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Remember me... por Naruu Uzumakii

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Notas del fanfic:

¡Hola! Otra vez yo... Hahahaha ¿Qué?

A decir verdad este es un pequeño regalito para mi dobe... O teme? Hahaha -pero él sabe quien es-

Así que... Espero que te agrade aunque sea un poco.

Me gustó mucho la idea de que Naru le regalase algo a Sasuke y... ¿Quémejor que...?

El plan es contar la historia en un solo capítulo, pude haber hecho un longfic pero... No, solo quería la escencia de esto~

Notas del capitulo:

¿Disfrutenlo? o.o

 

Remember me…
By: Naruu Uzumakii

Dos semanas habían pasado desde aquel acontecimiento tan… Fantástico. Su primer beso, ese rubio le había dado su primer beso, un sin fin de emociones se arremolinaban en su estomago, ese día fue el mejor, sus ojos retomaron el brillo que se perdió cuando su tío, Orochimaru; intentó abusar de él. ¿Pero por qué pensar esas tonterías? Ahora era realmente feliz, el problema era que no había visto al rubio desde ese beso ¿Algo cambiaría? ¿Seguirían como si nada? ¿Qué pasaría?

El tic tac del reloj marcaba la hora exacta, esa hora en donde ya debería estar levantado, pero su pereza fue incluso más grande que su obligación, ese tonto sonido le crispaba los nervios, quería ver a ese rubio que le quitaba el aliento, dueño de sus pensamientos. Sé miró una última vez en el espejo de cuerpo completo que tenía frente a él, colgado a la pared ¿Cuántos espejos tenía? Demasiados como para que fuera algo “normal”  Sus cabellos azabaches estaban ordenados, cada uno donde debería ir, su camisa blanca estaba bien abotonada, en el gafete decía “Sasuke Uchiha”  Tomó su pequeña mochila, había decidido cambiarse de escuela con tal de estar cerca de ese rubio de orbes azules.

—Me voy— Avisó, su hermano mayor solo asomó la cabeza por la puerta de madera que dirigía a la cocina, asintiendo levemente, preguntándose el ¿Por qué iba temprano? Sin darle mucha importancia se encogió de hombros y siguió preparando aquel dulce que vertería sobre el delicado y suave cuerpo de su amado rubio, Deidara estaría pidiendo por más, de eso estaba seguro.

—“Nuevo día, nuevo ciclo y… Naruto”— A lo lejos divisó a su rubio amigo… La imagen que vio lo desconcertó completamente, iba de la mano con una chica, bien, la miraba con ¿Amor?  Esa chica de cabellos color azulado, esa piel blanca, y sus ojos color… Perla ¿Una Hyuga? Se encogió de hombros y se dirigió hacia ellos, con el rostro impasible. 

— ¡Sasuke!— El rubio lo saludó con la mano, agitándola y sonriéndole de esa forma tan dulce que solo él tenía. La chica solo miró de reojo al azabache.

—Buen día— Sasuke los saludó con esa mirada fría que solo él tenía.

—Sasuke, ella es Hinata Hyuga, mi novia— La montaña que estaba escalando el Uchiha se vino abajo, sus ilusiones se rompieron en un pestañeo, y una mirada de indiferencia hizo un cabeceo, asintiendo, aparentemente restándole importancia.

—Sasu…— Un susurro a sus espaldas los hizo detenerse, los cabellos de la nuca del azabache se erizaron.

—Ah, Sui—Sasuke saludó a su amigo de ojos color lila, al parecer también él se había cambiado de colegio, que pequeño era el mundo. La enorme reja de metal estaba abierta de par en par, los alumnos iban llegando acompañados por amigos o solos.

—Uchiha— sus brazos rodearon el cuerpo del chico de ojos negros, quien solo logró quejarse.

—Naruto, él es Suigetsu, Sui él es Naruto— Dijo de la forma más fría que logró, Suigetsu se dio cuenta de ello, y soltó al Uchiha.

Las amigas de Hinata venían hacia ellos y antes de que las chicas llegasen, la chica de ojos color perla abrazó al rubio de la forma más dulce que pudo y lo besó tiernamente, después corrió al lado opuesto de ellos para encontrarse con sus amigas, Sasuke sintió que algo dentro de él se rompía, nunca había tenido una sensación tan desagradable, hasta hoy.

