraña razón.

"¿Qué le sucede?" se pregunto, cada vez con mas curiosidad "¿Cree que me voy a caer o que? Mm, estos escalones se parecen a los de mi casa."

- Ahora si, nada mas entramos a esta habitación y te quito la venda, Duis.

Duo asintió, pero frunció el ceño ante la manera en la que lo llamo su compañera. Escucho oyó un respingo al tiempo que Hilde le quitaba la venda. Al trenzado casi le da un ataque cardíaco al ser su primera visión la de su prometido, sentado en su cama con una expresión de incredulidad en el rostro. Antes de que ninguno de los dos pudiera reaccionar la puerta tras Duo se cerro de un azoton y escucharon como le echaron seguro desde afuera.

- ¡Y ahí se quedaran hasta que resuelvan el problema! – se escucho la risa de Kaori.

Duo bufo, mas que nada para cubrir su sorpresa mientras Heero aun lucía un tanto desconcertado. El trenzado no espero a más reacciones del japonés y se dirigió a la ventana. Si tenía que tirarse del segundo piso de la casa de su prometido para no hablar con este, que así fuera.

Mas sin embargo sus planes se vieron frustrados al ver que la ventana estaba sellada con madera.

- ¡¿Qué demonios?!

- Ohh, Duuuuooo – canturreo Hilde desde afuera – He de suponer que esa exclamación significa que ya notaste la ayudadita que me dio Wu con las ventanas mientras todos estábamos en la escuela.

La ceja de Duo tembló y murmuro unas cuantas maldiciones por lo bajo.

- Y ni crean que el tiempo es problema – siguió hablando la chica – La señora Kaori es una mujer taaaan comprensiva, que ha dicho que si es necesario que Heero falte a la escuela para aclarar todo con su 'corazoncito', que así sea.

- Estoy segura de que puedo convencer a Chris de darte unas vacaciones también Duo. – sugirió Kaori, no sin cierto trazo de amenaza en su voz.

Un silencio sepulcral reino en el cuarto después de eso. El japonés suspiro. No estaba muy de acuerdo con lo que ambas mujeres estaban haciendo pero bien podía aprovecharlo. Después de todo, no él no había tenido el valor para confrontar a su prometido.

- Sabía que esas dos no se debían de conocer. – fue el primer comentario que soltó Heero y no pudo evitar sonreír con cierto nerviosismo. – Oyes... yo... no se que decir, pero si se que fue algo así como... erg – murmuro Heero, dándole vueltas al asunto. Odiaba estar nervioso, lo hacia parecer un completo imbécil. – Pues como que mi culpa lo de anoche.

- ¿'Como que tu culpa'? – gruño Duo.

Heero soltó otro suspiro.

- Completamente mi culpa – accedió. – Lo... siento – ofreció una disculpa, no sin esfuerzo. – No debí decir esas cosas sobre... Farid – escupió con despreció el nombre.

- Eso esta bien – se encogió de hombros el otro. – Creo que tú habías notado algo en Farid que yo no.

- ¿Que? – cuestiono con confusión Heero.

- Me acabo de enterar que quería volver a andar conmigo. Se me declaro.

De inmediato Heero sintió el ardor de los celos recorrer su cuerpo con rapidez. Oh, las ganas que tenía de gritarle al trenzado en ese momento.

"No" se dijo así mismo, sacudiendo la cabeza. "Piensa racionalmente. No cometas el mismo error de ayer" se recordó y respiro profundamente un par de veces, calmándose.

- ¿Era... tu novio? – se animo a preguntar, recordando que Duo no sabía que ya todos sus conocidos estaban enterados de su antigua relación con el árabe.

- Si, ya hace tiempo. – cabeceo Duo – Pero cortamos y antes de que se fuera yo le prometí que siempre seríamos amigos... en parte por eso no se me ocurrió que quisiera… ejem, pues algo más. Pero para mi eso ya es historia antigua. Mi relación amorosa con él, me refiero – aclaro el trenzado. – Ahora somos amigos. Solo amigos.

- Bien – dijo con resolución Heero. Se alegraba de que el conflicto por fin hubiera sido resuelto...

- De cualquier manera pienso que esto es inútil. – dijo Duo, señalando la ventana – No veo porque hacen esto. El compromiso se va a romper.

