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El día en que todo cambió por Van Phantomhive

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Notas del capitulo:

LARIHOOOO XDDD HE VUELTO XDD AYER ME VINO ALGO DE INSPI XDD ASI QUE NO ME PEGUEN PORQUE SOY YO XDD (?)

sin mas que decir habramos el telón de la noche.

Act 2 ACCION XDD

Capitulo 2: Las apariencias engañan

 

Un joven profesor se presentó ante nosotros, cuyo nombre es Usami Akihiko, por lo que noto según las miradas de todos es que creíamos o pensábamos que el profesor a cargo sería alguien bastante mayor, ya veo que equivocados estábamos al pensar tal detalle.

 

-Antes de iniciar con la primera lección. –dijo Usami. –Desearía que se presenten, solo para saber que rangos de edades hay entre ustedes.

 

Una propuesta nada del otro mundo pero era algo curiosa, hacía tanto que no hacía eso que dudo que logre hablar fluidamente, dios odio mis nervios, a veces desearía tirarlos por la borda.

 

A medida que mis compañeros se presentaban y decían sus edades me sentía más y más nervioso, en parte porque llegaría mi turno y por el otro lado es que yo era el más joven del grupo, la mayoría rondaba entre los catorce y quince años. Ahora veo el por qué todos me miraban y el comentario de Sumi hacia mi apariencia.

 

-Muy bien ahora el próximo. –dijo el profesor sacándome de mis pensamientos y notando como la chica que estaba sentada enfrente mío tomaba de nuevo asiento.

 

-“Esperen un segundo como puede ser ya mi turno, el tiempo pasó demasiado rápido.” –me lamenté, los ojos de todos se posaban ahora en mí, odio ser el centro de atención.

 

-Joven lo estamos esperando. –reclamó amablemente Usami-sensei.

 

-¡Lo siento! –dije parándome nervioso y con las mejillas levemente sonrosadas, las risas recorrió en el lugar y me dejaron más tensionado pero el ambiente se relajó.

 

-Descuide es normal que se sienta nervioso, así que respire un poco y preséntese por favor. –dijo amablemente y dedicándome una sonrisa tranquilizadora.

 

No sé por qué pero el tono de voz empleado, o la sonrisa brindada, o quizás su sola presencia a provocado que mi ser se tranquilizara o quizás conscientemente o inconscientemente lo obedecí, en fin, me siento más centrado por lo tomé aire y me presenté.

 

-Me llamo Takahashi Misaki y tengo doce años. –anuncié con mi tono normal, los demás callados me miraban algo con signo visibles de sorpresa, corroborando que la idea de mi edad no era tan errónea como habían pensado.

 

-¿Viene de alguna escuela? –preguntó el profesor, eso me incomodó un poco por lo que respondí restándole importancia a lo dicho.

 

-No, tuve educación de casa desde los ocho.

 

-Ya veo… muy bien puede tomar asiento.

 

Acatando la orden volvía sentarme y miré al frente para no dejarme llevar por las miradas de los demás, si cuando salía no me importaba mucho ahora tampoco debía dejarme llevar.

 

-Bueno ahora que todos nos presentamos podemos comenzar. –anunció el profesor dándose media vuelta y comenzando a escribir cosas en la pizarra.

 

Curiosamente la clase me pareció aburrida porque la mayor parte de los contenidos lo había leído de los libros de mi casa, durante aquellas horas donde la luz del día se colaba por mi recamara, impidiéndome salir a disfrutar como todo el mundo de los placeres del aire fresco matutino.

 

Historia mundial, las guerras del siglo xx, los famosos temas políticos que conllevados a la cultura marcaron el presente y la libre expresión de los grandes medios. Por lo poco que comprendí en estos pocos años, es que es necesario que halla cierto nivel de censura para que la población explote su intelecto y la imaginación para lograr con ello grandes obras, sea pinturas, esculturas, canciones, etc.

