Gotas de lluvia. por JayStomp_virus

“Lo sentimos mucho, su corazón esta dañado, en unos años morirá”

Todos saben que la vida tiene un final y a pesar de eso mantienen la esperanza de que según pasan los años vivir un poco más sea posible; pero yo no soy igual…he excedido los limites de longevidad que tengo y ahora unos débiles latidos me ayudan a vivir mi última Navidad.


Las gotas caen golpeando fuertemente el cristal de las ventanas de mi habitación y me acuesto sobre mi cama con la vista fija en una de ellas. Después de unos minutos contemplando la lluvia cierro los ojos, pienso lo bello que sería sentir toda esa agua deslizarse sobre mi y una leve sonrisa es dibujada en mi rostro; ojala mi delicada situación no me impidiera hacer todas esa cosas que cuando era niño tan feliz me hacían…


Las personas necesitamos tener una cosa, sentimiento o persona que le de sentido a cada uno de los impulsos de nuestro órgano vital…Y esta enfermedad que me consume por dentro y por fuera si de algo no me ha privado es de necesitar al igual que los demás exactamente eso. Me llevo una de las manos hasta el pecho y la extiendo, respiro hondo y de mis labios se puede oír el nombre de la persona a la que le debo absolutamente todo.

-Torashi…


“Las lágrimas del cielo… ¿A quién le pertenecen?”

Pregunté esto y las palabras que escuché ahora sé que jamás las olvidaré.

Era el día de Noche vieja y todas las familias se reunían para celebrar juntos la despedida al gran año que había pasado y darle una bienvenida por todo lo alto al conjunto de días que iba a comenzar.

Las calles estaban decoradas con todo tipo de adornos navideños, los amigos ultimaban los planes para su fiesta de Año Nuevo…

Entre tanto alboroto, caminé hasta perderme por las calles de Tokio y intenté dejar mi mente en blanco, entonces su imagen vino a mi mente tan perfecta como siempre y regalé un suspiro al viento con la esperanza de sentirme mejor. Lo único que deseaba era poder pasar ese día con él y la distancia quería que eso no fuera posible.
Recuerdo lo mal que me sentí al saber que estar a su lado era imposible y su dulce mirada penetrando en la mía intentando aliviar el dolor que luchaba por no mostrar.

A la gente le importa no pasar solos el día de San Valentín, su cumpleaños, en general fechas importantes…y quizás Fin de Año no era una de esas; pero cuando tu vida es una batalla contra el tiempo... ¿Que más puedes pedir? empezar un año nuevo es algo fantástico y quieres compartir esa noche con tus seres queridos para festejar el mayor logro del año.

Esta vez no podía ser y eso me hacía sentir terriblemente infeliz. Porque, era cierto, había ganado la batalla una vez más…pero una vida sin sentido ¿quién la quería? Mi sentido estaba lejos y mi corazón lloraba de tristeza en silencio mientras mis pies faltos de orientación me adentraban en lugares desconocidos…


Cuando me di cuenta estaba en un sitio repleto de árboles, no había gente en el lugar y los ruidos de la ciudad eran inexistentes; me giré y miré hacia todos lados, tragué saliva, di unos pasos más hasta encontrar un camino que parecía un poco largo y lo seguí hasta acabar aún mas perdido a las orillas de un río; me senté sobre la hierba con las manos apoyadas en ella y estiré las piernas, casi seguido grite todo lo alto que pude y sollocé. Ahora estaba solo y… en alguna parte ¿?

Transcurría el tiempo y cada vez los nervios me paralizaban más, sin haberme percatado de ello estaba encogido sobre mi mismo temblando de miedo, agaché la cabeza y cerré los ojos.

Los segundos eran intensos, las lágrimas inevitables y el miedo aterrador. De pronto noté una mano sobre mi cabeza y me asusté más.

-¿Estás bien?

No podía ser el pánico me hacía escuchar su voz.

-¿Estás bien?

La primera vez que lo escuché tal vez la idea de estar equivocado en mis suposiciones era cierta pero la segunda vez… estaba seguro de que esa era la voz de mi hombre. Erguí la cabeza y pude comprobar que allí estaba.

-Torashi!-Exclamé con emoción, mientras me limpiaba con apuro la cara.- ¡Estás aquí ¡ 

Al reaccionar así sé que adivinó lo que hacía allí, por eso, al verle reír, me sentí mejor.

-Al final he podido regresar a Japón antes de lo previsto.-Aclaró clavando sus ojos en los míos.

El pulso se me aceleró al sentir sus oscuros ojos y miré hacia otro lado.

-¿Y puedo saber como has llegado hasta mi?..Yo…Estaba perdido…

Sonrió y se inclino hasta quedar a mi altura, extendió la mano hasta acariciar una de mis mejillas y pronunció mi nombre como solo el hacía.

-Todo esta bien mi pequeño Hiroto-Susurró a uno de mis oídos y no pude decir nada más.


Las nubes cubrían todo el cielo, el viento soplaba fuerte y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Él se percató y me rodeo con sus brazos protectoramente a la vez que yo me hundía entre ellos.

Fue cuestión de minutos que pequeñas gotas comenzaran a caer sobre nosotros.


-Será mejor que nos vayamos – me comento después de estar un rato callados y con tono amable-No me gustaría que enfermaras.

-Solo un poquito más-Suplique abrazándome a él.

La lluvia cada vez era mas intensa y yo me sentía como aquel niño que una vez había sido.

-Las lágrimas del cielo… ¿A quién le pertenecen?-Pregunté con curiosidad a mi amigo.

Al principio no me dijo nada pero momentos después ya tenía una respuesta para mí.

-Alza la vista al cielo y observa bien todo lo que sucede en él. No pasa nada ¿cierto?

Estuve unos minutos fijándome bien en aquel inmenso lugar y tenía razón no ocurría nada; así que solo asentí en señal de afirmación a lo que el me había contado.

-Pues nos equivocamos los dos.-Se rió mientras comenzaba su explicación.

El cielo es un lugar sin límite, el paisaje más precioso y el corazón de la humanidad; se encarga de acoger al día y a la noche, nos protege y cuida de todo. 
¿Y nosotros que es lo que hacemos? Ahora mismo cielo llora porque tú has pensado en él y las lágrimas que derrama son sentimientos sin letra que intentan hacerte feliz. ¿No lo notas? Ya comienzas a sonreír…

Este momento imperdible, las gotas de lluvia también todo esto es un regalo sin dueño, es nuestro regalo de Navidad.