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El lado oscuro por Himawari

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Notas del capitulo:

Vi la pelicula "Silenced" y no salió de mi cabeza...

Mi primer fanfic de SHINee

Tan pronto salió de la oficina se fue al estacionamiento, podía sentir hasta la planta de sus pies arder de la furia contenida, las cosas no podían seguir de esa manera y no podía permitir que llegaran a un acuerdo, lo último que necesitaba ese pobre chico era seguir siendo víctima y peor que después de haber hablado recibir torturas peores. Una vez que llegó a su carro se quedó tieso con la mano en la manivela, ni entraba ni cerraba la puerta pero la impotencia le consumía cada día, le mataba no poder salvarlo ¿sí llegaban a un acuerdo? ¡No quería ni pensar en ello! Empezó por golpear un bote de basura pero conforme los golpes aumentaban también lo hacía la ira y sin darse cuenta terminó sin las dos ventanillas del lado izquierdo de su coche, los vidrios volaron en pedazos por los aires y cayeron en el asfalto. Súbitamente se percató de todo lo que había perdido, su trabajo, su vida, su actual ex esposa e hija pero si nadie ayudaba a ese joven ¿Quién lo haría? Definitivamente nadie se veía dispuesto a hacerlo.

Solo esa vez, tan solo esa vez sentía las ganas de llorar a flor de piel. Vivió tanto tiempo creyendo en la bondad de las personas y trabajar en ese lugar fue lo mejor que le pudo haber pasado o al menos eso creía pero esos gritos le rondaban por la cabeza y le impedían regresar a ser lo que era antes.
Los golpes, los gritos desgarradores que inundaban ese pasillo y el maldito guardia de seguridad que no hacía nada. Quiso meterse a los baños para averiguar qué era lo que pasaba pero tenía llave y comenzó a tocarla desesperadamente con la esperanza de que la abrieran y en cambio tuvo silencio como respuesta, si hubiese sido más valiente tal vez Kibum… ya no valía pensar en eso, ahora tenía que concentrarse en sacarlo de ahí. Sacó los cristales del asiento delantero y se fue al departamento para buscar un poco de consuelo.

 

 

Dejó las llaves en la mesilla y se quitó los zapatos, quitándose el saco esperaba a que Minho estuviera ahí. ¿Cuánto tenía sin verle? Un mes o tal vez más, ya le parecía una eternidad. Se refugió en la cama aliviado de verle dormir, se arrastró a la almohada y le abrazó.

—¿Onew? —Preguntó somnoliento.

—Sí, disculpa por venir a esta hora pero…

—Está bien —Le abrazó de vuelta—, todo está bien —Se aferró a él aún sin saber la razón exacta de su desaparición pero se alegraba de verlo otra vez.

—Te extrañé —Le dijo dándole un beso en los labios—, demasiado.

—Lo sé, yo también ¿Dónde has estado?

—Por favor no hablemos de eso, tan solo… no.

Minho tuvo la sensación de que se apartaba de él pero en seguida los brazos de Onew le apretaban, así como sus labios otra vez en un beso que lo encontraba un tanto perturbador, normalmente era él quien tomaba la iniciativa y además de que no solía ser de esa manera y eso le hizo sonar una alarma en su mente, estaría al tanto de lo que pasara a su alrededor. Le apartó su cabellera castaña de sus ojos nublados y los limpió hasta sacarle una sonrisilla. Deslizó sus manos bajo la ropa y se la quitó en cuanto pudo, esa lujuria latente comenzaba a salir como nunca, besaron sus cuerpos y se perdieron en el calor de la habitación. Esas caricias se tornaron desafiantes para el tiempo, los gemidos de ambos subieron el volumen y esas ganas de hacer el amor se volvieron insaciables. Minho se puso en horcajadas siendo penetrado, subía y bajaba y la sensación de escozor se hizo presente pero no era el momento para parar, la mano helada de Onew comenzó a tocarle por todo su cuerpo y terminó en su pene.

—Te extrañé —Volvió a decir el castaño mirándole fijamente a los ojos.

Después del orgasmo Onew seguía sin sentirse bien pero ya no estaba tan alterado como antes. Empero esa sensación dulce-amarga no lo dejaba tranquilo. Sabía que no podía escucharlo pero estaba seguro que le llamaba en ese momento y se preguntaba si ya era hora de regresar. Por la mañana o más bien dicho en un par de horas más regresaría para arreglar todo y por la tarde le dejaría la habitación mejor que antes.