 

Otra observación que tuve es que el profesor a veces detallaba varios hechos, no esos detalles como lo cuentan los historiadores pero había algo que no me cerraba y eso era el hecho que narraba en primera persona, como si lo hubiera vivido.

 

-“Deben ser imaginaciones mías, dudo mucho que Usami-sensei viviera más de un siglo, además supongo que lo relata de esa manera para darle dinamismo a la clase.” –pensé tomando apuntes.

 

Al cabo de dos horas la campana sonó, dando por terminada la primera lección, mirando el reloj del salón vi que eran ocho de la noche.

 

-Tienen una hora de descanso. –habló el hombre mientras recogía sus pertenencias, todos nos quedamos sorprendidos por tal comentario, al mirar nuestras caras él se rio y comentó. –No es un recreo, a esta hora comúnmente todos cenan por lo que pueden ir a la cafetería a pedirse algo, por eso dije que era una hora.

 

Dicho y hecho, él se retiró y no sé si también fue mi imaginación pero creí ver que me miraba de una forma muy sugestiva o rara, debo dejar de pensar que a donde quiera que valla, todos me acosaran.

 

-¿Vienes? –me preguntó el mismo chico de hace rato llamado Sumi.

 

¿Qué más podía hacer? Si deseaba reintegrarme a la sociedad, debía aprender a interactuar con los demás, solo así podría juzgar más adelante si son buenas o malas personas. Compuse una sonrisa y dije alegremente.

 

-Claro.

 

Los dos nos dirigimos a la planta baja del lado sur de la escuela, y lo primero que logré vislumbrar es la majestuosa y enorme cafetería. De madera pulida por toda la zona y pintada con colores violetas oscuros, demostraban la ostentosidad del sitio.

 

-Parece un escenario sacado de los relatos medievales, ¿verdad? –preguntó Sumi al intuir mi pensamiento y verificando el suyo.

 

-Es cierto, es similar a uno aunque tiene su toque moderno. –dije señalando los televisores de ultima generación colocados en cada esquina del sitio, dando a los jóvenes distintas posibilidades a elegir el mejor sitio para ver lo que transmitía en ese instante.

 

Después de eso nos formamos con el resto y pedimos nuestra cena, aunque siento que es más como un almuerzo, luego escogimos una de las mesas y nos dispusimos a comer.

 

-Es curioso. –dijo Sumi mirándome a los ojos.

 

-Curioso, ¿qué cosa? –pregunté confundido.

 

-Es curioso que alguien de tu edad este en este grado, y me preguntaba como era posible, acaso… tu examen de admisión te resultó sencilla y supongo que habrás sacado una alta nota, por eso estas con nosotros. –dijo deduciendo correctamente mi ingreso.

 

-Sé que puede parecerte raro pero es tal y como lo dijiste. El examen no era complicado y es cierto que obtuve una alta calificación, al ver eso los profesores me adelantaron un par de cursos. Pensé que no era posible porque la educación japonesa prohíbe eso pero veo que esta escuela es una de las pocas que hacen la excepción a la regla. –dije sonriendo.

 

-Entiendo, veo que sos muy estudioso.

 

-No lo era pero al estar tanto tiempo recostado y encerrado debido a mi condición, no podía hacer otra cosa salvo leer, debe ser por eso que aprendí muchas cosas para mi edad.

 

-¿Condición? ¿Estas enfermo? –preguntó sorprendido.

 

-No es algo de que preocuparse, digamos que mi “enfermedad” provoca que no exponerme a la luz, cuando era más chico si trataba de pasar aunque sea solo unos segundos debajo del sol mi piel directamente se ponía roja y a veces me quemaba. Por eso tuve que recibir educación en casa y por eso vine a estudiar de noche.

 

-Ya veo… ahora comprendo también la palidez de tu piel. –comentó después de minutos de silencio donde lo dedicamos en observar a nuestra comida.