—¡Amo tus ojos azules!— Un grito se escuchó al lado izquierdo de los tres chicos.

—Yo también los amo— El ego del rubio no se hizo esperar, pues si algo amaba de todo su cuerpo, eran sus ojos azules.

—Que ego, Usuratonkachi— Sasuke miró a Suigetsu, quien le sonrió de una forma efímera, el chico de cabellos blancos con tintes azules siempre había estado enamorado del Uchiha, pero sabía también que el Uchiha nunca podría corresponder a sus sentimientos.

—Vas en mi clase— Suigetsu se había apoderado del horario de Sasuke, mirando que efectivamente les tocaba en el mismo salón.

—Que suerte— Ironizó, sonriendo de lado y mirando al rubio. —¿Dónde es tu clase?— Preguntó.

—Enfrente de la tuya— Miró con indiferencia al Uchiha ¿La razón? Suigetsu no le caía bien.

Cada mañana era lo mismo, Naruto yendo con su novia, la chica perfecta, más dulce de lo que los demás hayan conocido, Sasuke insistía en ir solo, no quería molestar, por ello Suigetsu pasaba por él todas las mañanas, sin importar que viviese al otro extremo de la ciudad. Las máscaras eran perfectas para el Uchiha, esa frialdad innata e indiferencia eran lo único que escondía su dolor al mundo, la pareja perfecta, la relación perfecta. Todo tan perfecto.

—“Todo sería mejor si no los viese salir juntos… Si no pudiese leer tus orbes azules, Naruto”— Observaba la escena con los sentimientos a flote, sí, por primera vez sus ojos mostraban el dolor contenido, el dolor que nunca sacaría de su alma. Suigetsu lo observó, por un efímero instante, negó con la cabeza y lo abrazó por la espalda.

—Suéltame, Suigetsu— Ordenó sin un ápice de amabilidad.

—No tienes que torturarte de esa forma— Tomó el mentón del Uchiha, obligándolo a que lo mirase, sin previo aviso los besó, de la forma más dulce que logró, los ojos del Uchiha se abrieron de par en par y de ellos escaparon gotas saladas, un pequeño gesto hizo que el Uchiha llorase.

—Sasuke…— Suigetsu abrió los ojos con sorpresa, tratando de hacer que Sasuke se relajase y dejase de llorar, cuando intentó tocar el níveo rostro del Uchiha, fue golpeado en la mano intrusa por la pálida mano de Sasuke.

—D-déjame—  Murmuró dándole la espalda y entrando por el pasillo que conducía a las aulas.

Naruto observó todo, con lujo de detalles, por si fuera poco, Hinata notó la reacción de su novio, las lágrimas escaparon de sus ojos cuando Naruto corrió para buscar a su amigo, no dijo nada, absolutamente nada, solo se marchó, tras ese chico.

—¡Sasuke!— El rubio de ojos azules entró al baño después de él.

—Vete… Vete— Murmuró sin molestarse en ocultar sus emociones.

—No, no me iré ¿Te hizo daño? ¿Quieres que haga algo? ¡Sasuke!— Se aferró a su amigo, quien estuvo a nada de caer al mojado y enlodado suelo.

—Si quieres ayudarme, bésame— Soltó, sin rodeos, sin vergüenza.

—¿Q-qué?— El rubio se había quedado rojo ante tal petición, él no era gay, no lo era, el que quisiera abrazar y no soltar a su mejor amigo no lo transformaba en gay ¿Verdad?

Un incomodo silencio invadió el lugar de color mármol en donde ambos jóvenes estaban, el chico de ojos negros clavó la mirada fría en el suelo ¿Cómo pudo pedirle eso? Sabía que las esperanzas eran nulas.

—Y-yo— Balbuceó sin levantar la cabeza, sintió unas frías manos posándose en su mentón, las manos que estaban aferradas a su pantalón de color negro subieron a los hombros de quien le estaba besando, el rubio lo besó, sin decir nada, sin quejarse, un beso dulce, lleno de cariño, solo eso.

—¿P-por qué?— Apenas y logró formular algunas palabras para dirigirse a su amigo rubio.

—Porque te quiero, por eso— Sentenció abrazando al azabache, con una cálida sonrisa.

Un abrazo cálido, cargado de muchos sentimientos y emociones que deberían esconder delante de todos, un sinfín de amor por dar y recibir.

