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¡¿Me QUE?! por Arkady Nekozukii

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Episodio 8: ¿Tus sentimientos o el efecto del deber en ti? La duda de Duo-kun



- Sabes Quatre, la próxima vez que nos inscribas como voluntarios solo porque te falta gente, te mato – dijo con voz peligrosamente calmada Hilde.

Quatre la miro con una gotita. Su amiga estaba amenazando su continua existencia al ver la gran pizarra de actividades a realizar y la casi miserable cantidad de gente que había en el lugar para cumplirlas.

- Lo lamento Hilde – se disculpo el rubio – Pero... como podrás ver, de verdad necesito ayuda.

- Y profesional – musito la chica. – Lo siento mas por ti Duo – declaro, volviéndose hacia su otro amigo – Tú todavía tienes que ayudar al salón con el escenario, a pintarlo y todas esas cosas.

- Seré burro de carga, puedes decirlo – la miro con ojos neutro el trenzado y Hilde soltó una risita – Eres una maldita afortunada Hilde, aun no entiendo como es que te zafaste de esta... es increíble que no harás nada.

- ¡Hey! – se ofendo la mencionada – Que andar paseando gente y enseñándoles el lugar no es de ningún modo divertido y la ultima vez que cheque, eso se considera como “hacer algo”.

- Si, hacer algo, pero algo que hasta el más bruto puede hacerlo. Solo tienes que señalar los lugares y decirles “Aquí esta el teatro, allá la dirección, por acullá la sala de maestros”. – se mofo el muchacho - ¡Bah! Ni que fuera muy difícil.

Mientras sus dos amigos se enfrascaban en una infantil (si bien divertida) discusión sobre los meritos y desméritos de un guía turístico escolar (mas feamente conocido en la escuela como “edecán de cuarta”) Quatre vio con decepción como ya no llegaban mas voluntarios... y es que de verdad necesitaba la ayuda.

- Esto no va a funcionar – suspiro el rubio árabe.

Los otros cesaron su debate de inmediato al ver a su amigo tan deprimido.

- Vamos Q, arriba esos ánimos – trato de sacudirlo de su tristeza Duo – Esa cosa será dentro de un mes, tenemos suficiente tiempo. Y si de verdad necesitas más tiempo, bien podemos hablar con los profes y pedir que nos abran la escuela los fines de semana para trabajar también.

- Los demás voluntarios no aceptarían sacrificar sus fines de semana... ellos solo se inscribieron para unas cuantas horas después de clases.

- A quien le importa. – le resto importancia su amiga – Bien podemos venir solo nosotros... y si nada de eso funciona, podemos desnudar a Duo y decirle a sus fans que lo pueden manosear siempre y cuando ayuden.

- ¡¡OYE!! – reclamo el trenzado con el rostro casi morado de lo roja que estaba su cara.

Quatre rió.

- Gracias, supongo que tienen razón.

Ya menos rojo, Duo ladeo la cabeza en forma pensativa.

- También podemos decirle a Farid que venga a ayudarnos.

La sonrisa de Quatre se congelo. Hilde también se removió, algo incomoda.

- Si... pero él no tiene mucha obligación que digamos – protesto débilmente. – Siendo mayor y teniendo otras cosas que hacer.

- Tal vez tienes razón – asintió lentamente Duo – Pero si nos reuniéramos los fines de semana, si podría venir.

- ¿Y que hay de Heero? – soltó de pronto Quatre, una mirada intensa puesta fijamente en Duo.

El trenzado no capto el doble significado de la pregunta de Quatre y con un suspiro dejo caer la cabeza, meneándola en forma de negación.

- Heero anda de malas últimamente. – confió con el ceño fruncido – Me ve como si me quisiera matar cada vez que hablamos. A decir verdad lo he evitado, quiero que se le pase lo que sea que tiene, así es que ni lo veo en las tardes. – murmurando para si agrego – Generalmente ahora me la paso con Farid a esas horas.

Quatre se reprimió de golpearse la frente mientras Hilde por su parte solo cerró los ojos, exasperada.

"Este no aprende" se lamento la chica.

- Ya le llamo yo hoy a su casa – se ofreció Hilde – Ya que tú no quieres verlo mas.

- No es que no quiera... el que no va a querer aceptar él. Con el humor que se carga estos días...