 

-Exacto pero bueno al menos me alegro de volver hablar con gente a parte de mis padres. –dije sonriendo nuevamente. –Espero que seamos amigos.

 

La sonrisa y el asentamiento de Sumi me dieron a entender que aceptaría ser mi amigo, el primero que hago después de tantos años.

 

La cena transcurrió apaciblemente, y cuando terminamos de comer solo había transcurrido media hora de nuestro tiempo de descanso, mientras recogíamos los platos vacíos Sumi preguntó

 

-¿Quieres dar un paseo por los alrededores?

 

-Sería lo ideal, no sé nada de este lugar. –respondí feliz por el ofrecimiento.

 

Mientras el par de adolescentes emprendían un paseo por la edificación, no muy lejos de ahí y observando atentamente al castaño, se encontraba Usami mirando fijamente al aludido.

 

-Deberías dejar de hacer eso, las personas lo llaman acoso. –dijo otra voz, retirando de la ensoñación al albino.

 

-Sabes que prácticamente es imposible lo que me pides. –dijo mirando a su interlocutor.

 

-Pues deberías o sino lo que estas haciendo será en vano.

 

-¿Lo dices por mí o por ese chico?

 

Eso tensó a la otra persona y el ambiente silencioso se tensó aun más de lo normal, era un cuchillo de doble filo que afectaban a los dos.

 

-Solo te aconsejaba, ha pasado muchos años desde ese incidente. –dijo triste y mirando hacia abajo.

 

-Mejor vuelve a casa, aun no es tiempo de comer. –dijo desviando el tema y mirando otra vez hacia el ventanal donde los castaños caminaban amenamente y reían de algunas ocurrencias. Eso realmente molestó a Akihiko.

 

-¿Vas a tardar mucho? –preguntó cansinamente. –La última vez llegaste sobre la hora.

 

-No te preocupes, estaré mucho antes de lo que esperas. –dijo echando un vistazo a los chicos y luego saliendo de la sala donde estaba.

 

-Eso espero, sabes que aun no puedo hacerlo. –dijo el otro retirándose pero del lado opuesto.

 

-Sí al igual que él. –dijo Akihiko desapareciendo por uno de los múltiples y antiguos pasillos del complejo.

 

Finalmente las nueve de la noche resonaban por todo el campus y los jóvenes que comían afuera y los que caminaban por ahí volvieron medio a las corridas para  presenciar la segunda sesión de estudio.

 

-Es hora de volver. –dijo Sumi.

 

-Como pasa la hora. –mencioné mirando un árbol de cerezos, de verdad me hubiera gustado pasar más tiempo afuera.

 

-Vamos porque nos van a regañar.

 

Asentí dándole la razón, en eso él toma mi mano y por efecto automático me sonrojé.

 

-Sumi no es necesario, puedo caminar por mí mismo. –dije apenado queriéndome soltar de su agarre.

 

-Si te suelto te perderás entre la muchedumbre. –dijo afianzando el agarre, adentrándonos entre el mar de adolescentes.

 

-Pero no soy un niño. –reclamé.

 

-No serás un niño pero tienes la apariencia de uno. –dijo inteligentemente, enojándome más.

 

-“Es vergonzoso ser llevado de esta forma.” –pensé siendo guiado por mi compañero.

 

Cerca del aula, notamos el pasillo vacío, eso me dio mala espina.

 

-Parece que llegamos tarde. –hice notar.

 

-Así parece, pero tranquilo solo nos disculpamos y ya. –comentó despreocupadamente, eso significa que no es la primera vez que él llegaba tarde a una clase pero para mi era la primera vez, no podía evitar estar nervioso.

 

Tragando saliva lo seguí hasta la entrada y él abrió la puerta, como iba detrás tuve que ladear la cabeza para vislumbrar el interior. Estaban todos, incluido el profesor.

