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Inmortal por blackrain

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Notas del fanfic:

Un SasuSai más.

Después de una larga ausencia me di cuenta que perdí la práctica, estoy en planes de terminar todos mis fic´s, pero necesito entrar en calor con one-shots.

En otras palabras, una excusa más para un lemon

Amo el SasuSai y supongo que es porque nadie lo escribe xD

A mis compatriotas mexicanos... ¡¡Día de la independencia!! (poder fiestero... ok, no, pero como son las doce y algo no quería dejarlo pasar xD)

Notas del capitulo:

Bueno, que lo disfruten, trataré de escribir cada fin de semana para volver a ponerme en forma xD

Naruto y TOOOOODOS sus personajes son de Kishimoto

La primera vez que lo vio pensó que se trataba de una alucinación, él y sus amigos acababan de llegar a la isla deshabitada para practicar deportes extremos, lo vio entre la espesura, sus hermosas joyas fue lo primero que llamó su atención, le comentó a sus compañeros pero cuando buscaron no encontraron nada.

–Son imaginaciones tuyas, Sasuke– fue el comentario de sus compañeros.

La siguiente vez que la vio fue después de extraviarse, tenía días perdido, comenzaba a desfallecer, no había encontrado agua ni comida en esa isla, las plantas no le recordaban a nada que había conocido con anterioridad, se desmayó.

Sintió las delicadas manos acariciando su rostro, por un instante le hizo creer que se trataba de una chica, pero cuando abrió los ojos se encontró con él ante sí, su piel blanca como la porcelana le pareció tan llamativa que su mano se movió sola, acariciando con dulzura su mejilla, el joven ladeó un poco su cabeza, permitiendo el contacto, cerró sus ojos y en su boca se dibujó una tenue sonrisa, disfrutaba de su caricia.

Sasuke se sentó en la cama sin interrumpir el contacto, se encontraba en un palacio, y por las joyas que portaba el joven no dudó que fuera el joven príncipe de ese lugar. Incluso su ropa era distinta, usaba solo un pantalón de seda, bordado en hilos de oro, era abombado, le recordó la vestimenta de los árabes “¿Acaso soy Aladino?” se preguntó.

–¿Tú me salvaste? –preguntó sin estar seguro si lo entendería.

–Sí… te han alimentado y cuidado unos días– le respondió con una seductora voz.

–¿Cómo es que hablas mi idioma? –se sentía atraído por él, no era un príncipe, era más como una deidad.

–Alguien antes que tú me enseñó… hace tiempo.

–¿Dónde estoy?

–Mi… – el joven dudo responder– templo.

–Eres alguna clase de monje…

Negó con su cabeza, su blanco cuerpo estaba cubierto con una túnica de seda, había brazaletes en sus brazos mientras que las manos estaban cubiertas con cadenas y pulseras de oro, el cuello, su cabeza, su frente estaba adornada con oro y piedras preciosas, pero más bello que ese dorado oro era el ébano de su oscuro cabello, las más llamativas joyas eran las de sus negros ojos.

–¿Quieres tomarme? –su voz sonó deseosa, haciendo que Sasuke se estremeciera, sintiendo un pinchazo en su entrepierna.

–¿De qué hablas?– temió ser un error del habla.

Se comenzó a sacar la túnica, dejando al desnudo su torso, en su ombligo había un llamativo diamante, Sasuke  acarició el plano abdomen.

–Son importantes, ¿verdad? –sonó algo decepcionado.

–¿De qué hablas? –preguntó sin apartar la su vista de las delgadas caderas.

–Las joyas, son valiosas en tu mundo.

–Lo son– apartó la vista del cuerpo del joven, para ver su rostro.

–Te las daré todas, para mí no valen nada, todos me dan joyas, han pedido todo el valor aquí. ¿Me dejas tomarte? Te daré todas las que uso, todo lo que quieras si no te basta.

–¿Tomarme?—el joven era más delicado que él, él era un deportista nato, no era demasiado robusto, pero sí más que el joven, incluso era más alto que él– hace un momento dijiste que querías que yo te tomara.

–Te daré el oro y joyas. Lo que quieras

Sasuke se molestó, le seguiría el juego, pero le daría una buena lección por subestimarle de esa manera.