Los días pasaban sin preocupaciones o algo por el estilo, todos con su vida, Karin, Suigetsu y Jugo los amigos más cercanos a Sasuke sabían la relación furtiva que tenia con el rubio, sabían que él terminaría muy lastimado, pero ellos estarían allí siempre, para hacerlo reír y animarlo en todo lo que pudiesen. Era obvio que Sasuke era el amante, eso lo tenía claro y también sabía que Hinata no merecía ese trato por parte de ellos ¿Pero cómo no hacerlo cuándo él significaba todo su mundo? ¿Cómo terminar con esa relación cuando sabia que sin él no era nada?

—S-Sasuke-kun— La muchacha de ojos color perla lo miraban con suplica y un sonrojo en las mejillas.

—¿Qué quieres?— Cortó, era cierto que odiaba a esa chica.

—Cuida a N-Naruto-kun… Él te ama tanto o más de lo que yo le amo, no soy tan tonta… Yo sé que ustedes… Ustedes…— Se soltó a llorar enfrente del Uchiha, los presentes miraban la escena consternados ¿Cómo era posible que un desgraciado como él pudiese meterse con la chica del chico más sexy de la escuela? ¿Cómo era posible tanta frialdad en él?

—Lo prometo— Murmuró mirando el suelo, sabía que Naruto no iba a poder sin esa chica, también sabía que Naruto podría odiarlo después.

—Gracias— Intentó sonreír efímeramente, después de ello se fue, terminó con el rubio, balbuceó el nombre del Uchiha y Naruto malentendió todo.

—¿Qué le dijiste Uchiha?— Naruto estaba realmente molesto.

—Que te cuidaría— Respondió de forma indiferente, acariciando la mejilla roja de Karin.

—¡Le dijiste que tu y yo!— Naruto estaba fuera de control, tanto que Suigetsu tuvo que agarrarlo para que no le fuese a pegar a Sasuke, la relación terminó allí, efímera como una lágrima, pero hermosa como el cielo gris.

—Fue bueno mientras duró…— Admitió, con una amarga lágrima resbalando por su pálida mejilla.

Un mes pasó exactamente, Naruto y Hinata no tardaron en volver a estar juntos, todos pensaron que su amor era más grande que los obstáculos, Sasuke se sintió un completo idiota, el más grande, pero él era un Uchiha, él no podía demostrar lo que sentía así de fácil, nunca necesitó sonreír para demostrar que estaba bien, incluso se endureció más, se volvió la persona más desalmada de todas, la persona más fría con todos, incluso con Karin, su mejor amiga, su persona.

—“Perdóname, Sasuke, pero no puedo hacerle esto… Ella morirá de una enfermedad terminal… Yo no puedo abandonarle ahora, perdóname, mi teme”— Naruto miraba con melancolía al moreno de ojos negros que abrazaba fuertemente a una chica de cabellos rosas. —“¿Qué hace con esa?”— Su mirada era odio puro, no entendía porque estaba con esa mujer.

—Tus lagos se van a incendiar— Le palmearon la espalda, el solo sonrió distrayéndose y perdiendo a Sasuke de su vista.

Se encontraba en el baño, lavando su rostro, le había caído un poco de picante en polvo y lo último que quería era que sus ojos se llenasen de algo indeseable. Un movimiento atrás le hizo ponerse a la defensiva, Sasuke entraba rápidamente, con un corte en una de sus muñecas, no profundo, pero si alarmante.

—¿Qué te ocurrió?— Era obvio que estaba preocupado.

—Nada que te importe— Cortó, metiendo la herida bajo el grifo de agua fría.

—Sasuke…— Lo abrazó por la espalda, tensando al chico de cabellos negros que estaba en un estado de desorientación.

—No hagas esto más difícil…— Su voz se quebró, su cuerpo tembló.

Solo un abrazo cálido, cargado de tantos sentimientos hasta entonces desconocidos bastaron para que Sasuke callera en las redes del rubio, supo todo, todo con lujo de detalles, Hinata iba a morir, que cruel, todo era tan cruel, él, él era egoísta, amaba a Naruto y no cambiaría, nunca lo haría.