... o quizás no.

- ¿Que? – pregunto Heero, completamente perdido. ¿Qué no ya se había resuelto todo?

- No pienso que sea correcto el que te fuercen a juntarte con nosotros – dijo con tristeza Duo – Y lo del compromiso ya llego muy lejos. Así es que... pues se acabo. Voy a hablar bien con mi papá, si no para lograr que rompa el compromiso, al menos para que evite que te juntes tanto con nosotros siendo que tú odias eso.

Decir que Heero estaba furioso era como decir que Duo tenía el cabello un poco largo.

- ¿Por qué sigues haciendo eso? – siseo el japonés.

- ¿Uh? ¿De que hablas?

- ¡Eso! ¡Esa cosa que haces desde que nos conocimos!

- ¿De que hablas? – volvió a repetir el chico.

- ¡Asumes cosas! Las supones, crees que se lo que pienso cuando no es así.

Eso molesto al trenzado de inmediato. Pero entonces capto lo dicho por el otro y parpadeo, completamente perplejo.

- Pero... – Duo murmuro confundido – La única razón por la que tú pasas tiempo conmigo es porque papá hizo esa promesa con tu mamá. ¿Cómo esta eso de que asumo las cosas? Si esa es la verdad.

- ¡Por supuesto que no! – Heero lucía completamente frustrado.

- ¿No? – repitió Duo, confundido.

- ¡No! – confirmo el otro chico. - ¡Maldición, Duo! – grito Heero enfadado. Tratando de tranquilizarse respiro profundamente un par de veces y tomo al trenzado de los hombros, sacudiéndolo un par de veces – Es decir, si, al principio si, pero conforme a te fui conociendo me agradaste y si me pasaba las tardes contigo y te acompañaba a lugares era porque me gustaba estar junto a ti. No por... – frunció el ceño, tratando de recordar las palabras que usara el otro – No por un 'retorcido sentido del deber'

Duo se le quedo viendo, completamente sorprendido. De verdad no se estaba esperando eso. Heero desvió la vista, un sonroso adornando su rostro, soltándolo de pronto.

- Solo... quería que lo supieras. – musito tímidamente – No quiero que pienses que no... pues que no siento nada por ti. Además... – agrego, tomando coraje e irguiéndose frente a su prometido lo miro fijamente, toda su anterior inseguridad marchita – Además, he de admitir que me atraes. Me gustas mucho.

Ante tales palabras los ojos del trenzado se agrandaron y retrocedió unos pasos instintivamente.

- ¿Que? – sacudiendo la cabeza y tratando de no ruborizarse le lanzo una mirada fiera al otro - ¡No digas tonterías! ¡No me gusta que digas esas cosas! ¡¡Es molesto!!

- ¿Y porque te enfadas cuando te digo que me atraes? – gruño con molestia el otro, algo sonrojado. – Lo haces, me gustas mucho. – dijo con confianza. Una vez dichas las palabras, repetirlas era fácil...

- ¡Por-Porque, pues porque no debería! – grito el ofuscado muchacho. - ¡Y deja de repetir eso!

- Lo siento mucho, pero mis sentimientos no van a cambiar solo porque te sean incómodos.

- No es que me incomoden... es el principio del hecho... no te puedo gustar. Simplemente no debería de ser así. Yo... tu... nosotros no nos deberíamos de gustar, eso es todo...

Heero abrió los ojos enormemente al ver al normalmente platicador muchacho batallar por decir algo correctamente.

- Tu sientes algo... – murmuro sorprendido – cuando piensas en mi – afirmo con seguridad. El otro se sonrojo aun más, pero luego frunció el ceño.

Duo aspiro profundamente y estampo un pie firmemente en el suelo, perdiendo el poco control que tenía.

- ¡Ugh! – exclamo con molestia - ¡Si, siento que dejar esta tontería del compromiso seguir tanto tiempo fue el error mas grande de mi vida!

Heero lo vio detenidamente, su exterior calmado pero sus ojos azul cobalto reflejaban una fiereza que Duo no noto en su lucha contra sus propios sentimientos. Heero apretó los labios.

- Mientes – declaro finalmente.

La mandíbula de Duo cayó al suelo.

- ¿Cómo...? ¡N-No! – grito con indignación - ¡No es así!