–Bien– una sombra de tristeza cruzó por el rostro del joven– ¿Cuál es tu nombre? Me parece un poco insulso tener sexo contigo sin llamarte por tu nombre.

–Sai– su voz tembló un poco, no supo si era por miedo o por placer.

–Sai, en mi idioma existe también ese nombre, es el nombre de un arma– Sasuke se acercó al pelinegro, tomando la iniciativa a pesar de que había dicho que sería tomado, comenzó a besar el cuello conforme hablaba– las he llegado a usar, pueden llegar a ser mortales en unas manos hábiles.

Sasuke comenzó a sentir lo incomodo de sus bellas joyas que le impedían disfrutar del cuerpo.

–¿Quién eres realmente, Sai? – comenzó a quitar las joyas, besando las áreas de piel que iba descubriendo, el pelinegro se dejaba hacer, disfrutando las atenciones.

–Nadie– Sasuke notó la mentira, de ser nadie no tendría tales símbolos de poder como eran considerados las joyas, quitó las muñequeras de oro, llevando la delicada muñeca a su boca, mordiéndola con fuerza.

–Dime– le pidió molesto, clavando con más fuerza sus dientes

Sai trató de alejar su mano, pero la fuerza con que Sasuke le sostenía no le permitió.

 –Para– los ojos se cristalizaron cuando la sangre manchó la boca de Sasuke, éste se alejó al sentir el sabor metálico, sintió haber cometido un sacrilegio.

–Dime quien eres– le pidió con suavidad.

–Ellos me consideran un dios.

–¿Ellos?, ¿hay más gente aquí? –el pelinegro asintió, Sasuke comenzó a lamer la herida, las lágrimas no llegaron a derramarse por las mejillas– ¿Nos espían?

–No, temen mi furia, les pedí que no molestaran.

Sasuke terminó de deshacerse de las joyas, que tiró a la alfombra sin consideración alguna, solo había dejado el diamante del abdomen.

–¿Qué no querías tomarme? – preguntó al ver que no se atrevía a hacer nada.

–Sí– su respuesta fue el murmullo casi inaudible, se lanzó al cuello de Sasuke, después de dudar un poco, besando por primera vez sus labios, sorprendido el más alto correspondió el beso, dado con un poco de torpeza y bastante nerviosismo, lo que le hizo fácil tomar el control, haciéndolo recostarse en el cama, quedando encima de él.

El pelinegro más delgado no tenía idea de que hacer, Sasuke esperaba que al pedirle que se dejara tomar era debido a su experiencia y sabría hacerlo, pero Sai temblaba excitado por un simple beso, su cuerpo tembló aún más cuando comenzó a acariciar su abdomen, bajó aún más al sentir la piedra preciosa del ombligo, sonrió sin alejarse de la boca al sentir la tela de seda, acariciando por encima de ésta el miembro.

–No lo creo– se alejó sonriendo, sintiendo las formas del miembro erguido, no había ropa interior por debajo de esa túnica.

El rostro del pelinegro estaba rojo y gemía sonoramente, disfrutaba el contacto de la suave tela con  su sensible hombría, miró su trabajo, notando que la tela se veía húmeda, no duraría mucho y así esperaba que le permitiera poseerlo.

–Besas muy mal– se atrevió a decirle con una frialdad fingida, disfrutaba la ternura inocente de ese beso– así esperas que confié que me tomes– dirigió su boca al abdomen, dejando de acariciar su miembro para evitar que terminara pronto.

Tomó el diamante con sus dientes, había temido que estuviera perforado, pero solo había sido colocado a presión, lo metió a su boca, volviendo a la boca de Sai.

–Quítamelo con tu lengua– le pidió antes de besarlo.

Sai hizo lo que le pidió, notando que Sasuke lo movía evitando lo tomara, sonrió contento al lograr pasar la piedra a su boca, estaba por alejarse para mostrarle a Sasuke cuando éste logró quitársela con facilidad, pasándola de nuevo a su boca, volvió a meter su lengua a la boca contraria, no logrando encontrar la piedra, solo la inquieta lengua de Sasuke que jugaba con la suya. Se vio obligado a alejarse por falta de aire, sintió la tibia saliva bajar por sus labios a la barbilla.

–Mucho mejor, pero aún no eres muy bueno– le dijo mostrándole el diamante que sujetaba con sus dientes.