Todo el mundo color de rosa se vino abaja cuando Hinata fue al hospital, significaba que… Moriría y eso, eso destruía a Naruto, quizá era obvio que amaba a Sasuke más que a su propia vida, más que a nada, pero esa chica no merecía eso, todo pasó de la forma más rápida, la chica dejó el mundo, en solo una semana, los ojos azules ya no brillaban, los azabache estaban sumidos en una depresión enorme.

—¡Sasuke!—Suigetsu corría hacia su amigo, quien fingió estar bien, quien solo lo miró de una forma fría.

—¿Qué?

—Vamos a ir a comprar las cosas para el trabajo de historias ¿Vienes?— El Uchiha solo asintió levemente, quizá con ello se distraería.

Que equivocado estaba, ese día sería uno de los más dolorosos que viviría en su vida, allí estaba él, en las escaleras, besando y abrazando a un chico de piel pálida, si alguna vez creyó que había tenido suficiente dolor, se equivocó, eso no podía estar pasando… Él ¿Por qué él? Sai… Sonrió irónicamente, aferrándose a brazo de Suigetsu, ocultando su dolor tras su fría máscara.

—Podría matarlo…— Suigetsu sintió rabia ¿Cómo era posible que Naruto, teniendo todo de Sasuke pudiese estar con Sai?

—No, no lo ha…— No podía formular palabras, Naruto era tan… Inalcanzable para él, estaban muy cerca y a la vez tan lejos, esos silencios abrumadores eran una tortura, lo que más detestaba era que todos podían hacerle daño fácilmente, un efímero y mortífero amor los envolvía.

Una tormenta eléctrica se desató, que suerte, Naruto estaba justamente a su lado, no se había percatado de su presencia hasta que Suigetsu atrajo a Sasuke a su cuerpo, Naruto sintió como su cuerpo comenzaba a hervir ¿Por qué tenía tantos celos?

—¿Te estás divirtiendo, Uchiha?— Naruto le habló fríamente, como nunca antes lo había hecho, pronto se arrepentiría de ello, pero él no lo sabía.

—No tanto como tú, Uzumaki— Le devolvió el gesto, con una sonrisa irónica.

No dijeron nada más, cada quien se fue por donde más les convenía, lejos del otro, quizá y era cierto, esa relación les haría daño, mucho daño.

Caminaban por las mojadas calles, la lluvia aun caía de forma torrencial, ninguno de los dos hablaba, no hacía falta, no quedaba nada de lo que pudiesen hablar, los besos robados, las locuras que hacían, no quedaba nada, excepto una lágrima, solo eso. Pero ninguno lloraría, eso era tan obvio como el cielo gris.

Un sonido en seco se escuchó, sangre en las baldosas de color crema, cristales esparcidos por el suelo, el automóvil que se impactó en el aparador cobró dos vidas al instante, los cristales volaron en todas direcciones, algunas personas alcanzaron a esquivar y correr, cristales diminutos fueron a parar a los níveos brazos del Uchiha.

—Nenita— Un susurro varonil se infiltró por los oídos de Sasuke, un brazo rodeo su cintura.

—Suéltame— Ordenó, no estaba de humor para pelear con alguien y mucho menos con él, el tono frío de su voz advirtió, habría problemas.

—Te gustará, preciosura— Su voz lasciva descolocó al Uchiha.

—Que lo sueltes, bastardo—El rubio de ojos azules estaba lo bastante molesto como para golpear a ese chico de cabellos rojos y un tatuaje en el lado izquierdo de la frente.

—No te metas, Naruto— Ordenó Sasuke, con una sonrisa ladina.

El chico de cabellos rojos intentó golpear al rubio, soltando de golpe al Uchiha y haciendo que se tambalease, sin caer al suelo, ya que si lo hiciese, se cortaría con los cristales. Un golpe certero en el rostro del rubio, los golpes iban y venían, los espectadores solo hacían honor al nombre, nadie haría nada, nadie… Cuando el rubio estaba en el suelo, siendo golpeado por el chico de cabellos rojizos, Sasuke se abalanzó contra el cuerpo del que golpeaba a su rubio, como resultado, Gaara se levantó de golpe, cayendo ambos contra un aparador lleno de cristales, lo que exhibían allí eran trozos de cristales de distintas formas, el más herido, fue el de piel nívea, obvio, él quedó abajo, siendo cortado por los trozos de vidrio, soltó un lastimero quejido, solo eso, su ojo derecho sangraba. Naruto estaba en el suelo, con leves rasguños.