- Con el intento no se pierde nada – tranquilizo su amiga y luego sonrió – Ya que estamos en eso de meter a gente ajena, bien le puedo decir a Wufei que venga a ayudar.

- ¿Lo chantajearas de nuevo? – pregunto Duo.

La sonrisa de Hilde lo decía todo.

- Eres cruel.

- ¡Hey! ¿Para que mas vive una chica si no es para hacerle miserable la vida a un hombre?

- Pero es que tú te tomas el trabajo muy a pecho.

- Así es Hilde – escucharon una voz tras ellos.

Volviéndose, Quatre le sonrió angelicalmente al recién llegado mientras que Hilde le dio un juguetón golpe en el hombro.

- ¡Hey! – exclamo la chica, sonriendo - ¿Significa que piensas que soy cruel, Trowa?

- Solo con los chicos – replico calmadamente el joven de ojos esmeralda.

- ¿Qué haces aquí, Trowa? – pregunto Duo con curiosidad. – Pensé que estarías muy ocupado con la edición el periódico. Sale mañana.

- Si, pero deje a los muchachos a cargo. Supe que necesitaban ayuda y... pues aquí estoy.

- ¿Cómo te enteraste? – pregunto con sorpresa Hilde.

- Quatre me dijo.

La chica volteo a ver inquisitivamente al rubio, quien sintió que su rostro se coloreaba.

- Ah... si, es verdad – admitió el árabe – Pero no lo dije para comprometerte – explico, volviéndose con algo de culpa hacia Trowa.

- Eso ya lo se... pero quería venir de todos modos. Además supuse que no vendría mucha gente – lanzando una mirada alrededor, el chico asintió – Y veo que no me equivoque.

- ¡Oh! – exclamo el rubio, apenas dándose cuenta de la hora. – Será mejor que comienza antes de que todos se desesperen y se vayan. Gracias por venir Trowa. – dijo el chico, antes de irse corriendo al podium.

Una vez en el micrófono, el chico sonrió a todos los presentes.

- Hola, buenas tardes. Agradezco mucho de verdad el que todos se hayan ofrecido a ayudar con este festival. El director me ha dejado a cargo de este proyecto, dándonos algo de libertad. Mi nombre es Quatre Raberba Winner y si cuando termine de dar las indicaciones aun tienen dudas, pueden preguntarme al final, pero por ahora les ruego que solo escuchen en silencio.

- ¿Raberba Winner? – repitió con algo de confusión Trowa. – Ese apellido no es de aquí...

- No, Quatre es árabe.

- No lo sabía – murmuro Trowa – Es muy curioso, yo nunca antes había conocido a un árabe rubio y de piel tan clara.

- Eso mismo le dije yo cuando me entere – asintió Duo, estando de acuerdo con el chico – Yo aun sospecho que se tiño el pelo y se hizo el esclarecimiento de piel con leche tipo Michael Jackson (1)

Decidiendo ignorar con un exotismo nacido de la práctica la bola de tarugadas que decía su amigo (y por dentro carcajeándose ante el parpadeo perplejo de Trowa) Hilde procedió a explicarle al otro muchacho el misterio detrás de esa incógnita.

- Si mi inteligente amigo aquí presente hubiera preguntado correctamente – soltó con sarcasmo la chica – Sabría que la madre de Quatre era norteamericana y que de ahí es de donde saco su apariencia Quatre.

- Eso tiene mas sentido – fue todo lo que dijo Trowa, volviendo a prestar atención al rubio.

Mientras Duo los volteaba alternativamente, con una gran signo de interrogación sobre su cabeza, preguntándose que tenía de malo su teoría...

- ¤ -

Chris se encontraba sumamente sumergido por el trabajo que le había encargado su jefe cuando escucho la voz nerviosa de su secretaria a través de la puerta.

- Por favor, señorita, comprenda. El señor Maxwell no la puede recibir, tiene que hacer cita.

El hombre levanto una ceja. ¿Pero quien haría caso omiso a las normas de la empresa, burlaría la seguridad y sería tan insensato como para ignorar la etiqueta que requerían las visitas?

La respuesta le vino al escuchar una familiar voz hablar socarronamente.

- ¿Qué no me recibe? ¿Apuestas?

"Kaori" reconoció con una sonrisa. "Claro, ¿quién mas?"