–Puedo ganarte– le dijo mostrándose seguro.

–¿En serio? –Sasuke pasó sus manos por la cintura, atrayéndolo a él, colocando la piedra en la boca del joven de piel blanca.

Tenía rato llegándole el olor a rosas, pensaba que se trataba del olor de la mansión, pero al tener tan cerca al pelinegro notó que el aroma provenía de su piel, sin duda era bañado con agua de rosas, de ahí que lo tuviera tan arraigado, incluso en su sudor notaba ese aroma.

–El sexo entre hombres no es algo simple, si no sabes hacerlo terminaras lastimándome, quiero obtener placer yo también, no sólo que tu lo disfrutes, ¿sabes siquiera qué hacer?

–Penetrarte por detrás– respondió con un acento divertido al tener que hablar con la piedra en su boca, Sasuke le beso, sujetando la piedra al tiempo que Sai gritaba por sorpresa y por dolor al sentir un dedo intruso penetrándolo, el deportista se apuró a tomar el diamante, para evitar que lo fuera a tragar.

–Vez, no es tan simple como penetrar por detrás, es doloroso, esperas que me arriesgue a eso– movió su dedo, logrando que las lágrimas corrieran.

–Duele, sácalo–pidió entre el llanto cuando comenzó a mover el dedo, el más alto se preguntó qué castigo merecerían aquellos que hacían llorar a un dios– por favor, no te lo haré, ya no te voy a tomar– al sentir a Sasuke mover un poco más el dedo, admitió– no sé hacerlo, no podría hacerlo bien.

Sai había llevado sus manos a su rostro, cubriendo su rostro, Sasuke pudo asegurar que no era la primera vez que esa divinidad lloraba.

–Voltéate– le pidió con suavidad, tomándolo de la cadera lo hizo ponerse en cuatro.

–¿Qué harás?—se oyó preocupado, pero obedeciendo su petición.

–El hecho que no me vayas a tomar no significa que yo no deba hacerlo.

–No– Sai trató de voltear de nuevo, pero Sasuke sujetaba sus piernas evitándole moverse.

–Te gustará, te lo prometo– subió la túnica, dejándola en su cintura, como imaginó no había ropa interior bajo ésta, escupió el diamante en el suelo, que rodó por el piso, sin preocuparse por ver en donde terminó separó sus blancas nalgas, debido a que no tenía lubricante se veía en la necesidad de improvisar, quería tomarlo, pero no quería dañarlo más de lo necesario.

Acercó su lengua a la entrada, incluso ahí el olor a rosas era constante, lo que  le haría el trabajo más placentero, comenzó a humedecer con su saliva, ayudándose con su dedo a introducirla en él. Escuchó un gemido de Sai.

–Para– trató de alejarlo con una de sus manos, pero Sasuke pellizcó uno de los blancos glúteos.

–Quédate en paz como niño bueno– penetró con un dedo, que entró con facilidad gracias a la saliva, el gemido fue más sonoro, lo vio abrazar una almohada para ocultar los sonidos, de esa manera su trasero quedó más arriba y su espalda formaba una sexy curva que deseó morder.

Siguió con su tarea de prepararlo, hasta notar que Sai comenzaba a marcar el ritmo moviendo sus caderas sensualmente, no soportaba más, tenía rato molestándole su miembro que deseaba entrar en el interior del pelinegro. Trato de deshacerse del pantalón, pero nunca había usado uno así, se vio en la necesidad de sacar los dedos del interior de Sai, haciendo que volteará a verlo por la falta de placer.

–Te ayudo– le ofreció el joven de piel blanca, rodeando a Sasuke de su cintura como si le abrazara, desenredando la tela que la hacía de cinto, al deshacerse de él dejó sus manos por un momentos en el abdomen bien definido de Sasuke– tienes un cuerpo muy bonito… como el de él.

Sasuke se sintió molesto al ser comparado, por lo que lo arrempujó del pecho, haciéndolo acostarse en la cama, sujetó las piernas de Sai, levantándolas un poco, rosando con su miembro la entrada dilatada.

–Mi nombre es Sasuke– le dijo penetrándolo de una embestida, ocasionando un fuerte grito por parte de Sai– quiero oírte gemirlo con fuerza.