La pasividad de Heero pronto se transformo en una agresividad casi primitiva, salvaje. El ojiazul se acerco rápidamente hacia Duo, su cabello agitándose con furia.

- ¡Maldición, Duo! ¡Ya déjate de estúpidas pretensiones!

"No..." negó frenéticamente el trenzado, su corazón latiendo tan agitadamente que era un milagro que siquiera pudiera escuchar lo que decía su impuesto prometido.

- ¡No sabes lo que dices! – se defendió y trato de retroceder unos pasos, pero Heero tomo su muñeca. Duo sintió como un escalofrió recorría todo su cuerpo.

- Tú... – prosiguió Heero – me deseas.

Duo casi se atraganta ante la audaz afirmación.

- ¡Tú...Tú! – tartamudeo, esta vez completamente sonrojado - ¡Eres un pomposo ególatra, bastardo--! – desvió su mirada, sonrojándose aun mas al notar que estaban a unos pasos de su cama.

"Por Dios" pensó con mortificación.

Duo trato de zafarse del agarre que tenía el otro chico en su muñeca, pero solo consiguió que Heero tomara su otra mano. Así Duo se encontró con ambas manos atrapadas en solo una del ojiazul.

- ¡Suéltame! – siseo Duo al ver que pese a todos sus esfuerzos seguía capturado.

- ¡No! – rugió Heero. Duo estaba tan cerca de él que podía escuchar su corazón. - ¡Mírame!

Duo meneo la cabeza frenéticamente y en su desesperación cerro los ojos fuertemente.

"Cualquier cosa... menos eso. Si lo veo en estos momentos, yo..."

- ¡¡MIRAME DUO!!

- ¡Te odio Heero! – dijo Duo, sintiendo lágrimas de frustración llenar sus ojos, mas el líquido no caía. – ¿Por qué no puedes simplemente olvidarlo? – murmuro, sintiendo como sus energías se desvanecían – Odio esto, odio este sentimiento. No lo entiendo...

Heero relajo ligeramente el agarre que tenía sobre sus muñecas y las puso sobre su propio pecho, acercando así al otro joven.

- Te comprendo – susurro.

Duo lanzo un bufido.

- ¿De verdad? – pregunto cínicamente, levantando la mirada y viendo directamente los ojos del muchacho frente a él.

- Si... – murmuro con intensidad Heero, toda su anterior agresividad marchita – Pero... ya me canse... – dijo, deslizando su brazo por la espalda del trenzado y acercándolo aun más. – de combatirlo... – termino, sus palabras distorsionadas un poco al colocar sus labios sobre los de Duo.

Duo cerró los ojos y se resigno al el beso, sus lágrimas por fin cayendo.



Notas de Arkady Nekozukii:

No y repito NO me gusto tanto este capítulo como hubiera esperado (al menos la última parte). De no ser porque ya tenía buena escrita me hubiera tardado aun mas en escribirlo.

Reiterando que si, ya esta decidido, este fanfic será de solo 10 capítulos, les tengo medio buenas noticias:

He de admitir que este fanfic lo actualizo mas seguido que “La Diferencia Entre Tu y Yo” porque recibo muchísimos mas reviews en este (ejem, posiblemente porque en este si contesto los reviews) que en el otro, pero para mi LDETYY es un fic especial... y muy querido por cuestiones que sucederán en un buen de capítulos mas adelante. Es por esa razón principalmente que solo escribiré 10 episodios de “¡¿Me QUE?!”, pero debido a la inesperada popularidad de esta historia y de que se ha alargado al doble de lo que tenia previsto he decidido hacer una continuación en la que mi mente (si bien no el teclado) ya esta trabajando: "Acepto" (título tentativo). Esta secuela se debe a que en este fic se planea dejar la relación de Duo y Heero ‘colgando’. Es decir... en donde queda, se puede interpretar de varias maneras (desde mi perspectiva, claro, a algunos les parecerá “un final feliz”).

¿Y porque son noticias solo “medio buenas”? Pues porque, debido a mi interés personal en LDETYY, cuando termine este fic me pondré al corriente con el otro y tal vez me tarde en escribir “Acepto”, de un mes y medio a mas... pero eventualmente lo escribiré.

Por mientras esténse pendientes del último capitulo de “¡¿Me QUE?!”: Detrás de ojos azules.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).