- Al menos déjeme avisarle... – pidió en tono suplicante Katy, su secretaria.

- Ya le aviso yo. – dijo Kaori con alegría, tras lo cual Chris vio como giraba la perilla de su puerta.

- ¡Espere! – exclamo su pobre empleada, solo para ser completamente ignorada.

La puerta se abrió y al ver la expresión de ambas mujeres, Chris no pudo evitar reír por lo bajo. Katy parecía como si le hubieran dicho que acababa de iniciar la Tercera Guerra Mundial y Kaori portaba una expresión petulante, un triunfo infantil reflejándose en sus ojos.

- Esta bien Katy – se excuso Chris – Ella es conocida mía, no hay problema.

Katy lo vio dudosa unos segundos, volteando a ver a la mujer que casi la atropella para poder llegar hasta la oficina de su jefe y la pobre secretaria no pudo evitar preguntarse como esta loca que bailaba algo llamado “La Danza del Triunfo” ahí mismo sin recato alguno, podía estar relacionada con su apacible y civilizado patrón.

- Si usted lo dice, jefe – murmuro, saliendo de la oficina aun algo dudosa.

Una vez que Katy se retiro, Chris poso su mirada en su amiga, viéndola con curiosidad.

- ¿Se te ofrece algo Kaori? – pregunto educadamente él.

Kaori de inmediato ceso su baile y señalándolo acusadoramente con su dedo índice lo miro con ojos brillantes.

- ¡Si! ¡Quiero que ese hijo tuyo se disculpe con mi Hee-chan! – grito con un enojo que Chris identifico rápidamente como fingido.

- Ah – musito él con algo de distracción - ¿Y que hizo? – cuestiono calmadamente.

Kaori dejo su pose dramática para encogerse de hombros y desplomarse frente al asiento en frente del escritorio de su amigo.

- No se – admitió, dejando de lado la actuación. – De hecho no creo que se hayan peleado, pero de que algo anda mal, algo anda mal.

- ¿Por qué lo dices?

- Pues ya no se la pasan juntos en las tardes – contó la mujer frunciendo el ceño. – Aunque no hicieran nada, en las tardes se juntaban aunque fuera un rato, pero ahora nada de nada. Y Heero esta de muy mal humor, tecleando en esa maquina como si quisiera matar a alguien.

- A Duo también lo noto algo raro - confió Chris – Mi hijo no luce molesto, mas bien... pues no se, creo que quizás melancólico. Y pasa mucho tiempo con Shin.

- ¿Quién es Shin? – se extraño Kaori.

- Es un gato que le regalo un buen amigo suyo... hace ya algunos años.

- ¿Quatre? – cuestiono ella, mencionando al único chico que ella conocía que fuera amigo de Duo.

- No, aunque también era árabe. Eran muy unidos, pero el chico se tuvo que ir a su país de origen por asuntos familiares.

- Oh.

- Si... como sea, Duo solo mima a Shin cuando esta algo triste, el resto del tiempo no le hace caso, si acaso lo alimenta y ya.

- Entonces si hay problemas en el paraíso. – murmuro pensativamente Kaori, su rostro mostrando una seriedad algo inusual en ella.

- Si, ya decía yo que esto estaba yendo demasiado bien.

Su amiga parpadeo, para luego sonreír.

- No seas pesimista, te aseguro que en cuanto averigüe que es lo que sucede esto se arre...

- NO.

La respuesta tan tajante y el tono autoritario que uso su viejo amigo sorprendió tanto a Kaori que dio un pequeño brinco en su asiento.

- Perdóname Kaori, pero he de pedirte que no te metas. – hablo con un tono mortalmente serio el hombre.

- Pe-Pero... – objeto aun algo asombrada ella - ¡Heero esta herido! Y es dolorosamente obvio que es por lo que sea que este sucediendo entre él y Duo. No puedo dejar que sufra, Chris...

- Si Kaori y a te aseguro que a mi tampoco me gusta ver a Duo de esa manera – informo Chris – Pero ya están grandes, no podemos vivir su vida por ellos.

- No entiendes, Heero es muy cerrado con asuntos sentimentales, sea lo que sea que le angustie lo ignorara hasta que se vaya o hasta que le de ulcera. Y créeme, esta vez no exagero.

Chris se encogió de hombros.