—¿Tampoco puedes dormir? —Le preguntó Minho ansioso y con los ojos más abiertos que durante el día.

—¿Te desperté? Lo siento…

—Está bien.

—¡Deja de decir eso! ¡Las cosas no están bien, ni lo han estado ni lo estarán! —Se puso de pie rápidamente y arrastró los pies por la alfombra hasta llegar a su ropa. No quería irse pero Minho no tenía la culpa de que su humor estuviera de esa manera y, al contrario le hacía bien estar a su lado y por eso mismo no quería hacerle pasar un mal rato a su amante. Una vez vestido se regresó a la cama para envolverse un momento más en esos brazos porque tarde o temprano esas visitas tenían que terminar a la buena, la pareja oficial de Minho regresaría de Alemania en cualquier día y tenían que estar preparados. Ya no hacía falta decir nada, bastaba con esos recuerdos que al tiempo se harían una carga de culpa pero sin embargo ya estaban a adheridos ellos y de alguna manera los mantendría unidos.

 

Antes de las nueve de la mañana ya estaba arreglado y esperaba a que Kibum despertara, a que Taemin llegara con el carro arreglado y quizás en el trayecto otro coche chocaría con ellos y les pondría fin a sus vidas, pero no, eso sería un final muy bueno. Al salir tomó con firmeza la mano del joven y lo llevó hasta el juicio.

 

 

Los “presuntos inocentes” estaban en la fila esperando a ser sentados frente a un tribunal al que Onew no descartaba la posibilidad de estar comprado, esperar a que les dictaran la sentencia y salir libres, sí esos eran sus anticipaciones. El director general, un par de enfermeros y hasta el conserje se encontraban en la misma situación. Cuatro hombres abusaron sexualmente de un joven sordo durante años.

 

—¿Podría decirnos cómo es que el joven Kim Kibum terminó viviendo en el geriátrico? —Preguntó el abogado del diablo a su cliente, después de haber practicado su declaración las cosas saldrían bien.

—Una amiga mía lo dejó ahí cuando tenía dos o tres años y al poco tiempo de haberla encontrado murió en un accidente automovilístico y de su padre biológico no lo encontramos. Al poco tiempo nos percatamos de que algo no andaba bien en él y uno de nuestros doctores lo examinó y ahí fue cuando supimos que no podía oír. Después de eso pedí ser su tutor.

—¿Por qué no adoptarlo?

—A pesar de todo quise que conservara su nombre original pero claro que es como un hijo para mí.

Conforme la intérprete marcaba la declaración del director, Kibum por su parte decaía más, cerraba los ojos con fuerza para no saber más. Estaba muerto de miedo al ver la reacción de los demás, el jurado parecía acordar con cada palabra. Nadie quería estar de su lado, del lado de la verdad. A continuación fue el turno del fiscal para preguntar.

 

—Ya está bastante claro que el joven es sordo sin embargo, el nuevo trabajador fue capaz de entender las palabras de auxilio ¿no es así? Explíquenos eso si es tan amable.

—Verá —Se revolvió en su asiento y su voz se volvió más áspera—, hay algunos casos hasta donde sé que suelen lograr hablar. Kibum es uno de ellos, al menos yo nunca le enseñé a hablar y hasta hace poco desarrolló esa habilidad y si pone atención cuando lo hace arrastra algunas letras en las palabras. Pero puedo decir que fueron como máximo tres veces que le escuché hablar y en ninguna bajo la situación de la cual se me acusa.

La sala entera daba vueltas, los rostros eran borrosos y así quería que permanecieran, quería ser invisibles ante las miradas de odio, desprecio y superioridad. ¿Cuándo iba a testificar? ¿Dónde estaba Onew que no le tomaba de la mano? Estaba enteramente perdido entre las palabras de ese cerdo. Lo que le hicieron durante años merecía tener su castigo y peor ¡él no había hecho nada malo para que lo lastimaran así! Cada día cargar con ese secreto, las cicatrices de su cuerpo hablaban por si solos y por más que se limpiara después de esos actos esa suciedad se apegaba más a su piel, esa inocencia desapareció con ese primer contacto indecente. La vida que debía florecer se marchitaba de miedo antes de comenzar.
Restregaba sus manos sudorosas contra su pantalón, era la primera vez que usaba traje, normalmente su ropa eran donaciones por familiares de los mayores, nunca le compraban algo propio, hasta que Onew llegó y le compró. Solo esperaba a poder sentarse ahí.