 —Sasu…— Sus labios no soltaron nada más, solo se levantó y huyó de la escena, sus cabellos rubios tenían sangre que no era de él, si no del Uchiha.

—¡Una ambulancia!— Un grito cargado de desesperación se logró escuchar en el lugar, el rubio solo logró ponerse de pie, cuando vio al Uchiha negó repetidas veces con la cabeza, suplicando que no tuviese nada.

—¡Teme!— Gritó, pero a cambio recibió silencio, probablemente el dolor había sido enorme que incluso el conocimiento le hizo perder.

Las horas en ese lugar se hacían eternas, no había noticias del azabache, Itachi, su hermano mayor estaba inmutable recargado en la pared, mirando el suelo, con miedo, Naruto solo miraba en suelo, con evidente dolor impregnado en sus orbes azules.

“Probablemente pierda la vista del ojo derecho…”

“¿Qué quiere decir?”

“…”

Eso les tenía preocupados, muy preocupados a decir verdad, era obvio que el menor de los Uchiha necesitaba ambos ojos, necesitaban un donador y el único que estaba libre, llegaría en tres días.

Los análisis salieron mejor de lo esperado, solo llevo unas horas, eran compatibles, él lo haría, tenían el mismo tipo de sangre, le dolía, era cierto que amaba sus ojos, pero Sasuke era su vida entera, su pequeño, su todo. Si bien era cierto que eso de trasplante de ojos aun era un experimento, si todo salía bien, ellos serian los primeros en tener buenos resultados y si no, lo que el destino quisiera.

Todo había sido muy rápido, recuperó la conciencia en tres días, la operación fue un éxito, y era tiempo de quitarle las vendas a Sasuke para saber si habían tenido éxito o, fracasó todo.

Itachi, Deidara y los médicos estaban allí, el rubio de ojos azules no estaba, Sasuke no había sido informado de quien había sido el donante. Las vendas cayeron de sus ojos, poco a poco fue acostumbrándose a la luz, vio todo de la forma más clara, sonrió.

Caminaba con la vista clavada en el suelo, su ojo derecho estaba con algunas vendas, tenía una tenue sonrisa en los labios. Era obvio que no volvería a verlo, era obvio que ahora no había nada que hacer ya…

“Pienso en todas las estupideces que dije… Pero no puedo dejarte de amar”

Un grito desgarrador se dejó escuchar por todo el hospital, eso no era cierto, era mentira… Naruto no había renunciado a sus orbes azules, estaba seguro que no… Naruto no.

Se levantó de la cama, con dificultad y echo a correr, corrió por los pasillos, gritando el nombre del rubio, esperanzado que aun no hubiese sido dado de alta, esperanzado con encontrarle, al llegar a la habitación en donde el rubio debía estar, se dejó caer en el suelo, llorando, sollozando, uno de sus ojos era de un color tan azul como el cielo, como los del rubio, no podía, no quería aceptarlo, sabía cuánto amaba sus ojos ese chico, no podía…

“Vengo a decirte que lo siento. No sabes lo maravilloso que eres. Tenía que encontrarte, decirte que te necesito, decirte que eres muy especial para mí”

Esa tarde, lloró como nunca lo había hecho, se maldijo, se odió…

“¡Te detesto dobe! ¿Por qué lo hiciste?” Solo ese tipo de palabras rondaban en su mente, no podía, Naruto… Quería verlo, necesitaba verlo.

“Yo desearía ser especial, tu eres jodidamente especial…”

Los años pasaron, ninguno de los dos se volvió a ver, ninguno de los dos supo nada del otro, ninguno de los dos, sabía que, una tarde gris, se volverían a encontrar, al chocar, caer al suelo y mirarse nuevamente, Naruto usaba gafas obscuras y el Uchiha portaba con orgullo ese regalo de su dobe. Solo una sonrisa, una efímera y dulce sonrisa, para continuar, para saber que aun se amaban tanto como el primer día…

Notas finales:

¿Qué les pareció? Al principio mi idea era un transplante de corazón pero... Gaa-chan me "regaló" una imagen hermosa...

http://www.facebook.com/photo.php?fbid=118201558332020&set=a.100910233394486.2676.100004265280481&type=1&theater

Dudas? Haganmelas saber... Buenas noches.


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