¿Hace cuanto que no hablamos? ¿Hace cuanto que no he tocado tu rostro mientras nos besamos en las penumbras de las calles? ¿Hace cuanto que me dijiste “te amo”? Todas esas son preguntas cuyas respuestas se han perdido en el tiempo.
En ese entonces ambos éramos unos niños tratando de esconder nuestro amor y fingiendo ser solo amigos. Pero ahora hemos crecido y nos hemos distanciado cada vez más. Ahora ni siquiera he tenido la oportunidad de verte, y eso me duele mucho.
Recuerdo con claridad aquella fría noche de noviembre, ambos platicando debajo de un árbol, mientras la luna llena y unas cuantas farolas iluminaban el lugar. Yo estaba tan nervioso que no podía dejar de hablar. Tú simplemente me besaste, fue algo inesperado para mí.
Pero eso ha quedado en el pasado.
¿Qué estarás haciendo en estos momentos? Seguramente has conseguido una linda chica y ahora tienes muchos planes para el futuro. Has de estar estudiando mucho para poder ser alguien importante, o incluso no haces nada y simplemente sigues tus sueños y eres feliz. Sea como sea, te debes de encontrar muchísimo mejor que yo.
Soy una persona que vende su cuerpo, bastan unos cuantos billetes para que una persona me tenga a sus pies. Puedo comportarme de una manera muy cariñosa y tratar a las personas con dulzura, o puedo ser agresivo y dejarte marcas en tu cuerpo de una noche de acción salvaje. Para mí no hay prejuicios, hombre o mujer, mientras paguen el precio adecuado me convertiré por una noche en su esclavo fiel.
¿Pasa algo cariño? –me pregunta la chica con la que me acabo de acostar.
Nada de lo que tú debas preocuparte, vuelve a dormir –enciendo un cigarrillo, doy tres pequeñas bocanadas. El olor del humo empieza a esparcirse por la habitación. Este pequeño vicio me está matando lentamente.
Una persona normalmente estaría ahogándose con pastillas u alcohol, pero yo no. Tampoco me gusta el tabaco, pero por ahora es lo único que me mantiene tranquilo. Lo dejaré en cuanto pueda, pero por ahora lo necesito.
Observo mi reloj, faltan 3 minutos para la media noche. Apago el cigarrillo y comienzo a vestirme. Sé que la chica está despierta y me está escuchando, ella sabe que estoy a punto de irme, no tengo razones para quedarme más tiempo, a menos que ella me ofrezca más dinero, Pero tengo otro cliente esperando en el hotel.
Terminando de vestirme abro la puerta de la habitación del hotel, hecho una última mirada a la habitación antes de abandonarla, el cuarto ya ha sido pagado, así que no tengo nada de qué preocuparme. Solo quiero salir de ese lugar lo más rápido posible. Pronto me invade la necesidad de encender otro cigarrillo. El tiempo dentro del ascensor me parece eterno.
6 pisos antes de llegar al recibidor del hotel, el ascensor se detiene. Al abrirse las puertas mi corazón se detiene por completo.
No puedo ver a la persona que está entrando, mi pecho duele demasiado. Esa persona me toma de los hombros y me pone en el suelo. Sus manos comienzan a presionar mi pecho en un intento desesperado por que yo continúe viviendo un poco más.
Sus esfuerzos son inútiles, desde antes yo he sabido que me queda poco tiempo de vida. Necesito un nuevo corazón, pero la lista de trasplante es muy larga, moriré antes de tener una segunda oportunidad de vivir.
Pero esa persona no se rinde.
Las puertas se abren de nuevo, hay varias personas en la entrada del ascensor. Entre varios sacan mi cuerpo de ese pequeño lugar y comienzan a darme primeros auxilios en un área más amplia. Cierro mis ojos mientras ellos se esfuerzan para mantenerme vivo.
Después de un poco, mi corazón vuelve a latir, por cortos periodos de tiempo abro los ojos, aun no puedo distinguir mucho a mi alrededor. Los paramédicos han llegado y se apresuran a llevarme a la ambulancia. Alguien más sube para acompañarme.
Un perfume muy familiar comienza a inundar toda la ambulancia, mientras alguien sostiene mi mano y comienza a decir frases que no llego a comprender para nada. ¿Acaso la persona que sostiene mi mano en estos momentos es aquella de la cual me separé hace tanto? Suena imposible, pero no es improbable, aun hay una esperanza.
Sasuke –mi voz apenas se escucha por el ruido de la sirena.
Aquella persona sostiene mi mano con fuerza.
Aquí estoy Naruto –la calidez de aquellas palabras invaden mi cuerpo. Mi cuerpo se siente cada vez más ligero. Por fin, después de tanto tiempo de haber estado separados el destino nos ha vuelto a unir de la manera más extraña que uno se puede imaginar.
¿Por qué él estaba en el hotel a esas horas? La respuesta ahora mismo no tiene importancia.
La ambulancia continua avanzando, intentando evadir el tráfico nocturno de la ciudad. Sasuke continúa tomando mi mano con fuerza, como si fuera a desaparecer en cualquier momento.
Esto me trae tantos recuerdos felices. Aquella noche que llegaste a mi casa y tomaste mi mano, aquella vez que nos fuimos juntos hacía un mundo completamente nuevo y desconocido. Aquella noche que nos volvimos un solo ser.
Todo eso ha quedado en el pasado. Un pasado feliz. Una vida feliz. Una vida que acabé arruinando por mis propias estupideces. Yo soy el único culpable que de nuestra separación.
Pero me duele más que tú ni siquiera moviste un solo dedo, no pronunciaste ni una sola palabra cuando nos estaban separando. Solo me diste la espalda mientras mi propia familia me separaba de ti y a la vez me culpaban de un sinfín de desgracias cuando se enteraron de nuestra relación.
¿Realmente fue mi culpa?
Ahora mismo no me importa, mientras pueda sostener tu mano un poco más, nada importa ahora. Solo quiero estar un poco mas contigo, sentir tu calor en mi cuerpo una vez más.
Quiero volver a ser uno contigo.
Aunque ahora mi cuerpo está manchado con el aroma de otra persona. Solo quiero que me aceptes tal y como soy ahora. Solo por ti estoy dispuesto a cambiar.
Me pregunto que nos deparará el destino.