se encontraba ahí, tendido sobre la elegante cama Blanca, de espaldas y con la mirada perdida en la nada, tenía la ligera impresión de que esto no terminaría bien, aun así no iba arrepentirse, por ser quien era, pero coño que odiaba esta situación, ser el prisionero de su propio amante, vaya que descabellado….no tanto si se tomaba en cuenta que el amante era Byakuran, en todo caso ¿a qué hora vendría el infeliz? ya se estaba cansado de esperar. Bueno no es que quisiera pasar tiempo con el con las cosas como estaban, ja, ni quería verlo, pero mierda que si tenía un hambre terrible…—
Rokudo pensó entonces en las razones por las que estaba ahí, bien, era simple, había osado traicionar a Byakuran Gesso, no iba a decir que se arrepentía, era mucho para su orgullo, mas bien lo reconocía como un error gramatical, el ojilila si que le había dado una buena paliza al enterarse , hasta ahora prevalecían los daños de esta. Desde entonces que lo había encerrado ahí como a un animal, en la última habitación del edificio ,en un cuarto sin ventanas, blanca y luminosa, prohibiéndole el contacto con el resto del mundo, quitándole loa anillos, bloqueando los poderes de su ojo sin embargo, considerando que era el milla flore se podría decir que le había ido muy bien….
La puerta se abrió y por esta entro el sonriente peliblanco con una bandeja en manos, a Mukuro se le helo la sangre al ver su sonrisa, ausente desde el dia que se enteró de la traición.
—ojayo Muku-kun –saludo con su odiosa vos musical. Fingió ignorarlo, el mayor puso la bandeja en la mesita de noche y se sentó en la cama cerca al ilusionista, este no se dignó a abrir los ojos.
—lárgate—espeto al fin, cuando se cansó de su presencia, el peliblanco soltó una risita.
— fufufu Muku-chan, no deberías ser tan brusco –entre abrió los ojos—al menos no después de lo que me hiciste—y noto que estos no le sonreían, el mayor se levanto de la cama y comenzó a rodearla felinamente.
—pero sabes que, Muku-kun, he tomado una decisión—ya estaba al otro lado, cerca de la niebla—no sirve tenerte encerrado aquí..—el guardián abrió los ojos y vio…—al menos no tan cómodo y tranquilo…—a un furioso Byakuran sonriente, que le tomaba el rostro con fuerza—…mientras yo me muero de rabia e impotencia —paso su lengua por los labios del oji azul –asi que vine a arreglar eso…fufufu…
Acto seguido. Lo tomo del cuello y lo lanzo al piso, de espaldas, posesionándose sobre él y comenzó a arrancarle la camisa de forme brusca dejando su bello torso al descubierto.
—que demonios…—y era acallado por unos feroces labios, entonces pensó que tal vez esta era su reconciliación pero…
—Ahh!!!—grito al sentir como era mordido con voracidad.
Entonces Byakuran se deshizo de su propia camisa junto con la parte inferior de la ropa del infiel y le abrió las piernas, mirándolo sonriente aun, la niebla comenzaba a sentir temor, por que esa sonrisa escondía algo mas…pero lo único que atino a hacer fue devolverle la sonrisa también, pero el de una forma sadica y arrogante. El albino se acerco a el y le lamio la mejilla, llegando a su oido
—Te prometo que no disfrutaras esto…maldita perra traidora –le susurro. El mas joven sintió un escalofrió y se asusto…solo un poco.
El ojilila se posesionaba entré sus piernas, planeando penetrarlo de una sola, el peli—azul se dio cuenta y dándole una patada en el rostro se alejó rápido, pero el otro lo sujeto del tobillo antes de que llegase muy lejos y lo arrastro de nuevo, forcejearon un rato hasta que el mayor lo sometió nuevamente, esta vez estaba de cuatro bajo el mas alto..
—que paso cariño? –le sonrió y asegurándose de que do escapara le sujeto fuerte de la cadera con una sola mano y con la otra lo tomo del cabello obligándolo a mirarlo – esto es para que me recuerdes siempre –
Dicho esto se hundió en la estrecha entrada de una sola estocada, arrancando un desgarrador grito a la niebla , y sin esperar a que el abusado se recuperara comenzó a moverse con brutalidad y salvajismo, el ilusionista sentía que la cadera se le descomponía con cada nueva estocada, cada una más salvaje que la anterior, no podía parar los gritos de dolor, ni las lágrimas, y peor aún no podía dejar de pensar que la persona que le hacía tanto daño era justo la única que había amado en su vida..
—sabes?...me pregunto por que lo hiciste…ah—decía Gesso mientras lo embestía con potencia –acaso lo tenia mas grande?...—y seguía embistiendo, mientras al guardián se le iba el alma de mero dolor—..pero sabes…eso pudimos arreglarlo…—dijo y metió dos dedos en la abusada entrada y siguió con su tarea
—aaaahhhhhhh!!! –Mukuro creía que iba a desmayarse, se retorció e intento escapar del terrible dolor. Pero lo único que consiguió fue que el mayor le golpeara la cara con fuerza contra el piso y siguiera con más fuerza aun, quería llorar de dolor y de humillación, incluso pensó en suplicarle que parara, se detuvo solo porque sabía que no lo haría, al final con unas embestidas más termino en su interior, y luego se tumbó sobre la niebla sin salir de el, este no se creía que este tipo fuera el mismo que tanto le había jurado amor.