Vio las lágrimas correr por las mejillas, mientras las manos se aferraban a sujetar las sabanas con fuerza, se sintió culpable, le había prometido que le gustaría, y ahora lo veía sufriendo, humedeció con saliva su pulgar, llevándolo al miembro de Sai comenzó a masajear la punta, logrando que gimiera suavemente de nuevo, el placer del pelinegro se le transmitió como una deliciosa presión a su miembro, que lo hizo gemir con placer. Vio como Sai se relajaba, lo que le permitió moverse con lentitud, sin dejar de masajear el miembro, las firmes piernas temblaban, mientras lo sujeta para facilitarse la penetración, nunca pensó que el cuerpo de un hombre lo volvería loco de esa manera, sus embestidas fueron haciéndose más rápidas y profundas mientras veía las gotas de sudor en el delgado abdomen, sus tetillas erectas que no había tenido la oportunidad de degustar, la mirada de placer de Sai lo obligaba a ir más profundo.

–¡¡Sasuke!! –gritó con fuerza, lo que logró que se estremeciera, queriendo darle más placer para oírlo gritar más su nombre– ¡¡Más fuerte, Sasuke!!

Sai siguió gritando su nombre, gimiendo con fuerza mientras lo hacía, lo que le ocasionaba oleadas de placer más intenso, “grita mi nombre, y no el de él” se extraño de tal pensamiento, pero lo dejó de lado al ver a Sai dirigir una de sus manos a él, se inclinó al saber que quería besar sus labios, Sai lo abrazó a él con fuerza mientras besaba sus labios lo mejor que se lo permitían sus gemidos.

Sintió su semen mojar su abdomen cuando terminó, Sai se volvió exquisitamente estrecho, logrando que se corriera al intentar salir de su interior para otra embestida, sintió su esperma mojar el interior, facilitándole la salida, que tuvo que hacer con un movimiento de cadera, debido a que Sai lo seguía manteniendo abrazado con fuerza a pesar de que ya no lo besaba.

–Sasuke, Sasuke– mencionaba su nombre en débiles murmullos mientras lo abrazaba con fuerza, que para su suerte no era tanta para lastimarlo– Sasuke.

–Tienes que soltarme– le pidió con suavidad, vio la cara de tristeza de Sai cuando se alejó, pero lo único que hizo fue acostarse a su lado– ahora ven– le dijo sujetándolo de un brazo, haciéndolo recostarse sobre su pecho, no pudo evitar sonreír al notar la felicidad con que Sai le obedeció– no me podía acostar sobre ti– le explicó– te aplastaría.

 Sasuke recorrió la espalda húmeda de Sai, bajando hasta su trasero, sintiendo el líquido que salía de su interior. Sai dejo escapar un gemido sorprendido al sentir dos dedos de Sasuke entrar en su interior, separándose un poco entre ellos para permitir salir un poco del semen de su interior.

–Lo siento, me vine muy dentro de ti, pero estabas tan sexy que no pude evitarlo, tenemos que limpiarte o te hará mal.

–¡No!– Sai lo abrazó con más fuerza– No te vayas, Sasuke.

–Está bien, podemos quedarnos un poco más– cedió debido a lo agradable de su cercanía– me explicaras qué es aquí, nosotros llegamos pensando que se trataba de una isla deshabitada.

–¿Nosotros? –Sai se enderezó, se veía angustiado.

–Sí, mis compañeros y yo, un barco vendrá a recogernos en una semana…– dejó de hablar porque le pareció ver que Sai comenzaría a llorar.

–¿Oyeron la leyenda que en este lugar existía la vida eterna?

–Sí, eso era parte de lo que volvía llamativo este lugar para la audiencia. La historia de un ser que les daba vida eterna a aquellos que hacían sacrificios en su honor

Sai no pudo entender el significado de audiencia, se salió de la cama, tomando una daga de oro que sacó de debajo de la cama, se la mostró a Sasuke, que a pesar de la amenaza que sabía que significaba no temió de Sai.

–Será más fácil si te muestro– le dijo pasando la daga por las venas de su muñeca, ocasionando una herida de consideración antes que Sasuke pudiera hacer algo para evitarlo.

–¡¿Estás loco?! –se levantó alarmado a sujetar la herida, pero ésta pronto dejó  de sangrar y Sai la lamió, mostrándole a Sasuke solo una cicatriz, éste se dejó caer en la cama, sorprendido.