 

 

Al día siguiente por fin anunciaron que iba a declarar pero claro, decirle a más de dos docenas de personas que era víctima de abuso sexual no era algo sencillo. Tenía el nudo de emociones en el estómago y solo la mirada de su único amigo lograba calmar sus nervios. El fiscal se levantó y fue hasta su lugar y la intérprete se colocó a su lado.

—¿Podrías explicarnos cómo fue que empezaste a hablar? —La mujer hizo las señas y por un instante creyó que Kibum contestaría con palabras pero al final le ganaron los nervios.

—No lo sé —Terminó por decir en un tono muy bajo.

—Bien. Tanto el director como los otros acusados están empeñados en que nunca te tocaron ¿es cierto?

—Están mintiendo —Exclamó—, los cuatro…

—¿Cuándo comenzaron estos abusos?

—Una noche —Habló por fin dando a confirmar lo que mencionó el director previamente sobre su acento—, después de haber revisado algunos mayores, el conserje me hizo señas para que fuera con él y cuando llegué me puso a subir unas cajas en unos estantes y se fue o al menos eso creí. No estaba tan alto, tenía doce años y una de las cajas cayó en mi cabeza y toda la ropa que tenía se salió y entonces él regresó enojado… —Le temblaba la voz, gruesas lágrimas recorrían su rostro hasta terminar bajo su cuello—, se acercó a mí y comenzó a pegarme, sé que algo gritaba pero no estoy seguro, leí sus labios algo como “perra” pero no sé. Sentí que algo caliente se formaba en mi cabeza y supe que me estaba golpeando con su cinto… me hizo una brecha —Se las mostró la cicatriz en la parte de la nuca—, y luego… me bajó los pantalones —Comenzó a llorar—. Traté de negarme pero siguió golpeándome, me tiró al suelo y… y en mi trasero… me dolió mucho, le pedí que me dejara… —En la sala, los sollozos de Kibum era lo único que vivía entre ellos y casi, por un instante los familiares de los acusados sintieron pena por ese joven pero claro, recordaron que si él ganaba la pena sería máxima. 

La mente se le quedó en blanco cuando el conserje comenzó a reclamar molesto por todas las acusaciones y todos en la sala pudieron captar un olor peculiar, Kibum bajó la cabeza con las manos en sus ojos. Se había orinado en los pantalones.

 

 

“No te sientas mal” Onew le hacía las señas correspondientes mientras entraron a una tienda de ropa. “Esas cosas pasan, es normal”.

“Entiendo pero no lo pude evitar, por un momento pensé que pegaría de nuevo”

“No piense más en eso. Mientras estés conmigo nada te va a pasar”.

Le dolía ver que estaba tan lleno de miedo, incluso al caminar por esos pasillos de ropa se veía obligado a revisar quien estaba detrás suyo y solo conseguía exaltarse con la nada. Escogió un par de pantalones de distinto color pero iguales a los que usó antes y se puso ansioso por poder usarlos. Una vez que llegaron al departamento Kibum fue a la habitación a descansar, los días se volvían más largos e intensos ¡Ni hablar del futuro! Porque sin dudas eso era algo que le atormentaba igual o más que la situación en la que se encontraba. Lo último que vio fue la figura de Taemin recargado en la orilla de la puerta, mirándole fijamente y con los ojos cansados, prefirió darle la espalda para no tener que leerle los labios cuando hablara porque sin evitarlo lo hizo anteriormente y siempre captaba lo mismo que ya lo tenía bastante claro y no lo culpaba. Le tenía lástima.

 

—¿Quieres algo de beber? —Preguntó Onew al levantarse del sofá para ir a la cocina.

—No gracias, así estoy bien.

Al regresar hubo un silencio incómodo entre ellos y fue Taemin quien habló primero.

—¿Tú crees que ganemos?