- Quizás, pero si nuestros hijos son compatibles y de verdad van a entablar alguna relación amorosa y llegan a tener problemas, no van a tener a mami y a papi tras ellos resolviendo todas sus dificultades.

Kaori hizo un mohín, sabiendo que su amigo tenía razón pero no queriendo admitirlo. Chris suspiro, volteando a ver distraídamente una de las hojas que tenia que firmar.

- Y... si las cosas empeoran, yo no dudare en cumplir esa segunda promesa Kaori – informo quietamente él. Ella simplemente cerró los ojos y decidió marcharse silenciosamente.

- ¤ -

- ¡Estoy muerto! – exclamo Duo, tumbándose sobre su cama. – Shin, recuérdame no dejar que Quatre me chantajee con sus ojitos de cachorrito.

El animal, que hasta antes de que llegara Duo había estado disfrutando de una apacible siesta, simplemente abrió un ojo, vio que era su ruidoso dueño y volvió a cerrarlo, sumergiéndose de inmediato en un profundo sueño.

- También te amo Shin – murmuro con sarcasmo el trenzado, demasiado cansado como para tomar a pecho la poca atención que le prestaba su mascota.

El sonido del teléfono hizo gemir a Duo ¿No podían dejarlo dormir un rato? El trenzado se levanto sin ganas para contestar la llamada.

- ¿Alo?

- ¿Duo? Es Kaori – se escucho al otro lado de la línea – Mira, me entretuve en una reunión, ¿puedes decirle a Heero que no me espere despierto? Intente hablarle, pero la línea suena ocupada desde hace ya un rato.

Duo resistió un suspiro.

- Ok. – acepto con algo de duda. – Ahorito voy.

- Gracias, eres un ángel.

"Pues vayamos con la fiera" se dijo así mismo, levantándose para ir con su prometido.

- ¤ -

- Malditos problemas – mascullo Heero con molestia, intentando resolver sin éxito su tarea de matemáticas. Tenía demasiadas cosas en la mente, motivo por el cual no podía razonar del todo bien y resolver los problemas. De reojo vio un gato de cerámica adornando su escritorio y le vino un recuerdo a la mente.



Estaba esperando a un, como de costumbre, acelerado Duo una mañana cuando algo restregándose contra sus piernas lo hizo dar un salto.

- ¿Neko? (2) – se pregunto en voz alta.

- ¿Dijiste algo? – grito desde su habitación Duo, ya que al estar Heero al pie de las escaleras el trenzado había podido escucharlo perfectamente.

- Nada, que no sabía que tenías un gato.

- Ah, si – sonrió el chico al bajar rápidamente hacia el japonés – Es que casi no le gusta estar adentro de la casa mas que en las noches. Es un vago, se llama Shin.

- ¿Shin? Tu gato no tiene nada de divino (3)

- ¿Eh?

Heero sacudió la cabeza.

- Nada. – contesto algo secamente – Solo me preguntaba porque le pusiste ese nombre a tu mascota.

- Ah, pues su nombre completo es Shinigami, pero como eso esta muy largo lo abrevio a Shin.

- Shinigami... – susurro Heero con sorpresa y examino al gato unos segundos antes de cabecear - Le queda algo mas... creí que no sabías japonés.

- Y no se – reitero el trenzado, sonriendo mientras acariciaba al gato quien ronroneaba y cerraba los ojos con placer – Pero mi papá me ayudo a ponerle el nombre.

- Hn.

- Aunque pobre, lo ignoro muy seguido, pero de todos modos lo quiero mucho... me lo dio alguien especial antes de que esa persona se marchara. – contó con tristeza el trenzado, sumido en sus propios pensamientos.

- ¿Quien? – cuestiono con algo de recelo el ojiazul.

Pestañeando, Duo miro el reloj de soslayo y sus ojos se agrandaron.

- ¡Oh, no, llegaremos tarde! – exclamo, alarmado y tomando de la mano a Heero lo saco de la casa - ¡Adiós Shin!

Tan distraído estaba por el contacto con el trenzado y por las carreras de llegar a la escuela, que Heero había olvidado la pregunta por completo....



En la actualidad, el japonés frunció el ceño. Ahora no le caía la menor duda que esa 'persona especial' de la que hablaba el trenzado era el tal Farid. ¿Quién si no? No cabía otra explicación para la melancolía que había detectado ese día en la voz del muchacho... ese gato se lo había regalado su ex.