–Me temes– Sai parecía que lloraría, se veía arrepentido de revelar su secreto

–Eres un Dios– Sasuke sonrió, se le veía nervioso– en serio tuve sexo con un Dios, quien lo diría– empezó a reír divertido– ¿Existe algún castigo por considerar a un Dios bonito? –le preguntó sin parar de reír.

Sai suspiró tranquilo al ver la reacción de Sasuke.

–¿Te quedarías conmigo toda la semana?, yo mismo te llevaré al puerto cuando sea día que te marches– le pidió con tal dulzura que Sasuke no fue capaz de decir que no…

Sasuke sabía que no era solo sexo por placer, sabía que Sai también lo sentía, ya que se negaba a apartarse a su lado después del sexo, dormía abrazado a él, y se marchaba casi a regañadientes cada mañana, para volver deseoso de sus besos al atardecer, lo que les conducía al sexo, el sexo era solo una extensión de sus sentimiento, no la excusa de estos como pudo llegar a creer en algún momento. El deportista no había visto a nadie más aparte de Sai, el pelinegro los mantenía lejos de él, era el mismo quien le llevaba los alimentos, lo que hacía a Sasuke reír, bromeando con asegurar que tenía la dicha de ser alimentado por un Dios.

–Cuéntame– le pidió a Sai, se encontraba acostado en las piernas del pelinegro, quien colocaba en su boca uvas que Sasuke comía con alegría.

–¿Qué quiere que te cuente?

–Tú culto, tu inmortalidad.

–No lo entiendes– Sai pasó sus dedos entre los mechones de Sasuke, el peliazul lo había descubierto  haciendo eso muchas veces, cuando le preguntó sobre su gesto admitió que le gustaba mucho su cabello– yo no soy inmortal, lo he dicho mil veces, pero nadie me ha creído, naufrague hace bastante en esta isla, al estar en ella te vuelves inmortal, es lo que creo yo, ellos fueron llegando, cuando se dieron cuenta llegaron aún más, me consideraron un Dios… iniciaron un culto, crearon un palacio, me ofrendan joyas para que les dé la inmortalidad, los sacerdotes me obligan a darles a beber mi sangre. Todos saben que si se marchan perderán la inmortalidad, pero creen que es por mi poder y no al contrario como realmente es.

–¿Has estado aquí desde que el palacio se creó?

 –He vivido más de lo que cualquiera debería, ellos no soportan, se van después de unas décadas, pero siempre vuelven más que me prohíben partir a mí… temen que si me voy dejen de ser inmortales.

–¿Moriran?…–después de dudarlo replanteó la pregunta a aquello que realmente le interesaba– ¿Morirías tú si te fueras?

–No… algunos han vuelto, el tiempo continúa cuando salen de esta isla, es como si solo aquí se detuviera.

–Es decir que tienes como 15 años si salieras de la isla.

–16 –le aseguró Sai.

–Ven – Sasuke se acostó en la cama, jalando a Sai con él.

Sai había vuelto con su comida, iba a ser medio día, vestía con sus joyas y su túnica de seda.

–Ellos son tan tontos– le dijo Sasuke al verlo dejar la bandeja de oro en la mesa– para que cubren tu cuerpo con tantas joyas siendo que tú eres los suficiente bello para opacarlas.

Sai sonrió algo sonrojado, pero se veía triste.

–¿Qué sucede? –se atrevió a preguntarle Sasuke.

–¿Me besarías?

–Tonto, ¿por qué me lo pides?– Sasuke se levantó, seguía vistiendo con la ropa árabe que Sai le proporcionaba, lo abrazó, besando sus labios con desesperación.

–¿Lo hago bien?– no pudo reprimir su sonrisa ante la pregunta.

–Excelente, aprendiste muy bien– Sasuke se sentó en la cama, sentando a Sai en sus piernas, apoyó su frente en el hombro del inmortal

–¿Me dices tu nombre completo?

–Sasuke Uchiha– Sasuke notó la tristeza de Sai en su voz– háblame de él, dime todo– no se atrevió a voltear a verlo– ¿Quién era?