 

-Llegan tarde. –nos reprendió.

 

-Perdón, nos distrajimos mirando los cerezos. –dijo Sumi tranquilamente.

 

-L-Lo sentimos. –dije asustado por la severa mirada que nos dedicó a los dos, pero al parecer era más para mi compañero que para mí.

 

-Que no se vuelva a repetir. –nos espetó, desviando sus violáceos ojos hacia abajo.

 

Intuitivamente y con la curiosidad que me caracteriza, seguí la trayectoria visual y mis mejillas se colorearon; aun estábamos tomados de la mano. Asustado me solté y miré hacia mis pies, entré rápidamente apresurándome para sentarme en el pupitre, no me atrevía mirar a nadie, debo decir que es lo más vergonzoso que me pudo suceder en mi primer día.

 

Después de que los demás guardaron silencio, Usami-sensei literalmente nos fulminó con la mirada aunque la disimulaba con su sonrisa y su correcta manera de hablar.

 

-“Eso es profesionalismo, a pesar del repentino cambio de humor, ¿será bipolar?” –pensé estudiando las acciones y facciones de tan misterioso personaje.

 

La segunda parte constaba de tres horas de economía donde comparamos los modelos de las distintas generaciones y como esto afecto al mercado mundial y en particular al japonés. Era ventajoso que halla leído tantos temas en mis años de encierro… pero eso fue a costa de mi libertad y parte de mi infancia.

 

La clase atenta a cada palabra o movimiento del maestro demostraba los deseos de aprender, ahora me pregunto… ¿por qué todos estos chicos eligieron este turno? No todos son como yo, por lo que algo debe ser, supongo.

 

El toque de medianoche finalmente resonó por toda la escuela, parte de la ciudad se encontraba a oscuras y la luna se alzaba en su máximo apogeo.

 

Pensándolo bien y según por lo que leí en algunos libros, la luna es un astro que no posee brillo propio al igual que los demás cuerpos celestes, nosotros la vemos brillante gracias a que el sol la ilumina.

 

Por eso desde que vivo vagando por la noche, acompañado de mis padres nos quedábamos mirando las estrellas que  caminaban al compas del lento movimiento lunar. La única percepción y auto-consuelo que me dije desde ese entonces, que para muchos puede sonar poético, es que la luna es el sol de medianoche.

 

Fría y silenciosa, hermosa y terrorífica como aquel día.

 

-La clase ha concluido, desde mañana iremos asignando los turnos de limpieza y otros detalles, no se olviden de la tarea y traer respondido el cuestionario dado. –dijo Usami mientras recogía sus materiales, todos asentimos y también imitamos su accionar.

 

Una vez que él se retiró, Sumi se acercó y me dijo.

 

-¿Nos vamos juntos?

 

-Perdón pero no puedo, mis padres me esperan en la entrada. –me excuse cerrando la mochila y mirando con un dejo de sincera disculpas.

 

-Al menos ¿te puedo acompañar a la puerta?

 

-Por supuesto. –sonreí gentilmente, colgándome la mochila y saliendo con Sumi del salón.

 

Mientras nos dirigíamos a la salida, pregunté con curiosidad lo siguiente.

 

-Sumi, ¿por qué estudias de noche?

 

Mi compañero meditó por unos segundos para luego decirme.

 

-Se puede decir que la mañana la tengo ocupada con varios trabajos. –me respondió con un tono ambiguo, eso solo me da más curiosidad pero ya tendría tiempo de preguntar como se debía.

 

Al llegar a la entrada vi que no muy lejos de la entrada estaba el coche de mi padre, por lo que miré a mi compañero y me despedí de él. Mientras caminaba un par de pasos, escuché una voz.

 

-Buenas noches, Takahashi Misaki.

 

Eso me frenó de golpe y miré para todos lados, no había nadie pero claramente la voz se sintió como si me lo hubieran dicho de frente o cerca de mi oído. Llevé una mano por inercia a esa zona y luego la baje a la nuca, no se por qué pero la sensación era la misma, la voz era idéntica al ser que me mordió.