- ¡Maldición! – grito, enfadado consigo mismo. – No es momento de estar pensando en idioteces – se dijo, pero no pudo evitar el seguir meditando sobre su prometido...

Tan concentrado estaba, que salto un poco cuando tocaron a la puerta.

"Que no sea Relena" rogó Heero a cualquier dios dispuesto a escucharlo mientras se levantaba a abrir la puerta.

Algún cruel compañero suyo le había dado su dirección a la rubia y desde entonces la muchacha lo visitaba todos los días, declarándole su amor, pidiéndole una oportunidad y a veces cantándole la serenata. Y aunque muy en el fondo el muchacho admitía que era algo entretenido ver las ridiculeces de la chica, la mayoría del tiempo sentía molestia al pensar en la rubia.

Ya listo para mandar a volar a la jovencita, Heero no pudo evitar abrir los ojos con sorpresa al ver quien era su visitante.

- ¿Duo? – pregunto incrédulamente, antes de fruncir el ceño. Su prometido había estado evitándolo desde la llegada de Farid y él tenia demasiada dignidad como para ir a buscarlo. Además... ¿qué le diría? ¿Qué ya sabia todo sobre su ex-novio y como pensaba cancelar su compromiso? Prefería no verlo, cada que lo veía no podía evitar el enfurecerse...

Aparentemente notando su molestia, Duo se removió incómodamente.

- Si... ya se que has de estar ocupado, pero tu mamá me hablo y me pidió que te dijera que no la esperes despierta, que intento hablarte pero que la línea estaba ocupada.

Heero levanto una ceja. Esa era una obvia mentira.

- El teléfono esta desocupado, no le hablado a nadie.

Duo pareció algo desconcertado, haciéndole saber a Heero de inmediato que quien había mentido era su madre, no el chico frente a él.

- Olvídalo, se han de haber cruzado las llamadas o algo. – le dijo neutralmente, mientras por dentro maldecía a su entrometida progenitora.

- Ah – murmuro el trenzado, luciendo bastante extrañado. – Mmm, bueno pues yo me voy, estoy bastante cansado, nada más venia a avisarte eso.

Heero, quien ya estaba cerrando la puerta, la abrió súbitamente clavando su mirada en él, sus ojos brillando intensamente con una emoción que el trenzado no pudo identificar.

"¿Y ahora que demonios dije?" se angustió el muchacho.

- Pero que rápido eres. – mascullo el ojiazul, crispando sus puños fuertemente, visiblemente molesto – Apenas unos días que no nos vemos y ya estas en actividades extra-curriculares. – siseo con despreció el japonés.

- ¿Eh? – el otro no entendía nada, así es que meneo la cabeza y contesto lo mejor que pudo – Pues si, no te iba a estar esperando.

- ¡¿Que?! – soltó con asombro Heero. ¡El descaro del chico...!

- Quatre necesita mucha ayuda y como yo si soy su amigo pues voy a apoyarlo. – se defendió Duo acaloradamente – Y mira que tenemos mucho que hacer.

- ¡¿De que diantres hablas?! – pregunto con exasperación el joven.

- Pues de lo del festival... ¿acaso aun no te dice Hilde? – cuestiono el trenzado, indeciso entre estar enfadado o confundido. De pronto se le ocurrió algo – Ah, quizás también a ella le sonó la línea ocupada. Con eso de que tu teléfono anda mal.

Completamente confundido y no sabiendo que hacer, Heero solo atino a preguntar:

- ¿Qué tenía que decirme?

- Lo del festival, si podrías ayudar porque Quatre de veritas que necesita ayuda – explico animadamente Duo, ignorando el anterior genio de su prometido – Hasta nos vamos a reunir los fines de semanas... bueno, si nos da chance la escuela. – cruzándose de brazos farfullo por lo bajo – Malditos malagradecidos, mas vale que no presionen a Q, que si no...

- ¿Festival? – repitió Heero.

Duo suspiro, desesperado.

- Si Heero, festival. Evento en el que se conmemora algo. Juegos, risas, diversión, ¿captas? – frunciendo el ceño ante la inusual lentitud del otro – Como sea, si tu no ayudas, ya ayudara Farid.