—No lo sé. Es lo que más quiero en estos momentos ¡No sabes lo loco que me pone esta situación! —Llevó sus dedos a su rostro para limpiar las lágrimas que le salían—. Quisiera poder regresar el tiempo y en lugar de quedarme como imbécil haberme llevado a Kibum para salvarlo. Lo pude haber salvado ¡estuve ahí! Fui a la oficina del director para dar mi informe de algunos pacientes y escuché los gritos pero no pensé que fuera algo así, no puedo creer que sea tan estúpido, desde el primer día él se alejó de mí y de todos, aterrado, pensando solamente en el momento en que yo le hiciera lo mismo y no confiaba en mi ni en nadie. Todos en ese maldito lugar lo sabían y prefirieron callar. Me dan asco —Se inclinó más al centro—. Taemin, al día siguiente lo encontré con el rostro tumefacto y recibiendo golpes del conserje, no resistí más y me lo llevé de ahí, tuve suerte que el cerdo ese no presentara cargos en mi contra pero no podía permitir que le siguieran tratando así, me partió el alma verlo así. Taemin ¿Por qué la gente es así? ¿Por qué no puede respetarse? No es algo difícil de hacer. Yo jamás le haría daño a nadie y mucho menos a una persona con discapacidad —Regresó al asiento bruscamente, como si le hubiesen abofeteado—, simplemente no entiendo esa manera de pensar, quiero decir, trabajan ayudando a personas mayores ¿por qué descargarse con…?

—Yo tampoco lo entiendo y créeme que lo que haces me resulta maravilloso, tienes un buen corazón y por eso no sabes lo que pasa por la mente de esos locos pero no te tortures con eso, una vez que ganen, porque te lo aseguro que así va a pasar, no te tendrás que preocupar por algo así jamás.

—No puedes asegurarme algo que no sabemos, bien podría morir mañana o miles de cosas podrían suceder. El director más que nadie está jugando con nosotros, es un hombre millonario y poderoso, puede comprar si quisiera todos los jueces del estado y tener asegurada su libertad, eso no lo sabemos, eso es lo que más me preocupa, y juro que haré lo imposible para que pague lo que le hizo, así tenga que terminar en la cárcel.

—¿Cárcel? ¡¿Pero qué dices?! Te volverás loco. ¿No será qué…? Demonios Onew, te has enamorado de ese niño ¿Verdad?

—Sí —Bajó la mirada y lo abrazó—, Y haré lo que sea para que sepa que tiene derecho a ser feliz. La vida no ha sido justa con él y necesito… —La voz se le hizo trizas—, necesito estar con él, no lo puedo dejar, no puedo estar sin él.

 

 

 

 

“¿Qué piensas de tu vida?” Le preguntó Onew a Kibum mientras descansaban en el parque.

“Que es maravillosa” Le respondió al sonreírle.

“¿Sería más maravillosa si hubiésemos ganado el juicio hace un año?”

“Tal vez, así tu amigo Taemin no hubiese muerto.” Tendió sus manos en la arena y comenzó a hacer figurillas tontas, de nerviosismo más que nada.

“Relájate, sabes que no fue tu culpa” Le tomó la mano y no la soltó hasta que llegaron a casa, hasta que lo vio dormir.

Todos los días se preguntaba si debía apelar contra la sentencia otra vez, pero le inquietaba la reacción que podía tener en Kibum, desde que vivían juntos no le mostraba otra cosas más que sonrisas, se dio cuenta que podía ser alguien realmente alegre e inquieto, no podía dejarlo caer. Miró al calendario y contó los días para el aniversario de Taemin, maldita la hora en que fijaron la sentencia, los cuatro hombre estuvieron bajo tratamiento psicológico durante seis meses y nada más, seguro que costó una fortuna pero lograron salir intactos, ese día no pudo evitar llorar hasta quedarse dormido, le falló de la peor manera a la persona que más quería y por un momento pensó en tirarse del edificio y cuando se decidió hacerlo un mensaje de su amigo le salvó. Taemin terminó por pagar lo que hizo, consiguió matar al director y después de suicidó. Ese mensaje hablaba por si solo pero no decía las locaciones así que fue imposible encontrarlo. En las noticias jamás mencionaron el juicio previo que compraron, solamente hablaron de un hombre que vivía bajo las creencias de “Dios”, de su trabajo, un hombre que era la prueba del honor y una vida ejemplar.

 

 

Simples mentiras, pero es más fácil cerrar los ojos y pretender que el daño no está hecho, fingir que hacemos el bien y culpar a otros por errores que no quisimos enmendar ¿es posible vivir así? No lo sé, pero el daño que le hicieron a Kibum ya está hecho y ahora está en mis manos poder hacer que vuelva a la vida, paso a paso, mañana a mañana. Seguro que se pone ansioso cuando estoy con él, a mí me pasa. Lo amo sin importar nada más.

Notas finales:

Cualquier crítica es bien recibida


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