–Uzumaki Naruto– Sai no deseaba contarle, pero Sasuke se lo había pedido– naufragó en esta isla hace algunos años, yo… dormí con él– Sasuke le abrazó con más fuerza, pero su frente seguía en su hombro– fue sólo una vez, por eso soy tan malo en eso. Nunca me había llamado la atención el sexo, él…

–¿Abuso de ti?– Sai se sintió aliviado al ver que Sasuke volvía a verlo– fue en contra de tu voluntad.

–No– Sai negó con su cabeza– me convenció, pero no me gustó, después sólo lo hizo entre mis piernas. Duró medio año, después vio la oportunidad de marcharse con quienes lo buscaban.

Sai miró sus joyas con tristeza.

–Él se llevó tus joyas, por eso sabías que eran tan valiosas

–Sí… realmente no me importan, te las daré a ti cuando partas, tengo muchas y si a ti te hacen feliz.

–No me im…–Sasuke escuchó la alarma de su celular, sonido que asustó a Sai que nunca había oído antes–¿mis cosas? ¿La guardaste?

Sai asintió, soltándole se hincó en el suelo, sacando el cambió de ropa de Sasuke, el teléfono seguía sonando, por lo que el pelinegro lo miraba con miedo.

–No te asuste, es sólo un aparato, no te hará nada– su rostro se puso sombrío al ver la causa de la alarma, se negaba a aceptar que había pasado ya una semana, pero eso le explicó la tristeza de Sai.

–Tienes que irte… yo te llevaré, debes ponerte tú ropa… vuelvo en lo que te vistes– Sai salió, Sasuke sintió las lágrimas calientes correr por sus mejilla, ¿Cómo Sai podía permitirle partir? ¿Acaso no se había enamorado como lo había creído? ¿No lo amaba como él?

Se apuró a ir a la puerta, estaba por abrirla cuando oyó el llanto a través de ésta, se oía que sufría. Se dirigió a la cama.

Cuando Sai volvió traía en sus manos un pequeño cofre, Sasuke seguía con la misma ropa sentado en la cama.

–No había nada más contigo– le explicó pensando que esperaba más ropa.

–Mi maleta cayó al ruido, no esperaba nada más– estaba serió, volteó a verlo con intensidad– ¿Por qué no me pides que me quede? Tengo toda la semana esperando que me pidas que me quede contigo.

Sai comenzó a llorar, había tratado de evitarlo, pero no podía sopórtalo más.

–Es porque no puedo… ¿no lo entiendes? No quiero que te vuelvas como ellos, la inmortalidad te cansará, tú tienes una vida, existe una época a la que debes volver, si te quedas lo perderás…– Sai cubrió su boca con una mano, tratando de ahogar los espasmos que ocasionaba el llanto– yo quiero que seas feliz aunque no sea conmigo.

–Pero te amo– Sai lo miró sorprendido, hacía siglos que no oía a alguien decir que lo amaba de verdad– y sé que me amas.

–Entonces si lo sabes déjame hacer lo correcto… por favor, déjame verte partir ahora que aún me amas.

Sasuke sabía lo que le costaba eso a Sai, no quería torturarlo más, pero no podía permitirse perderlo.

–Toma, llévatelas– Sasuke alejó el cofre de él, logrando que se resbalara y cayera al suelo, pero al estar asegurado nada salió de su interior.

–Dijiste que me darías lo que quisiera– le dijo recordando, Sai asintió, mientras las lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas– te quiero a ti.

–Eso siempre lo has tenido.

–No entiendes, huye conmigo.

–No sabes lo que dices– Sai estaba tan sorprendido que dejó de llorar.

–Demonios, Sai, claro que lo sé, he pensado en eso desde que me aseguraste que no morirías al salir de aquí– Sasuke lo abrazó con fuerza.

–No me dejaran partir–Sai se dejó abrazar, trataba de no permitirse tener esperanza, pero no lo estaba logrando bien.

–No tienen porque sabes que te fuiste.

–Tu época es una extraña para mí, no tengo a donde ir.

–¿Y yo? No te basto yo…

–Yo…

–¡¡Sai, ¿qué no entiendes que no quiero perderte?!! –lo había tomado de los hombros, mirándolo directo a los ojos, Sai se sorprendió de ver húmedos sus ojos–¿Quieres que esto terminé?

Las lágrimas de Sai se desbordaron, entonces Sasuke lo abrazó con fuerza.