—supongo que con eso las perras como tu están bien ¿no? —dijo el albino, agitado aun, el guardian se limito a esconder su rostro en el piso, se sentía tan humillado y tan débil aun…
—me pregunto Mukuro—kun que se sentiría hacértelo mientras gritas y gimes mi nombre, suplicándome perdón y misericordia, jurando que seré el único en tu vida…
— pues te lo seguirás preguntando…maldito hijo de puta—dijo el peli azul adolorido y sin cambiar de posición, el albino hizo un puchero,salio de el con poca delicadeza, tomo al infiel por el brazo y lo tiro sobre la cama con brutalidad, La niebla intento alejarse pero estaba adolorido, el mayor lo puso de espaldas y le elevo los brazos por sobre la cabeza esposándolos a la cabecera, quien sabe cuando y de donde demonios había sacado las esposas, entonces se hinco entre las jóvenes piernas.
—mi querido Mukuro, no te conviene que yo me quede preguntándome eso—decia mientras buscaba en una bolsa que había traído, una que Mukuro no había visto en su afán de ignorarlo— porque entonces tú te preguntaras como podrás tener esto…–le mostro un falo enorme de “juguete” –y mi polla en tu interior—y no quitaba su sonrisa.
—vete a la mierda—espeto con toda la furia que le fue posible, aunque ya sentía miedo.
El albino le sonrió ampliamente antes de incrustar la cosa esa en el interior de su amante, era enorme, comenzó a asustarse en serio , el otro observaba cada mueca de dolor que este hacía, entonces el también entro deleitándose con sus gritos, con la desesperación de este por soltarse del albino, de alejarse de ese insoportable dolor, comenzó a estirar las esposas que ataban sus manos, consiguiendo solo magulladuras, el mayor comenzó el movimiento, comenzando a gemir mientras el otro gritaba…simplemente no pudo más, le hería el orgullo pero estaba seguro que el orgullo le dolería menos que el trasero…
—por favor…te lo suplico, para ya….por favor—dijo llorando, el dolor y humillación. Y paro.
— y era tan difícil Muku-chan?...sin embargo, ahora es demasiado tarde…—Los ojos del guardián se abrieron como platos entonces.
—AAAAAAHHHHH!!!!— eñl albino reinicio su tarea con mas fuerza aun….
----------------ooooooooooooo----------------------
Habían pasado ya dos meses del incidente, desde entonces Byakuran lo venia a ver casi seguido, sin dejarlo recuperarse pero en su ultima sesión había notado algo, Byakuran si lo amaba, lo amaba tanto como había jurado…asi que solo era cuestión de tiempo, el se arrepentiría , lo perdonaría y todo volvería ala normalidad…por un tiempo, entonces el tomaría su venganza y haría que el carbón ese se arrepintiera de todo, podía irse a la mierda si esperaba que las cosas se quedaran asi, solo tenia que esperar un poco mas…
Y si Mukuro tenia razón, el albino lo amaba, mucho, tal vez demasiado…
Esa tarde ingreso a la prisión de Mukuro con dos de sus subordinados mas fuertes, el peli azul lo miro con cansancio, estaba esposado a la cama nuevamente, ¿ahora que se había ocurrido al bastardo?, el mayor aun sonreía, tenía una mano tras su espalda, movió la mano libre un poco y sus subordinados comenzaron a rodear la habitación…
—he estado pensando un poco Muku-chan…—los subordinados ya estaban lado a lado de la cama—..y llegue a la conclusión de que lo que paso no fue culpa tuya, se que amas, y no quisiste hacerlo(¿no les huele a enfermedad mental?) , y que fue solo la carne débil…en si un pedazo de carne. Así que me dije” Byakuran, no dice la biblia que si tienes un ojo malo lo eches antes de pudrirte con el….—los subordinados le quitaron el pantalón y la ropa intima y le abrieron las piernas— en este caso –Mukuro comenzó a entenderlo todo, e intento zafarse, tenia que hacerlo, le invadió la desesperación, mas aun cundo el otro mostro lo que traía en la otra mano…era una enorme pinza afilada, comenzó a acercarse al peli azul, que parecía e iba a desmayarse de la desesperación…se acercaba mas…, se retorcia con fiereza e intentaba cerrar las piernas a como de lugar...
-mi Muku-chan cuanto me hubiera gustado que hicieras eso cuando ese tipo te lo metia -dijo el ojilila con un dejo de tristeza,dolor y amargura en la voz, la misma que teñia sus hermosos ojos y sonrrisa...
Entonces Mukuro lo supo, el albino lo amaba, lo amaba con todo su ser, con el alma, tanto que su traición le había dado en lo más profundo, se removía desesperado, pero los gorilas le sujetaban firme la cadera, lanzaba bramidos, insultos de todo, rogando en su mente a cualquier dios que le escuchara que daría lo que fuera si lo detenía …pero no lo hizo, en medio de los gritos de la niebla y el temblor de los subordinados, las pinzas se incrustaros en ese pedazo de carne, naciente de la ingle, presionaron tiñendo la blanca cama de carmín, manchando también la fina alfombra…pero que desperdicio...
Entonces paro, cuando la tarea fue cumplida el albino se puso de pie, por obre y gracia no se había manchado de sangre…Los hombres atendieron al desmembrado mientras este, cubierto en sudor se hallaba al borde de la inconciencia, farfullando maldiciones con las lágrimas secándose, lo último que oyó fue un..
— llévenlo a mi habitación luego—hacia sus subordinados, y un— ahora si mi Muku-chan, ahora podremos ser felices –acompañado de una cálida risa, y una voz melodiosa…