 

-Misaki, ¿estas bien? –dijo mi padre saliéndome a mi encuentro, lo miré asustado por su repentina aparición por lo que asentí para que se quedara tranquilo.

 

-Estoy bien, vamos a casa tengo un poco de sueño.

 

-Bueno vámonos. –dijo encaminándose al auto y yo lo seguí con esa vaga sensación de que alguien me estaba siguiendo.

 

Y estaba en lo cierto porque cerca de los ventanales de la suntuosa escuela, las orbes violetas de Akihiko lo seguían en todo momento y solo había susurrado ese saludo. Naturalmente intuyó que el joven lo oiría y así fue cuando se giraba en busca de esa persona que no se hallaba a su lado.

 

-¿Aun sigues aquí? –dijo otra persona adentrándose en la sala.

 

-Te dije que fueras a casa.

 

-No es fácil.

 

-¿Por qué? si no es muy lejos.

 

-Sabes perfectamente el por qué. –dijo sonrojándose la otra persona, sentándose en una de las sillas.

 

-Tras vivir un montón de años aun necesitas ayuda ¿no? –dijo acercándose y colocándose de frente.

 

-Es tu culpa. –se defendió, mirando hacia abajo, le costaba bastante sostenerle la mirada y no es porque le tuviera miedo.

 

-¿Mi culpa? Me temo que te equivocas.

 

-Supongo, pero ese chico es igual que yo.

 

-Error, has vuelto a equivocarte, él no es igual que vos.

 

-¿Cómo lo sabes? Si ambos estamos queramos o no ligados a ti. –dijo susurrando eso ultimo, la mirada violácea de Akihiko se tiñó de un rojo sangre y levantó el rostro de su interlocutor diciéndole estas palabras.

 

-Estarán ligados a mí pero ese niño me gusta, Hiroki. –sentenció dándole un beso en los labios, unos hilos de sangre escurrieron por ambas comisuras mientras intensificaban a cada segundo el contacto, las orbes caramelo del castaño se tiñeron de esa misma tonalidad roja.

 

Era imposible resistirse a ese sabor y a la vez era muy necesario para la supervivencia por lo que ambos hombres siguieron danzando con ese sabor metálico hasta que el aire les hizo falta, una vez que se separaron un hilo de saliva rosada, debido a la sangre los unía  y Akihiko dijo.

 

-Estamos unimos por el hilo rojo, es el destino. –mientras se relamía los labios y miraba al castaño que según por la contextura tenía la misma edad que Akihiko o muchísimo menos, de apariencia se asemejaba a un joven de dieciocho años.

 

-A ese niño… ¿también lo traerás? –preguntó jadeando el castaño sin cambiar esa tonalidad roja y lamiéndose los labios para saborear aquella sustancia.

 

-Por supuesto, pero a su debido tiempo, total eso es lo que nos sobra. –dijo mirando a la calle y siguiendo con la mirada a uno de los miles de autos que se perdía en la negrura de la noche.

 

 

 

Las cadenas poco a poco se van formando y entrelazando mientras que la inocencia de un joven sigue intacta, la de otro la ha perdido probablemente hace mucho tiempo.

 

El sol de medianoche continuará alumbrando por un par de horas más hasta que sea remplazada por el cálido sol de la mañana y con ello la luz que alguna vez todos esos chicos han podido saborear en sus mejores días.

Notas finales:

espero que les halla gustado y si soy asi de retorcida, me gusta hacer estas cosas pero no prometo mucho por demas apariciones, eso depende de mi loco ingenio XP

Sin mas que decir es un gustito que tenía con la Minimum XDD asi que cualquier comentario es bien recibido.

Volveré a vagar en las noches eternas para ver que se me ocurre

 

Adyuu


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