–¡¡No, no quiero perderte!! ¡¡No quiero que nos separemos!!

Sasuke permitió que terminara de llorar.

–¿Estás listo?

–Sí– por fin pudo ver a Sai sonreír feliz.

–Tendrás que dejar esas cosas– le dijo refiriéndose a las joyas– no podemos llevar nada– Sasuke abrió la ventana que daba a la selva, tomó tierra húmeda mientas que Sai se quitaba todas sus joyas y sus vestimentas, quedando desnudo, teniéndolo frente a él cuando se dio la vuelta.

–Perdóname, tendré que ensuciarte– no pudo evitar sonreír– ¿Cuál es el castigo por mancillar a un Dios?

–Cargar con un mortal por toda tu vida– Sai permitió que Sasuke lo ensuciara, encargándose incluso de meter tierra bajo sus uñas y ensuciar su cabello, desordenando las suaves hebras negras.

–No puedo creer que sigas siendo tan hermoso aun así de sucio– Sasuke fue por más tierra para él y para su ropa– ¡No te puedo llevar desnudo! –exclamó sorprendido de su torpeza– lástima que no tengo mi maleta, ven– lo atrajo hacía él poniéndole sus bóxer, le venían grandes pero le hizo un nudo en la cintura, quedando cortos pero ya no se caerían, le colocó la chaqueta, que le cubría sus piernas lo suficiente para ocultar un poco el provocador atractivo de ellas, le dobló las mangas para que pudiera usar sus manos.

Él se vistió con su pantalón y su playera y se puso sus botas, colocó las calcetas a Sai, debido a que con la diferencia de tamaño que calzaban las botas sólo le serían un estorbo.

–Ayúdame– le pidió Sai acercando varios muebles a la puerta, se agachó a recoger algo y continuo, una vez que atrancaron con todo lo que pudieron– vamos, son varias horas de camino– le dijo Sai ofreciéndole su mano, Sasuke la tomó, sin poder ocultar su felicidad.

–Es aquí– Sasuke alcanzó a ver el puerto a la distancia, Sai se veía cansado y los calcetines estaban manchados de sangre.

-Déjame ayudarte– Sai se negó.

–Se curarán, recuerda que aún estoy en tierra inmortal.

–¡¡Sasuke!!—oyeron gritar a varios al verlo llegar, Sai se escondió tras de él, cohibido por los extraños.

–¿Quién es él? –preguntaron extrañados por la presencia de Sai.

–Naufragó aquí hace años, lo encontré por casualidad– apretó con suavidad la mano de Sai– no recuerda nada de su pasado antes de la isla.

Sus amigos creyeron la historia, le contaron por su parte que lo estuvieron buscando pero no lograron encontrarlo, cuando el barco llegó subieron todos abordo.

A nadie le extraño que Sai se quedara en su camarote, lo consideraban muy cohibido por el abandono en esa isla y creían que el pelinegro era el único en que confiaba.

–¿Estás bien?—Sasuke notó a Sai quejarse, pero se veía feliz a la vez.

–Soy mortal de nuevo– le mostró las heridas de sus pies que ya no cicatrizaban por arte de magia, algo alarmado Sasuke se apuró a curarlas, pero para su suerte no era nada grave ni se habían infectado.

–De ahora en adelante necesitaras tener cuidado de tu cuerpo, necesito que envejezcas conmigo, ¿De acuerdo?

Sai asintió, acercándose a Sasuke le besó. El peliazul sintió que pasaba un cristal a su boca, alejándose miró de qué se trataba. El diamante que Sai había traído en su ombligo.

–Pensé que lo perdí.

–Lo encontré cuando movimos los muebles.

–¿Y por qué me lo das?

–Te prometí joyas– le dijo sonriendo.

–Pero yo sólo te quería a ti.

–Eso lo tuviste desde el principio.

–Te amo, mi Dios.

–Te amo… Sasuke Uchiha– Sai se colgó a su cuello, dándole uno de los miles de besos que planeaba darle como mortal.

 

Notas finales:

Ojala haya sido de su agrado.

De ser así...

¿Gané un comentario? *Mirada de perrito*

"¿No puede ser sólo mío? Que no le pertenezca a nadie, sólo a mí..."

(@Iknem) Blackrain


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