Eso pareció despertar al japonés.

- Deja de meterlo en la conversación – se molesto de inmediato el ojiazul.

- ¿Ah? ¿De que hablas? Es la primera vez que lo menciono...

"No en mi cabeza..." pensó Heero, pero se rehusó a admitir que había cometido un error. Su corazón se acelero del enfado y cerro los ojos, volviendo el rostro despectivamente.

- Y si no te cae bien Farid es asunto tuyo – siguió hablando el trenzado al no recibir respuesta de su acompañante – Al menos el no me fulmina con la mirada cada cinco segundos.

- Oh, claro que no. Ya me imagino que te ha de llenar de besos y abrazos. Si te vas a hacer novio de alguien, al menos rompe el compromiso primero. – informo con los aun cerrados – O al menos no tengas el descaro de mencionarlo. Ya se que no puedes evitar que los vea besándose...

- ¡¿QUE?! – grito estridentemente Duo, sus ojos abriéndose desorbitadamente y sus mejillas sonrojándose, tanto de vergüenza como de indignación.

- ... pero no andes pavoneando tu aventurilla como si nada. – continuo el otro como si no lo hubiese interrumpido. Abriendo los ojos y viéndolo fieramente Heero resoplo – Cuando gustes te ayudo a convencer a nuestros padres de romper el compromiso para que seas muy feliz con tu amante.

- ¡No me gusta que me hables de esa manera ni que levantes esas acusaciones tan infames! – grito rojo de la ira Duo.

- Y yo no apreció que me pongan el cuerno con un fulano de otro país.

- Sabes que, ya me harte, no tengo porque aguantar esto. Estas diciendo puras incoherencias – anunció Duo, su rostro entero mostraba su coraje y sus ojos lanzaban chispas – Se que cuando llegaste a este país, no te hice las cosas fáciles y me porte como un idiota, pero en esta ocasión el que se esta comportando como un perfecto idiota eres tu, Heero Yuy. Estas actuando como si esto te valiera un cacahuate.

- No tanto como tu – se defendió de inmediato el ojiazul, sus ojos centellando con furia, resentimiento y celos.

- ¿De verdad? – cuestiono escépticamente el trenzado – Entonces contésteme algo, su alteza: ¿Por qué te juntas tanto conmigo?

Heero entrecerró los ojos.

- Si quieres que te deje solo con tu novio solamente tenías que decirlo – espeto con frialdad el japonés.

- No me refiero a eso tu, grandísimo tonto – corto Duo con exasperación. – Sino a que pese a que muchas veces reniegas, sigues acercándote a nosotros (a Hilde, a Quatre y a mí), pese a que en tu salón hay gente que daría un brazo por pasar la mitad del tiempo que pasas con nosotros, contigo. – volviendo el rostro y sonrosándose ligeramente de vergüenza, Duo cerro los ojos – Pero a veces me pregunto si de verdad te gusta pasar esos momentos con nosotros. Me pregunto si de verdad nos consideras tus amigos o algo cercano. O si, en realidad, la única razón por la que te juntas con nosotros, es por algún retorcido sentido del deber.

Heero parpadeo, la furia en sus ojos siendo remplazada por perplejidad.

Ahora viéndolo fijamente, con una intensidad algo inusual en él, Duo pregunto con voz seria algo que había estado en su mente desde hace ya algún tiempo.

- Así es que dime Heero... ¿cuál de las dos razones es? – cuestiono el muchacho – ¿Tus sentimientos o el efecto del deber en ti?

Y en la oscuridad de la noche, Heero guardo silencio. Sonriendo amargamente, Duo meneo la cabeza.

- Eso pensé – fue todo lo que dijo antes de dar media vuelta y marcharse.



Notas del Autor:

(1) Recuerdo que en mi infancia oía muchos de estos rumores... claro que en mi infancia yo ni sabía quien era este tipo. Ahora afirman que compro cremas para el esclarecimiento de la piel, mientras que él afirma que se esclarecido “naturalmente”.

(2) Gato

(3) Shin significa Divino.



Y ahí esta el drama... solo espero que no haya sonado muy de telenovela marca patito (o peor, marca Televisa).

En lo personal no me gusta mucho este capitulo, pero que se le hace... tenía que salir a la luz. ¿Qué les pareció a ustedes?

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